La chica que se escabulle por la ventana 7
Me rodó por lo que estaba debajo de ella, rompió el beso y me miró, nuestras miradas se encontraron tratando de frenar nuestra respiración. Agarré su blusa y la subí por sobre su cabeza, haciendo que parara de respirar por completo.
Capitulo 7.
Tomó un largo tiempo limpiar la casa. Alguien se había enfermado en el
patio trasero así que mandé a Jack a limpiar eso mientras yo trabajaba en la
cocina, recogiendo todos los vasos y botellas vacías. Parecía que la fiesta se había
salido un poco de control después de que Abby y yo nos hubiéramos ido a la cama, y mi idiota hermano borracho no se había molestado en detenerlo.
—Ésta es la razón por la que me mantengo sobria —declaró Abby, arrugando su
cara con desagrado al ver un jarrón lleno de orina en el alféizar de la ventana del
salón.
—¿Te mantienes sobria para evitar que las personas orinen en los ornamentos de
mi mamá? —pregunté, riendo histéricamente.
Ella asintió.
—Sorprendente pero cierto. Siempre hay alguien que no se molesta en caminar
hasta el baño —bromeó, haciéndome reír aún más fuerte.
Me sonrió, haciendo que mi corazón se derrita, y Jake entró.
—Guau, ¿en serio las acabo de escuchar riéndose de algo juntas? Es la primera vez
—dijo mirando a lo que estaba sosteniendo Abby y pestañando.
—Será mejor que vaya a resolver esto —murmuró Abby, caminando rápidamente.
Podía notar que estaba un poco incómoda al mentirle a Jake, pero yo estaba
realmente segura que un par de semanas sería lo mejor, sólo para asegurarnos que
esto era lo que ambas queríamos.
—Jake, ¿se puede quedar Kate este fin de semana? Sus padres están fuera de la
ciudad y no se quiere quedar en su casa sola —pregunté, dándole mi cara de
perrito.
Hizo una mueca.
—¡Ugh! Esa chica no hace nada más que coquetear conmigo, no me importaría
tanto si fuera mayor, pero quiero decir, por Dios, ¡tiene la edad de mi hermana
pequeña! ¡Ew! —dijo con falso estremecimiento.
—¿Así que piensas que alguien de dieciséis no debería salir con alguien de
dieciocho? —pregunté, tratando de ser casual.
No lo creyó, me miró con escepticismo.
—No estás interesada en nadie de dieciocho, ¿verdad? —preguntó, entrecerrando
los ojos hacia mí. Vi a Abby volver por el pasillo desde la esquina de mi ojo.
—No, estaba hablando sobre Kate —mentí.
Asintió, al parecer satisfecho.
—No, no creo que deberían. Quiero decir, ¿qué clase de persona de dieciocho años
miraría a alguien de dieciséis de esa forma? —preguntó, mirando a Abby mientras
pasaba.
—Sólo son dos años, Jake, no es la gran cosa. Sólo estás enloqueciendo porque es
la misma edad que tengo yo. Sólo porque tú no saldrías con alguien de mi edad,
no quiere decir que otros chicos o chicas se sientan de la misma manera, ¿cierto, Abby? —
respondí, todavía tratando de sonar casual a pesar de que mi voz se quebró un
poco cuando dije el nombre de Abby.
—Cierto. Conozco a muchas chicas de dieciséis que están bien calientes —
respondió Abby, guiñándome un ojo detrás de la espalda de mi hermano.
—Sí, ¡pero tú no puedes salir con ninguna de ellas! —gruñó Jake, girándose para
Mirarla . Me encontré con la mirada de Abby y estaba un poco sorprendida. Guau, Jake de verdad sabía que le gustaba, y al parecer estaba muy en contra a la idea de nosotras estando juntas. Esto podría ser incluso más complicado de lo que pensé.
Kate llegó aproximadamente una hora más tarde.
—Hola Jake, hola Abby —ronroneó mientras entraba, dándoles a ambos una
sonrisa coqueta. Vi a Abby reírse en voz baja mientras que sonreía de vuelta.
—Hola, Kate —sonrió Jake, dándole un guiño coqueto. Realmente no se estaba
ayudando, si quería que ella lo deje en paz, entonces, ¿por qué animarla?
—Vamos, dejemoslos solos —bromeé mientras agarraba su mano y la
arrastraba a mi habitación. Vi a Abby sonreírme por la esquina de mi ojo y me
ahogué con una carcajada.
