La crisis

La crisis ha afectado profundamente el barrio. Cada habitante se busca la vida como puede, una de ellas es Sonia.

En los últimos años el barrio no sólo se había degradado sino que sus habitantes, gente de clase media trabajadora, había caído en la más abyecta degeneración. Se notaba en el detrioro de los edificios, en las basuras que se acumulaban en casi cualquier sitio, en las colas del comedor social, en las gastadas ropas de los viandantes, en el mal olor que se acumulaba en cada rincón, en las pandillas de jovenes que no sentían el más mínimo remordimiento en atemorizar a sus vecinos , en los locales cerrados que empezaban a ser ocupados por bandas de drogotas.Pero también en todos nosotros dispuestos a entregarnos a cualquier actividad, por inmoral ,indigna o humillante que fuera, que diese algo de dinero.

Aquel barrio de clase media se había venido abajo con la crisis. Quien no perdió el trabajo, vio como sus ahorros invertidos se iban al garete, los más mayores vieron sus pensiones reducirse a una miseria que les impedía llegar a final de mes con dignidad. Los jóvenes lampaban sin rumbo por las calles o se agolpaban a beber en las plazas. No había trabajo y las pocas ofertas que iban apareciendo apenas si permitían vivir con cierta holgura.

Llegué a casa, vacié las bolsas, dos cartones de leche, un pauqete de macarrones,pan de molde y un bote de tomate. Miré, en los armarios aún quedaban algunas conservas. Me dejé caer en el sofá. Las paredes estaban vacías y apenas quedaban muebles, todo vendido, mal vendido. Ni joyas, ni libros, lo imprescindible para susbstir. Se tumbó en la cama y se tapó con la manta, hacía frío, pero dar la calefacción en los últimos días de mes era impensable. Cerró los ojos con el deseo de quedarse dormida.

En la cola de la oficina del paro se daban cita casi todos los del barrio, sellar y poco más, mirar el tablón de anuncios para nada. Cursos y pocas ofertas, y las que había no eran para ninguno de nosotros.

  • Emma prepara una sesión, para el fin de semana, y bien pagada,

-Si paga bien es que será dura,

-Eso tenlo por sentado, pero igual te arregla un par de meses.

-Habla con ella,

Emma comenzó de camarera en el el barrio, en una cafetría que ya no exisitía. Ya entonces se la veía espabilada y con ambiciones. En cuanto pudo escapó de aquel trabajo, nadie sabía de ella, cuando apareció al inicio de la crisi y compró el viejo local donde antes albergaba un club y discoteca. Cada uno hablaba de lo que creía saber, drogas, prostitución, falsificaciones y hasta usura, Emma daba para todos los cuchicheos y lo peor es que eran verdad o lo parecían. Me acerqué hasta el bar, el cierre estaba medio levantado, me colé. Había oído lo de las sesiones de Emma, sesiones de sexo duro, extremo, pero tan bien pagado que podía solucionarte un par de meses.

-¿Qué quieres?, me dijo la chica que limpiaba

-busco a Emma

-No son horas de ver a nadie -dijo en tono despreciativo

-Deja que pase, oí la voz de Emma al fondo del pasillo por el que avancé hasta su despacho

-¿Qué se te ha perdido tan temprano?

-He oído que preparas una sesión, y que pagas bien

Me miró con un amplia sonrisa irónica.

-No sabía que también eras de esas.

-No soy nada pero necesito dinero

-¿Sabes dónde te metes?

-Lo puedo intuir.

-Esto no es para aficionadas, si vas no hay marcha atrás ¿lo entinedes? Por las buenas o por las malas, pero cumples.

Hice un gesto afirmativo.

-Olvidate, no aguantarías, no quieras provar lo que no puedes.

-Estoy dispuesta a arriesgarme.

-No, no dejaré que me estropees el negocio. Si necesitas dinero vente el jueves por la noche, seguro que te encuentro algo.

-¿Qué es algo?

-No seas impertinente vente y ya lo verás. te puedes sacar un buen dinero.¿Vendrás?

-¿A qué hora?

-A eso de las once, aún estará tranquilo el local.


Me gasté lo poco que me quedaba en una buena depilación completa. No quería que con la cuchilla acabase sangrando por todas partes. A las diez y media salí con la mejor ropa que aún tenía, en el espejo parecía que el tiempo se había detenido y que aún estab en auqellos años de antes de la crisis. Se sintió abatida y se dejó caer desganada sobre la silla. Nada tenía sentido, ni esperanza, todo, como en un mal sueño, se esfumó un mal día en forma de despido. En un esfuerzo se levanto y salió a la calle. No estab lejos el bar de Emma, pero caminó despacio, demorando aquello que aún no sabía qué podía pasar.

