La chica que se escabulle por la ventana 9

Tenía la sensación de que el plan de no darle mi corazón, había desaparecido completamente. Todo lo que podía hacer ahora era rogar para que no lo rompiera.

Capitulo 9.

—Entonces, ¿vienen o no? —pregunté, porque todavía estaban sentados en el sofá.

—Sí, está bien —suspiró Jake. Obviamente no quería venir, tal vez Abby estaba

obligándolo. Agarró sus llaves y se dirigió a la puerta—. Voy a buscar el auto al

porche. Los veo ahí.

—Oh, mierda, me olvidé mi cartera —dijo Kate, volviendo a mi habitación.

Inmediatamente Abby me agarró y me besó, empujándome gentilmente contra la

pared. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, apretando los dedos en su

cabello.

—Mmm, te he extrañado —murmuró contra mis labios.

—¿En serio? No tenía idea. ¿Podrías hacerlo más obvio? —bromeé, haciéndola reír.

Me besó de nuevo, chupando ligeramente mi labio inferior, pidiendo entrar.

Ansiosamente abrí mi boca para ella; metió su lengua, explorando cada parte de mi

boca, provocando que sienta mariposas en el estómago. Alguien se aclaró la

garganta y nosotras saltamos alejándonos, pensando que era Jake.

Afortunadamente no lo era, era Kate.

Tenía la sonrisa más grande que alguna vez había visto en su cara.

—Ustedes dos se ven calientes juntas —declaró, sonriéndome.

Abby se rió y pasó su brazo alrededor de mis hombros.

—Ángel se ve caliente con quien quiera que esté. —Sonrió y besó mi mejilla

suavemente.

—Aww, ¡eso es tan dulce! —arrulló Kate, poniendo una mano sobre su corazón, y

mirándola con adoración.

Puse los ojos en blanco.

—Oh, ¡vamos! Vamos a llegar tarde si no nos vamos ahora. —Agarré su mano y la

empujé hacia la puerta. Me di la vuelta y le tiré mis llaves a Abby, quien cerró la

puerta delantera detrás de ella. Mientras me entregaba las llaves, sus dedos rozaron los míos a propósito, haciéndome gemir un poco en la parte posterior de mi garganta.

—Oye, Abby, no te importaría ir atrás con Amber, ¿verdad? Realmente me quiero

sentar en el frente —dijo Kate desde el auto, guiñándome un ojo.

Vi a Jake negar con la cabeza a Abby, obviamente pidiendo ayuda. Abby sonrió en

su dirección.

—No. Está bien, si quieres ir en el frente. —Me miró por la esquina de su ojo y le

sonreí sutilmente a Kate. Amaba a mi mejor amiga; bendita sea, me estaba dando

algo de tiempo con ella.

Me subí a la parte de atrás y Abby se deslizó a mi lado, presionando su rodilla

contra la mía. Puse las manos en mi regazo y sonreí. Se estiró y tomó mi mano,

sujetándola con fuerza y poniéndola en el asiento del medio y movió su pierna

para taparla de la vista en el caso de que Jake se diera la vuelta. Aunque no había

muchas posibilidades, teniendo en cuenta que estaba manejando, pero supongo

que es mejor prevenir que lamentar. El toque casual de Abby me estaba enviando

chispas de electricidad a través de mi brazo. Me mordí el labio y miré por la

ventana, luchando con el deseo de sujetarla y besarla hasta que no pudiera

respirar. Después del más largo e insoportable viaje en auto, llegamos a la bolera.

Está bien, eso fue un poco exagerado, sólo duró diez minutos, pero todo el tiempo

estuve luchando conmigo misma para no saltar sobre ella y sujetarla con fuerza.

Éramos ocho jugando a los bolos: Abby, Jake, Kate, Sarah, Sean, su novia Terri, que

había traído a su hermano Mark, que había venido desde la universidad, y yo.

Parecía que a Abby le había desagradado Mark instantáneamente por alguna razón. Estaba siendo lo suficientemente educada, pero su sonrisa no llegaba a sus ojos. En realidad me estaba divirtiendo a pesar de estar perdiendo completamente. Era terrible en los bolos y la única razón por la que había venido era para estar con mis amigos. Lo más destacado de toda la experiencia fue ver a Abby jugar. Cuando ella se inclinaba para lanzar la bola, obtenía una perfecta visión de su trasero, y apenas podía contener mi disfrute.