—No puedo creer que voy a pasar todo el fin de semana aquí contigo y tu
hermano. ¿Piensas que Abby se quedará también? —preguntó con sus ojos
brillando.
—No lo sé, tal vez deberías preguntarle. —Sonreí un poco incómoda. Podía
imaginarla coqueteando con Abby justo en frente de mí; no estaba segura acerca
de cómo me voy a sentir al respecto.
Dejó caer sus cosas en el piso y se tiró en mi cama. De repente se dio vuelta y
agarró mi almohada frunciéndole el ceño, se veía confundida.
—Amber, ¿por qué tu almohada huele a Abby?
Podía sentir mis nervios burbujeando.
—Eh... bueno, yo...eh.... ¡Oh! Se la presté a Ella cuando se quedó aquí, así que
debe ser por eso —mentí, tropezando con las palabras.
Enterró su cara en la almohada.
—Mmm, voy a dormir con ésta esta noche —declaró, apretando la almohada.
Me atraganté con la risa.
—Como sea, Kate. Comamos, estoy muriéndome de hambre. —Me empujé fuera
de la cama y caminé hacia la puerta así podíamos pedir la comida.
—¡Tengo esto! —gorjeó, agitando un DVD frente a mi cara. Incluso la cubierta me
asustó demasiado. Rodé los ojos y caminé a la sala, dejándome caer en el sofá
junto a Abby. Ella puso su mano en el sofá junto a la mía y discretamente frotó su
meñique contra el mío cuando nadie estaba mirando.
—¿Pediste la comida, Jake? —le pregunté, poniéndome de lado en el sofá para que
mi rodilla toque el muslo de Abby. Vi una sonrisa asomarse en la comisura de su
boca.
—Sip, hecho. Estará aquí en diez —dijo Jake, moviéndose en el otro sofá unos
centímetros porque Kate prácticamente se había sentado sobre su regazo.
—Así que, Abby, ¿tu lindo trasero se quedará esta noche aquí también? Soy más
que feliz de compartir mi cama si quieres. Capaz que esté asustada de la película,
tal vez necesita a alguien que me haga sentir mejor en la noche —ronroneó Kate
seductoramente.
La sentí cambiar su peso más cerca de mí por lo que mi pierna estaba sobre la de
ella aún más.
—Nop, no puedo. Estoy ocupada esta noche. Vas a tener que arreglártelas sin mí.
—Se encogió de hombros y apartó la mirada hacia el televisor.
—Oh, bueno. Tendrás que ser sólo tu entonces, Jake, si estás interesado —
ronroneó.
No escuché su respuesta, mis oídos habían comenzado a sonar. En realidad
comencé a sentir celos. Era la primera vez que había sentido algo como esto,
quería pararme y gritarle a mi mejor amiga que deje a Abby en paz. Estallé en risas
y mordí mi labio para detenerme.
Todos me miraron como si estuviera loca.
—¿Qué? —preguntó confundido Jake.
Sacudí la cabeza, sonriendo.
—Nada, sólo pensé en un chiste gracioso eso es todo —mentí levantándome—.
¿Alguien quiere algo para tomar? —ofrecí, necesitando cambiar de tema. Todos
dijeron que sí, así que me dirigí a la nevera y agarré cuatro latas de Pepsi.
Mientras cerraba la puerta, Abby me agarró desde atrás y me hizo girar para
mirarla. Estaba parada tan cerca que podía sentir su respiración golpeándome en la
cara.
—Ya te extraño —susurró, besándome suavemente. Tiré mis brazos alrededor de
su cuello y la empujé hacia mí, profundizando el beso y enredando mis manos en
su cabello. Dio un paso hacia adelante haciéndome ir hacia atrás, así que mi
espalda estaba contra la nevera mientras que ella empujaba su cuerpo contra el
mío—. Creo que simplemente deberíamos hablar con tu hermano ahora —
murmuró mientras se alejaba un par de minutos más tarde.
Negué con la cabeza, mirándola suplicante.
—No, sólo un par de semanas, es todo lo que pido.
Esbozó una pequeña sonrisa.
—Está bien, como quieras. ¿Pero puedes hacer que tu amiga deje de coquetear
conmigo? Dile que estoy tomada.
Mi respiración se atoró en mi garganta con sus palabras.
