La crisis y el chat
No voy a culpar de la puñetera crisis de los males que nos aquejan, pero si fueron el inicio. Fue la chispa que encendió la mecha.
No voy a culpar de la puñetera crisis de los males que nos aquejan, pero si fueron el inicio. Fue la chispa que encendió la mecha.
Soy Carlos, un profesor universitario, de una ciudad universitaria, pónganle Uds. nombre. Tengo 40 años y llevo casado 14 con Ana, dos años mas pequeña que yo, a quien conocí en una fiesta hace ya la friolera de 20 años. Aquella morenaza, de ojos negros y cuerpo escultural me cautivo y poco a poco fuimos haciéndonos el uno al otro. Nos compenetrábamos maravillosamente... A los 3 meses de conocernos ya follábamos. Ninguno éramos vírgenes en ese terreno, pero empezamos a experimentar entre nosotros y, la verdad, nos lo pasábamos de maravilla. Incluso de casados seguimos haciendo cosas nuevas y morbosas. Pero siempre entre nosotros dos, nunca metíamos a nadie. Salíamos de fiesta a menudo, con amigos o solos. A veces la hacia salir sin ropa interior. Otras hacia que pusiera caliente a alguno o a alguna. Otras me tocaba a mí poner a tono a alguna, y siempre terminábamos echando unos polvos de impresión. A veces en el coche, o en el portal de casa o en plena calle en algún rincón, para rematarlo en casa como dios manda. Ella trabajaba de secretaria en una empresa que, maldita crisis, tuvo que cerrar. Al paro. Se dedico a cuidar de lleno de nuestro hijo y la casa. Pero le sobraba tiempo, mas del que quería. Esto fue hace un año; a finales del verano pasado.
Una tarde, al llegar de la facultad, me la encontré en el ordenador, estaba metida en un chat hablando con mas gente, no tenia privados, solo hablaba en la sala. Al principio no me gusto demasiado. Se lo dije mientras cenábamos, pero ella tenía razón, eso era desconfiar de ella y no debería. Así que lo deje pasar.
A los pocos días, estando en el despacho de la universidad, tenia un par de horas libres, así que me metí yo también en aquel chat. Me registre con nombre ficticio y datos no reales. Allí estaba ella conectada. Habría en la sala en aquel momento unas 20 personas. Se hablaba sobre las relaciones de pareja y la confianza y desconfianza. Buen tema para empezar. Descubrí que mi mujer confiaba en su pareja ciegamente, por lo que me sentí una mierda y que a ella no le importaría que yo chatease, pero entendía las reticencias que la gente podía tener con respecto a los chats: Ella tenia muy claras las cosas, su familia y su marido eran y estaban en primer lugar. Eso a mi me lleno de orgullo y de cariño. Aquella noche follamos como locos, se lo debía. Por la mañana, cuando desayunábamos se me ocurrió preguntarle que como se llamaba el chat en el que ella entraba, tenía un par de horas y me gustaría conocer a sus amigos chateros. Que me los presentara. Ella se llevo una alegría y le entusiasmo la idea.
Así que volví a repetir los pasos, pero esta vez reales. Y entre, saludando a todos y presentándome. Rápidamente mi mujer salió al paso para decir que era su marido y que le había encantado la idea de chatear con todos. Me presentaron a gente. Así descubrí que había varios matrimonios, parejas, una pareja de gays, divorciados y alguno soltera y soltera. Básicamente el grupo lo componían unas 25 personas, pero asiduas eran unas 16 o 18, Me integre rápidamente, haciendo muy buenas migas con un par de matrimonios, uno de Madrid y otro de Barcelona. Mientras mi mujer tenía o entablaba mas amistad con algunos otros, entre ellos un divorciado llamado Juan José, Juanjo para los amigos. Aunque lo normal era hablar en la sala general, siempre había alguno que entraba en conversaciones privadas.
Yo no era de los que podía estar mucho tiempo por el chat, estaba más bien en mis ratos libres o por las tardes que no tenía ocupadas con clases. Pero mi mujer y el tal Juanjo, pasaban muchas horas, cada vez mas, enganchados al chat. Empecé a notar que pasaban tiempo hablando en privado, porque no atendían a la conversación en el general, tardando en responder. Eso empezó a mosquearme. No dije nada, para no levantar sospechas.
