La chilena culona
Su cuerpo era hermoso, como a mi me gustan, era como el de una antigua diosa de la fertilidad. Anchas caderas que daban paso a un enorme trasero que se escondía bajo una amplia falda. Me quedé mirándola absorto. Ella se giró y me vio. Sonrió y siguió su camino mientras yo me deleitaba mirando su...
De vez en cuando me toca viajar por motivos de trabajo. Normalmente son viajes en los que vas del aeropuerto a la empresa, de la empresa al hotel, del hotel a la empresa, en un bucle interminable que finaliza cuando vuelves al aeropuerto de vuelta a casa. Con un poco de suerte algún cliente se anima a cenar conmigo alguno de los días, y socializo con alguien. Suelo aprovechar estos viajes para adelantar trabajo una vez estoy en el hotel, o leer algún libro que tenga pendiente.
Esta vez el viaje fue a los EEUU, un viaje poco habitual ya que hasta entonces solo me había movido por Europa. Como siempre, después de un maratoniano día, llegué al hotel exhausto. Realicé el check-in y recogí mi llave de la habitación. En el mostrador estaba otra mujer esperando a ser atendida, noté que me observaba. Cruzamos las miradas y nos sonreímos. Era una madurita a la que yo echaba unos cincuenta y muchos años; tenía unos ojos grandes y expresivos y unos sugerentes labios gruesos. No pude verle el cuerpo porque la tapaba el mostrador. Me dirigí a la habitación y tras ducharme bajé al restaurante a cenar.
Mientras cenaba, observé a la mujer que había visto anteriormente en el mostrador de recepción. Estaba sentada con un grupo de personas, hablando todos ellos animadamente. Eran 5 hombres y 3 mujeres. Era una mujer bella. De labios carnosos, nariz chata, y grandes ojos negros. Pelo negro, media melena. Se le veía muy bien arreglada, elegante; muy maquillada, los labios pintados de rojo. En aquel momento se levantó para ir al baño y me encantó lo que vi. Su cuerpo era hermoso, como a mi me gustan, era como el de una antigua diosa de la fertilidad. Anchas caderas que daban paso a un enorme trasero que se escondía bajo una amplia falda. Me quedé mirándola absorto. Ella se giró y me vio. Sonrió y siguió su camino mientras yo me deleitaba mirando su tremendo culazo. Al salir del baño volvió a pasar frente a mí y nos sonreímos mutuamente, me hizo un simpático saludo con la mano y se dirigió a su mesa.
Al terminar de cenar, me tomé una cerveza en la barra que había que había junto al comedor. Al poco apareció ella junto a la barra y pidió varias bebidas para llevarlas a la mesa de sus acompañantes. Mientras esperaba, yo no le quitaba ojo. Le dije en inglés: "no serán todas para ti, verdad?", acompañando el comentario con una irónica sonrisa. "Ja ja" se río ella, "no, si no me tendrían que llevar a la habitación en camilla". "Hola, soy Elena, y vos? -me preguntó en perfecto castellano. "Yo... eh... Juan"- le respondí sorprendido, y un poco cortado - "Español, verdad?". "Sí", le respondí, "como lo has sabido". Me dijo con una sonrisa que me escuchó en la recepción, y que a pesar de mi buen inglés se me notaba mucho. Comenzamos a hablar y me contó que era profesora de universidad y que estaba en un "simposium" junto con otros profesores de otras universidades. Hoy cenaba con algunos de ellos que partían mañana, pero ella se quedaba un par de días más. Me contó que llegó a estudiar con 18 años a los Estados Unidos y se había quedado a vivir allí. Echaba de menos su tierra. Yo le conté que estaría allí por otros tres días. "Ay qué bien, así podremos estar juntos, eres un chico muy simpático", me dijo con su más amplia sonrisa. Si supiera como me la cogería quizás le parecería un degenerado, pensé. Además de lo buena que estaba el acento suavecito de su español chileno me ponía. Le ayudé a llevar las cervezas a la mesa y me despedí.