—No eres demasiado buena en eso de los bolos, ¿huh? —preguntó Mark,

sentándose junto a mí y sonriendo.

Reí.

—No. Nunca le encontré el truco —admití, sacudiendo la cabeza con fingido

horror.

—Podría enseñarte si quieres. Todo se trata de la posición —ronroneó

sugestivamente.

Tragué saliva nerviosamente, pero traté de que no se notara.

—Posición, ¿de verdad? ¿Eso es por qué lo he estado haciendo mal todos estos

años? —Sonreí, un poco incómoda, pero honestamente me gustaba coquetear,

siempre y cuando no obtengan la idea equivocada y comiencen a tratar de

tocarme.

—Soy una especie de experto con las posiciones. Sería más que feliz de darte

algunas lecciones —ronroneó, inclinándose más cerca de mí y haciendo que me

inclinara hacia atrás para mantener algo de espacio personal.

—Bueno, es mi turno ahora, así que ¿qué sugieres? —pregunté, parándome y

eligiendo mi bola.

Se paró y caminó cerca detrás de mí.

—Definitivamente te sugeriría mover tus caderas con la bola. Tal vez deberías

separar más las piernas, te dará más balance —dijo, moviendo las cejas.

Me reí de su propuesta; Dios, ¡éste chico es tan obvio!

—Bueno, gracias por los consejos, veré cómo me va —reí y caminé para tomar mi

turno. Mi bola fue directo, hasta el borde y solo golpeó un pino. Mi segunda bola

se fue directamente a la canaleta—. Mmm, Mark. Creo que tal vez deberías trabajar

con tus consejos. Como que elevaste mis esperanzas aquí, y me siento un poco decepcionada —bromeé, haciendo un mohín.

Se rió.

—Wow, nunca había decepcionado a una chica antes —dijo, sonriendo

orgullosamente.

—¿Demasiado engreído? —pregunté, riendo.

—¿Quieres descubrirlo? —me provocó.

—Mmm, déjame pensarlo. —Estreché los ojos y los pasé por su cuerpo,

lentamente, desde la cabeza hasta los dedos del pie y hacia arriba nuevamente,

asegurándome de morderme mi labio de manera coqueta. Él estaba sonriendo

ampliamente—. ¿Puedes voltearte? —pregunté, tratando de ocultar mi risa.

—¿Quieres que me de vuelta? —preguntó, sonriendo.

Asentí.

—Voy a necesitar ver la parte de atrás, no estoy segura si quiero aceptar tu oferta

—dije con desdén. Me guiñó un ojo y se dio vuelta, obviamente pensando que

estaba de suerte. Me mordí el labio para evitar reírme y modulé ¡Qué idiota! a Kate

y Sarah que se estaban riendo como locas drogadas—. Está bien, puedes voltearte

de nuevo —dije después de unos segundos.

Se volvió a mí.

—Bueno, ¿te gusta lo que ves? —preguntó, sonriéndome confiado.

Me incliné hacia él.

—No, en realidad no. Simplemente no lo haces para mí, pero gracias por la oferta

—declaré, sonriendo y guiñando un ojo mientras volvía a los asientos. Podía oír a

mis amigas estallar en carcajadas, Sarah y Kate chocaron los cinco. Mark sólo me

estaba mirando con la boca abierta, obviamente no acostumbrado al rechazo. Le

eché un vistazo a Abby, se veía herida y enojada.

¡Oh, mierda! ¿Qué hice? Simplemente estaba coqueteando, ¡no debería haber

hecho nada! Traté de llamar su atención pero ella apartó la mirada al tablero de

puntuaciones, ignorándome. Mi corazón se hundió.

Jake fue a buscar bebidas entre los juegos así que tomé la oportunidad para hablar

con Abby; ni siquiera había mirado en mi dirección desde todo el incidente de

Mark.

—Hola —dije, moviéndome para sentarme junto a ella.

—Hola —murmuró, mirando a las personas a nuestro lado jugar.

—¿No me vas a hablar? —pregunté, asustada de que dijera no.

Suspiró.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó tristemente, sacudiendo la cabeza, aún sin

mirarme.

Tomé su mano y la arrastré hasta los baños. Cuando entramos al baño de mujeres

cerré la puerta detrás de nosotras y la trabé con llave.

—Lo siento. No me di cuenta que eso te molestaría. No quise decir nada con eso.

Estaba coqueteando conmigo, sólo estaba bromeando, eso es todo —expliqué,

tratando de que me mirara, pero sólo cerró los ojos por un segundo antes de

mirarme otra vez.

