La cremallera 1ª parte

Lo que puede dar de si una cremallera.

Tenía 18 años, era un chico tímido, acomplejado, con granos en la cara y para nada me consideraba un chico que pudiera atraer a las chicas. No había dado el estirón aún. Me llamo Esteban, no tengo más hermanos.

Vivo en una barriada de Sevilla. Mí madre tiene 48 años, es la típica ama de casa, nunca ha trabajado, nunca se ha cuidado, está rellenita, es algo más alta que yo, más ancha que yo, tiene dos buenas tetas, grandes, pesadas y blandas. Nunca la había visto desnuda, nunca me había sentido atraído por ella, nunca la había visto como algo diferente a como debe verse una madre. Ancha, con barriga, con brazos regordetes, lo mismo que sus piernas y su culo, no podría decir que fuera una mujer que atrajera a los hombres, nunca había escuchado a mis padres follar. Mí madre se llama Rosa. Ella tiene una hermana, Ana, es mayor, igual que ella, 53 años, están las dos cortadas por el mismo rasero, aunque mí tía Ana se tiñe el pelo de rubio. Tiene un hijo, mí primo, Raúl, es más guapo que yo, tiene mejor cuerpo, pero igual de tonto que yo, y aunque más guapo y más entrantes con las niñas, siempre estaba vacilando que se ligaba a las niñas del instituto, sabía que no podía competir con algo que tenía yo y él no tenía, por mucho que quisiera hacer comparaciones. Mí polla era más grande que la suya, más gorda y más larga.

Vivo en un bloque de pisos, en el mismo rellano vive Soledad, otra marujona como mí madre, esta mujer es mayor, debe ser incluso mayor que mí tía Ana. Tiene que rondar los 59 años. Igual de grande que mí madre, pero Soledad está mucho más gorda, tiene una barriga grande, sus tetazas descansan encima de la barriga, siempre se está riendo, se la escucha nada más entrar por el portal, sí mí madre no está en mí casa, está en la suya, y sí Soledad no está en su casa, es que está en la mía. Soledad tiene una hija, Candela. Candela tiene 28 años, es enfermera.

Candela había sido la musa de algunas de mis pajas, había tenido la suerte de verla alguna que otra vez en braga y sujetador. Me había visto crecer, y no es que me considerara un hermano, pero como siempre estábamos juntos, había conseguido que fuera invisible para ella, y eso me había permitido verla, tenía dos tetas grandes, inmensas, bien puestas, como la madre, una cintura estrecha y caderas grandes, tenía lo que se llaman cartucheras, eso afeaba ese cuerpo, pero a mi me daba igual, su culo era más bien grande, nunca la había visto con un novio formal, había tenido amigos que le habían durado algunos meses, pero no sabía de nadie con el que fuera en serio.

Todo comenzó una tarde de verano, estaba con mí primo en mí cuarto, mí tía Ana y mí primo se venían muchas tardes a casa, no vivían muy lejos, tan solo un par de manzanas. Estaba jugando con mí primo. No éramos gays, pero uno de nuestros juegos era comparar nuestros aparatos urinarios, sobre todo a Raúl le gustaba jugar a eso, siempre quería ver sí su polla le crecía hasta ponerse igual de grande que la mía, pero incluso aunque yo no estuviera empalmado, solo con tenerla morcillona, era más grande y más gorda que la suya. Esa tarde al subirme la cremallera de mí pantalón vaquero pasó algo que iba a recordar para el resto de mí vida, primero por el dolor que me produjo y después por las consecuencia de aquel acto. Al subirme la cremallera cogí parte del pellejo con la cremallera, tuve la suerte de que solo fuera pellejo, pero el dolor que me produjo fue horroroso, los gritos tuvieron que escucharse en todo el bloque.

Tanto mí madre como mí tía vinieron corriendo, yo por la vergüenza que me producía no quería mostrarle mí polla, pero moviéndome el dolor era insoportable. Al final no tuve más remedio que enseñarle a mí madre y mí tía lo ocurrido, mí madre estaba nerviosa, creo que en ese momento no pudo pensar lo que tenía delante, no así mí tía, su cara era diferente, tenía la boca medio abierta, no decía nada, solo miraba con los ojos bien abiertos. Aunque yo pensaba que era debido a la impresión. Mí madre intentaba bajar la cremallera, pero mis gritos llegaban al cielo, no podía bajarla, ni quitar el pellejo después de varios intentos. Mí madre dijo que iba a buscar a Soledad, que al coser ropa para la gente, pensó que debía saber que hacer en un caso así. En el momento que mí tía se quedó sola, mí primo también había salido detrás de mí madre, se acercó me pasó la mano por la frente me dió un beso intentando reconfortarme y llevó su mano a mí polla, me preguntó sí me dolía mucho, le dije que sí, aunque sí no me movían la polla, no sentía nada, mí tía me rozó con los dedos el tronco y pasó los dedos por debajo cogiéndome los huevos, sentír sus dedos en mis huevos, hizo palpitar mí polla, eso me produjo un pinchazo, y una queja por mí parte, a mí tía no se le ocurrió otra cosa que aplastar mí cara entre sus dos tetazas, fue como un calentón por parte de ella, refregó sus tetas por mí cara, eran inmensas, muy blandas, ella solo me decía cosas para tranquilizarme, pero no dejaba de refregar sus tetas por mí cara, ya sentía sus pezones duros debajo de las prendas, y sentía como mí polla comenzaba a latir más fuerte.

