La condena 2
...
Despertó porque Raquel la empezó a zarandear.
Raquel – Despierta canija! Que ya nos van a dar de comer.
Despertó sobresaltada intentando entender quien era esa mujer que le decía que fuera a comer. Raquel la apuró, no quería que en su primera salida de la celda fuera sola.
Raquel – Canija como no saltes ya de la cama que sepas que te vas sola! – dijo haciendo el amago de irse.
Bella – Ya ya, ya voy – aun estaba algo desorientada pero ya volvía a la realidad….la cárcel de mujeres de Sevilla, allí estaba….por matar a Pedro.
Salió de la cama para lavarse un poco la cara en ese lavabo tan pequeño y extraño, todo de latón. Se miró en el espejo, los moretones de 3 días atrás ya casi habían desaparecido, pero aun llevaba uno en la mandíbula medio amarillento.
Miró a aquella mujer tan grande y tan rara y no tuvo mas remedio que seguirla, no conocía nada de aquel nuevo mundo que la acompañaría durante los próximos 4 años y le daba miedo lo que se pudiera encontrar.
Salieron de la celda y no habían dado ni 3 pasos cuando unas reclusas que se apoyaban en la baranda que daba al hueco central del edificio empezaron a decirle obscenidades a Bella….
Carla – Nena, si tienes la justa medida para llegar a mi cama! Porque no pasas la primera noche conmigo? Te enseñaré lo que es una buena cárcel de mujeres! Jajajaja
Sandra – Y cuando te aburras de esta te vienes conmigo! Jajajajaja
Bella no sabía dónde meterse, jamás había vivido algo parecido, ni un mal piropo por la calle y ahora, entre tantas mujeres suponía que eso le iba a pasar muy a menudo, presentía que al ser la nueva sería carne de cañón en todo momento….y eso la asustaba mas aun.
Raquel – Queréis dejarla par de buitres! Que no tenéis suficiente con follaros a media cárcel que también estáis pendientes de quien entra nuevo! Vaya par….-se dirigió a Bella diciéndole – no les hagas caso, llevan demasiado tiempo comiéndose a las mismas mujeres, ya necesitan renovar el armario un poco – dijo esto mirando a Sandra y Carla con cara seria, pero a la misma vez las entendía.
Sandra era la típica ladrona de poca monta que le dio el tirón al bolso de la persona equivocada…la madre de un juez. Rubia, delgada, de rasgos finos pero no muy femeninos que digamos, de ojos oscuros y mirada jovial se había ganado una condena de 2 años por aquella fechoría.
Carla, al contrario de Raquel y Sandra era una morena despampanante, con cabello lacio siempre bien peinado para donde estaba, ropa ajustada con generoso escote y sonrisa Colgate. Ojos claros de mirada penetrante y solo algo en común con las otras dos…. más lesbiana que todas las de LWord juntas. La condenaron a 13 meses por malversación de fondos en el ayuntamiento donde trabajaba.
Raquel – Esta es Bella- dijo haciéndose a un lado porque parecía que Bella se escondía tras ella – Bella, este par son Sandra y Carla, parecen mucho pero en seguida te darás cuenta de que son buena gente, aunque un poco desesperadas jajaja
Carla – Hola muchacha! Creo que nuestro comienzo no ha sido muy grato para ti, pero tranquila que no nos comemos a nadie….si no nos dejan, claro está – se acerco y le estampó un beso en la mejilla que Bella no se esperaba. Su reacción fue ruborizarse a la máxima potencia.
Sandra – Bienvenida al mundo de las víboras Bella – dijo señalando con brazos abiertos todo el corredor- Vamos que ya tengo hambre.
Bella aun estaba confundida desde que se despertó, no sabía muy bien cómo actuar con esas mujeres, sentía que Raquel en cierto modo la protegía y eso le daba algo más de confianza, pero aun era su primer día de condena, tenía que andar con cuidado.
Durante todo el camino hasta el comedor, que era relativamente corto, las saludaban al paso mujeres de muy distintas características. Típicas amas de casa con peinado al estilo años 70, falda, tacón y cigarro en la mano que la miraban con indiferencia, mujeres con el pelo muy corto, camisa y pantalones anchos que la miraban con lujuria. Rubias de revista con tacón alto y ropa muy ajustada, como Carla, que la miraban con curiosidad. De todas las edades, colores y formas y Bella no salía de su asombro…porque todo el mundo vestía de calle? Vale que a ella le habían dado ropa pero no era nada de ella y el resto de las mujeres parecía que vestían como si salieran de su casa.
