La chica que se escabulle por la ventana 6
Es privilegio de una dama cambiar de opinión le dijo a Justin con un guiño, abriendo la puerta del auto para mí.
Capitulo 6.
Me cambié rápidamente y caminé hacia el automóvil. Abby estaba allí,
inclinada casualmente contra el auto, charlando felizmente con Justin y
Spencer, otro chico de mi equipo.
—¡Eh! —canturreé mientras caminaba hacia a ellos.
Abby sonrió con una hermosa sonrisa hacia mí.
—Esta es mi señal , tengo que llevar a la dama a nuestra primera cita real. Nos vemos la próxima semana —dijo, indicándoles que se alejaran con un
movimiento rápido de su mano. La boca de Justin cayó abierta y miró de Abby hacia mí varias veces.
—¿Cita? Pero... quiero decir… ¿qué? ¡Pensé que era la mejor amiga de tu hermano!
Ni siquiera te gusta; siempre dices que ella es un gilipollas. ¡Siempre que te he dicho sobre cuán caliente ella estaba, tú solamente decías que no tocarías su
trasero con ETS ni aunque que te pagaran! —dijo Justin, frunciendo el ceño, y
mirándome confuso.
Gemí y cerré mis ojos. Literalmente estaba tan puesta en aprietos que deseé que la
tierra se abriera y me tragara. ¿Cómo podía él decir eso justo enfrente de Abby? No
es que yo no le haya dicho en su cara en más de una ocasión, pero todavía me
sentía horrible. Escuché a Abby comenzar a reír, por lo que me arriesgué a mirarla,
ella no se veía enfadada o algo.
—Gracias, Jus —refunfuñé, dándole una mirada que debería ser capaz de matarlo
en el acto. Abby se acercó y agarró mi mano, tirándome a su lado, todavía
sonriendo.
—Es privilegio de una dama cambiar de opinión —le dijo a Justin con un guiño,
abriendo la puerta del auto para mí.
—Los veré la próxima semana, chicos, prometo que no llegaré tarde —prometí,
besando sus mejillas antes de entrar el auto. Cuando arrancó el auto me miraba con una sonrisa.
—Lo lamento —murmuré, ruborizándome otra vez.
—No te preocupes por eso. No es nada que no haya escuchado antes de tu
hermosa boca —contestó con una sonrisa.
No podía menos que sonreír, estaba llena de los elogios hoy, pero alguna parte de
mí estaba preocupada de si les había dicho todo esto a otras chicas. ¿Esperaba que
yo tuviera sexo con ella después de un par de citas? Porque si lo hacía, entonces ella iba a estar muy decepcionada. Decidí que teníamos que hablar de ello. Me refiero a, ¿cuál era su punto de siquiera intentarlo, si solamente me estaba usando para el sexo y yo no estaba planeando renunciar en cualquier momento?
—¿Entonces, a dónde iremos a almorzar? —preguntó, sacándome repentinamente
de mi pequeña discusión interna.
—Um. ¿No me importa, qué te gustaría? —pregunté. Me disparó una mirada
coqueta y una sonrisa picara. Hice rodar mis ojos hacia ella; ¡realmente es una loca
jugadora del sexo!
— Comer , Abby —añadí, cruzando mis brazos sobre mi pecho, tratando de parecer
severa.
Solamente se rió y comenzó a conducir.
—¿Qué hay de comida china? ¿Te gusta esa, verdad? —me preguntó, mirándome
por el rabillo del ojo.
—¡Sí, adoro la comida china! —gorjeé felizmente, sonriendo abiertamente como si
hubiera ganado la lotería. Jake odiaba la comida china entonces prácticamente
nunca la tenía; Abby sonrió y nos condujo al restaurante sobre la calle principal.
Estábamos sentadas, comiendo nuestra comida. Habíamos estado charlando
felizmente durante casi una hora y estaba nuevamente sorprendida por cuán fácil
era hablar con ella. La había conocido durante doce años y nunca realmente sólo
hablando apropiadamente acerca de cosas. Su pierna rozó la mía debajo de la mesa y me hizo saltar, no por miedo, sino porque envió una pequeña sacudida a través de mi sistema, haciendo que el cabello de mi nuca se erizara y que mi pulso se acelerará. Decidí que ya era tiempo de aclararlo, había sólo una otra pareja en el restaurante entonces nosotras podríamos hablar libremente, pero simplemente no sabía cómo comenzar.