—¿Estás tomada? —pregunté tímidamente.
Me besó de nuevo, dándole a mi cuerpo un hormigueo y haciendo que anhele por
más.
—Definitivamente estoy tomada, si tú me quieres tener —contestó, mirándome
fijamente a los ojos. Por dentro estaba saltando de alegría, mi corazón latía tan
rápido que casi lo podía escuchar en mis oídos, pero mi cabeza todavía me decía
que sea cuidadosa.
—Te tengo si tú me tienes —negocié.
Me dio una sonrisa maliciosa.
—Absolutamente. Cuando estés lista, te tendré todo el tiempo —dijo
sugestivamente, meneando las cejas hacia mí. Jadeé y la golpeé en el hombro,
haciéndola reír—. Oh, vamos, estoy autorizada a decirte comentarios cachondos
ahora, ¿verdad? Quiero decir, eres mi novia así que tengo que usar mis mejores
movimientos contigo —dijo, fingiendo estar herida.
¿Me acababa de llamar su novia? Mi corazón se derritió con el sonido de esa
palabra saliendo de su boca.
—Dilo otra vez —susurré, tirándola más cerca de mí.
—¿Estoy autorizada a decirte comentarios cachondos? —preguntó, luciendo un
poco confundida.
Negué con la cabeza.
—No, eso no. La siguiente parte —murmuré, poniendo mi boca a pulgadas de la
suya.
—¿Eres mi novia? —preguntó. Asentí, con la respiración entrecortada, su sonido
me hizo sentir como si estuviera volando, honestamente no podía recordar la
última vez que estuve así de feliz. Ella sonrió—. Eres mi novia, Ángel —ronroneó
seductoramente, besando ligeramente mis labios—. Mi chica. —Me besó de
nuevo—. La única que quiero. —Me besó otra vez, ésta vez no la dejé retirarse,
sostuve su cabeza contra la mía y la besé apasionadamente, haciéndola gemir
suavemente y que me sostenga aún más cerca de ella. De pronto, saltó lejos de mí y se movió hacia el costado. La miré confundida, ¿había hecho algo mal?
Justo entonces, Jake dobló la esquina, dándome una expresión severa.
—Tienes que hablar con tu amiga, en serio, ¡me acaba de agarrar el pene! —me
susurró casi gritando. Abby y yo estallamos en risas al mismo tiempo. El timbre
sonó y corrí a atenderlo, necesitando salir de la habitación, realmente no me
gustaba estar alrededor de los dos juntos, era un poco incómodo.
Después de la comida, Kate puso la estúpida película de terror. Me senté junto a
Abby, lo que significó que Jake se tuvo que sentar junto a Kate en el otro sofá —
evidentemente fastidiado. La película fue horrible; Abby colgó su brazo
casualmente sobre el respaldo del sofá y estuvo jugando con mi cabello
discretamente, lo que la hizo un poco más soportable. Hacia la mitad
honestamente estaba tan asustada que me deslicé justo al lado de Abby y enterré
mi cabeza en su pecho. Podía sentir a Jake lanzando dagas hacia nosotras, pero no
lo pude evitar.
Finalmente la estúpida película de zombies había terminado y suspiré de alivio.
—Eso fue impresionante —gorjeó Kate, sonriendo.
—Sip, la mejor película que he visto en años —estuvo de acuerdo Abby con una
sonrisa, sabía que lo decía porque estuve sentada sobre Ella.
—¡La odié! ¿Cómo pueden decir que estuvo buena? Quiero decir, cielos, son
personas muertas que comen personas vivas y también las convierten en zombies
comedores de carne. Y ahora tengo que ir al baño, ¡y tengo miedo de ir sola! —me
quejé, poniéndome de pie y haciendo pucheros. ¿Por qué había visto la estúpida
película de todos modos? ¡Sabía que me asustaría!
Los tres se rieron de mí, pero Abby se paró.
—Iré contigo y revisaré el baño por aterradores no muertos antes de que entres,
¿qué te parece? —ofreció, inclinando la cabeza hacia el baño en el corredor,
sonriendo.
—¿Revisarías mi habitación también? ¿Y mi baño? —pregunté esperanzada. Se rió,
obviamente pensó que estaba bromeando—. No estoy bromeando Abby.
—Lo que tú quieras, Ángel —estuvo de acuerdo, sonriendo y siguiéndome por el
pasillo. Me detuve fuera de la puerta del baño y esperé que ella entrara primero.
