La confesión de mi comadre
Este relato trata de un encuentro que tuve con mi comadre, por culpa de su esposo que la tenia totalmente abandonada y el pedido que me hizo.
Cuando Pepe se casó con Rita, me sorprendió la suerte que había tenido mi amigo de años, ya que Rita era y es una mujer de una figura impresionante. Nos frecuentábamos y Rita siempre me pedía que no sea ingrato y que los visite ya que habíamos congeniado mucho. Era tanta la confianza con ella, que me había dicho que cuando nazca su primer hijo, quería que nos hagamos compadres y es por eso que yo siempre la trate de comadre y ella a su vez me decía compadre. El hijo que ella soñaba no venia, pero no por culpa de ella, sino que Pepe, era un borrachín de primera y la tenia totalmente abandonada.
No me explicaba como un hombre podía dejar de lado una mujer como ella. Para que se hagan una idea de como es, les diré que tiene 30 años, unas lindas piernas, cintura pequeña y un busto que, por la forma y tamaño, cualquier hombre desearía darle una probada. Su piel es blanca y tiene un rostro muy bonito y unos labios carnosos. Siempre usa vestidos, los cuales dejan ver sus piernas ya que los usa cortos.
Un día recibí una llamada de ella para que fuese a conversar, sobre algo que quería consultarme. Llegué esa noche y me recibió tan bella como siempre y la salude diciéndole, hola comadre. Podía sentir su perfume que hacia una combinación perfecta con el aroma natural de su piel.
Ay compadre no sé que hacer con Pepe, se quejó. Que es lo que sucede Rita? Le pregunté. Lo que pasa es que Pepe me tiene toda abandonada y se ha dedicado a la bebida y a veces no viene a dormir. Por más que le he pedido no hace caso. Me dio ternura verla así contándome sus penas y me dio ganas de abrazarla y besarla para consolarla y mientras la miraba sentí que la verga se me puso dura. No se porque tuve esta reacción. Le voy a confesar algo, ya que somos amigos y por la confianza que nos tenemos, me dijo.
Soy todo oídos comadrita le dije, pensando que sería lo que me iría a confesar. Me da un poco de vergüenza decírselo pero lo que pasa es que Pepe me ignora por completo y cuando digo por completo quiero decir que ya ni siquiera me cumple en la cama. Cuando me dijo eso tragué saliva y sentí que la verga se me salía del pantalón.
Yo soy una mujer ardiente, que necesita ser amada y poseída me decía mirándome a los ojos y Pepe ya no hace nada de eso hace mucho tiempo. Se levantó y me sirvió una copa, dejándome ver su delicioso culo cuando se dirigía al bar de su casa. Apuré mi copa para recuperarme de la impresión de lo que salía de los labios de mi comadre y le dije si yo podía hacer algo por ella.
Se paró de donde estaba sentada y se puso a mi lado, tomando mi mano y diciéndome; Compadre lo que voy a hacer quiero que quede entre nosotros y seguidamente colocó su mano sobre mi verga, sin dejar de mirarme. Me parecía que estaba soñando, que ese monumento de mujer me estuviera tocando de esa manera y solo atiné a decirle, Comadre mi verga le pertenece desde que la conocí y puede hacer de ella lo que quiera.
Me abrí la bragueta y saqué mi verga, quedando ésta como un poste de lo parada que estaba. Ella la miró y paso su lengua por sus labios, se paró de mi lado, puso su mano en su espalda para bajar el cierre del vestido y éste cayo a sus pies. Se quedó en sostén y en braguitas y me preguntó, le gusta lo que ve?. Preferiría verla peladita le dije y ella misma se quitó el sostén, dejándome ver esas tetazas hermosas paradas y que tenían cada una aureola rosada grande, coronada por un pezón en punta.
Verla así desnuda me hizo recordar unos dibujos de mujeres, llamados pin-ups donde salen unas chicas esculturales con unas tetas deliciosas. Interrumpió mis pensamientos diciéndome, quiero comerme esa verga y se arrodillo ante mí, cogiendomela con una mano y empezándome a masturbar, haciendo que salga una gotita de la punta. Ella se inclinó y pasó su lengua por ella, dejándome la cabeza de mi verga nuevamente limpia. Seguidamente se la metió a la boca y me dio una mamada que me hizo eyacular dentro de su boca. Saco mi verga de su boca y mi semen le resbalaba por la comisura de sus labios, mirándome con una cara de puta, que nunca pensé que mi comadre pudiera ser tan caliente.
Me ayudó a quitarme la ropa y quedé desnudo como ella, pasando mis manos por todo su cuerpo a la vez que lo lamía y me metía a la boca sus tetas una por una, haciéndola gemir con cada chupada que le daba. Le levantaba sus nalgas con mis manos y buscaba su ano para meter mi mano, mientras ella me decía entre dientes, así compadre goce de mi ano, quiero que me meta la verga por ahí, culéeme que quiero sentir su verga por todos lados.
Se separó de mí poniéndose en cuatro patas sobre la alfombra y volteando su cabeza hacia mí me decía, cachame mi amor, meteme tu verga rica y hazme gritar, si quieres que sea una puta lo seré, pero metela de una buena vez. No podía creer lo que estaba oyendo y me puse detrás de ella para aliviar la calentura que tenia mi comadre.
La empecé a bombear inclinándome sobre ella, agarrando sus tetas que me daba la impresión que la estaba ordeñando. Sudorosos nos paramos y me agarro la verga y me llevó así a su habitación. Quiero que me culée en la cama donde duermo con Pepe, ya que si él no sabe apreciarme, Ud. si lo hará. Y vaya si lo hice. Me la culée y le di toda la verga que quiso y cada vez que terminaba esperaba que descanse un rato y me volvía a masturbar y a chuparla para que se me pare nuevamente.
Así estuve con mi comadre, y su marido estaría seguramente con sus amigos tomando licor, mientras yo me culeaba a mi comadre necesitada. Esa noche me fui, pero volví otras noches para seguir disfrutando de mi comadre Rita.