Bella – Raquel, porqué todas vestís así? – le preguntó tímidamente
Raquel – Así como? – dijo mirándose y poniendo cara de interrogación
Bella – Así como si salierais recién de casa, ropa de calle, no se…
Raquel – jajajaja que te pensabas? Que en las cárceles íbamos con monos naranjas o a rayas? Jajajaja eres muy ignorante canija! Al principio nos dan ropa o entramos con la misma que llevábamos cuando nos condenan pero después las familias nos envían o en el mismo economato compramos – dijo divertida, Carla y Sandra estaban discutiendo algo y no prestaban atención a lo que hablaban ellas – en serio pensabas que íbamos con uniforme o algo así? jajajaja
Bella – que se yo! Me imaginaba lo que he visto por la tv
Raquel – hay cosas que se parecen y otras no de las que hayas podido ver.
Bella – como qué?
Ya estaban en la fila para que les sirvieran la comida que consistía en algún puré nutritivo (o eso decían las cocineras) estofado, fruta y algún refresco. Buscaron las 4 una mesa, de esas largas, larguísimas, que había en la sala. Se sentaron y ahí empezó la explicación de cómo era una cárcel…bueno, de cómo era “esa” cárcel.
Raquel – que crees saber de una cárcel?
Bella – pues por lo que veo nada, porque no tenía ni idea de que se podía vestir de cualquier manera dentro. Aparte de eso lo típico, no se…
Raquel – pues bien, esto funciona a si: es como un gran patio de colegio pero con la diferencia que aquí, cuando suena la sirena, todo el mundo se va a su celda. Con las funcionarias ándate con ojo, que hay alguna que otra, tienen mal genio y no pierden nada si te dan de ostias, lo suyo es ignorarlas totalmente y así te ahorras disgustos. Hay muchos grupos de gente si te fijas, pero solo tienes que tener cuidado con una mujer, María – dijo señalando descaradamente a una mujer que de eso tenía poco – ella es mas mala que el veneno. No es que te vaya a violar ni nada de eso aunque se ha dado el caso – La cara de Bella se oscureció con esas palabras – pero te hará la vida imposible si ve conveniente hacerlo, si vienes de familia adinerada o importante y usa su fuerza para conseguir siempre lo que quiere, por eso te dije que te ejercitaras, aunque viéndote….ni con 10 años de condena conseguirías ser un brazo de ella! – Todas rieron menos Bella que estaba notoriamente asustada- Tranquila que mientras estés cerca mía no se te acercará…. pero no te descuides! que al ser la nueva seguro que te buscará para sacarte algo.
Bella – Y porque no se acerca si estas tu?
Raquel – Porque es mi hermana…es una larga historia pero no es el momento de contarla. Y tu porque estás aquí?
Bella la miro con la cara de quien acaba de sentir una puñalada. Sabia donde estaba y porque pero de ahí a decirlo…Raquel se dio cuenta de su tormento, y las demás también asique cambiaron de tema.
Carla – esta tarde me voy a la clase de King boxing que hace Vicky, os apuntáis o qué? Me han dicho que la Rubia ha vuelto asique estará…mmmm – Bella puso una cara de “te refieres a lo que pienso?”
Raquel – tu siempre detrás de dos tetas, de verdad, podrías ser un poco menos descarada? No ves que la incomodas?
Carla – pues mejor que se vaya acostumbrando porque vale que no todas somos lesbianas, pero las que lo somos estamos fuera del armario y esos comentarios son el pan de cada día…además, Bella tú que eres?
Blanco, blanco era el color de la cara de Bella justo antes de ponerse rojo fuego.
Bella – pues hasta hace 3 días estaba casada con mi marido….
Sandra – vamos, mas hetero que Dios! Bueno, pues acostúmbrate a escucharnos así no andas ruborizada por la vida jajajaja
Se levantaron, dejaron las bandejas donde había que dejarlas y justo cuando iban a salir del comedor la misma funcionaria que había llevado a Bella a su celda la llamó
Funcionaria - 7685! Te esperan arriba.
