La comprometida fantasía de Claudia (1 de 2)
Mi novia me comentaba sus fantasías y yo las mias, algunas las realizabamos, otras no. Pero ésta, ella nunca se imaginó que se iba a hacer realidad dada su difucultad, así el morbo fue todavía mayor.
Hola, soy Jose Manuel, el marido de Claudia. Mi mujer se registró en esta página hace un tiempo con la idea de iros contando nuestras aventuras sexuales más significativas. Hasta ahora os ha contado como fue aquella noche en que la llevé con los ojos tapados a un motel con la compañía de otra pareja sin que ella lo supiera, bajo el título “Totalmente a ciegas”, sección intercambios.
Esta vez quería contaros como hice que se cumpliera una de sus fantasías mas comprometidas, y dado que fui yo quien estuvo un largo tiempo dedicando esfuerzo para que se pudiera llevar a cabo, pues me ha pedido que os la contara yo directamente.
Como podéis adivinar los que hayáis leído su anterior relato, somos una pareja muy morbosa, fantasiosa, bastante liberal, y nos gusta cumplir aquellas fantasías que nos apetece, aunque para ello haya que hacer cosas como las que voy a contaros a continuación.
Cuando mi entonces novia y yo estábamos al tema, y los dos estábamos muy excitados, era frecuente que nos preguntásemos que nos gustaría, que nos daría morbo, etc., y que contestáramos sin ningún tipo de reparo. Yo le planteaba situaciones y ella me iba diciendo si le excitaría que se diese esa situación o no, y al revés también, así nos íbamos conociendo más sexualmente.
Una de esas situaciones que le planteaba muchas veces y que sabía que a ella le ponía muy cachonda, era decirle mientras yo la penetraba, que se imaginase una chica lamiéndole el clítoris al mismo tiempo. Esto le daba un morbo tremendo y se corría en seguida. Le daba mucho más morbo pensar en una chica que en un chico. Yo ya lo sabía y a menudo le decía que se lo imaginara cuando estábamos haciéndolo y estaba excitada. Pero iba más allá, y le decía el nombre de chicas o mujeres concretas que conocíamos, a veces me decía que no se atrevería, que le daría corte o que con una conocida no, mejor una chica desconocida, pero eso (yo ya la conocía bastante bien), era que no estaba lo suficientemente caliente, ya que cuando estaba al máximo, cualquier mujer que le dijera que en ese momento le iba a lamer el coño mientras yo la penetraba, la ponía a mil y nunca decía “no, esa chica no, no me atrevería”.
En una ocasión estábamos follando en su habitación, en su casa. Yo estaba sentado en una silla y ella sentada sobre mi dándome la espalda. Mi polla entraba y salía de su coño y mis manos rodeaban su cuerpo y apretaban y acariciaban sus tetas, para de vez en cuando deslizarse hasta abajo y jugar con su clítoris. Estábamos ambos viendo hacia la puerta de la habitación, que no tenía forma trincarse desde dentro, por lo que cualquier persona la podría abrir desde el pasillo. Empecé a decirle lo fácil que sería que en esa posición, una chica se pusiera de rodillas delante de ella y le lamiera el clítoris mientras yo la penetraba. Ella imaginándose lo que yo decía se ponía cada vez más cachonda. Le dije el nombre de alguna amiga suya, para que se la imaginara comiéndole el coño, y se puso cachondísima. Le dije el nombre de alguna mujer más mayor que conocíamos, y se puso a mil. Y la vi tan cachonda que me atrevía a decirle lo siguiente:
-Seguro que tu madre no sabe que estamos aquí. Imagina que viene a tu habitación a decirte algo, abre la puerta y te encuentra de frente así, con el coño abierto y mi polla dentro, porque desde la puerta lo ve perfectamente.
-Pues que llame antes de entrar –decía malamente entre gemidos- si no quiere encontrarse sorpresas.
