La concubina (II)

La concubina (II)...

Al día siguiente cuando me desperté Manolo no estaba en la habitación, vaya afición por la pesca que le había entrado de golpe, poco me imaginaba lo que iba a tardar en volver a verlo.

Me levanté de la cama, hice un pipi y me metí en la ducha. Estaba muy a gusto con el agua calentita acariciádome el cuerpo. Un repasito a mi afeitado púbico, leche hidratante por todo el cuerpo, perfume en las zonas pertinentes y la túnica cubriendo mis curvas. La verdad es que estaba de impresión.

Me dirigí al comedor y allí estaba Mohamed, se levantó inmediatamente y me abrazó, una mano a la cintura, bajando inmediatamente a mis nalgas, la otra a mis tetas y buscando a continuación mi entrepierna.

Hola cariño – beso prolongado abriendo mis labios y mordiéndome la lengua - ¿ has dormido bien?

Hola Mohamed, buenos dias, muy bien ¿y tu?

Te he echado mucho de menos. Anda siéntate y desayunemos.

Tenia mucha hambre y comimos muy a gusto,

Supongo que habrás hecho lo que te dije sobre la túnica, ¿no? – En ese momento entraron el camarero y el capitán O’Brian, Buenos dias, saludaron. Mohamed ni les contestó – María quítate la túnica, quiero ver si me has obedecido.

¿No te basta con que te lo diga? – respondí un poco molesta, no tenía ningunas ganas de desnudarme delante de aquellos dos que no me quitaban ojo de encima,

He dicho que te quites la túnica y ahora mismo – Daba miedo verle asi.

No creo que tengas ningún derecho a hablarme asi.

Tengo todo el derecho del mundo, tienes dos opciones o te la quitas tu sola o te la quitamos nosotros tres – los dos comparsas me miraban relamiéndose, estaban deseando que no me la quitara yo.

Está bien – me levanté, empecé a remangar la túnica muy despacio, dejando ver mis muslos, me volví para enseñarles mis nalgas, la espalda y la hice pasar por mi cabeza, quedando totalmente desnuda.

Vuélvete, enseñanos lo buenisima que estás.

Me giré lentamente, mostrando todos mis encantos, menudos bultos tenian el capitan y el camarero.

Salgan de aqui – gritó Mohamed. Ven aqui Maria. – Me sentó en su regazo y empezó a besarme y acariciarme – Estas realmente muy buena, Maria, nos vamos a hacer gozar muchísimo mutuamente, ¿verdad, putita mia? – decía mientra me pellizcaba los pezones – Y ahora vamos a hacer lo que nos queda pendiente, anda ponte la túnica.

Ahora mismo, Mohamed – me empecé a dar cuenta quien mandaba alli.

En un momento estabamos sentados en el Mercedes camino de Marbella. Nos dirigimos a un establecimiento que externamente parecía una barbería, nos recibió un oriental misterioso.

Buenos dias señor Said, ¿en qué puede servirle?

Hola, necesito que me marques a esta hembra – vaya manera de hablar de mi, ni que fuera ganado.

Mohamed ¿ qué me vas a hacer?

Tatuarte, cariño, para que todos sepan a quién perteneces.

Pero ¿que dirá Manolo?

Nada, no dirá nada.

Por favor señorita, desnúdese y túmbese en esta camilla. ¿Que hacemos señor Said?

Tatuarle una M y una S junto al monte de Venus y anillarle el clítoris.

Ah, no, eso si que no – no tuve tiempo para decir nada mas, una sonora bofetada me calló inmediatamente.

Es la primera y espero que sea la última, Maria, nunca mas me lleves la contraria y menos en público, harás lo que te diga, donde, cuando y con quien yo te diga. – Se me saltaron las lágrimas.

De acuerdo Mohamed, perdona no volverá a ocurrir – en el fondo pensaba escaparme en cuanto pudiera, que equivocada estaba.

El oriental empezó su trabajo y despues de unas horas, bastante dolor y, por que no decirlo, cuando me puso el piercing, mucho placer, menudas manos tenía el coreano, que es lo que resultó ser.