Bella – Quien? - se volvió a asustar….era tan frágil esa mujer sin autoestima…
Funcionaria – La doctora Núñez.
Raquel se anticipó al “pero” de Bella y le dijo.
Raquel – Tranquila, es la psicóloga, todas pasamos por ahí.
Bella no pudo hacer otra cosa que seguir los pasos de la funcionaria hasta un ascensor. Metió una llave y este se abrió, la volvió a meter y marco el 3º. En todo el trayecto Bella solo mira al suelo y la funcionaria no decía nada, solo la dirigía.
Al salir del ascensor no había rejas ni siquiera en las ventanas. Era un pasillo corto con dos puertas al fondo, una que ponía “Dirección” y otra “Enfermería” y un par de salas de lo que Bella supuso sería de reuniones. La funcionaria le indicó que se sentara en una de las 4 sillas que había en la puerta.
Bella se sentó y esperó. Mientras lo hacía observaba como cambiaba la decoración solo subiendo un par de plantas…
2 pisos más abajo
Raquel, Sandra y Carla iban camino de sus celdas cuando alguien le grito a Raquel por la espalda. Al girarse vio a su querida hermana.
Raquel – raro era que no vinieras a preguntar, hermanita…
No se parecían en nada, Raquel era alta, delgada y musculosa, pero no en exceso, pelo largo, facciones suaves, tatuada no de cualquier manera, sino dibujos chinos, carpas, samuráis, geishas, todos motivos orientales, de ojos oscuros con mirada seria pero carácter amigable. En cambio María era algo más baja que ella, grande, musculosa en exceso, con tatuajes sin mucho arte ni sentido, pero corto, ojos claros y un carácter tan negro como el carbón.
Cuando María estuvo frente a ellas las recorrió con la peor de sus miradas.
María – No desperdicias ni un minuto con las nuevas eh hermanita? Estarás bien informada de que tipo de familia tiene para que te arrimes tanto no?
Raquel – te recuerdo que esos hobbies son los tuyos, no los míos. Yo no la quiero para nada! Pero lo que sí que no quiero es que gente como tú se le acerque, está claro?
María – siempre andas de angelito protector y llegará el momento de que las pagues todas juntas. Ten cuidado con la nueva, si tiene la oportunidad te matará, o no sabes porque está aquí?
Raquel – no me interesan tus tonterías! Deja de jugar al ratón y al gato!
María – ahh! Que el angelito protector protege sin saber los pecados….jajajajaja – dijo esto dándose la vuelta y obviamente Raquel reacciono…pero ahí estaban Carla y Sandra que con dificultad la consiguieron parar.
Raquel – si anda! Vete porque ya me tienes…..
2 pisos más arriban
La funcionaria se quedó esperando junto con Bella a que la mandaran llamar. Se abrió la puerta del despacho de “Dirección” y salió una mujer de edad algo avanzada pero con gesto jovial la cual sonrió a Bella y le dijo a la funcionaria:
Mujer – Fany, anda, llévame de vuelta a mi celda que si voy sola me pierdo, ya sabes que mi orientación no es la misma ahora que cuando entré aquí .
Fany – Vamos viejita, que llevas aquí la vida y aun sigues dando guerra cuando te pierdes. Bella, ya puedes pasar. Cuando termines si no estoy te esperas aquí que volveré para acompañarte abajo.
A Bella le hizo gracia como aquella mujer trataba a Fany, tan amistosa como si la conociera de toda la vida y se preguntó cuánto tiempo llevaría allí.
Se aproximo a la puerta y toco esperando el “adelante” típico de esas situaciones. Abrió, pasó y al levantar la cabeza….se paró el reloj biológico de su cuerpo, el tiempo y el espacio dejó de existir en el instante que sus ojos encontraron esos otros que la observaban. Quieta, helada y sin respirar no fue consciente de todos los segundos que pasaron mientras estuvo parada frente a la mujer que había detrás del escritorio. Vio unos ojos color caramelo detrás de unas gafas de estilo retro, los que la tenían enganchada, pelo rubio corto y despeinado, cara ovalada….
Doctora – Te sientas Bella?