Aparentemente mi comentario no le había influido, pero entonces respondí:
-A lo mejor es una sorpresa agradable, ver como se la meten a su hija, como goza. Quizá le guste verlo y se quede ahí en la puerta parada. Entonces tendré que decirle que pase sin miedo, y que se agache y empiece a lamerte el coño. Te imaginas Claudia? Tu madre abre la puerta y al verte se lanza entre tus piernas y empieza a lamerte el coño?
Entonces sí que hubo reacción por parte de Claudia.
-Aaaaaaahhhhhhhhhhhhh- soltó un gemido como nunca la había escuchado. El comentario le había hecho dar un subidón tal que se corrió en el momento, durante largo rato. Yo contribuía al darle más miga al tema.
-Te imaginas, la lengua de tu madre recorriendo tu coñito?
-Siiiiiiiiiiii
-Te da morbo la situación?
-Muchíííííííííísimo
-A que te gustaría correrte con mi polla dentro y su lengua lamiéndote
-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii, mucho..
-A que te ha puesto muy cachonda pensar en eso????
-Ufffffff, que morbazo
-Te gustaría que pasara?
Y en ese momento, con el calentón que tenía, y corriéndose a la vez dijo
- Me encantaría…
Yo nunca la había visto tan caliente hasta el momento, mejor dicho, nunca la había visto ponerse tan cachonda de repente con un comentario. Y eso lo sabía porque ya la conocía y sé que si no estuviera tan cachonda, se hubiera cortado y hubiera dicho “no, con mi madre no”, pero en ese instante, se corrió solo de pensar en esa situación.
El tema quedó ahí. Pasó el tiempo y seguimos disfrutando del sexo con otras fantasías y de otras formas, pero yo nunca olvidé el calentón y el morbo que le había dado en aquella situación pensar que quien le comía el coño era su propia madre. Difícil hacer algo al respecto, desde luego. Pero un día me decidí poco a poco a intentarlo. Desde luego no podía ir a junto de su madre y planteárselo, pero decidí empezar a acercarme más a ella. Y digo que el tema era difícil porque su madre era una persona fría, poco cariñosa y de poco diálogo; muy buena mujer, pero distante en todos los sentidos. Mi relación con ella y mi confianza con ella eran correctas pero no pasaba de ahí.
Un día empecé mi acercamiento a ella. Ella vivía sola, ya que Claudia y yo ya vivíamos juntos. Normalmente y cada varios días Claudia llamaba a su madre para charlar y se me ocurrió que un día la iba a llamar yo. Así lo hice. Se sorprendió pero la llamada fue agradable. Me dijo que se alegraba de que yo la llamase, me dijo que por teléfono no se cortaba tanto para hablar conmigo, que en persona a veces no sabía que decirme etc. etc.. y yo le dije que si tenía que volver a llamarla para que charlase conmigo que lo haría y tal. Estuvimos hablando unos cinco minutos, de forma muy cordial, pero aquel día algo cambió en la relación con mi suegra. Evidentemente Claudia no sabía nada de esto. Yo no estaba seguro de nada, pero en principio solo quería coger más confianza con mi suegra. Y si por casualidad llegase a conseguir mi objetivo, quería que cogiera a mi mujer totalmente por sorpresa, así que no debía sospechar que su madre y yo nos estábamos cogiendo confianza. En las sucesivas semanas empecé a telefonear a mi suegra de cuando en cuando para ver como estaba, para que me contara, y las conversaciones eran siempre agradables; hablábamos de cualquier cosa pero yo siempre tiraba un poco al tema de la confianza, que se abriera conmigo, que contara conmigo para lo que fuera, que teníamos que ser más amigos y tal.. y así fue siendo poco a poco.