Dentro de un par de horas ya podrá utilizarla señor Said, si le tira de la anilla le proporcionará un placer indescriptible, se corren como unas verdaderas furcias.

Muchas gracias, seguiré sus consejos – pagó una importántisima cantidad, de seis ceros, y nos fuimos hacia una joyeria cercana.

Era evidente que Mohamed era muy conocido en Marbella, los empleados de la joyeria competian por ver quien era mas pelota y lameculos, dos de ellos se dedicaron a mi.

A ver señores necesito un brazalete para la señorita.

Mire senor Said, ¿ qué le parece este de esmeraldas?

No, quiero brillantes, ese me gusta. Pruébatelo, Maria. Perfecto, te queda perfecto. Ahora necesito un arete de oro, con brillantes.

¿Quiere probarselo a la señorita?

No, no hace falta – ya me estaba imaginando donde me iba a poner el arete – cárguelo todo en mi cuenta, buenos dias.

Fuimos a comer a un restaurante en Marbella, estuvimos en un reservado y Mohamed no paró de acariciarme los muslos por debajo de la mesa.

Maria me tienes muy caliente, tengo muchísimas ganas de follarte – y a mi me estaba poniendo como una yegüa en celo, con tanta caricia.

Y yo estoy deseando que me folles, Mohamed – nunca me habría imaginado que le hablaría asi a un tio, casi desconocido.

Vámonos al barco.

Dicho y hecho, nada mas embarcar dió órdenes para zarpar de Puerto Banus

¿Y Ali y Manolo?

Ya nos encontrarán, son hombres de mundo. Venga vamos al camarote.

Menudo camarote, era como dos veces mi piso. Nada mas entrar me subió la túnica y empezó a acariciarme las nalgas, yo me hacía la remolona, y él me dió dos cachetes en el culo

Maria éstate quieta, no seas mala – me abrazó desde detrás y empezó a acariciarme la vulva, me apretaba, clavándome su verga erecta en mis nalgas.

Con cuidado, Mohamed, me molesta un poco el anillo.

Tranquila, cariño, vas a notar otras sensaciones – y dicho eso empezó a tirar de la anilla suavemente, era como si me hubiera enchufado a la corriente.

Ahhh, Mohamed, sigue, sigue – me arrancó la túnica y empezó a trabajarme los pezones.

Estos tambien te los vamos a anillar, putita, verdad que te gustará.

Lo que tu ordenes, mi señor – era la primera vez que le llamaba asi y le encantó, redobló sus ataques haciendo que me corriera gritando como una loca.

Ponte a cuatro patas, Maria, y en un momento me estaba follando hasta el fondo, no me daba cuartel, su polla me llegaba hasta la matriz, con una mano me tiraba del arete y la otra no paraba de pellizcarme y apretarme los pezones, a todo esto me mordió el hombro y el cuello. Volví a correrme y esta vez fue al unísono. Me llenó la vagina de esperma caliente, que rezumaba – Despues seguiremos con este culito que me vuelve loco, pero tenemos mucho tiempo.

Nos dormimos como angelitos, durante un par de horas. Cuando desperté estaba sola en la cama. Tenía una túnica negra, transparente, con bordados dorados. Había tambien ropa interior, de color negro y minúscula. Como me dijo Mohamed, solo debía llevar bragas y sostenes cuando él quisiera, ahora debía querer, asi que me lo puse todo, incluido el liguero y las medias. Salí del camarote, seguiamos navegando. Me dirigí al salón y allí estaba Mohamed con su hijo Ali.

Hola , muy buenas, ¿ ya habeis vuelto de la pesca? ¿y Manolo?

Hola, Maria, ¿ has descansado, cariño? Porque falta te va a hacer.

¿Por qué lo dices, Mohamed?

Mira, Maria, en primer lugar, debes olvidar al cornudo de tu marido, te ha vendido por una buena cantidad de dinero, asi que ahora me perteneces y evidentemente tendremos que amortizar el capital desembolsado. Y en segundo lugar, vas a tener que follar muchísimo, para tenernos contentos.

Pero, ¿ qué dices? Manolo no me puede vender como si fuera una vaca. Yo soy una mujer libre y no puede hacerme eso.