—Ángel, eso fue difícil de ver. —Me empujó a su pecho, mirándome a los ojos;

podía ver que lo había herido mucho.

—Lo siento, Abbby. Honestamente, no quise decir nada con eso, sólo me estaba

divirtiendo. La gente no sabe que estamos juntas así que difícilmente podía decir:

Mark, deja de coquetear conmigo, mi novia está sentada justo allí” ¿o si? —

pregunté, poniendo los brazos alrededor de su cuello.

Suspiró.

—Supongo que no. —Todavía se veía molesta, y me sentía terrible por haberla

lastimado.

—Aunque necesitas confiar en mí, nunca haría nada para lastimarte a propósito. Lo

siento. —Tiré su cara hacia la mía y la besé tiernamente.

Respondió de inmediato, besándome de vuelta y tirándome más cerca de ella.

Deslizó una mano y sujetó mi trasero, ni siquiera me afectó en lo absoluto, bueno,

lo hizo pero no en una mala manera, me gustó, quería más. Tomé su otra mano y

la puse encima de mi cuerpo, haciéndola apretar mi pecho. Se apartó, mirándome

un poco sorprendida; le sonreí y lo volví a empujar hacia mí. Me besó con avidez,

masajeando mis pechos. Su boca viajó por mi cuello, haciéndome temblar con

deseo. Deslicé mi mano debajo de su camisa, haciéndola gemir. Lentamente movió su mano a la parte inferior de mi camiseta y la deslizó por debajo, pasando los dedos a través de mi piel, moviéndola lentamente hasta que llegó a mis pechos donde los masajeó a través de mi sujetador haciéndome gemir entrecortadamente.

Después de unos minutos se apartó, sonriéndome, sus ojos bailando con

entusiasmo. Puso su frente contra la mía, ambas estábamos respirando con

dificultad.

—Lo siento. No quise ser posesiva —dijo, besando la punta de mi nariz.

—No tienes nada por lo que disculparte, tonta. Ninguna de las dos ha hecho esto

antes, así que tenemos que encontrar la manera de que funcione para ambas. —La

besé tiernamente otra vez, saboreando la sensación de sus labios suaves contra los

míos.

Suspiró.

—Creo que tenemos que salir ahora, antes de que la gente se dé cuenta que

faltamos.

—Otro minuto no hará daño —susurré, sonriendo coqueta. Se rió y se inclinó para

besarme de nuevo.

Esa noche estábamos todos apretados en mi sala de estar. Sean había traído Avatar

y ninguno la había visto antes, así que los siete estábamos sentados, comiendo

McDonalds. Íbamos a poner la película después. Yo estaba apoyada contra las

piernas de Abby; Jake no pareció pestañear, lo que ambas tomamos como una

buena señal.

Mark se movió del sofá.

—Aquí, Sarah, siéntate aquí, me sentaré en el suelo —sugirió, mientras se dejaba

caer a mi lado con una sonrisa coqueta. Me moví incómoda para tener un poco

más de espacio. Sentí a Abby tensarse, así que puse mi mano sobre su pie, frotando mi pulgar sobre la parte superior tranquilizadoramente—. Así que, Amber, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre? —preguntó.

—Un montón de cosas. Me gusta bailar e ir al cine. Ya sabes, cosas normales de

secundaria —contesté, añadiendo énfasis a la palabra secundaria.

Se rió.

—Wow, realmente eres una luchadora, ¿verdad? —dijo, sacudiendo la cabeza.

—No tienes idea —murmuré, dándome vuelta fingiendo ver la televisión.

—¿No quieres hablar conmigo? —preguntó, fingiendo estar herido.

Dejé escapar un suspiro exagerado.

—Sólo estoy tratando de ver esto.

Miró a la televisión y rió.

—¿Este anuncio de sofás nuevos?

Miré a la televisión que estaba pretendiendo ver, y era de hecho, un anuncio.

¡Maldita sea!

—Sip, soy una chica sofá, nunca puedes tener suficientes sofás —bromeé.

—Eres graciosa —se rió, acercándose a mí.

—Gracias, y tú eres muy mayor para mí —declaré, sonriendo con dulzura.

—Sólo tengo diecinueve —me miró desafiante.

Asentí.

—Sí, pero dieciocho es mi límite, así que estás fuera de combate, amigo —dije. Oí a

Abby reír detrás de mí.