Después vinieron las visitas. Empecé a visitarla a su casa. Charlábamos de cosas normales, a veces le hacía algún trabajo en casa y luego me daba una ducha, y aprovechaba para olvidarme la toalla o pasar por el pasillo envuelto en ella, nada atrevido pero solamente que le hiciera pensar en mi como hombre, nada más. Como ella, a sus cincuenta años no salía y no tenía vida social, en un momento en que ya teníamos confianza y ya le contaba alguna cosa íntima diciéndole “esto queda entre tu y yo”, y siempre encontraba buena disposición por su parte, pues le dije que tenía que venir conmigo a tomar unas cervezas. Y después de hablar sobre ello un tiempo, un día así fue; un día en que Claudia estaba ocupada y yo en teoría iba a salir con unos amigos, fui a recoger a su madre y me la llevé por primera vez de bares. Tomamos unos vinos, picamos algo y finalmente la invité a una copa. Ella nunca había salido en ese plan, ya que en su juventud se llevaban otras cosas, y como ambos habíamos bebido algo, se sintió bastante libre para contarme cosas. Yo también me atrevía contarle y nos hicimos más íntimos ese día. Al final de la noche yo le decía cosas del tipo “todavía eres joven” “te ves muy bien para tu edad”, “ muchos hombres se están fijando en ti”, etc. y ella comentarios como “mi hija ha escogido bien” “yo te aprecio mucho, eres un yerno genial”, etc. etc., y entre dimes y diretes, nos cogíamos la mano, nos dábamos besos y abrazos… lo típico al estar un poco colocados. Nos fuimos a casa, entré con ella y le pregunté si estaba cansada y quería acostarse. Me dijo que si, pero que estaba muy a gusto hablando conmigo. Entonces le dije.
- No hay problema, te metes en la cama, yo me siento a tu lado y seguimos charlando hasta que te quedes dormida, luego me marcho.
Aceptó y así fue. Salí de la habitación para que se quitase la ropa y cuando estuvo en la cama me llamó. Entré en su cuarto y vi su ropa en el suelo. Nunca había dejado la ropa por el suelo, allí vi sus braguitas tiradas y se me pasó por la mente la idea de donde estaban esas braguitas unos segundos antes, me dio morbo y me puse un poco caliente. Me senté en la cama y empezamos a hablar, de lo bien que nos llevábamos, etc. etc. mientras le tenía cogida una mano y con la otra la acariciaba por encima de las sábanas. Ella se dejaba hacer. Al rato , para hablar más íntimamente me arrodillé en el suelo de forma que mi cara quedara pegada a la suya, muy cerca, le acariciaba el pelo mientra hablábamos, con nuestras bocas a pocos centímetros. Nuestra conversación iba por buen camino, “que pena que una mujer como tu se meta sola en la cama” decía yo “si tuviera unos años menos, un chico como tu no se me escapaba”, etc. etc. De vez en cuando nos dábamos un beso inocente, hasta que le dije que me tenía que ir, que empezaba a sentirme cansado para conducir hasta casa.
-Si quieres te puedes quedar- me dijo
- No, después de las conversaciones que hemos tenido, no me apetece dormir solo
-Ya claro, pero bueno, …. hasta casa tienes un rato. Claudia te está esperando…
-Claudia no está en casa todavía, además le dije que iba a salir con amigos así que hasta las seis por lo menos no me espera.
-Bueno, pues descansa aquí un poco si quieres.
-No, de verdad. Me apetece estar cerca de una mujer – le dije- y me apetece sexo. Así que debo irme.
-Sexo no te puedo dar -me contestó- pero cerca de una mujer estás ahora. Si quieres acostarte a mi lado, no me voy a asustar.
-En tu cama, contigo?
-Así seguimos hablando hasta que tu también te quedes dormido.
-No tienes miedo de mi? Jeje, que te empiece a meter mano o algo. Te confieso que nuestra conversación me ha excitado un poco.
-Confío en ti - me dijo. Luego añadió –además, aunque me roces un poco tampoco va a ser el fin del mundo.
Aquello era lo que estaba esperando.
-Tu quieres que me meta un ratito a tu lado, te apetece? Dime la verdad
-Se que no es lo correcto, pero me gustaría – me dijo-.