Salió un minuto después, riéndose entre dientes—. Es una zona libre de zombies —
dijo, sacudiendo la cabeza y sonriéndome.
—Gracias —murmuré, sonrojándome y sintiéndome como una niña pequeña. Me
dirigí al baño, dejando la puerta sin cerrar en caso de que necesitara salir de allí
rápido. Sabía que estaba siendo estúpida pero simplemente no podía evitarlo. Lavé
mis manos, salí y la vi inclinada contra la pared esperándome, lo que me hizo
sonreír.
—Pensé que sería mejor esperarte. Nunca sabes qué podría estar al acecho en un
pasillo oscuro —dijo, mirando alrededor lentamente con los ojos muy abiertos. Mi
corazón saltó a mi garganta mientras me tiraba hacia ella, envolviendo mis brazos
alrededor de su cintura con fuerza y enterrando mi cara a un lado de su cuello. Ella
río—. Sip, ¡la mejor película! —declaró, poniendo sus brazos alrededor de mí
caminando por el pasillo hacia el salón. Antes de doblar la esquina se apartó y me
besó suavemente en los labios.
—¿En serio? ¿La hiciste esperar afuera de la puerta? Eso es bajo, Ambs. Espero que
por lo menos hayas cerrado la puerta esta vez —se burló mientras me sentaba.
Asentí.
—Sip, cerré la puerta, no creí que quisiera escuchar —confirmé, riéndome—. ¿Qué
les parece jugar a la Wii? —sugerí, tratando de cambiar el tema de mi fobia a los
zombies. Todos asintieron así que Jake lo preparó. Se decidieron por deportes así
que Abby y Jake jugaron al de boxeo primero. Kate se movió para sentarse a mi
lado, los dos estaban parados y jugando en frente nuestro.
—Mmm, simplemente no puedo decidir cuál de los dos tiene el trasero más lindo.
¿Qué piensas? —dijo Kate en voz baja pero lo suficientemente alto para que
Ellos escucharan.
—¡Ew! En serio, ¿qué está mal contigo? ¡Es mi hermano! —grité, temblando.
—Sólo uno es tu hermano, Amber, la otra es en serio malditamente
caliente. Y creo que tiene una debilidad por ti —susurró demasiado alto otra vez,
haciéndome temblar.
Vi a Jake lanzar una mirada de muerte a Abby que se veía como si estuviera
pretendiendo que no pudiera escuchar.
—Claro, sí, está bien —contesté sarcásticamente, haciendo girar los ojos—. Vamos,
apúrense, quiero jugar —me quejé, tratando de cambiar de tema. Kate realmente
no tenía idea de qué tan cerca estaba.
—Aquí, Ángel, puedes tomar mi turno. Será mejor que me vaya de todos modos, es
casi medianoche, mis padres se deben estar preguntando dónde estoy —dijo Abby
sosteniendo el control hacia mí. Kate saltó y lo agarró, sonriendo y asintiendo hacia
mi hermano, señalando que quería jugar con él.
—Abby, ¿revisarías mi habitación antes de irte? —pregunté, sintiéndome patética y
como un niño pequeño asustado.
Sonrió pero no se rió de mí, lo que me pareció sorprendente.
—¡Oh, está bien! —forzó un suspiro, con sus ojos divertidos. Por su mirada, en
realidad le gustaba el hecho que le estuviera pidiendo que hiciera esto, quizás le
gustaba ser toda protectora o algo, quizás la hacía sentir necesitada. Marchó a mi
habitación, me paré y la seguí después de unos segundos. Cerré mi puerta
silenciosamente, y me incliné contra ella. La miré mientras que en realidad
caminaba por mi habitación, mirando bajo la cama y en el armario, antes de
dirigirse a mi baño. Mientras caminaba de vuelta a la habitación, sus ojos
aterrizaron en mí, honestamente no sabía que estaba allí podía decir por su cara
sorprendida. Bendita sea, mi novia en realidad había revisado mi habitación
completa por zombies. Mi corazón se saltó un latido al pensar en ella siendo mi
novia.
—Hola —ronroneé seductoramente mientras caminaba hacia mi cama y me
sentaba.
—Hola —contestó con una pequeña sonrisa. No hizo ningún movimiento para
acercarse; creo que estaba tratando de no apurarme. Di unas palmaditas a la cama
junto a mí y con entusiasmo trotó hasta mí y se sentó.
