La clase de química

Kate da clases a un grupo de chicas que experimentarán con Chris.

Las clases de química iban a dar comienzo en aquella de instituto. Kate se despidió de Alba quien debía atender unos asuntos. La mujer, de pelo oscuro y largo, ojos marrones, alta, delgada y con una forma de caminar tranquila, dirigía una pequeña clase de seis chicas que querían estudiar para trabajar en un importante laboratorio. Tenía un cuerpo precioso, de esos que tenían su encanto.

Abrió la puerta de la clase y enseguida todas callaron. Todas tenían su libro de la materia con una libreta al lado para tomar notas. Pero ese día era especial ya que iba a ser completamente diferente. Los instrumentos con sus líquidos cerca de ellas era todo lo que necesitarían aquel día.

—Muy bien, como bien saben, el día de hoy vendrá un hombre que se ha prestado voluntario a cambio de una suma de dinero. Tenían que traer hoy algo un brebaje, experimento o como quieran llamarlo para usarlo en él. Antes de realizar cualquier prueba con él, revisaré sus fórmulas para ver que no hay problemas.

Todas asintieron. Al rato un conserje trajo al hombre en cuestión vestido con una bata solamente. Este cerró la puerta y dejó a la profesora el resto.

—Chicas, este es Chris, se ha prestado voluntario. Deben darle las gracias—dijo.

Cada una de las chicas le agradeció con un simple gracias pero muy formal. Él asintió con la cabeza algo avergonzado.

—Por favor, saquen sus utensilios—indicó la mujer.

Las alumnas sacaron el suyo, alguna tenía un bote con algo dentro, otras un cuenco, etc. Aunque de todas ellas, la más aventajada sobre el resto era Rosa, una chica de pelo negro y con un bonito cuerpo. Ella al notar la mirada del joven, le guiño un ojo.

—Por favor, quítate la bata—dijo ella.

El hombre era alto, y a juzgar por su apariencia también musculoso. Quitó el cinto y luego la bata quedando completamente desnudo ante las chicas las cuales no tardaron apenas nada en dirigir su mirada hacia su entrepierna. Estaba dotado con un gran falo que le llegaba prácticamente a las rodillas, con unos huevos como manzanas y que colgaban por debajo de su polla. La mata de vello por encima de esta era el único vello de él.

Las alumnas con una sonrisa se susurraban las unas a las otras. Kate no fue menos, miraba cada dos por tres a su polla. Pero tuvo que toser para que la clase no se desmadrase.

—El tema de la investigación era en relación con el ámbito sexual. Cathe, por favor, tú primero—comentó—adelante.

Ella le dio su trabajo en un folio extenso y la mujer lo revisó de arriba a abajo, varias veces para verificar la seguridad de Chris.

—Excelente, proceda.

Cathe se colocó los guantes y agarró la polla del hombre con ambas manos. Enseguida se puso erguida alcanzando un tamaño mayor. No tardó demasiado en sacar algo de pecho ante las chicas. La alumna empezó a aplicar la gelatinosa crema que tenía. Estaba algo fría pero el placer de ser masturbado lo sustituía.

Después de aplicarlo esperaron un rato, unos diez minutos.

—Vale, creo que es suficiente. Ahora veamos si funciona—comentó la chica—empezó a masturbarlo con ambas manos. Era costoso ya que la gran polla era excesiva para sus pequeñas manos.

—Oh...pufff—el chico sentía un placer tan inmenso que no comprendía, la profesora no perdía ojo ni detalle al igual que las alumnas.

El joven dio un gemido de placer y su polla empezó a brotar grandes chorros de semen que fueron directos a la cara de la joven quien incluso abrió la boca para saborear la enorme descarga. Tenía fama de ser un poco puta, pero aquello sin duda despejaba cualquier tipo de duda.

Se limpió la cara y Kate repartió gafas de protección, no fuera que alguna se quedase tuerta o ciega por algo así. El joven se quedó sentado en una silla unos minutos mientras Kate limpiaba el suelo.

El experimento consistía en una sustancia que incrementaba la gran carga de semen y por lo tanto, la excitación era mucho mayor. Eso también aumentaba las ganas de eyacular.

—Bien Cathe, seguro que las clínicas de semen estarán encantadas de pagarte una beca para trabajar allí—felicitó la mujer—Rosa, te toca.

—Oh no, prefiero ser la última—dijo con una sonrisa tranquila.

—Ya veo.

La siguiente alumna le extendió un tónico que reaviva su pene. Algo así como la viagra pero mucho más rápida y eficaz. Enseguida el ánimo de su amigo se puso de buen humor ante la mirada de las chicas. Y lo mejor es que no necesitaba descargar si o si como la viagra, de forma que en ese aspecto era mucho mejor.