-Vale, como lo que hablamos antes, que todos necesitamos un poquito de cariño a veces, y tu estás tan sola, pues esta noche te voy a mimar un poquito quieres?
-Si, ven- me dijo indicándome la otra mitad de la cama.
Comencé a quitarme la camiseta, los zapatos. La verdad es que me daba mucho morbo, me iba a meter en la cama con mi suegra. Quería cumplir la fantasía de mi mujer o que diablos iba a hacer? Hacia donde estaba yendo todo esto? Aunque luego pensé.. si no tengo la confianza de acostarme a su lado y abrazarla y tal, no podré jamás en la vida decirle “a tu hija le encantaría que le comieras el coño”. Así que me quité el pantalón, ella me miraba, y con los gayumbos puestos, debajo de los cuales se notaba que la tenía morcillona, rodee la cama y me metí dentro, abrazándola por detrás.
-Estás totalmente desnuda? – le pregunté
-Si, hoy no me apetecía ponerme nada para dormir
-Entonces tengo que tener cuidado con las manos, y no solo con las majos, je je.
-No pasa nada, tranquilo.
-Ven, que te doy un abrazo- le dije.
Se giró hacia mi, puso la cabeza en mi pecho y empecé a darle cariño y a murmurar bajito.
Le decía que era raro estar metido con mi suegra en cama. Luego saqué el tema de las fantasías sexuales –por fin, que es donde yo quería ir- y le dije.
-Sabes cuantos chicos fantasean con sus suegras?
- Pues no lo entiendo, si la hija siempre es más joven y más atractiva
-Ya, pero la hija es seguro, es lo de todos los días. El hecho de estar con alguien más mayor, que sea la madre de tu novia, etc., le da más morbo al asunto.
-No te entiendo.
Seguimos hablando del tema, se notaba que mi suegra era muy tradicional sexualmente, le expliqué lo que era el morbo, lo que eran las fantasías, que a veces se querían cumplir y otra veces no, etc., entonces me preguntó, en un momento determinado.
-Y tu? Seguro que no pensaste nunca en tu suegra porque la tuya no es nada guapa ni está de buen ver.
-Eso es mentira, le dije. Además, eso es secundario. Cuando alguien te da morbo, te pone cachondo cualquier situación con esa persona, aunque seas consciente de que no es atractivo. El morbo puede más.
Seguimos hablando y ella me contó que no había tenido fantasías, nunca se lo había planteado, solamente a veces había tenido ganas de estar con ciertos hombres. Yo le empecé a tirar, a preguntar y fui sacándole cosas que le gustaban. Yo le conté algunas fantasías mías, incluso algunas de Claudia, las más inocentes, en plan que alguien nos viera, hacerlo en tal sitio, etc. Ella se mostraba interesada y curiosa.
Llegado un punto me atreví a decirle.
-A mi siempre me puso cachondo la idea de que nos vieras a Claudia y a mi, follando.
Te gustaría eso? Que te gustaría que viera?
No se, a tu hija disfrutar, que vieras mi polla dura entrando dentro de ella, como nos corremos.. sería muy morboso
-Tu polla dura casi la puedo ver ahora, al menos sentirla
-Perdona- dije separándome un poco de ella-.
-Que no pasa nada, pero quiero saber por qué está así de dura
-Pues… por lo que estamos hablando, las fantasías, pienso en ellas y me excito, además, estoy contigo en la misma cama, estás desnuda, y claro que alguna vez he pensado en ti en fantasías, aunque no me atreva a decírtelo
-Ah si, y que pensabas
-Muchas cosas, como sería sentir tu boca en mi polla, como sería coger tus tetas, no se, muchas cosas.
-Te gustaría tocar mis tetas?
-Claro que si, mucho- mientras tanto la rodeé con mis manos, ella estaba en posición fetal y yo detrás de ella, y puse mis manos sobre sus tetas, apretando.
-Ay, que haces Jose
-Nada- dije retirándolas- Es que me cuesta contenerme y no meterte mano
-No pasa nada por que me quieras tocar.