—Gracias por revisar mi habitación —susurré, jugando con el cuello de su remera,
pasando mi dedo por su piel por allí.
—En cualquier momento. Siento que no voy a estar aquí para ti esta noche. Trata
de no tener demasiadas pesadillas, ¿está bien? —Me miró con ojos tristes, ambas
sabíamos que tendría pesadillas sin ella aquí.
Me arrodillé y me moví hacia ella, lanzando la pierna por encima de la suya así estoy sentada en su regazo, a horcajadas sobre ella. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y miró en esos hermosos ojos azules. Parecía un poco desconcertada, pero sus ojos bailaban con entusiasmo.
—Siento que Kate se vaya a quedar otra vez. Realmente voy a extrañar estar medio
aplastada a muerte en la noche —bromeé. Lo dije como una broma, pero para ser
honestas, realmente iba a extrañarla esta noche.
—Bueno, realmente voy a extrañar medio aplastarte a muerte —bromeó, frotando
sus manos en mi espalda.
—Trata de dormir un poco esta noche, ¿de acuerdo? —supliqué. Realmente odiaba
cuando se quedaba sin dormir, me hacia sentir culpable porque ella sólo empezó a
dormir acá, en primer lugar para consolarme y ahora se quedó atrapada con eso.
—Lo voy a intentar.
De repente tuve ganas de darle un beso y tal vez burlarme de ella un poco, pero me daba miedo hacerlo. Bien, simplemente hazlo , Amber, ¿qué es lo peor que podía pasar? Es Abby; se detendrá si se lo pides.
—Tal vez te podría dar un poco de algo para soñar. ¿Te parece que eso te
ayudaría? —le pregunté, mordiéndome los labios y levantando mis cejas. Me miró
con una expresión un poco insegura; obviamente no estaba esperando tanto
contacto físico tan pronto.
—Puede ser que ayude —dijo con voz ronca, haciendo que mi cuerpo cosquillee y
mi piel se caliente.
Me incliné hacia adelante y la besé con pasión, hizo un pequeño gemido mientras
deslizaba su lengua en mi boca. Le pasé las manos por el pelo, amando la
sensación de suavidad de el en mis dedos. No hizo ningún otro movimiento, solo
me besó, pero yo quería un poco más, así que empuje sus hombros, haciendo que
se acostara así yo estuviera encima de ella. Le pasé mis manos por los pechos y metí la mano bajo su Blusa, siguiendo su escultural abdomen, haciéndola temblar
ligeramente.
Me rodó por lo que estaba debajo de ella, rompió el beso y me miró, nuestras
miradas se encontraron tratando de frenar nuestra respiración. Agarré su blusa
y la subí por sobre su cabeza, haciendo que parara de respirar por completo. Bajé
la vista hacia su sujetador . Realmente era hermosa; recorrí con mis dedos hacia abajo, maravillándome de que esta chica quería estar conmigo. Todavía no se había
movido, sólo se cernía sobre mí, mirando sin saber qué hacer, así que puse mis
manos en su cuello de nuevo y tiré de ella hacia abajo para que me bese. Me
devolvió el beso con entusiasmo. El beso se estaba calentando; sólo lo dejo para
besarme en la mejilla bajando por mi cuello. Sus manos se movieron lentamente
hacia mi estómago y se deslizaron debajo de mi top, rozando con sus dedos la piel
de ahí. Continuó besándome hacia abajo sobre el top hasta que llegó a mi
estómago luego subió el top y comenzó a besar mi piel. Sentí su lengua
recorriendo el camino justo debajo de mi ombligo haciéndome gemir. Estaba
teniendo una sensación en mi interior que era como un dolor ardiente pero traté
de no pensar en ello, la sensación asustaba la vida fuera de mí.
Me empujó el top ligeramente más arriba y la sentí besarme el material de la parte
más baja de mi sujetador. Todavía estaba de acuerdo con esto; estaba
disfrutándolo mucho más de lo que pensé que haría. Pensé que esto sólo le daría
algo para soñar, pero tenía la sensación de que lo volvería a revisar esta noche
también. Mi top se levantó un poco más alto y la escuché gemir suavemente
mientras exponía completamente mi sujetador. Su mano se deslizó arriba de mi
estómago y suavemente pasó la mano sobre uno de mis pechos, sólo una vez,
antes moverse lejos como si estuviese esperando que la detenga. Cuando no dije
nada, puso su mano devuelta ahí y tomó mi pecho. Gemí de nuevo. Se sentía tan
bien tenerla tocándome; llevó su boca devuelta a la mía y me besó con ternura,
todavía masajeando mis pechos gentilmente.
empecé a ponerme un poco nerviosa porque esto se estaba poniendo demasiado caliente, demasiado rápido.