—Podría hacerte cambiar de opinión —declaró Mark con confianza.

Reí sin humor.

—¿Sabes qué? Te apuesto veinte dólares que no tienes nada que me interese —

contesté con la misma confianza.

Se rió sombríamente.

—Tomaré esa apuesta, pero tienes que esperar hasta que tu hermano no esté

mirando. —Miró a Jake un poco nerviosamente.

Suspiré.

—¿Qué es exactamente lo que crees que me interese? ¿Tienes un gatito en el

bolsillo? ¿O tal vez algo de dulce? ¿O las respuestas al examen que tengo mañana

en cálculo? —bromeé, haciéndolo reír de nuevo.

—No. Voy a besarte, y lo vas a amar. —Se encogió de hombros, sonriéndome de

nuevo.

Las piernas de Abby se sacudieron detrás de mí mientras que se movía para

levantarse. Me empujé contra sus piernas y comencé a frotar su pie otra vez.

—¿En serio? Si tú me besas voy a patearte en las bolas. —Sonreí a Mark, inocentemente.

—¿Crees que eso me va a alejar de un bombón como tú? —preguntó, mirándome

poco a poco, haciendo que mi piel de gallina un poco.

—Es sólo una advertencia amistosa. —Me encogí de hombros, volviéndome a la

televisión que, afortunadamente, ahora había una película y no un anuncio sobre

sofás.

—Estoy bastante seguro que mi dinero está a salvo. No he tenido quejas antes —

susurró en mi oído, haciéndome que me diera frío de lo cerca que estaba.

—Mmm, bueno, hay una primera vez para todo —dije entre dientes, todavía

frotando el pie de Abby.

Cuando la película terminó Abby fue a su casa, a decirles a sus padres que se iba a

quedar aquí y a agarrar un cambio de ropa. En realidad tenía ropa de repuesto en

mi habitación, pero no podíamos decirle exactamente eso a nadie. Jake y Kate

estaban haciendo más palomitas de maíz. Ahora íbamos a ver Terminator Salvation ,

porque la mayoría no la había visto. Fui al baño. Cuando salí alguien me agarró y

me empujó contra la pared. Al principio pensé que era Abby, pero luego me di

cuenta que este chico no era lo suficientemente alto. Mi corazón comenzó a correr,

el miedo formándose en mi estómago. Mark se rió y estrelló sus labios contra los

míos, bruscamente, sujetando los lados de mi cara para que no pudiera moverme a

ningún lado. Traté de apartarlo, pero no se movía. Me mordisqueo el labio,

pidiendo entrar, así que apreté mi boca, cerrada, y subí mi rodilla tan fuerte como

pude contra su ingle. Me soltó inmediatamente, inclinándose y gimiendo.

—Te lo dije. Esos son veinte dólares que me debes —dije con dulzura mientras

pasaba junto a él y me dirigía a la sala con una sonrisa triunfante pegada a la cara.

Abby estaba sentada de nuevo en el sofá así que rápidamente tomé el lugar junto a ella antes que alguien más lo hiciera.

—¿Estás bien? —preguntó, mirándome y sonriendo.

—Sip —contesté, haciendo estallar la “p”.

Sonrió.

—¿Qué es tan gracioso?

Me reí.

—Mark —contesté, sonriendo. Justo en ese momento, Mark entró a la sala,

cojeando ligeramente con su mano sobre su ingle, luciendo como si estuviera

ligeramente adolorido. Tiró un billete de veinte dólares en mi regazo y se sentó en

el otro lado de la habitación.

Abby estalló en carcajadas.

—Esa es mi chica —susurró, haciéndome sonreír.

Después de que todos se habían ido era casi medianoche. Kate y yo fuimos a la

cama, dejando a Jake y Abby en la sala. Le guiñé un ojo a Abby, mientras me iba a la cama y decidí ponerme el más pequeño de mis pijamas esta noche así podía sentir su piel contra la mía. Me puse mis rosados shorts cortos que tenían encaje púrpura contra la costura. Los combiné con una camiseta apretada del mismo rosado con un poco de encaje púrpura sobre los pechos. Me miré en el espejo y de repente me puse nerviosa. Tal vez me debería cambiar, ¿estaba dando la impresión

equivocada? Me mordí el labio. No, está bien, me ha visto con esto antes así que lo

usaré.

Volví a mi habitación y Kate me silbó.