Fue una tarde que yo estaba en casa. Ella chateaba desde el ordenador de mesa de la sala que usaba yo como despacho. Yo estaba en el salón con un portátil. Llamaron a la puerta. Eran mi cuñado (hermano de mi mujer) y su nueva novia. Venían a visitarnos. Dejamos el chat sin cerrar, despidiéndonos momentáneamente. Estuvimos tomando café y charlando, puesto que hacia tiempo que no nos visitaba. En un momento dado, Ana me pidió que le acercase un DVD que tenía en el ordenador del despacho con las fotos de la última reunión familiar para verlas en el portátil.
Al sentarme en el ordenador, antes quise comprobar si era el DVD correcto y bueno, por casualidad vi el chat que estaba abierto. Sala general y un privado, Juanjo, no debí abrirlo, pero la curiosidad me pudo y leí:
J- Organizamos una quedada y allí nos vemos
A- No es mala idea, pero y ¿si se apunta Carlos?
J- Pues buscamos una quedada en la que el no pueda, por ejemplo en época de exámenes
A- Si, podría ser. Me entran nervios de pensarlo, jamás le he engañado y ahora, solo de imaginarlo me pongo nerviosa
J- Tranquila, es una experiencia, no va a pasar nada, el no tiene porque enterarse. Parece un tipo serio y confía en ti.
A- Me siento mal precisamente por eso, el confía en mi y yo pensando en engañarle, no es justo. Déjame que madure la opción. La verdad es que me atrae un montón experimentar con alguien distinto, diferente, pero a la vez, me duele pensar que le puedo romper el corazón, no me perdonaría que me abandonara, no puedo imaginarme la vida sin el.
J- No te preocupes, el no se tiene que enterar. Pero lo dejo en ti, si no quieres o no te atreves, lo comprenderé. Y dejaremos que la cosa se olvide.
A- Si, déjame que lo madure y lo piense, ahora te dejo, que viene alguien, creo que son mi hermano y su novia. Ya hablaremos, hasta luego.
Mi cuerpo se quedo frio, seco. Mi mujer pensando en ponerme los cuernos. Pensando en engañarme. ¿Por qué? Me había pedido confianza y ahora pretendía engañarme, pero ¿Por qué? ¿No tenía suficiente?
Un dolor de cuerpo que me provoco un malestar. Cogí el DVD, deje el chat como lo vi.
Al llegar de nuevo al salón, Ana, me pregunto que me veía mala cara. Le dije que me había sentado algo mal y había tenido que ir al baño, por eso había tardado. Me disculpe con la visita y me fui a la cama. Realmente me sentía mal. Y aunque me metí en la cama, era incapaz de dormirme. Quería y amaba a mi mujer como un loco y veía que ella se me volaba de la mano, se me iba sin saber muy bien donde había fallado. Pensaba en como averiguarlo. Pensaba incluso en decirle que había leído todo, pero seria peor, lo complicaría todo. De todos modos, me tranquilizo el hecho de que estando tan lejos no se iban a ver y quedaría en un plan o calentón morboso. Pasaron los días y las semanas. Todo parecía seguir el mismo ritmo. Ratos de chat en la sala general de los dos y ratos de silencio, lógicamente estaban en privado. Me reconcomía el no saber que planeaban, si mi mujer cedía a las pretensiones de Juanjo o por contrario, daba marcha atrás.
Un fin de semana que estábamos chateando cada uno por nuestro lado, ella en su ordenador de mesa y yo en el portátil. Juanjo propuso
J- Podríamos organizar una quedada, ¿qué opináis gente?
A- Estaría bien, así podríamos conocernos en persona.
¿?- Buscaríamos un sitio céntrico, Madrid, por ejemplo y pasar una fin de semana,
¿?- Buena idea, el fin de semana es lo mejor, así podría ir mucha mas gente, porque entre semana el trabajo de algunos lo impediría.
J- Podríamos organizarlo en algún hotel y reservar en el mismo habitaciones, cada cual la suya por pareja o individual.
A- O compartida si algunos quieren, claro, seria cuestión de organizarse
¿?- ¿Y que fecha os parecería bien?
¿?- Propongo que el próximo Lunes hablemos de la fecha, que cada cual piense. Sería importante que los que no están se enteren. Y ya dejada la fecha, que alguno de los de Madrid, se encargase del plan, que se podría asemejar a llegada sábado a mediodía y cada cual hace tarde como desee, cena conjunta, baile a ser posible en el mismo salón, copas libres, dormir o lo que cada cual quiera hacer en su defecto, desayuno por individual y por último comida de despedida.
