La cita
Relato Femdom de feminización.
Por fín oigo el sonido de tus tacones atravesando el largo pasillo q va a parar a la puerta de la habitación 357. Es el sonido q precede a un temblor en mis piernas, fruto de la ansiedad con la q afronto el momento de tu llegada. Todo a pesar de q lleve preparando el momento durante todo el caluroso día.
Llegas un poquito pasada de tiempo, pero llegas a una hora mágica; una hora para la q me llevo preparando toda la semana; un cuarto de hora por detrás de las 18:00 de la tarde de este maravilloso Sábado. Hemos quedado en un hotel a medio camino entre los dos, y me has dado órdenes para q me prepare a tu gusto.
LLegué a la recepción a las 12:00, justo el momento en q se abría la recepción. Quería estar preparado para la cita. Siguiendo tus órdenes, he comprado el instrumental preciso para ti, y me he preparado siguiendo las pautas q me has dado. Me he convertido en tu nena, dejando de lado toda mi masculinidad.
El día anterior me depilé exhaustivamente. Esa misma mañana me unté con cremas para la piel, cara y manos; y me puse nuestra colonia, para q me conocieras nada más olerme. Una vez en el hotel, me he desprendido de mi atuendo masculino para transformarme en tu putita. Me puse el vestido q compramos de color rosa y blanco. Es ceñido al cuerpo, de tirantes, quedando por encima de mis muslos su corta faldita. Me puse los taconazos rositas tb q me dan más altura y estilizan más mi culito.
Por debajo medias de color blanco q se ajustan a mis piernas, el sujetador pequeñito, formado por dos triángulos rojos, y cómo no podía ser de otra manera, el mini tanga a juego de color rojo q tanto t gusta ponerme en nuestras aventuras. Deja poco espacio a la imaginación, pero tapa y ajusta mi pequeño pene depilado.
A lo largo de la tarde, me he estado preparando maquillándome. No soy un experto, pero mi piel ahora luce mejor para ti, mis labios carnosos están colorados, y mis ojos y pestañas han sido coloreadas tb. Lo he aderezado todo con una peluca castaña, para así recibirte como ella, y no como él. Tan solo espero estar a tu gusto para el momento q cruces por esa puerta. Transformado en tu putita para ti, y por ti.
Ahora estoy detrás de la puerta, ansios@ por oir tu ruido en el otro lado. Y llega el momento, llamas a la puerta con tu mano. Tres toques son tu señal. T abro y no puedo aguantarte la mirada a los ojos en un primer encuentro.
-Hola putita. Vaya, ¿t me vas a sonrojar a estar alturas?
Mis nervios y mi inicial timidez me han traicionado , y estoy visiblemente colorada y a tu merced desde el primer momento.
-Vamos zorrita, déjame mirarte a los ojos y recíbeme como merezco.
Sin pensarlo dos veces, t miro, y al ver tu sonrisa de aprobación, la comisura de mis labios pintados va tomando forma risueña. Te pido perdón por el inicio perturbado de mi presentación y de inmediato t doy un besazo en la mejilla.
-Vaya, la zorrita me ha salido tímida.
De inmediato me plantas un beso en la boca que me deja con la respiración entrecortada.
-No me atrevía a ser tan descarada Señora.
-¿Me lo vas a poner complicado, eh putita? Veo q t has preparado como me gustas, déjame verte.
T sientas en la butaca de la habitación y con un chasquido de dedos y un gesto de tu mano me indicas que haga un paseo para verme correctamente mientras t sirvo un Gin Tonic para q t temples. En el momento de acercártelo metes tu mano por debajo de mi vestido y me acaricias el culito, lo q hace q se me ponga la piel de gallina.
Convencida ya de lo q quieres, me coloco en el centro de la habitación y mientras t tomas la copa en una pose cómoda y relajada, con tus piernas cruzadas y jugueteando con los tacones negros q t has puesto, comienzo a desfilar para ti, moviéndome lo más sensualmente q puedo, y no perdiendo de vista tu mirada, q se posa sobre mi lascívamente.
-Estás muy rica quesito. Vamos, dale a tu señora lo q quiere.
Comienzo a desnudarme para ti, quitándome el vestido poco a poco y dejando asomar mi piel a tu mirada. Lo intento hacer contoneándome, lo q no es complicado, dado lo excitada q estoy.
-Ya sabes lo q quiero ver putita, ponte las pilas inmediatamente, el mundo está lleno de zorras como tú, con ganas d q una mujer como yo les ponga en su sitio, así q más t vale q t apliques.
Realmente me pareces una belleza de mujer, femenina, de pelo castaño, con una mirada parda q emana inteligencia y una sonrisa con hoyuelos, picarona, q solo confirma lo q tus ojos dicen de ti. Pienso q debes d tener lo q quieras sin necesidad de pedirlo.
Sin pensarlo dos veces, me coloco en pompa, ofreciéndote el culito q tanto t gusta y dejándolo a la altura suficiente como para q alargando la mano le des dos azotes q hacen q me muerda los labios y me posicione.
-Me vuelve loca tu culito, zorra. Acércalo más a mi.
Me coloco a tu vera y estiras el tanguita rojo haciendo q caliente la entrada de mi culito.
-T quedan muy bien los mini-tangas putita. Eres mía. No t vas a poder sentar en una semana.
T has quitado el anillo q lucía tu dedo, lo q me indica q va a dar comienzo una sesión d spanking para ponerme en mi lugar. Lugar q no quiero dejar de ocupar.