—Wow, Amber, deberías hacer un pequeño viaje a la cocina para tomar un poco

de agua o algo. Dale a Abby algo con lo que soñar —sugirió, mirándome de arriba

a abajo. En realidad esa no era mala idea, de otra forma no la vería hasta la mañana.

—¿Eso crees? —pregunté nerviosamente. Asintió con entusiasmo así que decidí

hacerlo antes de arrepentirme—. Está bien —dije riendo mientras abría la puerta.

—¡Adelante! Dale una emoción —hizo señas con entusiasmo cuando dudé en la

puerta.

Tomé una respiración profunda y caminé por el corredor con confianza. Por la

forma en la que está construida nuestra casa tienes que pasar por la sala para ir a

la cocina. Me pavoneé en la sala con mi pequeño pijama.

—¿Alguien quiere algo para tomar? —pregunté inocentemente, caminando junto a

Jake y Abby, que estaban sentados viendo el canal de deportes.

—No, gracias —contestó Jake, sin siquiera mirarme.

Los ojos de Abby se pegaron en mí, su mirada literalmente siguió cada uno de mis

movimientos, con la boca ligeramente abierta y los ojos amplios. Me mordí el labio

para no reírme. Oh sí, ¡totalmente valió la pena!

Tomé dos vasos con agua y volví a pasar por la sala, con Abby quitándome la poca

ropa que tenía con los ojos. Jake la vio mirando y le dio un pequeño golpe en la nuca.

—Amiga, ¡deja de pervertir a mi hermana pequeña! De todos modos, tienes novia

—gruñó, claramente molesto.

Abby se frotó la nuca.

—Claro, sí, novia —murmuró sonriendo.

Volví a mi habitación, riéndome con fuerza.

—Eso fue tan gracioso —le dije a Kate, que estaba sentada en la cama

esperándome.

Ella también se comenzó a reír.

—¿Le gustó? —preguntó, moviendo las cejas.

—Sip —confirmé, haciendo estallar la “p”. Me subí a la cama con una sonrisa en el

rostro.

Un poco más tarde escuché a Jake irse a la cama así que sabía que Abby estaba en

la suya.

—Kate, voy a ir a ver a Abby un rato —dije, una vez que supe que Jake estaría

dormido.

—Oh, ¿enserio? ¿Vas a darle otra vista de ese sexy pijama? —bromeó sonriendo.

Me reí.

—Algo por el estilo. No me esperes despierta, puedo tardar un poco —le guiñé un

ojo mientras me paraba de la cama, tomando un celular para poder usar la alarma.

—Diviértete, y no hagas nada que yo no haría —bromeó. En realidad no había

mucho que Kate no haría, había tenido unos pocos novios y definitivamente no era

virgen. Me reí y dejé la habitación, yendo por el corredor hasta la sala de estar,

donde Abby ya estaba acostada en el sofá bajo el edredón de repuesto. Puse la

alarma a las seis; la hora “sacar a Abby por la ventana ” usual, y lo puse en el suelo.

—Hola, Ángel —susurró sonriéndome y quitando el edredón para que pudiera

acostarme a su lado. Me subí con entusiasmo y fundí mi cuerpo contra el suyo.

Suspiró con satisfacción y me envolvió con sus brazos con fuerza—. Por cierto, eso

no fue justo —me regañó, mientras me besaba la frente.

Sonreí burlonamente.

—¿En serio? ¿No te gustó mi pijama? —pregunté inocentemente.

Amé el pijama, pero no cómo paseaste tu sexy trasero en frente mío con tu

hermano sentado allí —se quejó.

—¿Piensas que tengo un trasero sexy? —la provoqué.

—Mmm, no lo puedo recordar, déjame ver de nuevo —dijo con voz ronca. Me reí y

giré sobre mi estómago, poniendo las manos bajo mi cabeza.

Volvió a gruñir y lentamente pasó su mano por mi espalda, a través de mi trasero y

por uno de mis muslos antes de volver a subir por el otro. Su mano se detuvo en

mi trasero, trazando la línea del encaje, haciéndome temblar. Vaya, ¿qué me estaba

sucediendo? En realidad quería que me tocara. Si hiciera un movimiento para

tocarme, no la iba a detener esta vez. Inclinó su cabeza y besó mi hombro antes de

descender y desparramar besos a través de mi espalda y caderas. Besó la parte

inferior de los shorts y pasó su lengua a través del final de mi trasero, justo donde

se encuentra con la pierna. Di un grito ahogado y ella se tensó.