En ese momento entró mí madre de nuevo, seguida de Soledad y de Candela. Me quejé, intenté taparme con mis manos, pero moverme me producía dolor.

Soledad me quitó las manos, no había dicho nada, no decía nada, Candela se había puesto a su lado, y las dos miraban mí polla, esta había dejado de latir, el corte de las dos mujeres mirando mí paquete, me había cortado. Entonces fue cuando Candela acercó su mano y me cogió la polla, me miró y sonrió, y me dijo que me tranquilizara que lo iba a solucionar, sentí su dedo empujando mí capullo para dentro de mí pellejo, en ese momento sentí las manos de Soledad hurgando la cremallera, y de un tirón bajó la cremallera, sentí un fuerte pinchazo, pero me quise hacer el hombre y no gritar. Candela no soltaba mí polla, apretaba mí capullo y la parte del pellejo que se me había pillado con la cremallera. Yo me había aplastado a las tetas de mí tía, incluso se las había apretado con las dos manos, mí tía no decía nada, sentía sus pezones duros como piedras. Nadie miraba donde estaba mí cara, todas miraban las manos de Candela, no dejaba de mover sus manos, tanto era así que mí polla comenzó a crecer, las cuatro mujeres, mí madre, mí tía, Soledad y Candela, miraban mí polla con la boca abierta, el único que creo que por coraje se había salido del cuarto era mí primo.

Candela tiró de mí pellejo dejando al descubierto mí glande, para ese momento ya tenía la polla en una buena dimensión, no estaba dura del todo, pero quedaba poco, Candela la estiró, mirando por la parte de debajo, recorrió con sus dedos mí tronco y por fín dijo que todo estaba bien, que seguramente me dolería unos días, pero que no se veía nada anormal, le dijo a mí madre que me la mirara por la noche, para ver sí se ponía morada o salía algún hematoma, pero que nada más. Yo seguía agarrado a las tetas de mí tía, nadie se había dado cuenta, y mí tía seguía estrujando mí cabeza contra ella. Cuando Candela me soltó, tanto mí madre como Soledad seguían mirando mí polla con la boca abierta. Tuvo que ser ella quien les dijera a las tres que me dejaran solo, que se me pasaría. Fue como despertar, mí tía me soltó y se alisó la blusa y Soledad y mí madre cerraron las bocas se miraron las dos y salieron del cuarto dejándome solo con la polla casi tiesa. Me dolía un poco, pero después de meneármela dos o tres veces el dolor había menguado, no me iba a quedar sin polla. Todo había quedado en un susto.

A la media hora mí madre entró, ya se habían ido todos.

.-¿Como estás cariño?

.-Bien mamá, ya casi no me duele.

.-Bueno, pero déjame verla, quiero ver que no te ha salido ningún moratón.

.-Mamá!! que estoy bien!! que no me duele!!

Con su insistencia no tuve más remedio que bajarme el pantalón con cuidado y dejarle ver mí polla. Ella se arrodilló delante mía, me miraba de una manera rara, acercó su mano y me la cogió por el tronco, con su mano rodeándola, aún quedaba fuera de su mano mí capullo, levantó la mano, la cara de mí madre era un poema, era como sí nunca hubiera visto una polla así, tiró de mí pellejo y dejó al descubierto todo mí glande, me la meneó despacio, fue inevitable que mí polla creciera a marcha forzadas, se me puso dura, me daba vergüenza, pero el placer que me estaba dando suplía esa vergüenza, me preguntó en un susurro.

.-¿Te duele?

.-No mamá!!

.-¿Te gusta?

.-Sí mamá, como sigas así me voy a correr!!

Sonrió.

.-Hazlo!! Eso es bueno!!

Me la cogió con más fuerza y comenzó a moverla más rápido, di un paso hacía ella, no me la había soltado, estaba tan cerca de su cara que sí hubiera abierto la boca se la habría colado, seguía meneándomela, me miró a lo ojos, y me dijo que lo hiciera, tuvo que notar que me iba a correr, pegó mí capullo a su mejilla y comencé a soltar mí leche, el primer chorro en la mejilla, el siguiente la tenía delante de la boca y dejó que impactara en sus labios cerrados, el tercero y el cuarto en su mentón y las siguientes gotas corrieron por su cuello. Me miró extasiada, seguía moviendo su mano, había sido una corrida como no recordaba ninguna, era la primera paja que me hacían, y había sido bestial, aunque hubiera sido mí madre. Se relamió, me soltó y se levantó.