El plan parecía estar en marcha. Pero siendo en fin de semana, no tendrían posibilidad mas que de verse y ya, a menos que en algún descuido, me la pegaran.
A los pocos días. Un compañero que me encontré por los pasillos de la facultad y con quien tengo una muy buena relación, me soltó
-¿Cómo fue tu sorpresa? ¿Te gustó?
-¿Qué sorpresa?
-Ufff, vaya, ya metí la pata, nada nada
-Venga tío, cuéntame
- El otro día me llamo tu mujer para preguntarme si sabia las semanas de exámenes para darte una sorpresa en alguna que tuvieras libre.
-Aaaaaa, vale, no me has dicho nada. Puedes estar tranquilo
Vaya, veremos el plan, si es que vaya yo también o no. Pero me temo que el lunes el plan será buscarse una semana en la que yo no pueda asistir. Me estaba entrando esa idea, aunque ya veríamos. De todos modos, si yo no iba, intentaría por todos los medios que ella no fuera.
Durante el fin de semana ella me hablo del tema. Que estaría bien ir los dos, que lo pasaríamos estupendo y esas cosas. Pero yo me temía que el fin de semana de marras, yo no iba a poder ir o tendría que estar muy ocupado con la corrección de exámenes o actas.
Nuestras relaciones sexuales habían decaído algo. El morbo que le poníamos habitualmente se había pagado desde un momento determinado, cuando apareció el tal Juanjo. Parecía como si ese tipo fuera ahora el motivo de ello.
El lunes, cuando entre en el chat, las cosas ya casi estaban bastante programadas, y, como me temía, la quedada se iba a celebrar un fin de semana en que yo tendría que corregir los exámenes finales. Quien lo había propuesto había sido el tal Juanjo. Y el resto lo había aprobado, dado que era antes de vacaciones de verano. Y aun no había acabado el curso de los niños pequeños. La mayoría del grupo estaba en la edad de tener hijos aun pequeños, Por tanto no era ilógica la idea. Yo salía mal parado.
Por la noche le plantee a Ana que nosotros no podíamos ir. Vi su decepción, ella esperaba ir.
-Podías haber propuesto algún fin de semana más tarde, así podríamos haber ido los dos
-Es cuando han decidido por mayoría, es una pena no poder ir
-¿tu quieres ir?
-Si
-Vete, ve tu sola. Si tanto lo deseas
-¿En serio? ¿Y tú?
-Me quedaré aquí con el peque y corrigiendo exámenes, que remedio
-Te quiero Carlos. Eres maravilloso
Joder, pero que coño de maravilloso, si le estaba poniendo en bandeja el que me pusiera los cuernos. Lo que soy es gilipollas.
A medida que se acercaba el fin de semana de marras, cada vez me comían más los celos, veía que se pasaban mucho tiempo hablando entre ellos.
Una semana antes investigue un poco, con ayuda de un amigo informático. Conseguí averiguar datos suyos reales. Dichos datos me ayudaron a averiguar mucho del tipo. Al parecer el fulano estaba casado y no divorciado como decía. Vive en Valencia y su mujer es hija de un gran empresario de la zona, así que el tipo vive de las rentas de la mujer.
Encima el tipo un mentiroso en el chat. ¿De qué me extrañaba? Era lo que siempre había pensado de esos ambientes.
Y llego el fin de semana en cuestión
Le pregunte a Ana que si había reservado habitación y me dijo que si, que había quedado ya con una del chat, separada, para compartir habitación y así saldría más económico.
Me despedí de ella por la mañana. Se iba en tren a primera hora, llegaría a Madrid a mediodía y se iría al hotel en taxi desde la estación, así que estaría a la hora de comer allí.
Durante todo el día mi mente no estaba, no existía, mi mente estaba en Madrid, no lo soportaba, así que a media tarde deje a mi hijo en casa de mis padres y me cogí el coche dirección Madrid, llegaría ya al baile, pero me daría tiempo a tomarme algo y dormir con Ana. Su reacción seria el termómetro. Si se enfadaba era que no quería mi presencia. Si se alegraba, bendita aventura inesperada.
Llegué a eso de las 11 de la noche, en recepción me dieron el nombre de la sala donde estaban. Era ya hora de baile y copas
En la puerta pude observar unas 20 personas, la mayoría bailando por parejas y algunos arrimados a una barra de bar eventual tomándose unas copas.
Pude ver a Ana, muy pegada y muy arrimada a un tipo, al que imagine que seria el tal Juanjo.