Otra de las chicas vertió un líquido encima de la polla del hombre. El efecto deseado era que hinchaba las venas del miembro y además, un poco su grosor siendo un semental. Kate estaba emocionada, tenía ganas de cabalgar aquel hombre pero tenía que mantenerse serena delante de sus alumnas y dar ejemplo.

Las otras chicas fallaron ya que utilizaron un producto peligroso y en lugar de echarles una bronca, Kate les pidió que cambiasen la combinación, ese sería sus deberes.

—Bien Rosa, tu turno—dijo.

La joven se acercó hasta la profesora. Chris que todavía no había podido eyacular después de la chica que había hinchado su polla, se fijó que tenía un cuerpazo. Y encima iba enfundada en esa bata que dejaba algo de escote.

—Interesante, si resulta correcto...muy bien, proceda—dijo ella algo nerviosa.

—Gracias.

Rosa se aproximó lentamente hasta el hombre con un bote de crema azul y líquida. Se colocó de rodillas dejando sus tetas a la vista de este pues ese día no llevaba sujetador. Chris emocionado respiraba algo jadeante.

Ella extendió toda la crema muy bien por su escroto pero sobretodo por su falo, echando una gran cantidad por toda ella. Estaba tan al límite que sentía que de darle a la joven, esta saldría disparada contra la pared del fondo.

—Bien, hemos terminado. He preferido hacerlo así aunque tengo el mismo experimento en dosis líquida. Pero aún esta en fase de experimentación—explicó la chica—¿cómo te sientes?.

—Bien, supongo—dijo poniéndose en pie.

La tremenda polla era más extensa que los brazos de ella, de hecho era como ver a un oso delante suya.

—¿Notas algo?—preguntó.

El hombre sintió un cosquilleo de su pene y ante la incrédula de las miradas de las alumnas y profesora, su polla comenzó a perder toda la dureza y fue poco a poco cayendo hacia abajo. No solamente eso, sino que comenzó a encogerse lentamente ante el deleite de Rosa que se tapaba la boca.

Pronto la polla era la de un niño mientras sus huevos eran aún grandes.

—¿Qué coño?—preguntó este asustado.

—Tranquilo, que los efectos son temporales. En una hora o dos, tu pene habrá recobrado su normalidad—dijo en un tono sensual pasando el dedo índice por su entrepierna.

—Ya entiendo porque querías ser la última—dijo Kate.

Dio unas palmadas.

—Muy bien, la clase ha terminado por hoy. Pueden salir todas menos Rosa con quien terminare de ver los resultados del experimento. Todas dejaron escapar un sonido quejándose pero no pudieron hacer nada.

Recogieron sus cosas y antes de salir, le dedicaron una sonrisa o un gesto con los dedos al hombre que estaba rojo como un tomate.

—Muy bien, aguardaremos a que este hombretón recupere su polla.

Nunca el tiempo pasó tan lento para este. Kate comentó que aquel remedio podía resultar útil en las cárceles para evitar violaciones. Entonces, Chris sintió un dolor en sus huevos y avisó a ambas.

—¿Te duelen mucho?—preguntó.

—Si, de hecho, están más grandes—contestó.

Ahora que revisaban, sus huevos eran enormes. Y Kate cayó en la cuenta.

—Creo que sé lo que pasa. Cuando te han hinchado la polla y sus venas, también la excitación ha sido muy grande. Eso unido a que probablemente los efectos de la crema de Cathe no hayan pasado todavía—explicó—deberías de correrte.

—Pero soy incapaz de ponerme duro—dijo señalando su pequeña polla.

—Esto es malo, sino se corre...puede que se le quede así para siempre el rabo o que sus huevos se hinchen como globos hasta...estallar—aquella última palabra asustó de gran manera al hombre.

Kate dijo que ahora regresaba, había tenido una idea.

—¿Porqué has inventado algo así?—preguntó este entre lágrimas, el dolor aumentaba.

—Solo experimento. Pero gracias a ti conozco sus efectos en persona—respondió.

La profesora regresó al cabo de unos minutos. Al sacar las cosas de una bolsa oscura vio que tenía un pene de goma.

—Te daré por culo, el punto G de los chicos están en el culo. Así haremos que te corras y puedas liberar todo.

—¡Espere tiene que haber otra forma!—dijo asustado.

—¿Quieres perder tus huevos?—preguntó Rosa poniéndolo apoyado contra la mesa.

—Gracias Rosa.

La chica no había encontrado vaselina ni nada para aplicar en ese momento. Lo metió a pelo haciendo chillar como nunca al hombre quien sintió con un horrible dolor como su culo era mancillado. Rosa le dio una pequeña almohada para morder, lo cual hizo al momento.