.-Lo que acabamos de hacer no se lo puedes decir a nadie, ¿vale cariño?

.-Claro mamá!!

.-Sobre todo no le vayas a decir nada a tu primo!!

.-No mamá!! ¿Como le voy a decir eso?

Salió de mí cuarto dejándome con la polla palpitando. Ya no recordaba el dolor de la cremallera.

No era tonto, mí polla seguía dura pensando en las tetas de mí tía, ahora pensaba en la boca de mí madre, en las manos de Candela y la cara de Soledad. Mí polla no bajó su dureza en toda la tarde, no quise hacerme una paja, pensaba que mí madre podía volver por más y quería darle otra buena cantidad de leche. Llegó la noche, mí padre del trabajo, cenamos, le di dos besos a mí madre y le dije que me iba a la cama, me dijo cuando nos quedamos un momento a solas que sí quería cuando se acostara mí padre vendría a ver como estaba, le dije que sí con una sonrisa de oreja a oreja, la abracé y le dije que la quería mucho.

No suelo dormir desnudo, pero esa noche, me saqué toda la ropa y me acosté empelotas, mí polla apuntaba al techo, tardé mucho en dejar de escuchar a mis padres por la casa, era casi la dos de la mañana, ya había desistido de ver entrar a mí madre, pero de pronto sentí la puerta, se estaba abriendo y mí madre estaba entrando, estaba en camisón, la veía muchas veces, pero no era una mujer que se paseara por la casa en camisón, siempre había sido una mujer chapada a la antigüa. Cerró detrás de ella, la luz de mí cuarto estaba encendida, veía que estaba despierto. Se acercó me destapé y sonrió cuando vio mí polla latir, no habló, me indicó con la cabeza que le dejara sitio en la cama, se tendió de lado, me dió un beso en la mejilla y llevó su mano directamente a mí polla, comenzó a hacerme una paja, estaba muy pegada a mi, me seguía besando en la mejilla, dejaba sus labios pegados a mí mejilla más que besarme, notaba su respiración acelerada, fue instintivo, llevé mí mano derecha a su muslo, lo acaricié y ella se dejó hacer, incluso levantó su pierna para dejar que siguiera subiendo mí mano, no tardé en estar tocando su monte de venus, tenía la palma de mí mano en su muslo en su ingle y el canto tocando los vellos, los sentía ásperos, gruesos, duros, separó un poco su cara y me dijo.

.-tócale a mamá el chocho!!

Solo tuve que darle la vuelta a la mano, la palma en sus vellos, la bajé y mis dedos rápido encontraron los pliegues de sus labios, y un poco más abajo la calidez y lo mojado que estaba todo. Soltó un gemido, Su mano se aferraba a mí polla, parecía que dudara, pero de pronto estiró su pierna y la pasó por encima de mí cuerpo, quedó a horcajada, erguida con su mano en mí polla rozándola entre sus labios, se la estaba acomodando, sentí como se abría los labios encajando mí capullo entre ellos, lo sentía todo mojado, cerró los ojos y soltando mí polla se dejó caer sobre ella. Era mí primera mujer, y era mí madre, ella soltó un sollozo, se la encajó hasta los huevos, dejó escapar aire de su boca pegada a mí cara.

.-Cariño!! La tienes más grande que papá!!

Me hablaba en un susurro, resoplaba, subía despacio y se volvía a dejar caer enterrándose mí polla hasta los huevos, no tardé en sentir como todo se mojaba, era una pasada, sentía sus labios palpitando alrededor de mí polla, sentía como todo su coño succionaba para adentro.

acaricié sus muslos, acaricié su barriga, metí las manos por dentro y busqué esas moles que se movían despacio casi pegadas a mi pecho.

.-Súbele a mamá el camisón!!

Tiré de él para arriba y ví por primera vez esas tetazas, eran más grande de lo que me esperaba, blancas, con venas azules surcando el contorno, sus areolas no eran muy grandes, del color del chocolate negro, y sus pezones se notaban duros en medio de esas areolas.

.-Chúpalas!! Chúpale a mamá las tetas, cariño!!

