La Cita

Me desnudó totalmente y empezó a besar todo mi cuerpo muy lentamente. Yo me derretía pero no lo tocaba, sólo quería sentir su tacto sobre mi piel. El empezó a desnudarse muy despacio, pero perdí el aliento cuando pude ver su enorme pene… “no me cabe” pensé sin darme cuenta de que lo había dicho en voz alta...

La Cita:

Durante el verano mi amiga Sofía me pidió de favor que tomara su lugar para mostrarle una casa y unas oficinas a unos ingenieros interesados en rentarlas, ellos estaban por trabajo en la ciudad y necesitaban un lugar donde vivir y trabajar durante una temporada, ella saldría de la ciudad por unos días y le era imposible atenderlos, así que acepte, pensé que no seria muy difícil, aparte ella me había dado instrucciones para ello.

Al primero que le llame para concertar la cita, dijo que esa semana no podría atenderme, así que llame al segundo hice una cita para ver la casa y las oficinas, su voz en el teléfono sonaba muy agradable y concretamos la hora y día de la cita.

Quedamos de vernos a la entrada del edificio. Cuando llegó, no tuve dudas de que se trataba de él, su cuerpo y manera de vestir concordaban totalmente con su voz, no era un la octava maravilla, pero se veía agradable a la vista, intercambiamos un saludo formal de apretón de manos y me dio gusto verificar que su saludo era fuerte.

Entramos al elevador y contesté a sus preguntas sobre el inmueble hasta que entramos en la oficina en cuestión, donde le mostré los privados, la recepción y la sala de juntas, revisamos que todas las luces prendieran y las salidas telefónicas.

Mientras hacíamos todo esto, yo lo observaba de reojo y estoy segura de que él hacía lo mismo. Al despedirnos con el clásico apretón de manos, nuestras miradas se quedaron fijas durante unos instantes más allá de lo normal.

No volví a pensar en él hasta que unos días después volvió a llamar para pedir una nueva cita, ahora le mostraría la casa, solo que esta vez me la pidió para las 7 de la tarde. Nos encontramos en la entrada de la casa y nuevamente el apretón de manos, me pidió que le ayudara a tomar algunas medidas. Era sencillo, yo detenía la cinta métrica de un extremo, él del otro e iba anotando, todo era perfectamente normal con la excepción de las miradas furtivas.

En un momento dado me pidió que yo midiera la sala mientras él iba al coche por una calculadora. Estaba terminando de anotar las medidas cuando se fue la luz y me quedé totalmente a oscuras, decidí no moverme y esperar a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad o que la luz volviera en cualquier momento, cuando él entró y me pidió que no me moviera. "No te asustes, por suerte traje algo extra que nos puede ayudar" me dijo al tiempo que encendía una lamparilla de pilas, en ese instante pensé que eso era sospechoso, pero no le di importancia. Le di las medidas que había sacado y las revisó, luego me miró a los ojos y me dijo muy serio: "ahora me faltan otras medidas".

No necesité más palabras, su mirada había sido absolutamente indiscreta y no tenía caso que yo jugara a la inocente

"¿A sí, cuáles?" - Dije para llenar el silencio.

Ya no hubo más palabras, se acercó a mi y con la cinta métrica rodeó mi cintura primero y luego mis pechos haciendo gestos de aprobación, luego midió el tiro de mis pantalones con lo que ya no pude contener la respiración y para disimular un poco mi excitación, le dije "entonces no se fue la luz, ¿o sí? Sólo sonrió y selló mis labios con un apasionado beso al tiempo que sus manos parecían haberse duplicado pues podía sentirlas en mis nalgas, mis pechos, el cuello

Yo lo dejé hacer de manera pasiva, no tenía intenciones de dejar de disfrutar lo que estaba ocurriendo, me desnudó totalmente y empezó a besar todo mi cuerpo muy lentamente. Yo me derretía pero no lo tocaba, sólo quería sentir su tacto sobre mi piel. El empezó a desnudarse muy despacio, su cuerpo era todo y más de lo que prometía con ropa, pero perdí el aliento cuando pude ver su enorme pene… "no me cabe" pensé sin darme cuenta de que lo había dicho en voz alta, "claro que cabe" me dijo con una sonrisa traviesa. Se acostó en la alfombra y con mucha delicadeza me ayudó a sentarme sobre él

Primero la punta de ese enorme pene me rozó y él me ayudó tomándome de la cintura para que bajara poco a poco, dejándolo entrar en mi mojada puerta

Por unos segundos estuve convencida de que no cabría, pero él seguía entrando… Paró todo movimiento, "ahora todo" dijo al tiempo que con mucha fuerza me jaló hacia él… AHHHH!! Había sido un instante glorioso y estaba todo completito dentro mi… Sus manos jugaban con mis pechos, yo me arqueaba de placer, encontramos un buen ritmo y no tardé en llegar, pero él no, él aguantaba más.

De pronto él se enderezó haciendo que su pene entrara más todavía, lo podía sentir chocando con el techo de mi vagina provocándome más gritos de placer. y sin que su pene se saliera de dentro mío, me regaló otro orgasmo, pero él seguía aguantando.

Repentinamente, me bajó y se salió, me dio la vuelta y con una mano en mi espalda hizo que me agachara un poco mientras que con la otra movió su pene varias veces por mi vagina para mojarlo y cuando estuvo satisfecho con la humedad creada, empujó su delicioso pene en la posición de perrito, la cual me encantaba sentir dentro de mi, mientras el empujaba cada vez con más fuerza animado por mis gemidos y sus dedos jugaban con mi clítoris.

No recuerdo cuantas veces me vine, pero sí recuerdo el final, los dos gritamos al mismo tiempo quedándonos totalmente inmóviles un par de minutos

Espero que les haya gustado... Pronto tendrán noticias mías.

Voten por mí... No sean malitos.

Mariaz.-