—Abby, creo que tenemos que hablar de algo —dije tranquilamente. Ella ladeó
ligeramente su cabeza y me miró curiosamente.
—¡Bien! ¿Qué pasa? —suspiré, solamente tenía que sacarlo y ver lo que ella pensaba de ello.
—Realmente no sé lo que tú quieres de mí; quiero decir, puedes tener a cualquier
chica que quieras. Soy una ruina emocional por Dios… quiero decir... Me
estremezco cada vez que alguien me toca. Yo… no puedo darte lo que tú quieres
—divagaba con el ceño fruncido. Wow, salió un poco diferente de lo que pensaba,
pero al menos esto tiene el punto de vista.
—Estás preocupada por el sexo —declaró, mirándome intencionadamente, no pareciendo estar molesta por esta conversación en absoluto.
Tragué aire y asentí.
—Solamente... no estoy lista para algo como esto, así que si eso es lo que
realmente quieres, entonces no hay ningún punto para empezar algo —dije en voz
baja, mirando abajo hacia mi plato y deseando que la tierra me tragara otra vez.
Ella colocó su mano bajo mi barbilla y levantó mi rostro para mirarla; estaba
sonriendo con una hermosa sonrisa.
—Puedo esperar el tiempo que tú quieras. Realmente estoy loca por ti, no es sobre
sexo —dijo tiernamente, haciendo que mi corazón empiece a correr.
¿Habla en serio o esto es un truco para que entonces me dé por vencida antes?
—No sé por cuánto tiempo será, Abby, francamente. — Masticando mi labio nerviosamente.
—Ángel, te dije puedo esperar el tiempo que tú necesitas. Quiero estar contigo. —
Me miró directamente a los ojos mientras hablaba. No vi una onza de duda o
engaño allí y sentí la esperanza construyéndose dentro de mí. ¿Estaba realmente
tan interesada en mí que ella esperaría por mí?
—¿Qué pasara dentro de tres meses cuándo tú todavía no hayas conseguido nada
y alguna chica al azar se lance sobre ti, podrías esperar entonces? —pregunté con
escepticismo.
Ella se rió. —¿Tú realmente piensas que soy algúna loca jugadora sexual,
verdad? —preguntó. Asentí en confirmación. ¡ No lo pensaba, lo sabía , ella durmió
con muchas!
—¿Sabes por qué he estado con todas aquellas chicas? —preguntó, de repente
luciendo incómoda y avergonzada.
—¿Dan buen sexo oral? —pregunté sarcásticamente. ¿Realmente ella va a entrar en
detalles sobre su vida sexual con una chica a la que le acaba decir que está loca
por ella y que tiene miedo de tener sexo? ¿Realmente no tiene ni idea?
Se ahogó con su risa y sacudió su cabeza.
—No, Ángel. La razón por la que estuve con todas aquellas chicas era para intentar
superarte. Despierto a tu lado cada día. Tú envías a mi mente y cuerpo dentro de un frenesí. Puedo oler tu cabello cuando cierro mis ojos, o puedo imaginar cómo se
siente tu mano cuando la pones sobre mi . Me mata cada día estando así, tan
cerca de ti, pero a la vez tan lejos —dijo ella, sacudiendo su cabeza y suspirando,
mirándome con esperanza—. Pensé que tal vez si encontrara a alguien más, sería
capaz de dejar de pensar en ti, pero esto no funcionó. Nada funciona. Cuando
estoy con ellas, quisiera que fueras tú. Cuando ellas ríen o hablan, no puedo menos
que comparar tu voz o tu risa. Siempre has sido tú; siempre serás tú, Ángel.
No podía hablar. ¿Qué diablos digo a esto? ¡Ese discurso fue tan inusualmente adorable!
—Oh —me atraganté.
Ella se echó a reír. —¿Oh? ¿Eso es todo lo que puedes decir?
Asentí y me reí también. Todavía no tenía palabras para contestar esta pequeña
confesión que ella acababa de hacer. Mi cabeza todavía estaba girando y sabía que si decía algo ahora yo solamente sonaría como una idiota. Me incliné sobre la mesa y tomé su mano, me sonrió felizmente y esto parecía ser todo lo que era necesario.