Tenía su barriga apoyada encima de la mía, había bajado el cuerpo para dejarme que me metiera en la boca sus pezones, era como sí me hubieran enseñado como debía hacerlo, o más bien como sí no se me hubiera olvidado como hacerlo. Chupaba y lamía sus tetas, las apretaba con las manos, pasaba de una a otra mientras ella no dejaba de subir y bajar sobre mí polla. De pronto bajó su cara, me besó en los labios, más que besarme soltó saliva en mí boca, se estaba corriendo, era una corrida bestial, yo la dejaba hacer. Era una pasada. Era mí madre y se estaba corriendo con mí polla enterrada en lo más profundo de sus entrañas. Sentí como su coño latía, me la estaba exprimiendo, era un pasote, era la primera vez que sentía eso en mí cuerpo. Su respiración se hizo más suave, paró y se tendió a mí lado, se tendió boca arriba.

.-¿Quieres correrte cariño?

Le dije que sí con la cabeza.

.-Ponte entre mis piernas y vuelve a meterla dentro!!

Mí madre abrió las piernas, me coloqué de rodillas entre ellas, era la primera vez que veía el bajo vientre de mí madre. Estaba todo lleno de vellos negros, largos, estaba viendo su coño, mí madre era blanca de piel, pero todo el borde y sus labios arrugados eran de un color mucho más oscuro, estaba viendo sus grandes labios, estaban medio abiertos. Era una pasada ver a mí madre con el camisón remangado dejando que viera su vientre, su ombligo y todo su coño. Me agarré la polla y la dirigí de nuevo a esa cueva caliente, entró sin dificultad. Bufó, y dejó escapar una pequeña risa, le había gustado la sensación, lo mismo que a mi, coloqué mis manos a los lados del cuerpo de mí madre y comencé a moverme, cada vez más fuerte y más rápido, ella cerraba los ojos, sonreía, movía la cabeza. Dejaba escapar pequeños gemidos guturales, lo hacía quedamente, dos o tres minutos y estaba embistiendo a mí madre con todas mis fuerzas, le gustaba, me miraba con los ojos bien abiertos y me instaba a que siguiera dándole fuerte.

Veía debajo del camisón moverse sus tetas, se movían de arriba abajo con mis embestidas, mí madre se dió cuenta que las miraba y tiró del camisón para que pudiera verlas sin la tela de por medio. Veía sus pezones duros, le dije que me iba a correr, se apretó las tetas con sus manos y me dijo que lo hiciera, que la llenara con mí leche, que quería sentirme muy dentro de ella. Ella tiraba de sus pezones, se los estiraba con sus manos, parecía que debía ser doloroso, pero ella gemía, no parecía que le doliera, no pude más, se la hundí hasta los huevos, fuerte y comencé a correrme como un cosaco, tuvo que apretarme a sus tetas para que mis gemidos no se escucharan en el silencio de la noche. Aproveché para morder sus pezones, parecía que le gustara que apretara con fuerza, me apretaba ella misma más y más sus tetas a la boca, recuperé la respiración dentro de ella, me tendí de nuevo a su lado, se levantó de la cama.

.-Tengo que irme a mí cama, cariño!!

Me dió un beso en la mejilla y se marchó, cerrando la puerta detrás de ella. Me quedé plácidamente dormido.

Desperté bien entrada la mañana, mí madre me recibió como lo hacía todas las mañanas, me dió un beso, pero no me dejó que me pegara a ella, me rehuía, ni siquiera me miraba. Yo tampoco me atrevía a decirle nada, por lo que pasó el día casi sin hablarnos, ni mirarnos a la cara.

Por la noche la esperé empelotas, pero no apareció, el día siguiente transcurrió normal, no decía nada, ni yo se lo decía a ella. Era como sí no hubiera ocurrido nada entre los dos. Al tercer día mí tía llamó a casa, quería que fuera a recoger no se que cosa, me lo dijo mí madre así, después de comer, en calzona y camiseta me dirigí a casa de mí tía Ana. Ella me abrió la puerta, me extrañó que no estuviera mí primo Raúl, pregunté y me dijo que había ido con el padre a un mandado y no volvería hasta la noche. Mí tía llevaba un vestido de andar por casa, abotonado todo delante, ancho, de color azul con florecitas pequeñas, sin mangas, iba descalza. Me hizo pasar, esperé un momento a ver que quería, la notaba nerviosa, no dejaba de moverse, parecía sofocada. De pronto y hablando rápido.

.-¿Ya estás mejor del pellizco?

.-Sí tita!!

.-¿ya no te duele?

.-No!! Se me pasó enseguida el dolor!!

.-Ufff! Me asustaste mucho!! Pensé que se te iba a caer el trozo!! ¿De verdad que ya no te duele?

No lo pensé, me bajé la calzona y le enseñe mí polla a mí tía, la cogí por el tronco y le enseñe la parte del pellizco, se notaba un poco rojo, pero solo eso, mí tía estaba sentada en un sofá del salón, yo estaba de pie a su lado con mí polla muy cerca de su cara, solté mí polla y ella colocó su mano tímidamente. Había sido todo natural, no es que estuviera acostumbrado a enseñarle la polla a mí tía, pero no me pareció importante. Aunque por mí cabeza pasaba la paja que me había hecho mí madre el primer día.