¡Oh Dios, necesito parar! Rompí el beso.
—Abby —dije sin aliento.
Sus ojos fueron a los míos de golpe y sacó sus manos de encima de mí,
empujándose a sí misma arriba por lo que estaba flotando por encima de mí, sin
tocarme aparte de nuestras piernas entrelazadas.
—¿Paro? —preguntó, su voz sonaba ronca y llena de lujuria. Tragué saliva y asentí.
Ella inmediatamente se apartó de mí por completo y se sentó en el borde de la
cama, poniéndose su Blusa.
Me senté, sonrojándome, sintiéndome estúpida y como una niña pequeña. ¡Vaya,
ni siquiera permití que me sacara el top!
—Lo siento —murmuré, sin mirarla.
—Ángel, no necesitas lamentarlo. Nosotras no teníamos que hacer eso. Te lo dije,
lo que quieras. No voy a decir que no me gusto esto, porque eso sería una mentira.
Esa fue la cosa más malditamente caliente que me ha sucedido —dijo,
encogiéndose de hombros.
Me reí de esa declaración.
—¿La cosa más caliente que alguna vez te haya sucedido? Sí claro, probablemente
has dormido con más de un centenar de diferentes chicas y habrás hecho quien
sabe que con ellas y a ellas, y ni siquiera me sacaste mi top antes de que me
asustará —dije sarcásticamente, sintiéndome como una idiota. Ella no necesitaba
mentirme para hacerme sentir mejor.
—Ángel, confía en mí esta fue la cosa más caliente que me haya sucedido. Solo vos, me haces sentir diferente. Incluso besarte es diferente, es mil veces mejor que
cualquier cosa que haya sentido antes. Haces que mi cuerpo queme en todas las
partes en donde me tocas. No puedo explicarlo. —Frunció el ceño y sacudió la
cabeza como si estuviera molesta consigo misma por no tener las palabras
correctas.
—Sé lo que quieres decir. —Sonreí, besándola suavemente en los labios.
Me sonrió.
—Ahora es cuando se supone que me decís que esto fue la cosa más caliente para
ti también —bromeó, sabiendo que no había besado a nadie más que a ella y a ese
idiota que me beso en la fiesta.
Fingí pensar en ello durante unos segundos.
—He tenido mejores.
Se echó a reír.
—Sí, apuesto a que lo has tenido —respondió, moviendo la cabeza con diversión.
Le sonreí y suspiró—. Creo que será mejor que me vaya. Gracias por hoy; tuve
realmente un buen rato contigo. Duerme tranquila, bien. Oh y por cierto, esto que
acabamos de hacer se suponía que me ayudara a dormir, bueno, no creo que vaya
a tener el efecto deseado. Creo que en realidad va a mantenerme despierta toda la
noche pensando en ello —dijo, trazando con su dedo mi pómulo.
Me reí.
—A mi también —admití, haciéndola reír también.
Se levantó y me tendió su mano, la tomé y me ayudó a levantarme, caminamos por
el pasillo agarradas de las manos. Se detuvo en la esquina y me besó en la frente
antes de suspirar y soltar mi mano.
—Correcto, chicos, me voy. Los veré mañana —dijo Abby, mientras caminaba hacia
la puerta de entrada.
—Sí, te veo —respondieron ambos, todavía concentrados en su juego de tenis en
la televisión. Abby me sonrió desde la puerta pero era obligada, sabía que casi le
hacía daño irse, le sonreí en respuesta y Ella cierra la puerta. En el momento en que
la puerta se cerró mi corazón se hundió. La idea de tener que pasar dos noches en
mi cama sin ella me hace sentir un poco enferma; habría sido horrible aunque no
estuviéramos juntas, pero ahora en realidad se sentía como una tortura. Suspiré y
volví al sofá para mirar a Jake patear el trasero de Kate en la Wii.