No dije nada, deje que siguieran bailando, mientras, me acerqué a la barra a pedirme algo de beber y esperar. Yo bebía y ellos continuaban bailando otra pieza, mas lenta, un bolero que incitaba a pegarse mas. Mis nervios y mi corazón latían al galope. Les veía, sin que ella se percatara de que estaba allí y dio el paso, el beso de judas para mí. El la beso y ella no le rechazo, sino que lo acepto. Mientras bailaban, no paraban de besarse. El la acariciaba la espalda, llegando a su culo. Con su vestido corto azul claro, de tirantes. Su mano hacia abajo y le tocaba el trasero directamente.
La gente andaba cada cual a lo suyo. No eran los únicos que se besaban. Alguien me pregunto quien era yo, que no me conocía y en la cena no había estado.
Me presente y se extraño,
-Pero…….. si decía tu mujer que no podías venir.
-Cierto, pero me he escapado y aquí estoy
-Ok, pues es un placer, espero que lo pases bien y que……, bueno, nada, encantado
En ese momento acabó el bolero, aplausos. Ana y su amigo se acercaron a la barra sin percatarse aun de que yo estaba allí.
-Tengo ganas de irme a la habitación ya, - le dice el-
-No tengas prisa, la noche aun es joven, bailemos un rato más y luego ya subimos.
-Me muero de ganas de follarte. Lo de esta tarde ha sido un aperitivo, ¿cómo te has sentido?
-No sé, era la primera vez que lo hacía con otro que no es Carlos. Son sensaciones encontradas. Espero estar mejor luego, dame un margen, ¿vale?
-Por supuesto preciosa, pero esta noche serás mía, luego ya te volverás a tu casa y final.
Esa era la conversación que tenían. Ella a mi espalda y el a su lado, que me veía pero no me conocía.
Me di la vuelta, y….
-Buenas noches, espero no interrumpir nada importante
Cuando Ana se dio la vuelta quedo blanca. Si la intentan sacar sangra no pueden.
-Pero………. ¿que-…? ¿Cuándo has llegado?
-Ya ves, llevo aquí media hora, pero creo que me voy y me vuelvo a casa, me parece que he venido en mal momento y en mala hora.
- No, no
-Si Ana, tu te vas a ir a follar con ese tipo, yo aquí no hago nada, pero para la próxima vez, me lo dices antes, me evito la humillación de tener que oír cosas que no me gustan. Por cierto, imagino que la reserva de la separada era con tu amiga…. ¿Juanjo?
-Carlos, por favor, no me hagas una escenita delante de toda la gente
-¿Qué?
-¿Podemos hablar fuera?
-¿Para qué? ¿Tú has venido aquí con la intención de follar con este tipo, no? Pues no hay nada que hablar, me largo y punto. Vía libre para que eches los polvos que te den la gana esta noche y cuantas noches necesites. Adiós Ana.
-Carlos, por dios, espera
Pague mi copa y no espere, eso si, antes de salir y a voces, para que todo el mundo lo supiera
-Anaaaa, antes de irme a casa, he hablado con la mujer de Juanjo, también está al tanto desde Valencia. Suerte a los dos, que el polvo de la noche os salga bien
Salí como alma que lleva el diablo, entre en mi coche, arranque y vi como mi mujer corría detrás de él, sin alcanzarme. Mi móvil sonaba cada poco, mensajes, llamadas, mensajes. Decidí apagarlo.
Ya en mi casa, solo, llore como jamás había llorado. Me había traicionado, era ya lo de menos el que hubiera follado, lo peor era sentirme engañado.
Cuando desperté, hice una maleta con parte de mi ropa y me fui de casa, reserve una habitación en un hotel cercano y desde allí llame a mis padres para decirles que se quedaran con el niño hasta por la noche que iría su madre a recogerlo. Yo no estaba, no podía. Y me volví a quedar dormido.
Pase el domingo metido en la habitación del hotel, ni había encendido el móvil. No quería saber nada del mundo exterior. No quería mantener contacto con nadie.
El lunes ya fue lo inevitable, tuve que ir a la facultad y ponerme a corregir exámenes sin parar. Me llamaron varias veces, pero no conteste. Cuando, por la tarde salía de la facultad en busca del coche allí estaba ella, con mi hijo, esperándome apoyados en el coche
-Papiiiiiii, que ganas tenía de verte
-Y yo también a tú, que bien que has venido
-Dice la mami, que estaría bien que viniéramos a buscarte, que te alegrarías.
-Claro hijo, me alegra que hayas venido a buscarme.