Mi cabeza estaba girando con pensamientos; realmente no sabía qué creer. ¿Acaba
de hacer aquella enorme confesión sobre cómo se siente, pero eso significa que ella no me va a engañar? Bueno en realidad, nosotras no éramos todavía oficialmente una pareja. Abby sólo ha tenido algunas citas; nunca ha tenido una novia, entonces técnicamente no tengo ningún derecho sobre ella de todos modos. Necesitaba ser realmente cuidadosa, cuanto más tiempo pasaba con esta linda Abby, más me gustaba. Estaba en real peligro de tener mi corazón destrozado.
Mi teléfono móvil sonó, salvándonos del silencio ligeramente extraño. Este no era
un silencio incómodo, solamente extraño, en tanto ella parecía absolutamente
contenta solamente sosteniendo mi mano y mirándome. El identificador de
llamada dijo que era Kate.
—Hola, Kate, ¿qué pasa? —dije alegremente.
—Hola, Amber, ¿quieres que lleve una película para esta noche?
—Sí seguro. Pero nada de miedo. —Sonreí dándole un ligero golpe en la mano a
Abby cuando ella trató de robar uno de mis rollos primavera de mi plato.
— ¿Qué? —articuló con inocencia. Rodé mis ojos y le pasé mi plato.
—Estaba pensando en, El Amanecer de los Muertos —replicó Kate.
Jadeé; ¿ella está bromeando?
—¡De ninguna manera! ¡No voy a ver eso, me asustaría demasiado! —grité,
horrorizada ante el pensamiento de ver una película de zombis. Me ponían tan
asustada que después no podía estar sola durante días; ¡tuve que hacer pis con la
puerta de cuarto de baño abierta por el amor de Dios!
Podía escuchar su risita.
—Por favor, ¿Amby? Realmente quiero verla —pidió, yo podía imaginar el aspecto
de cachorro en su rostro ahora mismo.
Abby me estaba dando una expresión burlona, entonces puse mi mano sobre el
auricular y susurré:
— El Amanecer de los Muertos .
Ella ensanchó sus ojos ligeramente antes de darme una sonrisa.
—No te preocupes, Ángel, te protegeré —susurró ella con seguridad, haciéndome
reír.
—Amby, por favor —Kate pidió otra vez.
—¡Oh Dios! De acuerdo, trae esa maldita película —refunfuñé, derrotada.
Al menos Abby estaría allí, ella siempre mantenía mis pesadillas lejos. Sólo sería malo cuando estuviera sola, como en la ducha o algo. Supongo que siempre puedo
hacerle permanecer fuera de la puerta y que me leyera o algo mientras estaba allí,
no es como que ella no hubiera hecho esto por mí antes. La miré un poco
impresionada, de hecho, cuanto más pensaba en ello, más de esta dulce, divertida
Abby, venía a mi mente. Ella hizo a menudo pequeñas cosas por mí a las que no les
presté atención antes. ¿Siempre había sido dulce para mí, pero estaba demasiado
prejuiciosa para verlo?
—¿Entonces, qué piensas, está bien? —preguntó Kate.
Regresé abruptamente a la realidad. ¡Mierda, yo no había estado escuchándola en
absoluto!
—¿Lo siento, Kate, qué? No te escuché, lo siento. Estaba presa de pánico sobre esa
estúpida película. —Me estremecí solo por el pensamiento de ello.
Ella suspiró.
—¿Te dije que mi mamá y papá se marchan por el fin de semana, así que pensé
que estaría bien si dormía en la tuya esta noche y mañana por la noche? Realmente
no quiero quedarme sola —dijo en voz baja. Miré a Abby y brinqué. Si Kate se
quedaba a dormir esto quería decir que ella no podría, porque ella dormiría en la
cama plegable sobre mi piso.
—Um seguro, Kate, puedes quedarte a dormir durante el fin de semana. A Jake no
le importará. —Estuve de acuerdo de mala gana.
Abby disparó sus ojos hasta los míos y sacudió su cabeza.
— ¡NO! —articuló de manera suplicante. Solamente le di una mirada de disculpa y
me encogí de hombros, yo no podía decirle no, ella era mi mejor amiga.
—Estupendo. Bueno, vendré aproximadamente a las siete entonces, ¡de acuerdo!
—gorjeó, sonando entusiasmada.
—Sí, ¡Esta bien! Nos vemos. —Cerré mi teléfono móvil y miré de nuevo a Abby.