Al día siguiente tuve que ir a cenar con unos clientes y se me hizo un poco tarde. No me había quitado de la cabeza a Elena, y me moría de ganas de volver a verla, aunque no tenía muchas esperanzas. Sin embargo, al entrar en el hall, allí estaba ella, mirando el móvil. Pasé por delante y le saludé. "Hola Elena, que grata sorpresa verla por aquí!". "Hola Juan!", me saludó alzando la cabeza. "Qué tal tu día? Regresaste un poco tarde" me dijo. "Sí, ya lo siento. Tuve que ir a cenar con los clientes. Yo lo único que quería era venir corriendo a verte...!", le dije cómicamente. Ella se rió, y me confesó que me había esperado en el comedor y que antes de irse a la habitación había decidido darme una última oportunidad y esperarme. "Debes pensar que soy una desesperada, ja ja". "Para nada, yo hubiera hecho lo mismo. Qué digo, yo hubiera montado guardia aquí toda la noche hasta que llegaras", ambos nos reímos. Había feeling. Desde mi posición podía observar el canalillo de sus tetas y las gruesas piernas de ella. Se me estaba empezando a poner la polla morcillona, por lo que decidí moverme. "Ven", le dije dándole la mano para ayudarle a levantarse, "vamos a un bar de copas que he visto por aquí cerca".
Nos tomamos una cerveza y estuvimos hablando muy alegremente. Después vino otra, y después otra. Poco a poco nos estábamos emborrachando. Estábamos sentados en un sofá el uno junto al otro. Cada vez más juntos. Ella cada vez acercaba más su cara para hablarme y apoyaba su mano en mi pierna. Me dijo que necesitaba ir al baño. Se levantó y yo hice lo mismo para dejarla pasar, ya que no había apenas sitio entre el sofá y la mesa. Se dispuso a pasar mirando hacia mí, pero perdió el equilibrio y la agarré de la cintura atrayéndola hacia mí para que no cayera sobre la mesa. Nuestros cuerpos se unieron, su abultada barriga se estrechó contra la mía y sus pechos también. Ella acercó su boca a mi oreja y me dijo: "me gustas mucho cielo, si tuviera unos añitos menos...". Acerqué mi boca a la suya y nos besamos. Aquella señora me volvía loco. Comencé a bajar mis manos por su trasero y me dijo "espera, aquí no mi hijo, cuando vuelva del baño vamos al hotel". Se dirigió al baño, y allí me quedé empalmado, viendo como se alejaba aquel anhelado culazo que en breve sería mío. Se giró y me guiñó el ojo. Iba un poco ebria.
Al llegar a mi habitación nos besamos apasionadamente. Se separó y me preguntó: "en serio te vas a coger a una viejita gorda como yo?". "Pagaría por follarte" le respondí. "No te creo, zalamero" me dijo. "Mira, nunca he pagado por tener sexo ni pensaba hacerlo, pero, cuánto quieres...?", le dije mientras sacaba la cartera. Los dos nos reímos, íbamos contentillos después de las cervezas. Me cogió la cartera, la tiró al suelo y me besó metiéndome la lengua hasta la garganta, se separó, me miró a los ojos y me dijo: "no hace falta que me pagues para que sea tu puta..." y nos volvimos a besar. Apreté sus nalgas fuertemente y le di una fuerte palmada en una de ellas y noté que ahogó un gemido. Le iba la marcha y estaba desinhibida por el alcohol. "Así me gusta, que seas mi puta" y nos volvimos a besar. Le desabroché el botón y la cremallera del pantalón y metí mi mano en su entrepierna buscando su rajita. La toqué por encima de sus bragas totalmente empapadas y se estremeció. Le temblaban las piernas. Aparté su braga con el índice e introduje un dedito y comencé a masturbarla. "Ay, no puedo más" me dijo y se sentó. "Desnúdate" le dije mientras me quitaba la camisa y comenzaba a desabrochar mi pantalón. Se levantó para despojarse del vestido y ante mi apareció una de las mujeres más hermosas que haya visto. Tenía dos grandes pechos que soportaba un sujetador negro, una prominente tripa y dos gruesas piernas que sujetaban un soberbio culo. Era enorme, me encantaba. Me arrodillé y le bajé las bragas por detrás mientras le daba mordisquitos en el culo. "Me vuelve loco tu culazo" le dije. Ella se rió y me dijo "ja ja, nunca he conocido a ningún hombre con tal devoción por él, pero noto como me lo miras desde el primer momento que me viste, y eso me ha tenido recaliente". "Es todo tuyo, amor".