Ella en silencio. El maletín colgado. Accione el mando para abrir las puertas. El peque a su asiento. Tire el maletín en el asiento de atrás. Ella de copiloto sin decir nada. Arranque y enfile camino de nuestra casa.
Sino fuera por la alegría y la verborrea del pequeño, aquello hubiera sido un funeral sin plañideras. La radio de fondo y muy baja
Mientras yo duchaba al peque y le acostaba, su madre había recogido la cena.
Cuando volví al salón, ella ya estaba sentada en el sofá, en silencio, sin la televisión, sin ordenador, sin la música, silencio total. Yo no dije nada, cogí mi chaqueta, mi maletín y me dispuse a volver al hotel de nuevo.
-Por favor, no te vayas, esta es tu casa.
-¿Te vas a ir tu de ella?
-No, si puedo evitarlo, pero sin ti esta no es mi casa.
-Tú ya te habías ido de ella antes, no me necesitas
En ese instante sonó el timbre de casa. Fui a ver quien era y me encontré a la puerta a una mujer, de unos 40 años de edad, muy bien vestida y elegante.
-Buenas noches, ¿viven aquí DN Carlos,,,,, y su muer Ana…..?
-Si, aquí es, ¿en que puedo ayudarla?
-Me llamo Dolores……, soy la mujer de Juan José……, ¿me permite pasar?
Me quede de piedra, yo le había mandado un correo electrónico hacia unos días, pero no creí que fuera a presentarse.
-Si, claro, pase
-Gracias por atenderme, me gustaría poder hablar con ambos,
Ana en silencio, sintiéndose culpable de todo.
-Se preguntaran que hago aquí.
-Pues si dije yo, pero le voy a pedir algo. Yo me hospedo desde ayer en el hotel “M”, no me quedo en casa y me iba ahora, si no le parece mal, le cuenta a ella lo que quiera y yo la espero en la cafetería del hotel y hablamos cuanto guste. Aunque a mí en realidad no me tiene que contar nada. En esta película yo soy tan inocente como Ud., imagino.
-No es necesario, lo que tengo que decirle a ella es muy poco y sencillo. Pienso vengarme de mi marido y de ella. Y para eso pienso follar contigo, si tu quieres, claro, pero yo no voy a esconder nada, quiero que ella sepa lo que jode que le pongan los cuernos, aunque lo que mas duele no es precisamente eso, sino sentirse engañada por alguien en quien confías.
-Comparto esas palabras al ciento por ciento. Aunque tampoco tengo intención de vengarme, no es mi estilo, lo que no se es que hare de aquí en adelante. Es lo que quiero meditar con calma.
Durante esa pequeña charla, Ana se mantenía en silencio. No había abierto la boca; señal de que se daba cuenta de lo que rondaba por mi cabeza
-Me gustaría poder hablar contigo con calma, a solas, cuando creas que puedes escucharme y antes de que tomes una decisión. Estaré esperando a ese momento.- me dijo Ana-
Fueron sus únicas palabras. Yo cogí de nuevo mi chaqueta, mi maletín y me marche dejándolas a las dos solas. No tenía ninguna intención de hablar ni dar mas detalles.
Más o menos, una hora más tarde recibí la visita de la Sra. Dolores, me citaba en la cafetería del hotel para tomar algo y charlar, a lo que accedí gustoso. La verdad es que estaba para follársela con ganas, pero no me sentía con ánimo de ello. Yo quería a mi mujer, por encima de cualquier otra consideración.
Su elegancia y distinción se notaba hasta en la manera de sentarse. Allí, esperándome, con una copa en la mesa.
-Buenas noches de nuevo, le dije con amabilidad y cordialidad
-Por favor, tome asiento y charlemos un rato, si no tiene mucha prisa, claro
-No, no, en estos momentos hay cosas prioritarias y esta es una de ellas.
-Pues sí, así lo veo yo también. En primer lugar quiero decirle que he tenido una pequeña charla con su mujer. Ha de saber
-la interrumpí, por favor, tráteme de tu, me siento demasiado joven aun para un trato tan oficial, ok?
-Perfecto, nos tuteamos mutuamente. Te decía Carlos que tu mujer esta realmente mal, sabe que la ha cagado por decirle de una manera que nos entendamos. Siente que te ha perdido por una tontería de niña malcriada. Sabe que te ha engañado de la manera más cruel y que merece lo que le caiga encima, pero tiene esperanzas de que le des una oportunidad, y que el perdón se lo tendrá que ganar ella. Esta convencida de que lo único que quiere es que estés a su lado, asumiendo cualquier rol que quieras darle.