—¿El fin de semana? ¿No conseguiré dormir allí el fin de semana? —gimoteó, tan
pronto como había cerrado mi teléfono.
—Lo siento, pero no podía decirle no. Sus padres se marchan durante el fin de
semana y no quiere quedarse sola. —La miré excusándome.
Ella suspiró luciendo derrotada.
—Está bien, seguro. Pero sabes que has acordado mirar una película de zombis
que da mucho miedo y no voy a estar allí por las próximas dos noches —declaró ella con una sonrisa arrogante.
Jadeé. ¡No había pensado en esto! ¿No dormía muy bien sin Abby allí, tenía
pesadillas, malas, sobre mi padre y ahora encima tendría sueños de zombis
también? Desde que tenía ocho años, sólo pasé algunas semanas lejos de Abby,
como cuando una de nosotras se fue de vacaciones, o un tiempo que ella tenía
varicela y tuve que estar lejos durante cuatro días. Cada vez que estaba sola, mis
sueños serían tan malos que me despertaría gritando. Le había pedido a Jake
dormir conmigo algunas veces cuando era chica, pero él no detuvo los sueños
entonces solamente dejé de pedírselo.
Sabía que Abby no dormía en absoluto cuando no estaba conmigo. Ella literalmente se la pasaba despierta, incapaz de sentirse cómoda. Ella siempre decía que su cama se sentía extraña, porque no había dormido en ella desde que tenía diez años. Odiaba cuando mis amigas llegaban para quedarse y se quejaba sobre ello todo el día siguiente, dejando caer insinuaciones no tan sutiles de que ella no estaba impresionada por tener que dormir en su propia cama.
—Bien, no sé por qué luces tan arrogante al respecto; tú no vas a dormir demasiado intensamente tampoco. —Sonreí, sacándole la lengua.
—¿Um, es una invitación? —preguntó, levantando una ceja. Al instante comprendí
de lo estaba hablando, preguntaba si quería besarla otra vez porque le mostré mi
lengua. Seguro como el infierno.
—Seguro —ronroneé, mirándola de manera seductora, sabiendo que no podía
alcanzarme sobre la mesa, entonces tendría que esperar hasta que nosotros
dejáramos el restaurante.
Inmediatamente saltó de su silla y se inclinó a mi lado, tomando mi rostro en sus
manos y besándome, no pareciendo preocuparse por dónde estábamos o si las
personas estaban mirando. Tomé la iniciativa esta vez y tracé mi lengua a lo largo
de su labio inferior, la abrió rápidamente y deslicé mi lengua. Gimió en mi boca,
empujándome hacia ella. El beso estaba tan bueno que me sentí ligeramente
mareada. Ni una sola vez trató de tocarme, excepto sostener mi rostro, lo que me
sorprendió. Tal vez no me estaba usando sólo para el sexo después de todo. Sonreí
contra sus labios y se alejó, sonriéndome también.
—Gracias —susurró, besándome otra vez rápidamente y luego volviendo a
sentarse frente a mí, como si nada hubiera pasado. ¡Bueno, no estoy tan acostumbrada a todo esto de tener citas y besuqueos!
—Será mejor que nos vayamos; necesito hablar con tu hermano. —Frunció el ceño,
luciendo triste y un poco asustada.
—¿No vas a decirle, verdad? —pregunté, horrorizada ante el pensamiento de Jake
sabiéndolo y volviéndose loco.
Asintió. —Sí, Ángel. Él sabía que tú me gustabas todo este tiempo, pero él no
pensaba que yo te gustara, por eso necesito hablar con él sobre que nosotras
estamos realmente saliendo. —Hizo una mueca mientras hablaba; imagino que
estaba pensando en la patada en el culo que Jake le daría cuando se lo contara.
—Abby, por qué nosotras no sólo lo dejamos por un tiempo y luego tal vez en un
par de semanas, si todo va bien, entonces podemos hablar con él juntas. ¿Quiero
decir, ni siquiera sabemos si esto va a funcionar, verdad? —pregunté con un
encogimiento de hombros.
Realmente no veía el punto en hablar con Jake y trastornarlo todo si esto no iba a
funcionar. ¿En realidad, cuánto tiempo duraría esto, una vez que comprendiera que
yo realmente no pensaba dormir con ella en el corto plazo? Cuando estuviera
aburrida o desesperada, huiría de mí hacia la posibilidad más cercana de sexo fácil,
gritando mientras se iba.