Esa noche fue terrible. Me fui a la cama aterrorizada de los zombies, e incluso
cuando me dormí, me puse a soñar con mi padre. No había soñado con él desde
hace más de cinco meses. Los últimos sueños que tuve fueron de cuando Kate y
Sarah se quedaron por el cumpleaños de Sara. Como las chicas estaban acá, Abby
tuvo que permanecer lejos, y había despertado a toda la casa con mis gritos.
Mi sueño esta noche era malo. Jake tenía once años y yo nueve. Estábamos
jugando en el patio para salir de la casa porque mi padre quería para ver algunos
partidos de fútbol en el televisor. Había estado bebiendo toda la tarde lo que lo
hacía aún más temperamental. Jake y yo estábamos jugando con su nueva pelota
de fútbol que él había conseguido para su cumpleaños un par de semanas antes.
Se suponía que no podíamos jugar con ella en el patio, sólo en el parque, pero Jake
quería mostrarme un nuevo truco que había aprendido.
Le estaba dando rodillazos a la pelota para mantenerla en el aire; yo me estaba
riendo y contando las veces que él podía hacerlo, estando toda orgullosa de mi
hermano mayor. Él perdió el control de la misma, y en lugar de dejarla caer en el
piso, trató de salvarla a patadas. La pelota voló por el aire y golpeó la ventana. Por
suerte, no se rompió, pero sí hizo un gran estruendo. Los dos nos dimos vuelta y
miramos a la puerta, esperando.
Unos diez segundos después, se abrió la puerta y mi padre nos hizo señas para que
entremos.
—Trae la pelota —dijo entre dientes. Su rostro estaba criminalmente enojado,
haciéndome congelarme. Jake me agarró la mano y me obligó a ponerme atrás de
él mientras entrábamos, agarrando la pelota con la otra mano.
Mi padre cerró la puerta fuertemente, haciéndome saltar y llorar. Jake agarró mi
mano más apretada.
—¿Quién pateó la pelota? —preguntó mi padre desagradablemente.
—Yo lo hice. Lo siento, papá. Fue un accidente —susurró Jake, mirándolo en tono
de disculpa.
Mi padre tomó la pelota en sus manos y la puso sobre el mostrador, y luego
golpeó a Jake con tanta fuerza en el estómago que él realmente se despegó del
piso ligeramente. Puse mis manos sobre mi boca para ahogar el grito que
amenazaba con salir de mí. Levantó el puño le golpeó de nuevo, así que le agarre
la mano para detenerlo. Se dio vuelta hacia mí y me golpeó duro, enviándome
volando hacia la pared, golpeando mi cabeza. Podía sentir que algo corría por el
costado de mi cara; mi visión era un poco borrosa.
Se dio vuelta de nuevo hacia Jake, golpeándolo de nuevo. No sólo lo hizo una vez,
él lo golpeó una y otra vez, en el estómago y los muslos hasta que Jake estaba
llorando en el piso. Le estaba rogando que se detuviera. Él me agarró del brazo y
me tiró hacia arriba, agarrando un cuchillo de la encimera. No podía respirar. Jake
le gritó que me dejara en paz y se levantó del suelo, el dolor por la paliza que
acababa de recibir se extendía por su cara.
Mi padre le dio un puñetazo en la mandíbula, enviándolo al piso otra vez.
—Está bien. Córtame, hazlo. ¡Solo por favor, no golpees más a Jake, por favor! —
supliqué, llorando y mirando a mi padre suplicante.
Sorprendentemente, puso el cuchillo en mi mano. Tuve el impulso de apuñalarlo
con él, pero me tenía agarrada mi muñeca, así que no podía. Agarró la pelota de
Jake del mostrador y la sostuvo quieta.
—Explótala —ordenó. Negué con la cabeza rápidamente. A Jake le encantaba esa
pelota, era su regalo de cumpleaños de mí parte, había ahorrado mi asignación de
dos meses para comprarlo para él—. Explótala repetía con su voz fría. Podía oler el
alcohol en su aliento, ya que soplaba a través de mi cara; el olor me revolvió el
estómago.
Él agarró mi muñeca y me hizo meter el cuchillo profundamente en la pelota de
cuero. Lloré. Él me soltó mi mano, tomando el cuchillo y tirándolo rudamente en el
fregadero antes de marcharse a la sala de estar para ver el resto de su partido
como si nada hubiera pasado. Miré a Jake; él estaba sentado en el piso casi sin
poder respirar. Se veía horrible.