.-Puedes apretar!! ya verás que ya no me duele!!

Bajó su mano a mis huevos, parecía que tenía predilección por los huevos, los acarició, los apretó un poco, mí polla se iba poniendo dura, ella con la boca medio abierta y sin dejar de mirar mí polla, movía su mano, volvió a mí tronco.

.-Tienes un pito muy bonito!! Vas a ser la envidia de tus amigos!!

Llevé mí mano a su pecho, era grande, blando, pesado, lo mismo que las de mí madre, me miró sonriendo.

.-¿Quieres verle las tetas a la tita?

Le dije que sí con la cabeza, se levantó del sofá y me hizo sentar, yo seguía con mí polla en la mano, me pajeaba despacio. Se desabrochó los botones del vestido y se lo sacó de los brazos, estaba en braga y sujetador, Me miraba como sí fuera una niña mala que fuera a hacer una travesura. Llevó sus manos a la espalda y se soltó los corchetes, el sujetador saltó, sus tremendas tetazas cayeron delante de su cuerpo, eran más grandes que las de mí madre, sus areolas eran más grandes, igual de negras y sus pezones abultaban mucho más.

No esperó, se bajó la braga, tenía los mismos pelos que mí madre, aunque se notaban más claros, se subió en el sofá y se sentó a horcajadas encima de mis piernas, soltó un tremendo gemido cuando mí polla se coló dentro de su coño, no lo esperaba, tampoco que estuviera segura de  lo que estaba haciendo, ella estaba mucho más mojada que mí madre, resbalaba perfectamente, se la había colado hasta los huevos, mordí con fuerza su pezón derecho, mí tía Ana gemía, subía y bajaba encima de mí polla, yo apretaba sus caderas, su barriga, apretaba sus tetas, mientras ella no dejaba de gemir y de botar sobre mí polla. Había perdido el miedo, había perdido la verguenza. No tardó en correrse, lo hizo con grandes gemidos, estábamos solos, eso propició que pudiera gemir como una descosida..

.-Llevo desde ese día deseando meterme tu cosita!!

Ella hablaba con mí polla dentro y yo le comía las tetas, mordía sus pezones y ella me dejaba hacer, tanto a mí madre como a ella parecía que le gustara que tiraran fuerte de sus grandes pezones, yo mordía y chupaba mientras ella seguía botando suavemente sobre mí polla.

Se levantó de encima mía y se llevó mí polla a la boca, la chupó con ganas, chupaba todo el flujo que me había soltado en la polla, había chupado hasta mis huevos.

.-¿Quieres ver de cerca mí chochito?

.-Sí tita!!

Se colocó a cuatro en el sofá se abrió las nalgas con las manos.

.-Chúpalo cariño!! Chúpale a la tita la rajita!!

Era una pasada, nunca había chupado un coño, y estaba chupando el coño de mí tía Ana, la hermana mayor de mí madre, una mujer de 53 años, el coño de mí tía era similar al de mí madre, oscuro, de labios menores grandes, no había vellos alrededor de su raja, como en el de mí madre, pero tenía tantos vellos o más que ella en su bajo vientre. Ella tiraba de sus nalgas, y yo le ayudé con mis manos, su agujero trasero quedó a mí vista, era grande, estriado, oscuro, grande, me quedé un momento mirándolo, mí tía movió las nalgas y volví a chupar ese coño jugoso, no tardé bajo las indicaciones de ella en saber lo que le gustaba, en notar como crecía su clítoris y se ponía duro bajo mí lengua. No dejaba de gemir y no dejaba de soltar caldo de esa raja caliente. Subí varias veces a oler el agujero de su trasero, me gustaba su olor, me atreví a pasar mí lengua por ese agujero y pareció que a mí tía le gustó la osadía. A quien le gustó fue a mí polla, sentí como se ponía dura al chupar ese agujero.

.-Vuelve a meter tu cosita en mí raja!! Verás como te gusta más así!!

Mí polla entró en su coño de una sola vez, seguía encharcada, gemía, no se cortaba, era una pasada sentir el cuerpo de mí tía delante del mío, a la vez que gemía no dejaba de decirme lo grande que tenía la polla, lo rico que se sentía, lo bien que follaba, la de veces que íbamos a disfrutar a partir de ese día. Ella seguía tirando de sus nalgas, veía como se abría el agujero de su culo. Paré.

.-Tita!! Quiero meterte el pito en el culo!!

.-Chiquillo!!! ¿Donde has aprendido tú esas cosas? ¿En mí culo? Se te va a llenar el pito de caca!!

Lo decía con la cabeza girada, pero acomodándose en el sofá para dejar el culo a la altura de mí polla.  Estaba totalmente excitada, lo notaba, ella había tirado de una de sus nalgas para que se viera mejor el camino.

