La condena 1

Bella...

Ella era Bella,  frágil como una rosa. Él una bestia sin sentimientos ni piedad disfrazado del marido perfecto. Ella al principio se sintió enamorada. Él le prometió la luna….pero las apariencias engañan.

Al segundo año todo cambió,  hizo su aparición ese “clic” imperceptible que transformo un cuento de hadas en la típica película de terror de los viernes. El amor se convirtió en miedo, miedo a que él llegara, miedo a como llegara, miedo a de qué tendría ganas cuando llegara.

A veces llegaba tan borracho que solo era llegar y dormir mientras se iba la tensión, tensión por la incertidumbre de pensar que sería de ella cuando acabara el día. Otras veces llegaba borracho pero no tanto como para solo dormir, pero si como para tener ganas de portarse bien. La obligaba a hacer mil cosas mientras que conseguía ponerle la cara y el cuerpo con ese típico color morado que en ella ya era el día a día.

Bella solo lloraba al terminar mientras que el, satisfecho, dormía para ir evaporando el alcohol de su sangre. Ella con lágrimas en los ojos se curaba las heridas de la cara medio escondida en el baño, intentando no hacer ruido… sabía que si lo despertaba sería aun peor.

Llevaban de novios 6 meses…solo tenían 24 años cuando Pedro, sin avisar, le montó la fiesta de pedida y puso la fecha. Un mes después era su esposa y pasados 2 años de la boda pasaba de ser su mujer a ser su juguete. Bella nunca había sido una mujer de carácter, introvertida y tímida se fue a fijar en ella el hijo del socio de su padre y ella, no queriendo desilusionar a este accedió a salir con Pedro. El era un hombre bueno, de 29 años, fortachón y protector, buen porte, buen tipo, buen auto.  El perfecto príncipe de cuentos y ella estaba encantada…que iba a saber que en realidad con el tiempo él, se convertiría en sapo.

No había porque pensar en eso, los primeros dos años fueron buenos, se hacían felices. Incluso buscaron un hijo pero… ahí fue cuando empezó a desmoronarse todo. Después de meses intentándolo supieron que Pedro era estéril y ahí, en ese justo momento, cuando el médico les daba la noticia, la bestia despertó…

Pedro – me está jodiendo? Que soy estéril?

Doctor – Si, lo siento, se aprecian poca cantidad de espermatozoides y los que hay no son lo suficientemente fuertes como para llegar a la fecundación del ovulo – no termino ya que él golpeó fuertemente la mesa-

Pedro – eso es imposible! Soy el primogénito de mi padre! No hay antecedentes! Está equivocado! – mientras estallaba en gritos hasta el médico se quedó blanco.

Agarró a Bella fuertemente del brazo y salió abriendo la puerta con tal fuerza que casi la descuelga. Bella volaba, pequeña, frágil, agarrada por el brazo por ese hombre que jamás había visto reaccionar tan violento.

La dejó en casa y sin mediar palabra se fue. Ella se quedó preocupada, no contestaba las llamadas y ya eran las 2 am. Estaba a punto de llamar a su padre para contarle cuando escuchó la puerta.

Bella – Pedro, donde estuviste? Que…. – no le dio tiempo, el notoriamente borracho la agarró del cuello y la estampó contra la pared.

Pedro – esto es culpa tuya, puta! Tú me has castrado! Pero tranquila, que se me levanta igual, asique vas a pagar todo por lo que me estás haciendo pasar….

Sobra decir lo que pasó a continuación…la primera paliza, la primera violación, la primera humillación, el primer día del resto de su infierno personal.

