La compañera de pasaje
Hola amigos de todorelatos, lo que les voy a relatar aquí es una historia que quiero que se me cumpla pronto. Resulta que yo soy una persona de estatura más o menos normal, un poquito gordito pero guapo y bastante joven.
LA COMPAÑERA DE PASAJE
Hola amigos de TodoRelatos, lo que les voy a relatar aquí es una historia que quiero que se me cumpla pronto.
Resulta que yo soy una persona de estatura más o menos normal, un poquito gordito pero guapo y bastante joven.
En aquel tiempo yo no tenía mucho dinero y tenía que viajar de X a Y y necesitaba viajar en poco tiempo una distancia tan larga; por lo que lo normal serìa coger el aviòn, pero como no me alcanzaba tenía que coger el tren. En ese tren la única forma de viajar era en literas, ya que las plazas de asientos; los más baratos ya estaban reservados, por lo que cogì una litera.
Las literas estaban en compartimentos y como yo lo que quería era lo barato decidí coger una litera de esas, en las que el compartimento es compartido. La suerte o mala suerte es que te puede tocar MACHO o HEMBRA ¡¡¡ y yo lógicamente lo que quería era Hembra; de cualquier edad.
Una vez tuve ocasión de entrar en el tren me dirigí hacia mi compartimento; el 24, un compartimento con 4 literas, ya que las 2 restantes estaban en mal estado. Al poco rato entra una mujer de unos 45 años; una madurita; pero que madurita.
Era más o menos de 1,70 metros, unos 70 kilos, pecho exuberante y firme, rubia. Vestía de una manera muy joven.
El caso es que yo la saludé:
Buenas tardesnoches
Buenas noches me respondió ella.
Ya cuando el tren estaba en marcha y era de noche, yo me decido a dormir, ya que el viaje era largo. Aquella noche había un cielo precioso y ella era preciosa, ya que no había corrido la cortinilla, ni ella tampoco, por lo que me daba más morbo.
Al poco escucho un ruido. Era un ruido de máquina ( rrrrrrrrrrr); me asustè un poco. De repente miro hacia ella y la veo con " UNA CARITA DE FELICIDAD", que cualquiera diría que se estaba metiendo un consolador, lo cual estaba haciendo.
Yo como un poseso mirando hacia ella tapándome con una manta, para que no notase lo que estaba contemplando mis ojos.
Así estuvo un largo rato, hasta que de repente me dice:
Muchacho, quieres participar ?????????
Respondí con un SIIIIIIIIIII, no faltaría más, aquí Edilao para servirle a DIOS y a usted, mientras me iba poniendo el condón.
Como se movía hacia arriba y hacia abajo, la muy zorra lerdo ni perezoso, me lancé a chuparle los pezones.
- ¡Que rico, que rico! -me dijo suspirando con los ojos cerrados. Una de mis manos había bajado y estaba acariciándole la vulva por encima de la ropa. Mientras tanto, ella hizo lo propio y comenzó a masajearme el enorme bulto que tenía ya entre las piernas.
Me abrió el pantalón y en un segundo ya tenía el pene de fuera y comenzó a acariciarlo con deleite. Poco a poco se fue agachando y al llegar con la cara frente a aquel príapo corcoveante, no pudo contener el deseo de meterlo dentro de su boca. Comenzó a mamarlo con dedicación y en un par de minutos me tuvo al borde de la terminación.
Pero no la dejé darme la mamada final. La tendí boca arriba, al tiempo que luchaba por quitarle la ropa. Le desgarré La lencería y le abrí las piernas. Nunca en mi vida había deseado a una mujer, de una manera tan urgente. Me agaché y metiendo mi cara entre sus piernas, le chupé el clítoris de una manera tan rica que de inmediato tuvo un orgasmo, así hasta que nos caímos al suelo, pero eso que importaba; mejor más espacio para hacer un 69 y para que le hiciera a ella un deseo que me pedía con insistencia; que le meara en la boca.
Ni corto ni perezoso me lancé a mearle hasta que quedó tan reventada de la meada que me dijo que fuera el mejor polvo de su vida.
A partir de entonces nos vemos con frecuencia en el tren. Nos cogemos un compartimento para nosotros dos solos, ya que ella pagaba al estar bien de dinero.