La clienta
Me levanta una nueva clienta.
Una auto negro se detuvo frente a mi esquina. Los vidrios polarizados impedían ver quién lo conducía. Ese día me sentía particularmente sexy. Caminé meneando la cola, las botas de taco pisando la vereda húmeda, el cuero de mi minifalda acariciando mis nalgas. Cuando estaba a un metro del auto el vidrio se bajó. Me incliné sin doblar las rodillas y apoyé mis antebrazos en el borde de la ventana. Mis ojos se cruzaron con otros azules. Me costó despegarme de ellos y observar el resto de su figura. Rubia, una sonrisa roja. Un catsuit de cuero que la cubría hasta el cuello. Volví a sus ojos y su mirada me dirigió a su entrepierna. Sobre el catsuit llevaba un strap-on con un dildo negro brillante. Pasé mi lengua por mis labios y le sonreí.
"Subite, trola."
Esas palabras me causaron una erección y corrí hasta el asiento de acompañante.
En cuanto me senté corrió su mano encuerada por el interior de mi muslo. Mi cuerpo se tensó contra el respaldo y abrí las piernas todo lo que podía. La minifalda mostraba claramente mi erección.
"Así me gusta!" y cerró su puño y golpeó mis huevos.
"Así me gusta!"
Condujo rápido y su mano derecha no dejó de tocarme durante todo el viaje. Se metía bajo mi minifalda, dentro de mi corset. Rasgaba mis medias, tiraba de mi ropa, me daba cachetadas y golpes en la pija.
Cuando parábamos en las luces rojas me tomaba del pelo y hundía su strapon en mi boca. Me mantenía ahí con su mano en mi nuca y solo me dejaba ir después de acelerar, con el ruido agudo de las gomas en el pavimento perdiéndose tras nosotros.
Llegamos a un hotel, no recuerdo ni siquiera donde. Me ordenó que baje en cuatro patas y le abra la puerta. Rodeé el auto gateando y abrí la puerta del conductor. Antes de bajar pasó las suelas de sus botas por mi cara, sentí la humedad del barro arruinar mi maquillaje. Finalmente se bajó, pisó mis manos y puso su strapon en mi cara.
"Besalo."
Sin dejar de mirarla besé lentamente su dildo. Sus manos se deslizaron sobre sus tetas, cuero sobre cuero. Su cabeza echada hacia atrás.
"Me encantan los hombrecitos putas."
De repente salió de su trance, alejó su dildo de mi boca y me dio un par de cachetadas que me hicieron tambalear. Me ordenó que tomara una maleta grande y pesada del baúl del auto y la subiera a la habitación. Ella se quedó fumando recostada en el auto.
Cuando volví bajando la escalera me dijo que lo hiciera en cuatro patas. Se divirtió al verme torpe y cuando llegué arrodillado frente a sus botas clavó uno de sus tacos en mi muslo. Fumaba distraídamente mientras que su otra mano aferraba el dildo desde su base.
Apagó el cigarrillo en mi hombro como si fuera lo más normal del mundo y me sujetó la cara con fuerza sin dejar de apretar el dildo en su otra mano.
"Ahora te voy a violar, putita."
Me hizo subir a la habitación en cuatro patas mientras me pateaba desde atrás y enganchaba mi tanga en sus tacos.
Me dejó en cuatro sobre la cama mientras hurgaba en la maleta, por el espejo la vi sacar una mascara de cuero. Se la colocó lentamente, como si fuera un ritual, cuidando que ningún mechón de su pelo rubio quedara fuera. La ajustó con fuerza, emitiendo gritos orgásmicos cada vez que el cuero se ajustaba más a su cara. Sus brazos estaban tensados al máximo tirando de los cordones, la máscara parecía plegarse perfectamente a cada curva de su rostro, ató los cordones y me miró.
Solo se veían sus ojos azules y su boca roja.
"Me gusta usar mascara, me siento menos humana, más como un monstruo dispuesto a destrozar a su víctima."
Avanzó caminando despacio. Sintiendo el cuero sobre su piel acariciarla con cada paso. Disfrutando mi pasividad y silencio. Se colocó en la cama con su dildo sobre mi cola. Sentía su cuero sobre mis nalgas y muslos.
"Me gusta que seas tan complaciente. Tan sumisa."
Cerró sus puños y flexionó sus brazos como marcando bíceps en posición triunfal. Nuestras miradas se cruzaron en el espejo. Rápidamente descargó dos golpes bajo mis costillas que me dejaron sin aire y con la cara en las almohadas.
Sin darme tiempo a recuperarme me tomó de la cadera y metió su dildo entero en mi culo. Grité y eso solo pareció excitarla más. Salió y entro de mi con bestialidad. Sus manos sujetándome fuertemente de la cadera. Sus puños caían alternativamente en cada costado. Sin dejar nunca de sentir como su falo negro me abría el culo, me sentía perpetuamente sin aire. A la vez mi pija estaba más dura que nunca.
Cuando me dio vuelta para cogerme de frente la vio. Se rió y me agarró de los huevos y los golpeó hasta que mi pija se escondió con miedo. Me abrió las piernas y me penetró nuevamente sin piedad. Pasó su guante por mi pija y después lo llevó a mi boca, haciéndome tragar el líquido que ya había salido. Me apretó el cuello y me cabalgó. Entre mi dolor y confusión mental la vi acabar una y otra vez. Estaba en un estado semiconsciente, mis ojos se cerraban de placer y por la falta de oxígeno, mi boca gemía de dolor, dolor y placer. Cada vez que mi pija amenazaba con pararse, ella la golpeaba hasta que quedaba reducida a su mínima expresión. Sé que en un momento extendí los brazos, entregándome por completo a su abuso. La vi sonreír. Apretó más mi cuello y sentí las últimas cachetadas.
Me despertó un líquido caliente en la cara. Ella estaba parada en los bordes del yacusi. El cierre de catsuit abierto por debajo de su concha. Podía ver su abdomen y sus tetas tras el cuero. Su meo había empapado mis botas, medias, mini y corset. Corría por mi cuerpo desde mi cara hasta el interior de mis botas.
"Abrí la boca."
La abrí automáticamente y tragué lo que pude. Tras su mascara la vi sonreír.