Saqué mí polla de su coño y lo dirigí con la mano a la entrada de su culo, el calor era diferente, apreté decidido y mí capullo se coló, empujé y se coló media polla, mí tía bufaba.

.-La tienes muy gorda!! Me vas a destrozar!!

Pero se moría de gusto. No paré hasta sentir como mis huevos golpeaban en la entrada de su coño. Mí tía había agachado la cabeza y no dejaba de gemir, se había llevado una mano a su coño, sentía sus dedos por debajo de mis huevos, se estaba dando placer.

El calor que desprendía ese conducto no tenía nada que ver con el calor de su coño, ni con el calor del coño de mí madre. Era mucho mejor. Me daba más placer, sobre todo sentir como las paredes se apretaban y aflojaban como sí tuvieran vida propia. No pude darle mucho tiempo, en apenas unos minutos sentía como me corría en el interior del trasero de mí tía, ella volvió a correrse al sentir mí corrida en su culo, se sentó en el sofá y se llevó mí polla a la boca como las locas, me la estaba chupando sacando todo resto de flujo, corrida y cualquier resto que pudiera tener.

Nos sentamos los dos en los sofás, ella desnuda y yo a su lado.

.-Ha sido genial, sobrino!! Follas como los ángeles!! Sí quieres este será nuestro secreto!! Sí tu quieres, cuando yo esté sola te llamo para seguir haciéndolo!! ¿Quieres?

.-Claro tita!! Quiero follar contigo todos los días!! Me ha gustado mucho!! Me gustas mucho!! Te quiero mucho tita!!

.-que zalamero eres, condenado!!

Mí tía reía, con una risa histérica, sabiendo que había encontrado una panacea con mí polla.

Me vestí y me mandó a mí casa, no sin antes hacerme prometer que nadie se iba a enterar de lo ocurrido en su casa.

Volvieron a pasar varios días, todo iba normal, me había olvidado un poco de mí madre, ahora solo esperaba que lo de mí tía no se quedara en solo una vez como lo de mí madre. Ahora solo tenía un problema, no quería pajearme como lo hacía antes, para vaciarme bien con ella.

Habían pasado tres días, no había tenido noticias de mí tía, no quería preguntar para no levantar sospechas, incluso mí primo dejó de venir. Parecía que desde el día de la cremallera, se había enfadado, y no aparecía por casa. En cierto modo me daba igual y hasta lo prefería, sabía que podía terminar contándole algo que no deseaba. Esa noche noté a mí madre algo nerviosa, yo también lo estaba, llevaba tres días sin follar y sin hacerme una paja, ella no me decía nada, pero lo notaba, por su manera de mirarme, por su manera de hablarme, y como le hablaba a mí padre. Como siempre cenamos, y poco después me fuí a la cama, mí madre sin mirarme me dijo.

.-Nene no te vayas a dormir!! Tengo que coger una cosa de tu armario y me tienes que ayudar!!

Me pareció extraño, pero no le dije nada, le dije que bueno y que esperaría despierto.

Me extrañó, era más de la una y no había venido, ya no escuchaba la tele, ni a mis padres hablando en el salón, a las dos como la vez anterior, la puerta de mí dormitorio se abrió, mí madre entraba. Llevaba una bata de raso, se la había visto puesta muchas veces, pero no veía por debajo el camisón, se acercó a la cama.

.-¿Me dejas un ladito?

Dije que sí con la cabeza, me destapé, desde aquella vez, siempre dormía desnudo, mí polla se estaba poniendo dura a marcha forzada, sonrió y se desabrochó el cordón de la bata, la dejó caer al suelo, estaba desnuda, se subió directamente encima mía, cogió mí polla y se la pasó varias veces por el coño, estaba muy mojada, no hizo falta mucho más para que ella se sentara encima, soltó un gemido, y me dijo en un susurro.

.-No he podido soportarlo!! Necesito sentir tu cosa dentro de mi!!

Se la había clavado hasta los huevos, su cara había cambiado, estaba excitada.

.-He intentado luchar con el deseo de sentirla, pero no puedo!! No puedo resistir las ganas de sentirla muy dentro de mí coño, cariño!!

Estaba como loca, subía y bajaba a un ritmo que no iba a poder aguantar mucho, gemía, intentaba apagar sus gemidos pegando su boca a mí mejilla, moví la cara y me encontré con su boca, me dió la lengua, estaba salivando, sacó su lengua y dejó caer toda su saliva en mí boca, me gustaba.

.-Estoy loca por probar tu pito, necesito que te corras en mí boca, ya no puedo más!!

