La combinación perfecta: amor y sexo

Tenemos dos años de relaciones, vivimos en diferentes ciudades; hacía dos meses no teníamos intimidad, tan añorada... el sábado 3 de julio se dio el reencuentro y fue precisamente... la combinación perfecta: Amor y sexo.

LA COMBINACIÓN PERFECTA: AMOR Y SEXO

Hay un hombre joven en mi vida con quien he disfrutado muchísimos momentos de sexo completo, su dotación frontal es enorme y deliciosa: 22 cm. de verga, muy gruesa, cabezona, unos huevos grandísimos cubiertos de fino pelo, un culito deseoso de ser lamido y unas nalgas de campeonato.

Teníamos dos meses de no reencontrarnos, él vive en otra ciudad y el pasado sábado 3 de julio nos volvimos a ver; él venía de regreso de un viaje de trabajo por la frontera del Norte de México, habíamos estado en contacto mediante el Messenger, nos habíamos visto en la web cam y no quisimos masturbarnos como generalmente lo hacíamos, hasta volver a vernos

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Cada día acortaba el tiempo para disfrutar de nuestra sólida relación.

La preparación de la entrevista fue como el cortejo de una pareja de novios heterosexuales; me aposenté en la mesa del bar de un hotel tomé tranquilamente una copa, sentía una inquietud extraña y placentera ante la espera de algo que el corazón me decía que sería especial.

A la hora acordada llegó Ubaldo, alto, fuerte, de anchos hombros y caminar seguro…. Me emocioné y salí a su encuentro. Un abrazo fuerte y significativo marcó el momento; nos encaminamos a la mesa, pedí su copa, brindamos y le informé que ya había reservado habitación en el mismo hotel. Pedimos que nos llevaran el servicio y abordamos el ascensor…. Íbamos solos y aprovechamos para un beso que se convirtió en detonante de la pasión tanto tiempo contenida….

Entramos a la habitación, seguimos con una sesión de besos apasionados, toqueteos por todo el cuerpo. Fue él quien empezó a despojarme de mis ropas, abrió lentamente mi camisa, sus manos recorrían mi pecho peludo y poco a poco al terminar de desabotonar la prenda, empezó a lamer toda la superficie de mi piel añorante de caricias y amor…… me abrió el cinturón, bajó el cierre de mi pantalón, me hizo recostar sobre una de las camas, me retiró los zapatos y bajó lentamente el pantalón, aprovechando para besarme y lamerme por completo….. no me retiró el bóxer de seda ajustado, sino que, eróticamente empezó a lamer y tocar suavemente mi verga que ya estaba pugnando por abandonar su encierro….. continuó quitándome los calcetines, lamió mis pies y chupó mis dedos uno a uno consiguiendo que mi erección fuese más y más rígida, mi piel se erizaba y yo deseaba ya una mamada de verga.

Me levanté y ahora fue mi turno de desvestirlo, procedí casi en el mismo orden que él, pero cuando le retiré el pantalón, ya su gran virilidad casi sobrepasaba la tanga rojo fuego de hilo dental que traía como interior…… lamí ansioso ese gran bulto que tanto deseaba y al volverlo, sus enormes nalgas peludas orgullosas se erguían escondiendo entre su raja el hilo de la tanga…… hice a un lado ese obstáculo y lamí su culo, delicioso, limpio, perfumado, calientito…. Mi lengua dio cuenta de una delicia de hoyo posterior….. qué hermoso es lamer un culo como el de Ubaldo…. Nuestra excitación no tenía paralelo.

Fue su turno y entonces me asió de las muñecas estando yo tendido de espaldas, recorrió todo mi cuerpo con su lengua, con sus labios deseosos de prodigar placer y yo me excité tanto que casi creí que eyaculaba en ese momento, pero él, amante sabio, suspendió su recorrido, montó sobre mí y a horcajadas sobre mi pecho, fue aproximándose hasta que su enorme verga quedó frente a mi rostro; me dio algunos "vergazos", es decir, unos golpecillos con esa delicia de mandarria y luego la dirigió a mi hambrienta boca que ya deseaba sentirla….. lamí suavemente su notable glande, rodeé esta área con la lengua, su piel ardía, una de mis manos fue a sus huevotes, la otra a su culito y empecé la caricia….. metí primero un dedo, me ensalivé de nuevo y fueron dos, finalmente, tres…. Él gemía de placer….

Nos detuvimos, nos tendimos uno al lado del otro, nos besamos tiernamente nuestras manos no estaban quietas, recorríamos nuestros cuerpos, nos besábamos los ojos, la nariz, las orejas, el cuello…. La excitación aumentaba a cada latido del corazón. Se estaba gestando una entrega excelsa, única.

Ubaldo me fue guiando para quedar los dos en posición de un 69 perfecto e iniciamos la mamada mutua, riquísima, mientras nuestros dedos hurgaban en la raja de nuestras nalgas y encontraron casi al mismo tiempo el agujero de nuestros culos que deseaban ser penetrados….. jugamos unos minutos en esa posición y luego él se tendió de espaldas, pidiéndome que montara sobre su tranca y lo hice de inmediato.

A pesar de mi experiencia en penetraciones y de las veces que su verga ha entrado en mi culo, sentí un dolor riquísimo cuando su cabezota empezó a avanzar hacia el interior de mi esfínter…..éste se distendió y el ligero dolor se convirtió en un placer inenarrable, tomamos ritmo y empecé a subir y a bajar mientras él contraía su rostro en un rictus que combinaba excitación, placer y quizá algo de dolor; sólo repetía: "Así papacito, te amo, tienes un culo riquísimo, me gusta, sigue así chiquito, sigue, sigue, sigue.

En ese momento me retiré; me coloqué de rodillas frente a él y toqué su hinchada verga que en aquel instante me pareció más gruesa y cabezona, se veía riquísima, pero yo no quería todavía el final…. Levanté sus piernas, coloqué sus tobillos sobre mis hombros y empecé a penetrarle, suavemente al principio, velozmente después, mientras él gemía y exclamaba: "Papacito, qué rica verga, métemela, métemela toda papito, haz pedazos mi culo, es tuyo, mi culo te pertenece papacito, gózalo, disfrútalo, llénamelo de leche…..

Cogidas como las que he descrito te elevan a la "n" potencia de placer y erotismo….. no me vacié….. me retiré y tomé su posición para que de nuevo su verga me llenara el intestino….. esta vez fue tremenda la cogida, empujaba con toda la fuerza de que era capaz y yo le pedía más, más, más, esa verga enorme, cabezona y rica me pertenecía sin reservas…… le pedí que la sacara cuando tuviese aviso de una corrida….

Así lo hizo y conociendo mi gusto, rápidamente enfiló hacia mi boca y se volcó en leche ardiente, abundante, rica, agridulce y espesa….. la degusté como si fuese un néctar celestial….. él se acercó, nos besamos a plenitud y compartimos su corrida. Si no han hecho esto, se los recomiendo, es una experiencia extraordinaria.

Fuimos a la tina del baño y nos aseamos jugando, nos tallamos uno a otro, volvimos a acariciar nuestros adoloridos culos con los dedos enjabonados…. Disfrutamos otra forma de placer y nos besamos como si quisiéramos desgastar nuestros labios en la acción.

Nos secamos mutuamente, volvimos a recorrer nuestros cuerpos con labios, lenguas y manos y repetimos el 69, las penetraciones y las corridas compartidas.

Quedamos exhaustos…. Fueron seis horas de entrega plena.