Cuando llegué pregunté por Emma, la camarera, me miró risueña y dijo que esperara. Después de un rato volvió

-puedes bajar, dijo sin más

Me deslicé despacio por la esclare de caracol, hasta salir a un bar donde un par de hombres jóvenes, alrededor de los treintay cinco, años, vestido con ropa informal y Emma esperaban su bidos a unos taburetes mientras tomaban una copa. Cuando aparecí se volvieron hacia mí. Emma avanzó hasta mí y me dejó frente a ellos, volviendo a sentarse en el taburete. Los tres me observaban, entre risueños y curiosos.

-¿Cuál es tu nombre? preguntó uno de los caballeros

-Sonia

-Edad

-50

-Puedes desnudarte

Lo dijo con una frialdad que provocó la risa en Emma y la del otro caballero. No sabía qué hacer, no sabía si aquello iba en serio o sólo me tomaban el pelo. La mirada inquisitorial de Emma, me confirmó que iba en serio.

Me quité la ropa, notaba mis nervios, temblaba, los tres no me quitaban ojo y Emma cuchicheba entre risas con ambos caballeros. Estaba frente a ellos complatamente desnuda, la vergüenza era grande y temía que estuviese poniéndome colorada. Uno de los caballeros avanzó hasta mí.

-Está bien la madurita, dijo dejando pasar su manos por mis nalgas y por mis pechos.Ponte de rodillas, me susurró al oído.

Obedecí, él se colocó frente a mí, y se desabrochó el pantalón, pronto su verga estuvo en mi boca. Me tomó del pelo y movía mi cabeza con suavidad.

-Vamos zorra,saboreala bien.

Mi boca se ensalivó enseguida, apenas si podía respirar y debia contener las arcadas. Oía las risas y las groserías de Emma y del otro caballero. Pronto empezó a mover con cierta violencia mi cabeza, su verga penetraba con fuerza en mi boca,

-Cómetela toda puta, es carne de primera calidad.

Por un momento pensé que acabaría vomitando, pero fue entonces cuando su verga salió de mi boca y sentí como me inundaba con su semen mi cara. Emma se reía casi histérica.

-Ha sido como el descorche de una botella de champaña,-oí que decía.

Noté las manos del caballero tomando mi cabeza y su verga entrando otra vez en mi boca

-Rebaña bien, que no se pierda nada-dijo entre risas.

Después me dio un puntapié y me dejó tirada en el suelo.

Me sentía cansada, con las mandíbulas doloridas y la cara pringosa. Podía ver a los tres sentados en sus taburetes bebiendo y riéndose

-No está mal la madurita,

Emma se acercó y me lavó la cara con un trapo húmedo. Después me colocó de rodillas en un sillón, las tetas chocaban contra el respaldo. Emma me separó las piernas .

Uno de los hombres se colocó frente a mí, ahora estaba desnudo, me tomó de la cabeza y metió su verga en mi boca, otra vez experimentaba las mismas sensaciones. Pero pronto un nuevo frente en la parte de atrás se abría. Unas manos hurgaban mi coño lo abrían y una verga penetraba en él. Me costaba respirar, su verga no paraba un momento de permanecer en mi boca de entrar y salir, lo mismo sentía en mi coño. Por un momeno pensé en gritar, en decir basta, en pedir ser liberada de esa tortura. pero apenas si podía lanzar un gemido. La fin su verga salió de su boca para descargar otra vez en mi cara. El hombre jadeaba entre cansancio y palcer. Mientras el otro seguía follándomme , ahora podía respirar pero apenas me llegeaba el placer de ser follada. Oí un pequeño suspiro al hombre y su descarga resbalando por mis muslos. Me cogió del pelo y me tiró al suelo.

-Ahí abajo es tu sitio perra dijo con violencia.

Me dejaron tirada en el suelo, mientras ellos seguían bebiendo. Hablaban en voz baja, Emma no parecía muy contenta, y ahora tenía un cierto tono de discusión. Uno de ellos tomó la cartera de sus pantalones y sacó un montoncito de billetes. Se acercó hasta mí con ellos en la mano.

-Mira puta quinientos euros por romperte el culo, uno detrás de otro. Me dijo golpeándome con los billetes en la cara. Ya llevas una hucha de trescientos euros por las mamadas, quinientos cada uno por romperte el culo, serían mil. No está mal por tan poco.Piénsalo mientras terminamos las copas.

Nunca lo había hecho por ahí, sabía que podía ser muy doloroso si no se tenía cuidado y aquellos tipos no parecían tener mucha compasión. Pero aquellos mil euros me venían de perlas para asegurar la superviviencia un par de meses.

-¿Te lo has pensado puta, qué dices?