Estas muy equivocada, mejor que te vayas mentalizando y asi será mucho mas agradable. Creo que no lo has pasado nada mal conmigo y con Ali será todavía mejor, ya lo verás. Ahora vamos a Montecarlo y después tomaremos un avión hacia Arabia Saudí.

No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, si sería cabrón el Manolo, dejarme sola con estos elementos... En fin, si por cada polvo me iban a regalar una joya como la que llevaba en la muñeca, que se fueran preparando.

Estás preciosa con esta túnica, María, vamos al solarium...

Salimos a la cubierta y caminamos hacia popa, Mohamed iba delante y Ali a mi lado tocándome la popa, menudos pellizcos me estaba dando. Vaya con el solarium, era enorme, con al menos una veintena de tumbonas, ducha de agua dulce, bar, parasoles,

  • Anda Maria quítate la túnica, que queremos ver lo bien que te sienta la lencería que te ha traido Ali.

El hijo era un calentorro de impresión, vaya lo que me había comprado. Un tanga pequeñísimo, que a duras penas me tapaba los labios, el sujetador hacia juego en cuanto al tamaño, se me salían las tetas...

Lentamente me quité la túnica y quedé ante ellos, que se habían sentado en sendas tumbonas, solo llevaban sus túnicas, y menuda tienda de campaña se había formado en sus entrepiernas.

Mira Maria, ahora te vamos a poner el arete nuevo, el de brillantes, para que Ali disfrute contigo. Bajate las bragas y tiéndete boca arriba. Abre las piernas.

Ahi estaba yo con el chochito al aire y Mohamed hurgando para quitarme la anilla y ponerme la nueva, con tanto meneo me estaba poniendo cachonda.

  • Veo que ya la has marcado, asi no se confundirá nadie – dijo Ali. Estos dos parece que estaban dispuestos a que mis zonas íntimas dejaran de serlo y se convirtieran en zónas públicas, de servicios, que dicen ahora.

Venga, comémela zorrita, dijo el joven metiéndome la verga en la boca, la tenía mas grande que el viejo. Abri la boca y empecé a mamársela, menudos lengüetazos, desde la base hasta la punta, que ya empezaba a segregar líquidos preseminales.

Hummmm, Ali que buena – le acariciaba los huevos mientras mi lengua no paraba de trabajarle la polla. Me arrancó, prácticamente, el sujetador y empezó a pellizcarme los pezones. Mientras el padre habia acabado de anillarme el clítoris, y empezaba a tirar de la anilla mientras me metía la lengua en la vagina...

Ahhhhh, métemela Mohamed...por favor....

Te estás convirtiendo en una verdadera ramera, Maria, vamos a gozar como locos – Mientras decía eso empezó a penetrarme, y de una sola enculada me la metió hasta el fondo, como tenía la boca ocupada no podía ni gritar... Ali me estaba follando literalmente la boca...

Estuvimos asi unos minutos, despues Ali se tumbó boca arriba y me ordenó;

Móntame y metétela – obedecí con presteza y empecé a saltar sobre su verga, como me lo llenaba...

Como me lo llenas, cabrón – me sorprendí al oirme pronunciar esas palabras. Mientras el padre estaba preparándome el culo para darme por la popa...Ya notaba la punta de su pene empujando y abriéndose camino...

Ahhhh, me haces daño, Mohamed.... no, no

Te voy a dar por culo y te gustará muchisimo – empujón y adentro, debían notar sus pollas rozandose dentro de mi...

Como se pasaron, me hicieron un emparedado, estabamos sudando como cerdos, y despues de un mete y saca glorioso se corrieron, Ali me roció las entrañas y Mohamed se corrió sobre mi espalda mientras apretaba mis tetas.

Varios miembros de la tripulación, con sus idems a la vista, no nos quitaban ojo de encima y se lo estaban pasando en grande...

Maria creo que vas a tener que contentar a alguno de mis tripulantes, están demasiado salidos ¿ no crees?

Lo que tu mandes mi señor... pero déjame descansar un poquito.

(Continuará)

Os espero... kaxonda@hotmail.com