-No tengo intención de venganza, como ya te dije. Lo que haga no seria por hacérselo pagar, porque no va conmigo. Jamás la he engañado con nadie ni pienso hacerlo. Si alguna vez lo hiciese seria con su conocimiento y su aceptación. Pero todo eso son palabras que no tienen sentido si, como pienso, no ha lugar a una nueva oportunidad, la confianza con ella se fue al traste y vivir sin confianza no tiene sentido.
-Te comprendo perfectamente. Te contare que yo ahora pienso de otra manera, pero no es la primera vez que me engaña. Ya lo ha hecho más veces. Es la última que le paso. A partir de ahora hare cuanto me de la gana. Seguiré con él, pero ahora yo follare cuanto y con quien me plazca y será el al que le rechinen los dientes, porque no pienso ocultarme. Antes pensaba como tu. Le he dado oportunidades e incluso le había perdonado alguna vez, pero ya se termino. Pero eso lo hice porque consideraba que merecía la pena volver a intentarlo con el porque le quería. Ahora ya no es más que un mueble más de mi casa. Hacia fuera es fachada. Y tengo la intención de hacérselas pagar y el primer candidato eres tú. Por una cuestión de afinidad, mas que nada.
-Es un halago que quieras conmigo y te lo agradezco. Pero ya te he dicho que no tengo intención de venganza.
-Es un detalle por tu parte y eso te honra, pero te diré que le he dicho a tu mujer que voy a follar contigo, si no es esta misma noche, será cuando surja la ocasión, y que lo de por hecho, que buscare la manera de llevarte a la cama, ahora es mi cuestión de estado primordial.
-¿Y ella como respondió a eso?
-Silencio, dijo que aunque no le guste la idea sabe que tendrá que asumir que ahora tu estas en el mismo derecho o mas a hacerlo y que tendrá que aceptarlo. Que eso no limpia su error, pero al menos tú podrás desquitarte.
-Bien, al menos asume las consecuencias de sus actos. Te propongo algo: No voy a negarte que eres una mujer muy atractiva y que cualquier tío le gustaría poder llevarse a la cama. Pero te repito que yo no hago las cosas por vengarme. Si lo hago es por deseo. Entonces, mañana mismo hablare con Ana, dejare las cosas claras con ella y te llamaré después con la decisión que tome. Podemos quedar para cenar algún día y lo que surja que surja solo. Me da igual si tengo que ir a Valencia, Madrid o te vienes tú aquí.
-Me parece perfecto. Te honra tu actitud. Ojala tuviera un marido así. Pero es lo que tengo. Podemos de cualquier manera tomarnos una copa ahora y conocernos un poco más, si te parece.
-Yo invito, ¿de acuerdo?
-Pídeme un gin tonic, por favor.
Estuvimos como dos horas de charla amena y entretenida. Me conto como ha sido su vida hasta el día de hoy. De que familia procede, de sus maneras de pensar y actuar. De sus fantasías y sus sueños. Yo escuchaba atento y de vez en cuando le hacia una gracia. Una mujer muy interesante, en muchos aspectos. Le propuse que la siguiente vez hablaríamos más a fondo de gustos, ya que no era el día más idóneo para meternos de lleno sobre cuestiones mas intimas.
Nos despedimos con un beso en la mejilla, muy muy cerca de la comisura de los labios, que intuí como un beso con mucho deseo de acercarse a mas.
Pasé una noche entre sentimientos encontrados. No podía quitarme de la cabeza las palabras que oí en aquella fiesta y tampoco la imagen de una mujer apetecible, desnudándola con la imaginación y a la que podría follarme en cuanto quisiera. El dolor de corazón se contraponía con el dolor de huevos por el deseo. No se si una buena paja me aliviaría lo suficiente, pero quizás en esos momentos era el mejor remedio, así que me puse a ello imaginándome a esa mujer comiéndome la polla con deseo y ahínco.
Al día siguiente me fui a trabajar. Un rato de una hora de sin que hacer y me metí al chat, por curiosidad insana de saber si mi mujer volvía a caer en la tentación, y allí estaba. Salude a la gente y todos respondieron menos ella.
La llame a privado.
-Suponía que estarías aquí, y este no es modo de arrepentirse, pero tu misma, esta tarde iré yo a buscar al peque y si quieres me cuentas lo que me tengas que contar en casa, pero no esperes que te perdone, solo voy a escucharte, nada mas.
