La confesión de mi tímida secretaria

Ella tímidamente deseaba una experiencia fuera de la rutina diaria de su vida al igual que yo...

He decidido contarles estas confesiones, ya que creo que habemos muchos hombres que por alguna razón hemos tenido complejos equivocados. Me dedico al mundo de los negocios, y en mi vida profesional he tenido varias secretarias; bajitas, altas, un poco gorditas, otras no; eso a mi no me preocupa; me interesa su eficiencia.

Diez años atrás llegó Sonia, una joven mujer de 21 años, con un cuerpo terso, sedoso, resplandeciente para su edad. Era una mujer de mirada y actitudes tímidas, que solo sonreía y hablaba cuando era necesario. Se vestía con ropa bonita pero no enseñaba más arriba de las rodillas, ni más abajo del cuello; sin embargo su figura se marcaba perfectamente en sus ropas, tenía un cuerpo que invitaba a saborearlo. Una muchacha recatada. Al transcurrir de los meses nuestras conversaciones eran más fluidas, y, ella cada vez que me acercaba me miraba fijamente, incluso cada movimiento que daba. Un lunes por la mañana fuimos los primeros en llegar a la oficina y nos cruzamos y topamos en la puerta sorpresivamente cara a cara.

Ella asaltó de susto, pero me sonrió, sin dejar de verme a los ojos, sin pensarlo dos veces nos unimos en un delicioso y suave beso en los labios, que después se volvió en un apasionante y lujurioso beso. Podía saborear su tierna y deliciosa lengua con todos sus fluidos y oir su respiración cada vez más fuerte. Duro nuestro beso unos tres minutos, cuando empezó a llegar el resto del personal. Lógico nos detuvimos, bajando ella la vista vio mi garrote ya duro listo para actuar. Durante el resto del día busqué oportunidad para estar a solas con ella, pero me fue difícil; así estuvimos durante esa semana solo con pequeños contactos de besos fugaces pero apasionados.

Mi vida sexual con mi esposa hasta esa fecha había sido rutinaria, normal sin nada excepcional, que les confieso a veces tenía sexo con ella solo para satisfacerla, yo sin deseo alguno más que de terminar pronto. No disfrutaba de un buen polvazo.

Otro aspecto que me limitaba era el hecho de escuchar y leer relatos de mujeres que desean, anhelan y disfrutan pollas enormes y anchas, hasta las solicitan con ciertas medidas en pulgadas, no estoy en contra de eso cada quien con su gusto, incluso en películas porno veía tipos con tremendas pollas que parecían caballos. Y, a nosotros que no las tenemos tan grandes, nos dejan en algunas ocasiones a un lado. Esas cosas me limitaban para disfrutar de un buen sexo. Pero las cosas cambiaron. El viernes siguiente Sonia presentó su renuncia y yo, al preguntarle el motivo, me respondió que había un secreto difícil de decir por lo cual renunciaba. Al insistirle me confesó que ella había sido criada en un ambiente de recato y pudor en cuanto al sexo, pero ella tenía unos deseos y pensamientos fuertes de lujuria difíciles de controlar, y, deseaba estar conmigo. Pero no quería destruir mi matrimonio. Aproveché dicha confesión para decirle que yo también la deseaba y que tuviéramos un tiempo de lujuria juntos.

Ella aceptó, salimos, subimos a mi auto y nos dirigimos a un hotel cercano. Para todo esto eran las siete de la noche. Y al estacionar el auto en un semáforo ella me bajo suavemente la cremallera del pantalón y comenzó a tomar mi polla con su mano calientita y a acariciarme la punta con su deliciosa lengua; esto lo hacia mientras manejaba, no podía contener los sentimientos de placer que sentía, me detuve como pude en un lugar oscuro y discreto para que la policía no nos viera; para que ella continuara magistralmente con su formidable mamada. Ella lo chupaba con suavidad y despacio, hasta se oía el chasquido de sus labios. Luego empezó a metersela suavemente en toda su boca, con movimientos lentos... se la metía y se la sacaba, poco a poco sus movimientos fueron cada vez más rápidos, hasta que comencé a gemir y a gritar de placer aaahhhhh que rico lo mamas, ssiiiii masss masss ella no decía una sola palabra, solo se oía el ruido de su saliva y su boca succionando. De pronto sentí que me corría y le grité me vengo, ella con la boca llena asintió con su cabeza y exploté en un gran chorro de semen, ella movía su boca con avidez tratando de recibirlo todo y del lado izquierdo de su boca le corría el semen que no había podido tragar. Cuando sacó mi polla de su boca gimió: que rrriiico! Nos quedamos sentados a la par tomados de la mano tratando de percibir lo que había sucedido, cuando de pronto ella me dijo: pasemonos al asiento de atrás, este lugar es muy silencioso, nadie nos verá.

Ella se recostó en el sillón abriéndome sus lindas piernas, le quité su delicioso calzoncito, en medio de aquella oscuridad no podía ver mucho, pero si sentía el olor de los fluidos de aquella concha caliente y húmeda, incliné mis labios y empecé a lamerle con suavidad y deseo su vagina, que deliciosa la tenía, comencé por sus orillas, ella gemia: así cariññooo, suaveee suavee eso es masss masss Al oirla me excité aún más y empecé a mamarla con mayor fuerza y frenesí, ella brincaba literalmente del sillón llena de placer, cuando de pronto sus deliciosos muslos me apretaron el cuello y los hombros y empezó a gritar fuertemente aahhhhhh aaahhhhh ssiiiii quee rrrriico aahhhhh, sus gritos fueron cada vez más rápidos y se vino en un delicioso orgasmo en mi boca, que de pronto pensé que me ahogaría por el apretón que medió.

Cuando me soltó, ella me dijo quiero más, quiero más por favor. Con todo esto mi polla estaba obviamente parada nuevamente. Ella me empujo ahora al sillón, se desabotonó la blusa y el brassier poniéndome su dos lindos melones sobre mi cara, diciéndome en el oído: mordémelos. Puse mi boca sobre sus pezones y comencé a mordérselos suavemente, ella me decía: disfrútalos cariño, siempre he querido dártelos, mordeee mordeee duro mordeee. Pasé cinco minutos disfrutando esos maravillosos pechos, cuando ella con sus piernas abiertas sobre las mías agarró mi pene y lo introdujo de una sola vez sin mayor cuidado dentro de su lujuriosa, caliente y mojada vagina.

Ahí dí un grito de placer aahhhhh Te gusta? Me dijo. Si nena me gusta. A mi también disfrútala cariñññooo. Y empezó a bombear sobre mi pene de una manera fuerte y frenética, su vagina estaba totalmente empapada de fluidos de placer, se oia claramente el chapoteo cuando se la metía y se la sacaba. De pronto grita: Mmmm Ahhhh Me muerooo dámela toda ssiii ssiii SSSSIIIIIIIIII y se viene en un orgasmo largo y fuerte. Cuando siento sus contracciones sobre mi pene me vengo también en una rica y larga corrida. Ella me decía: no pareeesss no pareess damelo todo asi que ricccoooooo.

De pronto vimos la luz de un vehículo que se acercaba, cautelosamente nos arreglamos, nos dimos un beso apasionado y nos marchamos del lugar para no ser pillados por la policía. Así comenzó mi relación con Sonia, que me llevo a otras experiencias gratas, que.... pronto se las contaré.

Me gustaría conocer tu opinión acerca de esta experiencia, que fue real, escríbeme....

Te veo luego

Charly