El no la dejaba salir y consiguió separarla de su familia. Ella se pasaba las horas metida en casa, encerrada, curando sus heridas físicas y del alma, esperando con pavor el sonido de unas llaves entrar en la cerradura de la puerta. Se estaba consumiendo... la estaba consumiendo él.  Esa niña linda, morena, de ojos verdes y menudita ya no estaba. Ahora era un manojo de huesos y  piel, de ojos oscurecidos por la falta de felicidad, blanca como la leche por falta de luz y siempre temblando ante cualquier ruido. Bella ya no era bella, de Bella ya no quedaba nada…

Ya hacía 3 años del principio del fin, ese día sabia que el vendría mas borracho que de costumbre y se dispuso, sumisa como siempre, a esperarlo bien quieta. Oyó las llaves que con dificultad buscaban la cerradura. Atino después de un buen rato y se abrió la puerta. Por los ruidos supo que fue dándose con todo lo que había en su camino hasta que llegó a la habitación, se quito la ropa y la agarró del pelo bajándola de la cama, tirándola donde él había tirado su ropa, y se sentó.

Pedro – Venga, empieza! – le grito con ese tono de autoridad mezclado con el acento raro que le daban las copas de más.

Bella se disponía a acatar sus órdenes cuando notó que debajo de la ropa de Pedro había algo duro. Levantó un poco el pantalón de este y pudo ver la boca de un cañón….siguió moviendo la ropa y….pum .... pum….

Todo era sangre, policía, paramédicos. Bella estaba catatónica, no reaccionaba, no se movía, no pensaba, no hacía nada. Encogida en un rincón de la habitación con el camisón lleno de sangre.

Los vecinos oyeron los disparos y llamaron a la policía. Estos al ver que nadie abría tiraron la puerta y el escenario que se encontraron era dantesco.

Pedro, tumbado en la cama, desnudo, con dos balas en el cuerpo. Una en la cabeza, muy certera, y la otra en el pecho que  aun sangraba.

Bella, esa niña que ya dejó de ser niña para convertirse en títere, en marioneta de un monstruo, apoyaba su espalda en la pared, en el rincón más alejado de la cama. Bañaba en sangre, con las manos juntas en esas rodillas huesudas apretándolas contra su pecho y con la mirada perdida en algún punto del universo que era esa habitación, mirando sin mirar, escuchando sin escuchar, viviendo sin vivir.

Los paramédicos no pudieron hacer nada por él, se fueron como vinieron, sin hacer ruido. Llegaron más policías y se llevaron a Bella cubriéndola con una manta. Los vecinos la vieron meterse en el coche patrulla preguntándose quién era aquella chica menuda que supuestamente había matado a Pedro....Si juntamos un año sin salir de casa, las palizas constantes que supuestamente nadie oía, las desesperación, la humillación, el no comer y por ahí sigue la lista…cual es la conclusión? Que nadie conocía a esa chica, porque no era la misma  mujer que se casó con el…ni él, el hombre que se casó con Bella…pero eso ningún vecino lo sabia y juzgaban, porque todos, antes o después, somos vecinos…

Después de aquella fatídica noche el juez de turno la condenó a 4 años de cárcel por no estar probado que fuera en defensa propia, porque en ese momento no había agresión, ni violación, “las anteriores no cuentan” dijo el juez, “tenía que haber denunciado, pero al carecer de estas, la condeno a ….”.

Bella aun seguía en shock 48 horas después de que matara a Pedro. Ya la conducían en un furgón a la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira en Sevilla. Ella seguía mirando a la nada. No contestaba a las preguntas, no se inmutaba ante nada, solo hacía lo que le ordenaran, como estaba acostumbrada a hacer.

Llegó a la cárcel junto con otras mujeres pero ella no era consciente de quien la acompañaba. Entró y después de que abrieran un par de rejas la hicieron pasar a una habitación. La desnudaron, la examinaron y le dieron otra ropa. Su camisón, lo único que llevaba puesto, aun tenía manchas de sangre por todas partes. No era la típica ropa de cárcel, un mono naranja o algo a rallas, no, le dieron unos jeans 3 tallas más grande que la suya, una camiseta descolorida y una chaqueta también jean, unos zapatos, calcetines, ropa interior en una bolsa precintada y la mandaron cambiarse. Ropa de cama, manta, almohada, cepillo de dientes, una pastilla de jabón y un número, 7685.