Corrí hacia él y se sentó, tomando una toalla de cocina y presionándola en mi
cabeza donde me había golpeado, mordiéndose los labios para detener su llanto.
—Ambs, lo siento mucho. ¿Estás bien? —graznó, su voz apenas un susurro. El
estúpido chico estaba luchando por respirar ¿y me estaba preguntando si yo
estaba bien? ¡Por Dios, realmente tenía el mejor hermano del mundo!
Me desperté sobresaltada. Estaba llorando, llorando tan fuerte que apenas podía
respirar. Me limpié la cara con las manos temblorosas, mientras miraba al reloj;
eran casi las cuatro y media de la mañana. Me acerqué a abrazar a Abby, pero ella no estaba ahí, estaba en su propia casa. ¡Oh Dios, la necesito! Agarré mi celular y me escapé de la habitación a la sala de estar.
Stas dspierta?
Le mande un mensaje. Esperando que si estaba dormida, no lo escuchara, no
quería despertarla si realmente había logrado dormir esta noche.
Casi de inmediato, mi teléfono sonó.
—Ángel, ¿estás bien? —me preguntó en cuanto respondí. Seguía llorando, no pude
frenar mi respiración, mis manos estaban temblando violentamente.
—No —gruñí.
—Voy para allá. ¿Puedo ir por el frente? —La escuché deslizar su ventana
abriéndola y el viento que soplaba por el teléfono.
—Sí —lloré. Fui a la puerta principal y la abrí, esperando parada ahí por ella. Estuve
ahí sólo por unos segundos antes de que ella corriera dando vuelta en la esquina y
me agarrara en un abrazo, levantándome cuando entró en la casa. Envolví mis
piernas alrededor de su cintura y me agarré fuerte alrededor de su cuello. Ella
inmediatamente apretó los labios en mi cuello, respirando hacia abajo por mi
espalda y hombros hasta que mi cuerpo se relajó. Nos trasladó a la sala de estar y
se sentó en el borde del sofá, todavía abrazándome con su boca en mi cuello.
Cuando me calme me retiré para poder mirar su cara de preocupación.
—¿Zombies? —preguntó, viéndose un poco esperanzada. Negué con la cabeza y
su cara cayó, se veía tan triste pero rápidamente se convirtió en enojo, estaba tan
enfadada que parecía que una vena de su frente iba a estallar. Sólo la abracé de
nuevo sin hablar; ella sabía que había soñado con mi padre, no tenía necesidad de
preguntar—. ¿Quieres hablar de ello? —preguntó un par de minutos más tarde,
acariciando mi espalda, con dulzura.
—No. —Mi voz ronca de tanto llorar. Asintió y siguió frotando mi espalda—. ¿Te
desperté, Abby? —pregunté, de repente sintiéndome culpable por haberla hecho
venir todo el camino hasta acá a las cuatro y media de la mañana.
—No, Ángel. No podía dormir —dijo en voz baja.
Me reí. —¿El beso no sirvió entonces? —bromeé, sintiéndome mejor ahora que
estaba acá.
—No, sabía que tendría el efecto contrario —respondió, sonriendo.
Le sonreí con tristeza.
—¿Quieres quedarte conmigo por un rato? Podría poner la alarma de mi teléfono.
Podríamos dormir en el sofá —sugerí. Ella sonrió y nos acostó lado a lado; agarré mi celular y fui a través de la pantalla del menú hasta que llegué a la función de
alarma—. ¿A qué hora la fijo? —le pregunté, mordiéndome el labio,
preguntándome a qué hora se levantaría Jake, probablemente no antes de las diez
en domingo.
—¿Qué hay de la siete y media? —sugirió, tirando de mí hacia ella. Programé la
alarma y puse el teléfono en el piso al que podía llegar fácilmente. Ella doblo su
pierna sobre la mía y envolvió sus brazos fuertemente a mi alrededor, nuestras
narices casi se tocaban.
Sonreí y le dí un ligero beso.
—Buenas noches, Abby. —Cerré los ojos y suspiré con satisfacción, sintiéndome a
salvo y segura en sus brazos.
—Buenas noches, mi hermosa novia —susurró, besando mi nariz. Le sonreí a lo
dulce que era, y caí en un sueño sin sueños dentro de minutos.