-Gracias, solo había entrado a saludar a la gente y a despedirme de ellos, abandono esto.
-No se si creerte, pero si quieres mi opinión, es la mejor opción que puedes tomar.
-Lo se, y es lo que pienso hacer. Todo esto es una mentira.
-Vale, hasta la tarde entonces
Nervioso e inquieto, quería irme a casa, quería volver a dormir con ella, hacerla el amor, sentirla, pero mi mente retornaba a aquella noche y a mis oídos y me imaginaba a mi mujer siendo follada por otro.
Recogí a mi pequeño, que se llevo una alegría enorme, mientras volvíamos a casa me contaba sus batallitas escolares, me distraía su inocencia y su vitalidad. El mundo era otra cosa para él. La traición no existía. Llegamos a casa, charlando sobre los partidos de futbol en el patio y los goles que había hecho. Se abrazó a su madre como siempre hacía y pidió su merienda, como siempre.
Yo en cambio me quite la chaqueta, me fui al frigorífico para cogerme una cerveza y bebérmela en la cocina tranquilamente. No suelo utilizar vaso en casa. Me supo a gloria, la necesitaba.
-¿te apetece picar algo con la cerveza?
-No, gracias, solo quería beber algo frio.
-¿Dónde has comido?
-En la facultad
-Podías haber venido a comer, esta es tu casa
-Cuéntame lo que tengas que contarme, te escucho.
-Si no te importa, quédate a cenar, acostamos al niño y podremos hablar tranquilamente.
-Vale, acepto.
Después de estar un rato jugando con el niño, mientras Ana nos observaba, con alguna lagrima resbalando por su mejilla. Le metí en la ducha, su madre le preparaba la cena para el, más ligera y rápida, para después acostarle.
Tenía en el horno un par de pescados, que tenían una pinta deliciosa. Ana tenía entre sus virtudes el de buena cocinera. Yo puse la mesa, como había hecho siempre hasta hacia menos de una semana. No necesitaba preguntar donde estaba cada cosa. Cogí de la bodega un vino que me gusta tomar con pescado y que se que a Ana le encanta.
En silencio comenzamos a satisfacer el paladar.
-Te ha quedado exquisito, enhorabuena.
-Gracias, sabes que la cocina es uno de mis hobbies, no es merito cuando haces lo que te gusta.
-Si, en eso tengo que estar de acuerdo, pero siempre es agradable que se reconozca, ¿no?
-Si, ¿me permites que hable sin interrupciones?, ¿sin reproches?
-Sí, estaré en silencio, tú dirás
-Lo primero es darte las gracias por escucharme. Sinceramente creo que si hubiera sido al revés te hubiera dado una patada en los huevos y no te hubiera dirigido la palabra en los restos de la vida. Pero no ha sido así y te lo agradezco
Solo hago lo que creo que debo hacer, sigue
Lo segundo es pedirte perdón, no recuerdo si te lo he pedido, pero te lo vuelvo a pedir, se que no es fácil que me perdones, he roto lo mas sagrado que había entre nosotros y es la confianza, pero si tengo oportunidad, luchare por restablecerla de nuevo, aunque el precio que tenga que pagar sea grande. Creo que tenemos un hijo que no se merece sufrir y por él, creo que merece que lo intentes.
-Eso es chantaje, por el doy mi vida, como hasta hace una semana la hubiera dado por ti. Pero el no me ha fallado. No me hagas chantaje con eso
-Perdona, no quería ir en ese sentido, si lo digo es pensando en el, no en mi. El no tiene culpa ninguna de mis errores y no me gustaría que se quedase sin tu presencia por mi culpa. Aceptaría irme yo antes. Yo quiero que te quedes por mí, porque quizás merezca una oportunidad. Porque de errores se aprende y yo he aprendido dos cosas: La primera es que te necesito mas que a mi propia vida, sin ti no soy nada ni nadie; cuando el otro día hice lo que hice, siempre temí eso, que lo supieras por terceros y me odiaras por ello. Sabia que te hacia daño y sin embargo me odiaba a mi misma por desear hacer lo que hice. Me arrepentiré mil veces cada día de mi vida de aquí en adelante. La segunda es que no mereció la pena, con quien realmente me gusta experimentar es contigo, la experiencia no fue nada especial.