Se apartó rápidamente.

—Lo siento, lo siento. Me dejé llevar —dijo en tono de disculpa.

Me sonrojé como loca.

—Me gusto, Abby —dije con voz ronca, y temblando un poco por el deseo que

estaba corriendo por mis venas.

—¿En serio? —preguntó, sonando sorprendida.

—Oh, diablos, sí —admití con voz entrecortada, sonrojándome otra vez. Wow,

¿acababa de decir eso? ¡Es tan vergonzoso!

Gimió ligeramente y bajó la cabeza, pasando su lengua por el borde del encaje de

nuevo. Esta vez no pude evitar el pequeño gemido que se escapó de mis labios. El

sonido pareció alentarla porque lo hizo de nuevo, y deslizó su mano por mi muslo

masajeando mi trasero y espalda. Me besó en la espalda, levantando la tela de mi

camiseta para poder besar mi piel. Me di vuelta para que estuviéramos cara a cara

y la besé, tirando de ella hacia mí para que todo su cuerpo estuviera presionando el mío. Podía sentir su piel contra la mía y me alegré por haberme decidido por la

escasa ropa de dormir

Levantó las manos y tomó mis pechos; dejé salir un suspiro cuando sentí su mano

caliente a través de la tela de mi camiseta porque no estaba usando sujetador.

Gimió mientras que frotaba su pulgar por mis pezones haciéndolos endurecerse. Ella sólo estaba usando shorts y una pequeña blusa así que froté mis manos por sus pechos y estómago, simplemente asombrada de cuán perfecta era.

Me besó en el cuello y a través de mis pechos sobre la camiseta. Mis manos se

enredaron en su cabello castaño  mientras besaba su camino hasta mi

estómago, apoderándose de mi camiseta con los dientes mientras subía y tirándola

hacia arriba, lentamente, exponiendo mi estómago. Gemí y bajó su boca a mi piel

desnuda, lamiendo suavemente y soplando sobre ella, haciendo que mi cuerpo casi

vibrara con la emoción. Deslizó la mano bajo mi camiseta y lentamente la

arrastraba hacia mis pechos, pasando sus dedos sobre ellos mientras continuaba

besando mi estómago. Pero estaba besando más alto ahora y mi respiración estaba

empezando a acelerarse en la anticipación de ella besando mis pechos.

Oh, Dios, sí. ¡Esto es demasiado rápido!

—Lo siento... Abby... para —murmuré.

Retiró su cabeza inmediatamente, y sonrió, con su hermosa sonrisa.

—No tienes que disculparte, Ángel —inclinó su cabeza y me besó de nuevo,

gentilmente. Le sonreí agradecida mientras que giraba para salir de encima de mí,

poniéndome cerca de su pecho, pasando sus dedos a través de mi cabello y me

miraba con amor—. Eres tan hermosa —murmuró, besando mi nariz gentilmente

mientras bajaba mi camiseta por mí. Reí y sacudí mi cabeza. ¡Realmente estaba

llena de líneas cursis! Tal vez eso le funcionaba para conseguir que las chicas se

acuesten con ella. Sonrió, luciendo un poco herida—. No me crees —afirmó.

—¿A cuántas chicas le has dicho eso, Abby? —susurré, no muy segura de que mi

voz sonara bien si hablaba normalmente.

Suspiró luciendo un poco derrotada.

—No puedo cambiar mi pasado, Ángel, créeme que lo haría si pudiera. Nunca he

sentido nada por nadie más, lo juro. Nunca le he dicho a nadie que era hermosa,

sólo a ti. Nada más se compara a ti —dijo, mirándome intensamente, deseando

que entendiera. Mi respiración se atoró en la garganta ante sus dulces palabras. Me

apreté más cerca de ella y enterré la cara en su pecho, respirando en ella. Suspiró con alegría y envolvió sus brazos con fuerza a mí alrededor, besando mi frente—.

Buenas noches, Ángel —susurró.

—Buenas noches, Abby —murmuré contra su piel.

Tenía la sensación de que el plan de no darle mi corazón, había desaparecido

completamente. Todo lo que podía hacer ahora era rogar para que no lo rompiera.

Me acurruqué más cerca de ella, descansando mi cabeza en su pecho y quedándome dormida en minutos. Justo cuando comenzaba a perderme creí que la escuche susurrar algo que sonaba como “te amo”, pero Abbby no diría eso, así debió haber sido algo más.