La hice parar y me giré en la cama, metí mí cara entre sus piernas y comencé a comerle el coño, estaba muy mojado, no dejaba de soltar flujo, se abalanzó a por mí polla, se la metió hasta los huevos, sentía sus dientes en la base de mí polla y como mí capullo pugnaba por entrar en su garganta, apagaba sus gemidos con mis huevos, yo sabía lo que tenía que buscar, en cuanto me dediqué a lamer su clítoris, sentí como estallaba, me estaba llenando la cara con una cantidad de flujo que no podía ni tragar, me tenía bien agarrado, yo mordía sus labios, chupaba y sentía como sus labios se apretaban y aflojaban en mí boca, estábamos los dos de lado, como pude subí la cara hasta su culo, la sentí parar de chupar cuando sintió mí lengua hurgar en su culo.

El agujero de mí madre no tenía nada que ver con el de mí tía, el agujero de mí madre era más redondo, tenía un borde grande, no tenía estrías, era un agujero que sobresalía, como el cráter de un volcán, apretó mí polla cuando sintió mí lengua hurgando en ese agujero, le tenía sujetas las nalgas y buscaba meter mí lengua más y más, parecía que le gustara, había dejado de chupar mí polla, me la tenía sujeta y apoyada contra su mejilla, gemía cada vez más fuerte, sentía como latía su agujero, me parecía un pasote, me excitaba sentir como mí madre estaba que no podía más sintiendo mí lengua en la entrada de su ojete.

Me separé un poco de ella.

.-Mamá quiero follarte el culo!!

Se le iluminó la cara, se giró colocándose a cuatro, pero hundiendo la barriga en la cama, me coloqué detrás de ella, pasé mí lengua por toda su raja, mí madre bufaba, nunca la había visto así, estaba super excitada, sentía como de su coño caía un hilo de flujo sobre mí cama. Me tuve que poner de pie y agacharme, mí capullo tocó su agujero, estaba ardiendo, empujé y el cráter se abrió, mí polla se coló hasta los huevos debido a la postura, fue una pasada, mí madre se había agarrado a las sábanas y en vez de pedirme que parara, entre gemidos me pedía que se la metiera más adentro. No me movía deprisa, sacaba un poco y la metía más fuerte, apretando más, sentía mis huevos apretados a su perineo, la sacaba despacio y la metía despacio, ella gemía, tenía la cara vuelta y nos mirábamos a los ojos, notaba la excitación en su cara, y notaba como el conducto de mí madre palpitaba con fuerza alrededor de mí polla, sentía perfectamente su esfínter latiendo en la base de mí polla, cuando se la dejaba dentro apretando. Estuvimos así unos minutos, le dije que me iba a correr que ya no podía más, me empujó con su mano y se colocó de rodillas en la cama, abrió la boca y esperó a que yo me acercara, sabía lo que deseaba, me cogió por los huevos y se la metió en la boca, primero chupó despacio, solo chupaba el glande, pero poco a poco y comenzando a salivar una barbaridad se la fue metiendo poco a poco en la boca, en apenas un minuto la tenía entera, sentía como su saliva me llenaba los huevos, y como mí capullo tocaba su campanilla, le daban arcadas, pero no se sacaba la polla lo más mínimo, empujé varias veces y a la cuarta vez comencé a correrme directamente en su garganta, no se como pudo tragar sin ahogarse, incluso sentía sus labios apretados en la base de mí polla, y su respiración en mis vellos, hasta que no terminé no se la sacó.

.-Es la leche más rica que he probado nunca!!

Me la estuvo chupando un poco más, quitando los restos de su saliva y los restos de mí leche. Me la dejó limpia como la patena.

Se levantó y comenzó a ponerse la bata.

.-¿Quién te ha enseñado a follar por el culo?

.-La tita Ana!!

Sonrió.

.-Pensé que había sido la guarra de Soledad o la puta de su hija!! Pero nunca hubiera pensado que la tata se atreviera!! Con lo santurrona que parece y se folla a mí hijo!!

Rió, no parecía enfadada, eso me tranquilizó y me quedé dormido.

A la mañana siguiente cuando me levanté mí padre no estaba, mí madre seguía en camisón, me extrañaba, pero no dije nada, me dijo que tenía el desayuno preparado en la cocina. Fuí, me senté a la mesa y comencé a desayunar, al momento entró mí madre, se paseó delante mía, intentaba que no notara que la miraba, mí polla se estaba poniendo dura, yo veía que no llevaba nada debajo, se notaban sus pezones duros debajo de la prenda. Pero no quería mirarla descaradamente.

