La crisis (1)

La crisis mundial que padecemos todos va a suponer un antes y un despues en la vida de millones de personas. Yo soy una de esas personas

La crisis mundial que padecemos desde hace meses, va a suponer un antes y un después en la vida de millones de personas. Yo soy una de esas personas.

Todo empezó hace dos años, cuando la crisis era futuro. La empresa en la que yo trabajaba tuvo que cerrar y yo y cien overos más nos quedamos en "la puta calle". La indemnización fue cuantiosa, pero estar en casa sin trabajar es lo mas denigrante que puede sufrir un obrero como yo. Aunque tenía mucho dinero, el trabajo no llegaba y las horas que pasaba en casa, no paraba de darle vueltas a la cabeza. Me volví muy introvertido, y poco comunicativo. No paraba de echarle en cara a Sandra, mi mujer, todos los defectos que le encontraba y siempre estábamos discutiendo; hasta que por fin llego el día de la separación, algo lógico en nuestra situación. Vendimos el piso y nos repartimos todo lo que teníamos. La indemnización del trabajo me la quede entera mas el reparto de bienes, acabe con un montón de millones en el bolsillo pero sin esposa y sin trabajo, y les voy a decir la verdad, el dinero no te hace feliz. Me sentía un inútil

Después de una semana, en una pensión, alquile un apartamento en la calle Montera de Madrid. Día tras día veía a las prostitutas haciendo la calle y me encariñe de una llamada Verónica. Pasamos muchas noches juntos y cuando me apetecía follarme a una buena hembra, la buscaba, si no estaba ella, no elegía a ninguna otra. Poco a poco me fui enganchando a Vero, aunque ella siempre me recordaba lo que era y lo mejor era que me olvidase.

Después de tres meses sin trabajo, mi vida se reducía a soñar con una prostituta y gastar mucho dinero.

Por las noches, después de follar salvajemente con Vero, me solía sincerar con ella, y como si de mi mujer se tratase, me sinceraba con ella y pasaba largos ratos contándole mis penas.

Una noche, Vero me conto, que un empresario, cliente suyo, estaba buscando a un chico que quisiera transformarse en mujer, no quería ninguna travesti ni transexual, que ya estuviese transformándose, quería a alguien que se dejase transformar al gusto del empresario y como recompensa la convertiría en su esposa.

Aquella historia se me quedo grabada en mi mente y no podía echarlo de mí. Mi vida era tan poco productiva que no tenía en la cabeza otra cosa que la historia de Vero. La situación por la que atravesaba hacia que me sintiese como un trapo roído que ya no sirve para nada, aunque tan solo tenía veintitrés años. Sin esposa, sin trabajo, todo lo veía muy negro y sin futuro.

Mi atracción por la ropa de mujer era solamente fetichista y nunca había tenido pensamientos homosexuales, pero la maldita historia de Vero me estaba trastornando mis sentimientos. Un día que mi única tarea, como la mayoría de los días, fue ver la tele, se me pasó por la cabeza que yo podía ser el chico que Luis, el empresario del que me hablo Vero, busca. No quise pensar más en esa idea tan descabellada, pero la vida que tenia, ni era vida ni era nada que se le pareciese. Esa idea fue tomando forma; rompería sin remedio con mi pasado, mi vida iba a adquirir algún sentido, era una manera de volver a tener vida.

Una noche Vero y yo acabamos en éxtasis después de lo que hicimos. Me puse a contarle mis penas como todas las noches y para terminar, le dije que necesitaba, ya, un cambio en mi vida. El trabajo estaba prácticamente imposible, mi amor pertenecía a una prostituta que no me mostraba sus sentimientos y evitaba enamorarse. Y así en esas, le solté que quería convertirme en la esposa de Luis. Lo había meditado bastante, y era una manera de volver a tener vida, también le dije que sabía que había otras maneras, pero esta es la que quiero. Vero no lo podía creer, en el fondo sentía algo por mí, y no paraba de decirme las mil y una maneras que había para salir de mi situación, y que este pasó es definitiva, aquí no hay paro, siempre serás una mujer, pase lo que pase. Le explique que mi mentalidad estaba empezando a cambiar, desde que decidí dar el paso, ya no me fijo en los pechos y en los traseros de las mujeres, ahora me fijo en su ropa y en cómo me quedaría a mí. Es definitivo. Vero por fin se resigno y acabo diciéndome que me apoyaría en todo, que estaba dispuesta a enseñarme lo que es ser mujer y oficialmente se convertía en mi primera amiga.