Me puse de pie al lado suyo y la volví besar mientras amasaba sus nalgas. Mi polla dura se hundía en su vientre. Alargó la mano y me la cogió y empezó a menearla. Puse mis manos en su cabeza y empujé levemente hacia abajo. Bajó y se arrodilló frente a mi polla. Me pajeaba mientras me empezó a chupar los huevos. Di un respingo, nunca antes me lo habían hecho. "Tranquilo, mi semental, te gusta?", me dijo y se rió. "Tienes una hermosa pija. Ahora vas a saber lo que es una buena chupada". Se metió el capullo en la boca y comenzó a jugar con su lengua. "Sabe a macho, Mmmm... tenía ganas de una buena pija dura". La chupaba muy bien, con fruición, se veía que le gustaba chuparla. Las mujeres a las que os gusta chuparla sois lo mejor (si alguna no sabe me ofrezco voluntario para que practique conmigo). Mientras tanto yo le acariciaba el pelo, y ella se estaba masturbando. Poco a poco cada vez se iba metiendo más trozo de polla en la boca. Por la barbilla se le caía la saliva a los pechos, pero ella no aflojaba. Me estaba poniendo muy burro, la tenía tan dura que me dolía. Le empujé la cabeza hacia mí para que se la metiera entera y así lo hizo. Con la polla totalmente en su boca me miró. "Aaaaah...qué bien la chupas". "No sabía que las chilenas fuerais tan putas... uff". Se sacó la pija de la boca y me dijo: "solo cuando tenemos una buena pija delante" y siguió mamándola. Pasaron un par de minutos y le dije que parará, ya que si no me iba a correr. Me pidió que me la cogiera, pero le dije que todavía no. Si se la metía en ese momento me iba a correr nada más empezar, estaba demasiado excitado.
Le hice tumbarse boca arriba con las piernas abiertas. Quería comerme aquel chochito maduro. Sobe sus nalgas, entreteniéndome en cada pliegue. Busqué su raja con la mano, cuando la encontré metí un dedo. Chorreaba. Gimió. Inicié un suave mete saca. Mientras tenía un dedo metido acerqué mi cara y con la lengua empujé su clítoris. Dio un respingo. Empecé a jugar con su pepitilla, chupándola y presionándola con mi lengua, moviendo mi lengua cada vez más rápido. Saqué mi dedo de ahí y sujetándole las piernas con ambas manos dejé su coñito delante de mi boca. Metí mi lengua en él y probé su flujos. Después seguí estimulando su clítoris, cada vez mas rápido e intensamente. Volví a meter dos dedos en su raja mientras le lamía el clítoris con rápidos movimientos de lengua. Ella jadeaba. Acariciaba mis cabello con las dos manos mientras susurraba "sííí... sííí...". Busqué su ano con los dedos mojados por sus flujos. Ella movió sus manos y tiró de las nalgas para abrirlas más. "Te gusta mi cola, verdad, te gusta, es tuya...mmm". Introduje la punta del corazón y comencé a trazar círculos. Poco a poco entró entero. Después le metí los dos, y comencé a follarle el culo con los dedos. Seguía lamiendo su pepitilla. Ya no susurraba, ahora gritaba. Notaba como estaba a punto de llegar. De repente salió abundante líquido de su coño, me pilló desprevenido y me mojó toda la cara. Sus manos tiraban de mi pelo. Estaba temblando. Me pidió que la besara. Me dijo que le excitaba probar su sabor, que nunca había estado con otra mujer pero era algo con lo que había fantaseado. Se llevó los dedos de mi mano a la boca y los chupó. Aquello me puso mucho. "Ahora quiero que me cojas".
Se puso a cuatro patas y apoyé mi polla en la entrada de su vagina. Empujé. Estaba tan lubricada que entró fácilmente. Ambos gemimos. Había entrado hasta la mitad. "Agg, sí, me encanta tu pija...". Observé cómo seguía entrando y se perdía entre sus carnes. Qué placer, y que sensación la de tener aquel gigantesco culo entre mis manos. "Aahh que rico, cógeme mi amor", me gritó. "Te gusta, eh? A mi me vuelves loco, mi chilenita". Le di una cachetada en las nalgas. Gimió."Síí...". Le di otra y noté como se excitaba más. "Sí, azótame, soy toda tuya mi amor". Con cada nalgada veía como sus abundantes carnes vibraban. Saqué mi polla, estaba completamente mojada. Me la meneé y llevé mis dedos a la boca para saborear sus jugos. Ella se quejó. "Quiero tu pija!". Volví a metérsela. Ella empujó su culo hacia mí para tenerla entera dentro. "Vamos, cógeme duro..., me estás matando". Comencé a follármela despacio, quería hacerle esperar. Agarré sus caderas y empecé a atraerlas hacia mí dándole cada vez empujones más fuertes y rápidos, hasta que se volvieron más violentos. Ella empezó a gritar totalmente desbocada. Primero sacaba la polla casi al completamente lentamente y después empujaba su culo contra mi hasta que chocaba en mi abdomen. "Aggg", gritaba. Comencé a aumentar el ritmo. La respiración de Elena cada vez era más agitada. Aumenté la cadencia, cada vez me la cogía mas rápido, el ritmo era frenético y todas sus chichas se agitaban y se desparraman violentamente. Noté cómo se estremeció, gimió, tembló todo su cuerpo y gritó explotando en un tremendo orgasmo. Yo seguía follándomela, estaba fuera de mí.