-Quizás porque yo llegue antes de tiempo, si no hubiera aparecido esa noche, lo habrías disfrutado mejor
-No lo creo, por la tarde, cuando en la habitación lo hicimos, mi mente no estaba allí, sino aquí, pensaba más en ti. No me sentí cómoda en ningún momento, no disfrute nada de aquello. Si, follamos, pero más bien fue el quien me follo, yo me limite a dejarle hacer. Luego intente no pensar y dejarme llevar, la cena fue entretenida y no me acorde de vosotros para nada, pero claro, en aquello no había maldad alguna. Fue ya bailando cuando volvió el deseo del sexo, estaba dispuesta a intentar disfrutarlo, pero siempre me venias a la cabeza. Cuando te vi se me vino el mundo encima porque eso era lo que realmente más temía y, sin embargo, te soy muy sincera, mis bragas se empaparon de una manera irracional. Si me hubieras llevado como una cromagnon, por el pelo a rastras hasta la habitación y me hubieras usado, de camino me habría corrido varias veces seguro-
Incrédulo, casi boquiabierto.
-He pensado mucho en ello, desde aquel instante. Verte marchar de aquella manera y sentir que te había perdido fue el instante más doloroso que jamás he sentido. Te amo tanto que hubiera preferido antes que te hubieras follado a todas las de aquella fiesta delante de mí que verte ir así. Tu silencio ha sido el castigo más penoso. Tu ausencia es la soga de mi cuello que se aprieta y no me deja respirar. Por favor, no te marches, quédate, aceptare cuantas aventuras tengas sin reproches y sin preguntas. Solo quiero que vuelvas a casa y me quieras un poco como para hacer el amor cuando tengas necesidad.
-¿Por qué lo has hecho? ¿Por qué no me has contado que necesitabas sentir otras cosas? ¿Por qué no has tenido la suficiente confianza en mí como para compartir esos deseos? Nunca me he negado a experimentar cosas nuevas contigo. Me pediste que confiara en ti, lo hice. Calle cuando en el chat estabas ausente en privados, sabiendo que yo estaba allí, seguí confiando en ti. Cuando surgió la posibilidad de la quedada, yo sabía ya que no iba a poder ir y te deje decidir, confiaba en que te quedarías a mi lado, y decidiste ir, confié en ti. Cuando te vi bailando con el confié en ti y tuve que oír que ya te había follado. Pero aun así te quiero con toda mi alma. Por ese amor y por nuestro hijo me quedare. Pero habrá condiciones.
- Aceptare las que sean.
-Psssss. Calla. Las condiciones son que de momento dormiremos separados, tú dormirás en la cama, yo dormiré en la habitación de invitados o en el sofá, donde me pille. Mantendremos a los ojos del niño que nos queremos, que seguimos como si no hubiera pasado nada, pero solo a sus ojos. Si me conoces, y creo que sí, sabrás que no es mi forma de ser utilizar la venganza por lo que has hecho, así que por ese lado puedes estar tranquila, salvo, que me atrae una mujer con la que voy a hacerlo, solo una y una vez. Creo que es justo. Sabes quién es. No habrá preguntas, ni cuándo ni dónde ni cómo. Lo hare y punto. No voy a estar detrás de ti vigilante, eres libre, pero a la menor duda que tenga se acabó todo, no pienso pasar una sola así que ya puedes cuidarte de juegos a escondidas o de situaciones dudosas, bien aquí, bien en un chat, bien en la calle. No juegues sin mí o se acabó todo.
-Gracias, no te fallare, pero podías dormir en la cama. No hace falta que te quedes en el sofá.
-Ana, despacio, que necesito tiempo. Vamos despacio. Tengo que asumir esto.
-Vale, como quieras, y respecto a lo de la mujer, ya me lo dijo ella. Entiendo que es lo justo. Así que no entrare en eso. Prefiero no saber ni cuándo ni cómo ni donde, sería peor y más duro.
-Si, por eso mismo, no pretendo hacerte daño, no tengo intención, ya te lo dije. Es sencillamente que a mí también me apetece probar cosas nuevas y te lo digo directamente, me apetece sexo con otra mujer. Solo será esa vez y con esa mujer.
Hace casi un año de esto, las cosas casi han vuelto a su cauce. Ana, mi mujer, me demuestra su esfuerzo día a día de redimir su error. Se ha merecido el perdón. Y algo he ganado en este peregrinar: follar ahora se ha vuelto más excitante, cuando me apetece, y eso son muchas veces, me la follo donde pilla y eso a ella no le hace ascos, además que lo disfruta como si fuera la primera vez.