Se veía un poco asustada.
—¿Tú piensas que esto no funcionará? —preguntó, su voz sonando lastimada.
—¿Honestamente? Solamente no creo que puedas esperar, Abby. ¿Cuánto tiempo
va a pasar antes de decidir que has tenido suficiente y dormir con alguna chica
bonita y tonta? —le respondí, odiando la expresión de dolor que cruzaba su rostro.
—Prometo que nunca te engañaré, nunca. He esperado demasiado tiempo por
esta oportunidad; no voy a estropearla. —Tomó mi mano y podía ver la honestidad
en sus ojos, realmente creía que no me engañaría.
—¿Vamos a esperar un poco, está bien? —sugerí, apartando mi mano y haciéndole
una señal al camarero. Vino inmediatamente.
—¿Hola, podemos conseguir la cuenta por favor? —pregunté con una sonrisa,
asintió y se fue.
—Solamente voy al baño. ¿Si vuelve antes que esté de regreso, entonces usa esto,
está bien? —Abby instruyó, dándome su tarjeta y caminando rápidamente al baño.
Hice una mueca; pienso que realmente herí sus sentimientos diciéndole esto.
¡Maldición, podía ser tan estúpida a veces! La miré mientras se alejaba, mis ojos
inconscientemente enfocaron su trasero. ¡Wow, realmente tiene un lindo culo!
Alguien limpió su garganta al lado mío haciéndome sonrojar porque acababa de
sorprenderme mirandola. Alcé la vista y el camarero estaba de pie allí con la cuenta.
—¡Oh, lo siento! No me di cuenta que estabas allí —refunfuñé, avergonzada.
—No te preocupes por ello. —Me dio el recibo y se inclinó junto a mí, así que
estábamos al mismo nivel. Él puso una mano al dorso de mi silla y una sobre la
mesa entonces estaba atrapada. Mi corazón comenzó a correr. Él estaba muy cerca.
—Entonces, no te he visto antes por aquí. Definitivamente habría recordado un
rostro tan hermoso como el tuyo —dijo, sus ojos clavados en mí, mientras parecía
que él me estaba imaginando desnuda. Me retorcí en mi asiento.
—Er no, no he estado aquí antes —murmuré incómodamente, mirando la cantidad
que debía.
—Soy Simon. —Ofreció su mano para darme la mano. Lo miré y tragué saliva;
realmente no quería tocarlo, así que solo jugaba con la tarjeta de Abby fingiendo. Lo sentí jugando con mi cola de caballo y me sentí mal.
—¿Así que, cómo te llamas? —preguntó, con una sonrisa coqueta.
—Su nombre es tócala otra vez y te romperé la cara —gruñó Abby posesivamente
detrás mí. Físicamente me relajé.
El tipo se levantó inmediatamente.
—Lo siento, solamente hablaba con tu novia eso es todo. No ha pasado nada —
dijo con inocencia.
—Correcto —contestó Abby, sonando realmente molesta. Extendió la mano y tomó
el recibo y su tarjeta de mis manos. Mi respiración todavía no había vuelto a la
normalidad, mi corazón seguía corriendo. Abby me ofreció su mano.
—¿Estás lista, Ángel? —preguntó, sin quitar sus ojos del camarero. Tomé su mano y
me levanté, siguiéndola mientras ella nos condujo fuera del restaurante. Una vez que cerró la puerta se volvió hacia a mí.
—¿Estás bien? Te ves un poco pálida —Dio un paso más cerca de mí y puso sus
labios sobre mi cuello. Envolví mis brazos alrededor de su cintura y me presioné
contra ella, dejando que su olor llenara mis pulmones, su respiración soplando mi
espalda y hombros, haciendo que todo mi cuerpo se relaje.
Me alejé después de un par de minutos.
—Estoy bien ahora. —Le sonreí de modo tranquilizador y ella acarició ligeramente
un lado de mi rostro.
—Vamos, hay que regresar. Tengo que ayudar a Jake a ordenar así él comprará la
pizza esta noche —bromeé.
Sonrió y entonces caminamos hacia su auto, deslizó su mano en la mía. No podía
dejar de reír. Se sentía bien por alguna razón; su mano parecía encajar
perfectamente en la mía. Era tan natural que era casi demasiado fácil.