A la noche siguiente, Vero busco a Luis para decirle que ya tenía candidata. Luis se emociono. Quería conocerme ya, así que Vero preparo la cita para la mañana siguiente. La mañana del diez de Abril de dos mil ocho conocí a Luis. Me conto que no era gay, pero que sus convivencias con las mujeres le habían llevado a ser misógino y quería casarse con una mujer. Así se le ocurrió la idea. Luego yo le conté mi vida, de la que yo quería deshacerme, y le hable de mi estado actual que ni era vida ni nada. Después me dijo que cuando yo estuviese preparado del todo y no tendría dudas, debía ir a vivir a su casa para empezar el proceso. Yo llevaba tiempo soñando con este día, pero cuando Luis me dijo eso, mi polla se empalmo como nunca en la vida lo había hecho. Sin dudar ni un segundo le dije que al día siguiente estaría en su casa al punto de la mañana.

Como me dijo Luis, a las seis de la tarde, que era cuando el llegaba a casa, estaba yo llamando al timbre de la lujosa mansión que este poseía a las afueras de Madrid. Fuimos directos al grano. Me dijo que de momento yo iba a tener mi propia habitación que había decorado su diseñadora personal. Me la enseño y era una habitación muy femenina, tenía todos los detalles, los armarios estaban llenos de ropa de mujer, el cazado, todo era para mujer. Lo siguiente que me dijo fue que a partir de ese momento, por consejo de un psicólogo amigo suyo, yo debía empezar a usar ropas de mujer. Yo muy emocionado, le dije que no había problema, y para terminar, me comento que debido a que mi vida era tan poco productiva y que hacía mucho tiempo que no trabajaba, de momento le había dado instrucciones a su criada para que me enseñase a hacer las labores del hogar.

No me lo podía creer, allí estaba yo, en mi nuevo hogar, poniendome un camison fucsia de señora y unas zapatillas de señora tambien. Saliendo al salon como una autentica dama. Luis me dijo que me pusiera ropa deportiva y le hice caso poniendome un chandal rosa con unas playeras de chica. Cuando volvi a salir me explico el porque de ese cambio, ibamos ha dar un gran paso hacia mi nuevo futuro. Me comento que teniamos que ir los dos hasta el contenedor de la esquina a tirar toda mi ropa masculina y asi lo hicimos, cogi toda mi ropa, hasta la que habia traido puesta, la metimos en bolsas de basura y fuimos a tirarla. Pase muchisima vergüenza, porque se notaba mucho que era un hombre con ropa de mujer quien acompañaba a Luis.