Rosa observaba sus huevos balancearse y su pequeño pene mostrar temblar. Kate estaba cachonda por su parte, estaba excitada por toda la clase, se consideraba una pervertida pero no podía evitarlo.

—Mhhppp—el hombre mordía con fuerza.

—Aguanta...solamente hasta que te corras—dijo ella aumentando el ritmo de sus caderas.

—Creo que pronto se correrá—Rosa al ver su pene temblar con más fuerza fue a traer unos pequeños botes para guardar el semen, serviría para ver su estado.

Chris dio un largo alarido y su pequeño pene empezó a soltar semen como una vaca suelta su leche. Así durante unos pocos minutos que fueron eternos. El hombre cayó rendido encima de la mesa mientras su polla soltaba las últimas gotas.

Después de eso, aguardaron un rato y finalmente su pene volvió a su estado natural para gratitud del hombre.

—Bueno, gracias por la ayuda—le extendió la mano.

Este la estrechó avergonzado. No olvidaba lo ocurrido ni lo haría tan fácilmente.

—Antes de irte, debo darte la ropa—Rosa y Kate fueron a buscarla mientras el hombre permanecía allí, con la bata abierta, la polla fuera y el suelo manchado ya que el bote no fue lo suficiente para guardar todo.

La puerta se abrió y vio a Carmen, la mujer de la limpieza que al entrar, se quedó paralizada al ver semejante estropicio.

—¿Se puede saber que ha pasado aquí?—preguntó.

—Lo siento, ha sido todo en clase de—la mujer al verlo de aquella guisa dio un grito y por acto reflejo le dio un fuerte y sonoro puntapié en su escroto que le hizo gritar de dolor, caer al suelo y encogerse.

Pronto acudieron Rosa y Kate y tuvieron que explicar todo lo sucedido. Enseguida Carmen se disculpó varias veces mientras Chris estaba sentado y con una bolsa de hielo en sus huevos. Aún lloraba por el dolor.

—Adiós Carmen—dijo despidiéndose de la mujer que no paraba de agachar la cabeza como disculpa.

—Oye Rosa...—dijo este.

—Dime

—¿No serías capaz de crear algo para...que fueran más fuerte mis huevos?—preguntó.

—Pues...no creo. Y si fuera capaz no lo haría—ambas mujeres estallaron en risas.

Chris regresó más tarde sin olvidar nunca aquel dolor y humillación vivido en la clase de química, ni tampoco a Rosa con quien más adelante se haría grandes pajas pensando en ella.

Unos años más tarde...

Rosa recibió una llamada de una joven pidiendo ayuda con cierto asunto. Enseguida puso precio a su producto pero luego pensó en que dependería mucho del espectáculo. Fue invitada por la clienta en cuestión.

Allí pudo ver como mucha gente vio a una mujer vestida de enfermera humillar a un hombretón con su dosis y haciendo que todo el mundo viera su pequeño pene. La mujer de nombre Karla disfrutó y más tarde vio como este actor llamado Suso salía de un camerino a rastras y con las manos en sus huevos y gesto de dolor en su rostro.

No le cobró nada por ello.

Días más tarde...

—Karla, si soy Rosa, si...''esa'' Rosa. Tu vídeo no para de subir como la espuma, me alegro de que te ayudase...ajá...si, no hace falta que me des las gracias. Verás me gustaría pedirte un pequeño favor...

Karla le dijo que era todo oídos.

—Verás, ya que trabajas en dicha industria...hay dos tíos...Carlos y Roberto, ¿te suenan sus nombres?, si esos. Resulta que algunas chicas amateur han tenido problemas con ellos, algo parecido a lo que te hizo ese Suso. La cosa es que una de las chicas era mi sobrina...si, pero yo no puedo ir allí porque debe ser con invitación o formar parte y tener pases. Y creo que tú podrías vengarte por mí.

Karla preguntó por el día.

—La semana que viene. Van a grabar el show en directo, solo ellos dos y unas cuantas chicas. Haz que vayan las de tu confianza y así poder estar tranquila. A cambio, te proporcionaré siempre que necesites, mi producto así como alguno nuevo y todo de forma gratuita.

Karla aceptó sin pestañear y Rosa no tardó en mandarle el producto.

Aquel día, Rosa puso en marcha el ordenador y mediante un programa quiso grabar el show, no se lo quería perder por nada del mundo.

Espero que les haya gustado este relato y como siempre, espero sus opiniones. El final se junto con el relato de Grabi, A Suso no se le puso. Y no olviden mi correo rositameler69@gmail.com