Un jarro de agua fría….eso es lo que sintió justo antes de ponerse más roja que un tomate. Volvió a la realidad, bajó la cabeza y después de cerrar la puerta se sentó. No era capaz de volver a mirar a esa mujer que se suponía era la psicóloga de la cárcel…
Doctora – Bella, soy la doctora Núñez, la psicóloga y directora de la prisión. Que tal tus primeras horas?
Bella era incapaz de mirarla y no sabía por qué. La vergüenza cada vez era más grande y con ella el rubor de sus mejillas, porque se había quedado mirándola así?
Doctora – Estas bien? – dijo levantándose de su silla y acercándose a Bella – sé que es duro tener que estar aquí, conozco tu caso y por eso te he mandado llamar, tienes terapia conmigo todos los días hasta que crea conveniente dejarlo.
Bella reaccionó de golpe y la volvió a mirarla
Bella – Terapia? Todos los días? Pero porque si estoy bien! No tengo nada como para estar en terapia psiquiátrica! – se sentía incomoda solo con pensar que la tendría que ver todos los días y no entendía el porqué.
Doctora – Pero nada, después de lo que pasaste estas bien? Ja! te han impuesto una condena de 4 años sin posibilidad de apelar! a lo mejor no te parece mucho pero entre estas paredes el tiempo no pasa muy rápido que digamos y lo que menos quiero es que bajo mi dirección alguien se quite la vida, asique por obligación tienes terapia conmigo de lunes a viernes a las 3 de la tarde – y antes de que Bella pudiera responder – Y no hay peros!
No tuvo más que resignarse a acatar las órdenes de aquella mujer sin saber porque no podía mirarla a los ojos. Volvió a bajar la cabeza sintiendo una mezcla de sentimientos que iban desde la vergüenza por la presencia de la doctora a la rabia por la obligación que tendría cada día. Era una mujer de poco carácter pero tenía una cosa bien clara: no le gustaban ni los hospitales, ni los médicos y ni los psiquiatras.
Doctora- Y ahora me vas a contar como estas de verdad?
Bella – que quieres que te diga? Estoy medio desubicada, no se supone que para saber cómo estoy tendría que pasar un poco más de tiempo? Acabo de llegar!
Doctora- y que tal con tu compañera de celda? – Ojeó un expediente que tenía en la mesa – Raquel.
Bella – Pues ni bien ni mal, no sé, es amable conmigo y sus amigas también, aunque son un poco raras…
Doctora – raras? Porque dices eso?
Bella – Por qué no estoy acostumbrada a conocer gente tan de golpe y tan extrovertidas, hace mucho que no conocía a nadie….-Bella se hundió en sus pensamientos. Recordó que Pedro no la dejaba salir y tampoco dejaba que nadie la visitara…
La doctora notó su cambio de estado y se la quedó mirando. Sabía por las noticias, por los periódicos y por su expediente todo lo que había sufrido esa mujer. Vivió el maltrato, la soledad y la tiranía que le impuso su marido y ahora se veía condenada injustamente por haberse defendido de todo aquello. Tan menuda y aparentemente frágil aun se le notaban las marcas de su historia personal. La mandíbula marcada, los ojos hundidos y sin color, demasiado delgada…solo sentía que debía ayudar a esa chica frágil que tenía delante y sabía que tenía mucho tiempo para lograrlo.
Doctora – Bella, yo solo quiero ayudarte.
Bella – Me puedo ir? – era la primera vez que recordaba desde que había llegado a aquel lugar. Las lagrimas, esas que no habían salido ni con los disparos, ni con la visión de Pedro muerto sobre la cama, ni cuando se la llevaron, ni cuando la juzgaron y condenaron, ni cuando llegó a esa maraña de rejas y cemento que era la cárcel empezaron a hacer acto de presencia en sus ojos. Esa doctora, la que no podía mirar a los ojos sin que le fallaran las piernas, había abierto la caja de pandora.
Se levantó pero no pudo dar dos pasos seguidos sin caerse al suelo. La doctora, con la agilidad de un gato llego justo para agarrarla antes de que la totalidad de su cuerpo golpeara el suelo y Bella, sin poder aguantar nada de lo que tenía dentro, lloró un mar de lágrimas apoyada en el hombro de aquella mujer que de ahí en adelante sería su psiquiatra…