Al momento comenzó a hablar, se había echado un café y se lo estaba bebiendo apoyada en la encimera enfrente mía. Me preguntó que cuántas veces había follado con la tía Ana, le dije que una. Me preguntó sí me había gustado, le respondí que sí, que me había encantado follarme su culo, no parecía enfadarse, parecía más bien que la excitara que se lo dijera, notaba como apretaba los muslos y como sus pezones se apretaban más y más debajo del camisón. Me preguntó sí a ella le había gustado, le dije que me parecía que sí por sus gemidos, rió. Me dijo que no se imaginaba a su hermana gimiendo, le dije que sí, que gemía bien fuerte cuando le metía la polla en el culo hasta los huevos. Yo le pregunté que porqué me había dicho lo de guarra y lo de puta de las vecinas. Me dijo que la Soledad era una guarra caliente, que desde el día del pellizco no paraba de decirle que tenía una polla para no dejar de hacer guarrerías con ella, y que ella le había dicho que a la hija le gustaba que se la follaran como a las putas, que siempre andaba con un consolador entre las piernas. Me preguntó sí también me gustaría follarme a las vecinas. Me quedé pensando, y antes de que me diera tiempo a responder, ella me dijo que quería verme follando con todas ellas. No dije nada, me levanté para dejar el plato y el vaso en el fregadero y mí madre se fijó en mí polla, la tenía dura y abultaba debajo del pijama. soltó el vaso del café en el fregadero y echó a andar. En la puerta me llamó y me dijo que fuera. Se había metido en mí cuarto, se quedó en el borde de la cama y se sacó el camisón por la cabeza, no dijo nada, se colocó a cuatro en el filo y se llevó las manos por los lados separándose las nalgas.

Me saqué la polla y sin esperar se la hundí en el coño de una sola vez, sí no hubiera estado tan lubricada seguro que le hubiera dolido, pero mí polla se coló hasta los huevos, soltó un fuerte gemido. Le dí varias veces bien fuerte, haciendo sonar mis piernas cuando golpeaban sus muslos.

.-Dame como a la tata!! Quiero que me folles como a la tata!! fuerte!! quiero que me des muy fuerte!!

Me agarré a sus anchas caderas y comencé a darle todo lo fuerte que pude, se dejó caer un poco más en la cama, escuchaba sus gemidos, no se cortaba, gemía fuerte cuando mí polla le llegaba al útero, sentía que no podía entrar más. Mí madre se corrió en cuanto sintió como mí leche la llenaba entera. Fue una corrida bestial, le había gustado y a mí sobre todo escucharla gemir de esa manera. Se dió la vuelta en la cama y se sentó en el filo dejando sus piernas bien abiertas, su coño quedaba fuera de la cama, me dijo que me acercara a ella y pegara mí polla a su cuerpo, me pegué a su barriga, la polla por debajo de sus tetas, nos mirábamos a los ojos, le cogía las tetas por los lados apretándoselas a la vez que bajaba mí cara para pegar mí boca a la suya, me dijo que le echara mí saliva en la boca, que sacara la lengua y le dejara caer la saliva, me hizo salivar y soltarla en la boca, veía como por debajo se metía ella los dedos en el coño, volvía a gemir con fuerza, me pidió que apretara sus tetas, que tirara de sus pezones con fuerza, no me podía creer que a mí madre le gustaran esas cosas. La verdad es que era excitante escuchar a mí madre gemir de esa manera, y sentir como se movía. A los poco minutos se volvía a correr y yo con ella, soltando mí leche en sus tetazas.

Resopló con fuerza, había un charquito de flujo en el suelo, se había corrido a lo bestia. Rió.

.-Cariño!! Estoy haciendo contigo lo que nunca he hecho con tu padre, nunca he gozado de esta manera, voy a hacer contigo todas las cosas que siempre he soñado y nunca hice por miedo a que me dijera que era una puta o una guarra!!

La abracé.

.-Te quiero mamá!! te quiero mucho!! A mí me gusta las cosas que me haces!!

Le dí un beso en los labios, ella suspiro.

.-Yo también te quiero mucho cariño!!

Cogió el camisón del suelo, limpió con él el flujo del suelo, se limpió mí corrida de la barriga y se lo volvió a colocar, cuando llegó a la puerta del dormitorio se levantó el camisón y me enseñó el culo, giró la cabeza.

.-La próxima te dejo que me folles el culo!! Me ha gustado mucho!!

Rió y se fue.

El resto de la mañana pasó normal, mí padre volvió y almorzamos los tres. Mí madre se comportaba como siempre. Aunque cuando me miraba, sonreía levemente. Después de comer mí madre se fue a casa de Soledad. Yo me fuí a jugar a la play y sobre la 8 de la tarde mí madre entró en mí dormitorio, me dijo que sí quería ir con ella a casa de Soledad, no supe que contestar, aunque en su cara notaba un pequeño signo de excitación. Asentí con la cabeza y la seguí, Iba a empezar un partido en la tele, mí padre ya estaba sentado enfrente con su cerveza en la mano, mí madre le dijo que dentro de dos horas cuando terminara volveríamos que estábamos enfrente. Ni siquiera hubo respuesta por parte de él.