-Pero es que no puedo, no puedo hacer nada sin que Claudia lo sepa. Que por ganas…
-Supongo que esto no se lo vas a contar…
-Pues como tu quieras, si a ti no te importa, yo no tengo secretos con ella-
-Pero una cosa es no tener secretos, y otra decirle que te metiste en cama con su madre y le tocaste las tetas
-Puedo decirte algo en confidencia total, secreto entre tu y yo?
-A estas alturas, puedes decirme lo que quieras- me dijo.
-Entre Claudia y yo no hay secretos de ningún tipo. Somos muy abiertos. Lo que no hacemos es nada a espaldas uno del otro, por eso siento que estoy haciendo mal por estar aquí contigo, porque si estuviera ella delante…
-Quieres decir que si Claudia estuviera aquí te dejaría meterte conmigo en la cama?- me interrumpió ella.
-Si, claro que si, si sabe que me da mucho morbo y que es una fantasía mía, claro que me deja hacerlo, bueno, supongo que si, por eso me gustaría que estuviera delante y me fuera permitiendo hacerlo.
-Joder-exclamó ella- Y tu te atreves a decirle a mi hija que tienes fantasías con su madre?
-Mari, otra vez te digo, puedo hablarte en confianza total, pero total total?
-Claro, cuéntame lo que quieras.
-No quiero que luego veas a tu hija de forma diferente
-No te preocupes, ya me quedó claro que soy bastante clásica en este mundo, y que la gente joven hace muchas más travesuras.
-No es que yo tenga fantasías contigo y se las cuente a Claudia, que también. Pero es que los dos juntos, a veces tenemos fantasías contigo.
-Y que pensáis?
-Puedo decírtelo?
-Claro, quiero saberlo.
-Pues depende del momento. A veces estamos follando y pensamos en algo tan sencillo como que tu nos descubras, o nos veas y que te excites viéndonos, y te masturbes.
-Yo nunca me he masturbado
-Es lo que me contesta Claudia, “no creo que mi madre se masturbe”.
-No lo hice nunca
-Y yo le digo a Claudia, “pues podías enseñarle, para que disfrute ya que está sola”
-Y que te dice ella
-Le daría corte, pero cuando está cachonda dice otra cosa, que le gustaría ver como su madre se masturba, juega con vibradores y goza, y también que lo hiciera delante nuestro.
-Y a vosotros os gustaría ver eso?
-A mi me pondría muchísimo ver como te excitas, pero a tu hija también, le pone mucho pensarlo.
-A mi hija también,- repitió sorprendida-. Así que cuando lo hacéis imagináis que os veo.
-Bueno, eso es solo una de las fantasías
-Hay más? Dímelas
-Pues no se, a veces surgen cosas y luego uno se olvida, pero se de una fantasía que no se olvida, porque a Claudia le pondría muchísimo, pero no se si debo decírtela.
-Ahora quiero que me la digas Jose.
-Alguna vez has hecho algo con otra mujer?
-Algo? Tocarnos o así?
-Si, algo así, lo has pensado alguna vez?
-No, no me gustan las mujeres.
-Entonces nada- le dije.
-No, ahora me la cuentas igual- me exigió.
-Vale. Sabes lo que le excitaría mucho a Claudia?
-Que??
-Que mientras yo la penetro, una mujer le lama el coño
-Si? Le gustan las mujeres?
-No es que le gusten las mujeres, es que pensar en eso le excita, le gustaría que se lo hiciera otra chica, por ser más diferente, o como sea..
-Y lo habéis probado?
-La verdad es que si, alguna vez… y se pone a mil, súper excitada y se corre enseguida. Me encanta verla así. Y bueno, a mi también me encanta, que voy a decir.
-Joder- volvió a decir- Que pasada. Pero que tiene que ver eso conmigo?