Cuando note que remitieron los estertores, seguí dándole duro hasta que comenzó a gemir otra vez y a acelerarse su respiración. Golpeé sus nalgas. Y ella respondió gimiendo. "Te gusta verdad?", "sííí, pégame,...", "Eres mi puta verdad?", Sííí...", "Dilo", "Soy tu puta, siempre seré tu puta, cógeme mi amor,...". Le acaricie su melena, la cogí con mi mano y tiré hacia mí. "Aggg", "Te gusta mi puta?", "Sí, mi macho, haz conmigo lo que quieras, trátame como a una puta..". Me incorporé sobre ella y le besé la boca y después la solté para seguir cogiéndomela. Estábamos los dos empapados de sudor, follando como animales. Me sentía el hombre más afortunado del mundo, follándome a aquella excepcional mujer. Noté que se aproximaba otro orgasmo. Llevé una mano a su ano y comencé a meter un dedo. Entró fácilmente. En seguida metido dos y hasta tres dedos y comencé a follármela con los dedos mientras mi polla embestía su chorreante coño. "Ah cabrón, que me haces? Me estás matando". Se estremeció entera, sus brazos flaquearon y casi cayó pero logró aguantar. Al poco volvió a correrse. La verdad es que nunca conocí una mujer que se corriera tan fácilmente. Me fascinaba. Yo seguía cogiéndomela. Ella apoyó su cabeza y sus codos en la cama porque ya no aguantaba más.
En ese momento le saqué el rabo de la vagina, a pesar de sus quejas, ya que quería más. Di la vuelta a la cama y le acerqué mi polla a su boca. En seguida empezó a chupármela, se la metía hasta que su nariz tocaba mi abdomen. Me hubiera corrido en su boca si no fuera porque me separé y le dije que se tumbara hacia arriba, que quería cogérmela mientras veía su esplendoroso cuerpazo. "Lo que tú quieras amor", me dijo, "pero cógeme duro". Se tumbó totalmente abierta de piernas, se las levanté y le metí la pija hasta dentro. Apoyando mi abdomen sobre el suyo, empujé sus piernas hacia atrás para que mi polla entrara más adentro. "Aggg, síí mi amor". Comencé a follarla lo más duro que podía, con toda mi alma. Nuestras pieles sudorosas estaban totalmente pegadas. La besé en la boca. La sentía gemir. Me pidió que me corriera en su interior, que quería sentir mi lechecita dentro. Erguí mi torso y sujetando sus piernas hacia arriba empecé a bombear rápidamente mientras observaba como se movían sus chichas de un lado a otro y como tenía la cara desencajada. Volvió a correrse. En ese momento embestí fuertemente y me corrí en interior mientras gruñía. Ella me abrazaba y me acariciaba. Al poco nos dormimos exhaustos.
Al día siguiente, cuando desperté, ella seguía dormida. Me quedé contemplándola. Admirándola. Me hubiera gustado despertarla suavemente y echar un caliente polvo mañanero, pero era un poco tarde. Le dejé una nota con mi teléfono, diciéndole que si quería quedar después me llamara. El único problema es que si quedábamos otra vez me iba a enamorar, ja ja.
Después del lunch, mientras atendía a una charla, me llegó un mensaje al móvil. Miré y era de Elena. "Estuvo lindo lo de anoche. Ya terminé el trabajo y estoy en el hotel solita. Me aburro, si tuviera tu pija acá...". A los pocos segundos recibí un mensaje con foto. "Ven pronto, yo ya estoy enamorada de ti" con sus dedos en su raja. Guardé la compostura como pude, pero me costó seguir el hilo de la reunión. Recibí otro mensaje: "Anoche me quedé con ganas de pobrar tu leche... y algo más, ya sabes cielo". Por suerte terminé pronto y tendría además el día siguiente libre. Me dirigí al hotel.
Cómo siempre agradezco los comentarios y retó a cualquier mujer que se haya masturbado con el relato me lo haga saber. Vamos! no cuesta nada y a mi me hace ilusión; no se preocupen, no os voy a pedir matrimonio, ja ja. Mi e-mail está en el perfil de autor