Hice un gesto afirmativo, y oí unas palmadas en forma de aplauso. Vamos, pongámosla en posición.

Me colocaron de rodillas y empujaron el cuerpo hacia delante, mi culo quedó en pompa y mis codos se apoyaban en el suelo. Emma se colocó delante, y sus piernas sujetaban mis hombros impidiendo que me moviera. Uno de los hombres pasó un hielo por el orificio del culo, sentí frio y mi cuerpo se puso tenso

-Más vale que te relajes o será todo más difícil

Un líquido recorrió mi orificio. Y enseguida noté que un dedo penetraba mi culo.

-Tranquila, aún no es nada-dijo riéndose el hombre

Aún jugó un rato con sus dedos en mi culo. Noté que algo empezaba a empujar, estaba dura y no era un dedo. Noté como empujaba, - no te resistas relájate, me dijo mientras golpeaba mis nalgas. Empujó con más fuerza y noté como empezaba a penetrar, el dolor era intenso, grité e intenté moverme pero estaba inmovilizada. Un nuevo empujón me provocó un gran dolor.

-Hasta el tallo, dijo el hombre riendo. Tranquila zorra ahora empieza lo bueno.

Aún permaneció algunos segundos quieto, pero pronto comenzó a follarme. Su verga salía y entraba porduciéndome un intenso dolor. Gemía, suplicaba, lloraba pero la única contestación eran sus risas. Así estuvo un rato, hasta que se corrió. Lanzó un profundo suspiro y se dejó caer en el suelo.

-Te ha dejado derrotado la madurita, rió su compañero. Tranquila zorra que ahora será más fácil

El dolor fue aún más intenso esta segunda vez, dolor, cansancio, sensación de suciedad, todo se unía. Ni fuerzas tenía para gritar. Su semén caía por el culo, por las nalgas, por los muslos. Se dejó caer junto a sus compañeros. Emma me soltó y pude tumbarme en el suelo.El dolor era intenso, me pasé un dedo pensando encontrarme sangre pero no, sólo semen y el líquido lubricante.

Emma sirvió una copas y se las ofreció a los caballeros mientras se vestían. Uno de ellos cuchicheó algo al oído de Emma, que se rio escandalosamente mientras aplaudía. Uno de los caballeros se levantó y cogió mi ropa. las bragas, el sujetador y el vestido y los colocó en una de las sillas. Miró las bragas y el sujetador, luego el vestido.

-Veamos,- dijo en tono jocoso- te doy cien euros por el sujetador y otros cien por las bragas, y trescientos por el vestido, total quinientos euros; eso sí tendrás que regresar desnuda a tu casa, dijo mientras se reían todos de mí.

Estaba en el suelo, sentía el desconsuelo de quien está siendo humillada sin poder hacer nada. Soy una miserable, pensé, he dejado que me traten como a una puta por dinero. Debería tener más dignidad, pero el hambre no se combate con dignidad. Les miró a los tres, eran jóvenes y triunfadores, rebosaban salud y dinero, ellos eran los dueños, los amos, yo sólo una pobre desgraciada que lo perdió todo con la crisis, el trabajo, el dinero, la dignidad.

-¿Qué nos lo vendes todo y te vas desnuda a casa? oí la voz de Emma

Me levanté e hice un gesto afirmativo.

-Estupendo dijo uno de ellos. Preparar el monedero.

Emma cogio una especie de capsula, un objeto metálico que parecía la funda de un cigarro puro, contó el dinero y lo me tió en la cápsula, enroscó el tapón y la introdujo en un condón, vamos para que no lo pierdas, me tomaron los dos caballeros y me metieron la capsula en el culo. Emma se reía y aplaudía. Me tomaron los dos y me dieron las llaves de casa. Con esto tienes suficiente. Me hicieron atravesar un pasillo y abrieron la puerta de emrgencia.

En la calle hacía frío y estaba oscura. Me empujaron fuera y cerraron la puerta. Avancé con cuidado, afortunadamente a esas horas no quedaba nadie en la calle. Corrí parándome en cada esquina, cuando crucé una calle un coche lleno de jovenzuelos comenzó a insultarme, a llamarme de todo y a reirse con crueldad. Cuando alcancé el portal pude sentirme tranquila.

En el baño me saqué la cápsula y conté el dinero. Me dolía todo el cuepor, me duché. y me dejé caer en la cama. Mentalmente hice cuentas de lo que podría hacer con ese dinero, el culo me dolía, y notaba como si me hubieran hecho un boquete. No pensar, no imaginar, seguir viviendo, ahora era lo único que pensaba, miró la cápsula y aquel dinero cargado de humillaciones e indignidad, pero el dinero no siente , el dinero no tine rostro, el dinero, en definitiva, no huele como dijo aquél.