El golpear de la palma de tu mano en mi trasero me hace confirmar tu gesto. Haces q me encoja con cada palmada en el culo, hasta q adopto la posición de una colegiala sobre las rodillas de mi Dueña. Te creces con cada azote, aumentando su intensidad y tu seguridad en ti misma.
Yo por mi parte, me recreo en cada contacto de tu mano con mi piel, deseando cada vez q haya un azote más q el siguiente. Así hasta q tu mano se posa en mis nalgas, arañándolas y agarrándolas con fuerza.
-Todo esto son mis posesiones putita. Veamos, ¿me has comprado ese juguete q t encargué?
-Si, Señora.
Mi cuerpo se alza de tus rodillas y andando en mis taconazos me dirijo hacía el cuarto de baño para coger una bolsa de gran tamaño de la q saco un paquete de regalo con lacito de color morado. T lo acerco, y sonriendo complacida retiras su lazo para, bajándome el tanguita rojo, colocarlo en mi pene.
-Así, esa colita se verá más bonita. Vamos a ver si me has hecho caso.
Abres el paquete sacando un arnés consolador d él. Es un arnés de cuero negro, ajustable a la cintura, q culmina en una gran poya realística de color negro, con las venas marcadas en su tronco y un gran prepucio.
-Sabes lo q me gusta putita. Has dado en el clavo, y t mereces como premio q ahora la q la clave sea yo. Hasta el fondo del culo de mi zorra. T voy a empalar.
T pido permiso para colocarte el arnés en la cintura. T levantas y lo coloco, arrodillada, por encima de tu pantalón. Bien ajustado a tu cintura t hace lucir poderosa.
-No t levantes de ahí zorra.
Agarras la poya del arnés por la base, la acaricias, me la pones a la altura de la cara y me das un par de poyazos en la cara. Uno para cada mejilla. No puedo aguantarme y mi boca se introduce el gran pene en la boca.
-Q poco has tardado zorra. Se nota q t gustan las poyas mucho. Vamos, traga puta, quiero oirte dar arcadas. Mueve la cabeza y hazme una mamada.
Cada vez la mamo más violéntamente, hasta q ocupa toda mi garganta y mi saliba cae a gotas desde el falo hasta el suelo. Una arcada sale desde el fondo de mi cuerpo.
-T vas a empachar. T voy a follar la boca como la zorra q eres. ¿Quieres rabo?
-Si Señora. Deseo q me dé rabo.
Me agarras la peluca con cuidado de no descolocármela y comienzas a penetrarme la boca en una follada cada vez más violenta de boca mientras tu mirada se clava en mis ojos salientes.
-No me voy a cansar de follarte. Quiero q t pongas en la posición q me gusta.
Conozco a la perfección la postura en la q t gusta entrar en mi. Me acuesto en la cama boca arriba, abriendo las piernas y sujetándolas con las medias, haciendo quedar mis tacones algo alzados. Abierta para q llegue el momento en q entres en mi.
Me agarras por la cintura.
-Quiero q me mires mientras t peto el culo zorra.
Me lubricas el culo directamente con el bote, embocándolo en la entrada de mi ano. El lubricante está fresquito cuando entra.
-T voy a meter solo la puntita zorra.
Siento el prepucio negro adentrarse en la entrada de mi ano y mi lengua se aprieta con el paladar para sentirlo más adentro.
-¿Quieres más puta?
-Si Señora, la quiero entera.
-¿Qué quieres?
-Rabo Señora.
-Pídelo como debes. Demuéstramelo.
-Deseo q me folle el culo como solo usted sabe Señora. Se lo suplico y ruego.
-Quiero verte la cara de placer mientras t taladro.
Juegas a meterme y sacarme solo la puntita sonriendo y diciéndome lo puta q se me ve y remarcándome el vicio q tengo de tranca.
No aparto la mirada de ti mientras me clavas las polla duramente, hasta el fondo, haciendo fuerza. Mis ojos me delatan. Eso me gusta demasiado. Me muerdo los labios y levanto los brazos para sujetarme con el cabecero de la cama.
- T encanta viciosa. Se t nota en la cara.
Te manejas con el arnés a la perfección, y me metes una follada antológica mientras me manejas con las manos a tu antojo para q me posicione tal y como tú quieres en cada momento. No paras de meter y sacar la polla, duramente en mi cuerpo. Con cada embestida mis ojos se desvanecen.
Agarras mi pene enlazado fuerte y violentamente y me susurras al oído:
-Quiero q t corras mientras t peto el culo. Las putitas se corren así.
El último empujón es tan fuerte q hace q gima de placer mientras mi pene flácido, a pesar de la excitación, eyacula hasta la última gota. Eso provoca una sonrisa en ti.
-Sé lo q t gusta. Pero no he acabado contigo.
Me sacas el arnés de un golpe y lo untas en mi esperma.
-T voy a llenar el culo con tu leche.
Vuelves a la carga penetrándome fuertemente y a fondo, mientras noto como me metes mis fluidos en mi. Corriéndote dentro de mi.
Para esa altura mi trasero está completamente a tu merced, alzado a cuatro patas, y tú procedes a un mete-saca agresivo q acaba por hacerte correr provocándote espasmos.
-T quiero
Me dices mientras t corres.
-T quiero
Te digo mientras t observo con placer y cariño.
Juntitas nos damos besitos mútuos, conversamos acerca de la sesión abrazadas, y antes de dormir plácidamente nos damos un achuchón q acaba por juntarnos por toda la noche.