A la mañana siguiente se paso por casa una amiga de Luis que es esteticista. Luis no me habia dicho nada, asi que la sorpresa fue enorme. Lo primero que hizo fue entrar conmigo al baño me hizo desnudar, por lo que yo me puse rojo, y ella me intento tranquilizar diciendome que me veia como a una mujer mas, que no me apurase. Unto todo mi cuerpo con crema, luego me duche y como si fuera magia todo el bello de mi cuerpo se iba con el agua, despues de la ducha me puso crema hidratante por todo el cuerpo. En el mismo baño, era inmenso, coloco una silla para mi y empezo a depilarme las cejas con unas pinzas, el dolor fue horrible, pero el espejo hacia olvidar ese dolor. A continuacion saco de su bolsa una especie de pistola, me la acerco al lobulo de la oreja y me puso dos pendientes pequeños que me dijo no debia quitarmelos en mucho tiempo para que cicatrizasen los agujeros, mas adelante me los podria poner a mi gusto. A esas alturas mi pene estaba a punto de explotar. Nunca lo habia tenido asi. Sin la mas minima estimulacion fisica necesitaba vaciarse. Maria, que asi se llamaba la esteticista, vio el panorama y sin pensarselo dos veces, se agacho y empezo a chupar mi vigorosa polla. No tardo ni un minuto en vaciarse, porque aunque Maria no hubiese hecho nada, se abria corrido sin el mas minimo roce. Maria cogio el semen en su boca y me dijo que tenia que empezar a cogerle el gustito a la leche de macho dandome un beso y descargando todo el contenido de su boca en la mia. Era salado pero no me disgusto nada, al reves me encanto la experiencia. Bueno, despues del recreo, Maria me puso por la cara varias cremas, una despues de otra, y me explico la funcion de cada una para que empiece a aprender "cositas nuestras", como me dijo ella. Todo mi cuerpo era de seda, me notaba raro pero placentero. El siguiente paso fue el pelo, me dijo que ahora estaba muy corto, pero que cuando creciese podia ir a su peluqueria, o si para entonces todavia no te atreves a meterte en una pelu de señoras, solo tenia que llamarla y ella vendria a casa. Demomento me lo recogio con una malla yme saco dos pelucas de cabello natural, las dos largas, una morena y otra rubia, para que yo eligiera. Sin pensarlo, me puse la rubia, nunca habia llevado el pelo rubia y me apetecia. Maria me hizo un peinado que me favorecia mucho pero antes habia puesto un fijador en mi pelo y en el interior de la peluca. Me dijo que ahora ese iba a ser mi pelo las veinticuatro horas del dia, debia peinarlo, lavarlo,… todos los cuidados que necesita un cabello normal. Ya para terminar, me enseño todo acerca del maquillaje: trucos, combinaciones, que es cada cosa, modo de aplicarmelo,…, pero no me maquillo, me puso todo delante, frente al espejo, y mientras ella me hacia la manicura con postizas, yo con su ayuda iba aplicandome el maquillaje, que por cierto, para ser la primera vez que me maquillaba me quedo perfecto, cuando ella termino con la manicura me llevo a mi habitacion y me dio muy buenos consejos sobre la ropa, abrimos el armario y me ayudo a vestirme. Para lucir mis recien depiladas piernas, me puse una falda blanca a medio muslo, seguido me enseño a ponerme el sosten, que ya llevaba el relleno incorporado, era blanco, a juego con las braguitas. Termine con una blusa blanca y negra de saten que me encanto su roce con mi piel desnuda. Tambien me dijo varias cosas sobre como conjuntarme las joyas y me puse un collar, un reloj, un par de pulseras y varios anillos. Ya estaba todo. No faltaba lo peor, los zapatos, era imposible caminar con tacones. Maria me saco unos negros y blancos con ocho centimetros de tacon. En el primer paso me vine al suelo. Maria se moria de la risa. Estuvo como veinte minutos, con toda su santa paciencia, enseñandome a caminar con ellos. Lo principal para saber llevarlos es el contoneo de caderas, cualquiera puede llevar zapatos de tacon, pero si no se mueven bien las caderas pareces un pato. Maria me habia transformado. Fuimos las dos hasta un espejo gigante que Luis tenia en una habitacion vacia y no me reconoci. El espejo mostraba a dos mujeres guapisimas, y una era yo. Mi pene se puso otra vez a mil, Maria fue a por un vaso, me hizo correrme en el y despues me lo bebi. Alli estaba yo, el maquillaje y las cejas habian transformado por completo mi rostro, no me reconocia, con una enorme melena rubia, esa ropa tan femenina y los taconazos que ya dominaba sin problemas.- De esta noche no te libras. - Me dijo Maria toda orgullosa de su trabajo.- Cuando te vea Luis, no va a poder resistirse. Esta noche vas a sentirte mujer de verdad. – Acompañe a Maria hasta su coche, ya sin pasar la vergüenza de la tarde anterior. Note como tres vecinos que charlaban en la calle se me quedaron mirando cuando regresaba a casa. Por primera vez en mi vida fui Vanesa, estaba decidido, nunca mas atenderia a mi antiguo nombre. Desde ese momento soy Vanesa.