La llevaron a una celda y mientras caminaban ella y la funcionaría muchas mujeres al abrirles paso le dijeron de todo pero ella seguía en su mundo solo mirando al suelo. Al llegar a la celda ésta no era como las de las películas, esas que son oscuras, sucias y con alguien desagradable dentro, no. La celda mediría 5m x 3m. Había una litera con dos camas a la izquierda, 2 pequeños escritorios uno enfrente del otro y al final, debajo de la ventana, un inodoro y un lavamanos. La ventana era pequeña, con varios barrotes, pero dejaba entrar la luz y el aire.

Funcionaria – Esta es tu celda 7685, no puedes meter nada en ella sin antes pasar por nosotras, si lo haces y lo encontramos iras a aislamiento y se te quitará lo que sea que hayas traído sin permiso. Tienes 4 horas al día para salir al patio, gimnasio, biblioteca y demás, de 9 a 11 y de 17 a 19.  El baño es a las 8 , desayuno 8:30,  la comida a las 14  y la cena a las 21. El recuento a las 22. Cada semana se te entregará tu paga para que compres lo que quieras en el economato según lo que te manden de fuera. Alguna pregunta?

Bella solo la miró y negó. Empezaba a reaccionar, a sentir donde estaba y porqué…y no tenía ganas de llorar, sino que se sentía liberada y por ello culpable, porque solo a costa de matar a su marido se sentía, o más bien, se empezaba a sentir como antes, como era ella.

Funcionaria – pues bienvenida al cielo querida

Entró, y  la funcionaría se fue. Seguía con la ropa de cama en las manos mirando el que sería su nuevo hogar durante los próximos 4 años cuando una voz la sacó de sus pensamientos.

Voz – Hola

Bella se giró bruscamente y se quedó contra la pared, mirando las camas. Desde la puerta de la celda no se había dado cuenta que en la litera de arriba había alguien y ahora que la veía aun se asustó mas….

Reclusa – hola? Tierra llamando a…cómo te llamas – dijo la enorme morena bajando de un salto de la cama para quedar mirando hacia abajo, porque le sacaba 4 cabezas a bella.

Bella seguía impresionada, era alta, altísima! Musculosa, morena, ojos muy oscuros, diría que negros, tatuajes por todas partes y un semblante de “te voy a dar una ostia que no vas a querer dos” que hizo que el miedo se apoderara de ella.

La reclusa, al verla, cambio la cara y le adelantó la mano para saludarla

Reclusa – hola canija, soy Raquel….-la mano seguía extendida hacia Bella- tranquila que soy grande pero no muerdo, serias tan amable de decirme tu nombre?

Bella la miraba con cara de intriga y miedo a la vez. Al final cedió y le estrechó la mano

Bella – Hola, soy Bella – bella notó que le apretaba fuerte la mano y casi grita, pero justo en el momento en el que lo iba a hacer Raquel la soltó

Raquel – cuanto tienes de condena? A mí me quedan aun 2 años

Bella – 4 años sin apelación posible….-y miro hacia el suelo sin despegar la espalda de la pared ni soltar las pocas pertenencias que ahora tenía.

Raquel – pues si vas a estar tanto tiempo aquí te aconsejo que te ejercites, siendo tan flacucha te van a tomar por las yonkies de la tercera planta y te van a dar duro, hay a muchas que no les gustan las drogas y por lo que veo a ti tampoco – dijo señalándole los brazos, donde no había nada más que huesos, piel y venas – pero a primera vista no se nota.

Bella – Gracias, lo tendré en cuenta

Raquel se volvió a subir a su cama y retomó su lectura. A Bella le resulto graciosa la escena, una tía enorme e imponente leyendo….la biografía no autorizada de Angelina Jolie? Eso la hizo sonreír, no se la veía con cara de que le gustara leer pero claro, tantas horas libres no dan para mucho aquí.

Se dio cuenta de que por primera vez desde que empezó el infierno con Pedro estaba sonriendo y eso la hizo sentir bien. Se recostó en la cama de abajo y aunque eran las 9 de la mañana se quedó dormida enseguida, llevaba 2 días en vela y más de un año sin dormir bien y por una vez desde hacía mucho sentía que nadie la iba a despertar para hacerla daño, ya no.