-Que tiene que ver? Que la persona que más morbo le daría y más le gustaría que le lamiera el coño mientras yo se la meto eres tu. Se volvería loca si su propia madre se lo comiera.
-Joder- y se quedó callada.
-No dices nada? Te pareció mal lo que te dije?
-No me pareció mal, me encanta que te atrevas a decirme esas cosas, pero me sorprende. No sé porqué le gustaría algo así. Es…
-Raro?- pregunté
-No, bueno si, es raro, pero es… joder, soy su madre.
-Pues por eso mismo, porque eres una persona con la que se supone que nunca habrá sexo, o porque es como tener tu aprobación para disfrutar, cuando el sexo siempre es algo que se hace como a escondidas, es como si en lugar de tener que dejar de gemir para que no la escuches, pues le dijeras, venga hija, disfruta sin cortarte, es más, yo te ayudo.
-Bueno, me sorprende mucho, no se. Me siento rara. Pero no me escandalizo.
-Me alegro Mari. Eres la mejor suegra del mundo, poder contarte estas cosas es genial. Te aprecio muchísimo- le dije mientras le acariciaba el pelo y la espalda.
-Tu también eres especial para mi – me dijo-.
-Y tu hija, que es para ti? – le pregunté
-Mi hija lo es todo. Ahora mismo todo lo que hago es por ella.
-Estarías dispuesta a hacerla totalmente feliz?
-Claro, pero a que te refieres?
-A su fantasía. Serías capaz de lamerle el coño mientras yo la follo?
-No!- dijo en un primer momento- Como voy a estar con vosotros mientras folláis
-Pues porque es lo que nos encantaría, y porque a ella la volverías loca si le dieses ese gusto.
-Es que, lo estoy pensando y, no se… tengo el corazón acelerado.
-Te estás excitando de pensarlo- le dije- te encantaría hacerlo pero es algo muy nuevo para ti, tu mente no lo acepta así de buenas a primeras.
-No se- me dijo
-Estás excitada, como tienes el coño?
-Que preguntas le haces a tu suegra Jose.
-A estas alturas- le respondí usando una respuesta suya anterior.
-También es verdad- dijo mientras acercaba una mano a su coño- Está mojado y caliente.
-Mmmm- dije apretándome contra ella- Mi suegra está cachonda y excitada, a que si?
-Pues si
- A que te encantaría ver como le meto esta polla a Claudia- dije mientras me apretaba contra ella para que la notara dura- por su coño y acercarte para darle unos lametones para volverla loca
-Si, es que, me sorprendo a mi misma diciéndolo, pero si, claro que me gustaría veros disfrutar y ayudar en lo que pueda.
-No solo es ayudar, es cumplir su fantasía. Quiero que lo hagas Mari, ya buscaremos la ocasión, pero quiero ver como le comes el coñito a tu niña y como lo goza.
-Y si ella no quiere?
-Ella se volverá loca, créeme.
-No se, ahora te digo que si, pero después…
-Pues si en frío me dices que no, solo habrá que ponerte otra vez caliente para que vuelvas a decir que si.
-Que malo eres.
-Si, pero ahora te tengo el punto pillado y se como excitar a mi suegra, je je.
Esa noche hablamos algo más, al rato, cuando ella se empezó a quedar dormida, le dije que me marchaba. Llegué a casa y Claudia acababa de meterse en cama.
-Que tal con los colegas?
-Si confías en mi y no me haces preguntas, te digo la verdad.
-Que malo, cuéntame
-Promete no preguntar, te lo contaré todo cuando llegue el momento.
-Donde has estado?
-Preparando algo para ti, no te puedo decir mas.
-Algo de que?
-Algo sexual
-Buscando un lugar para follar por ahí o algo así?.
-Algo así, y de pensar en eso mira como vengo.
Ella también tenía ganas de guerra y con el calentón que traía yo de estar con su madre, echamos un polvazo tremendo. Volvimos a fantasear, a pensar en cosas, pero esa noche no le nombré su madre para nada, para que no relacionara nada.
Continuará...