La chica que se escabulle por la ventana 4

—Baila conmigo Ángel —dijo, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. Estaba tan ebria en ese momento que no me importaba estar bailando con Abby.

Capitulo 4.

Después de cenar, Jake y Abby salieron a buscar bebidas para la fiesta como

siempre. Así que aproveché la oportunidad de tomar un agradable baño,

haciéndome sentir relajada y fresca. Gruñí ante el pensamiento de otra fiesta. Ellos

no se ponían salvajes o algo por el estilo, pero se quedarían hasta por lo menos las

dos o tres de la mañana. Encima de la falta de sueño, habría un gran desastre que

limpiar en la mañana, tanto dentro como fuera.

Me sequé y me envolví en una toalla. Cuando di un paso fuera del baño, choqué

directo contra Abby. Sus manos se extendieron para sostenerme, agarrando mi

muñeca para que no me cayera. Apreté la toalla más fuerte y traté de calmar a mi

acelerado corazón.

—Wow, me gusta tu atuendo —dijo, mirándome de arriba a abajo lentamente.

Retiré sus manos de mí y entré pisoteando a mi habitación, azotando la puerta al

pasar.

Tan pronto la puerta se cerró, ella tocó.

—¿Qué, Abby? —pregunté amargamente a través de la puerta cerrada.

—Ángel, abre la puerta por favor —pidió, agarrando el pomo.

—Abby, ¿podrías simplemente irte? En serio, ¡no estoy vestida! —Fruncí el ceño y

pisé mi pie, y de inmediato me sonrojé y le di gracias a Dios de que ella estuviera del otro lado de la puerta y no pudiera verme.

—Ángel, ¿por favor? —rogó.

Me encogí de hombros. Odiaba cuando usaba ese tonito de voz. Era su voz de

hora-de-dormir a la que tenía problemas para decirle que no. Arrastré la puerta

abriéndola y ella me sonrió mientras me pasaba dentro de mi cuarto.

—Bien, ¿qué demonios quieres? —pregunté, caminando hacia mi armario para

sacar mi camiseta favorita de las de Abby que encontré en la lavadora. Me la puse,

teniendo cuidado de mantener la toalla firmemente enrollada contra mí.

—Hey, me preguntaba dónde estaba esa camiseta —dijo, asintiendo frente a mi

camisa.

Jadeé pensando que me pediría que se la regresara. Era mi camiseta favorita. Me la

ponía cada vez que comenzaba a sentirme vaga y descansada alrededor de la casa.

—No te la regresaré, adoro esta camisa —dije, sacudiendo mi mano en un gesto

desdeñoso.

—Es justo. De todas maneras luce mejor en ti —replicó, con una sonrisa, mirando

mis piernas.

Suspiré exasperada. ¿Por qué tenía que ser tan coqueta?

—En serio, ¿qué quieres? —repetí, caminando hacia la puerta y colocando mi mano

en la manilla, lista para patear su trasero si hacía algún otro comentario coqueto.

—Sólo quería dejar mis cosas. Un cambio de ropa y algunas cosas para mañana,

dado que pasaré la noche aquí. —Se encogió de hombros, soltando su bolsa en mi

cama.

—¿Y no podías simplemente dármela en lugar de entrar aquí? —pregunté con

rabia. ¿Por qué tenía que hacerlo todo tan difícil?

—Podía haberlo hecho, pero me habría perdido el placer de ver tu ardiente trasero

en mi camiseta. Creo que es muy sexy —ronroneó, escrutándome de nuevo, lo que me hizo estremecer.

Arrastré la puerta abriéndola y la miré.

—¡ lárgate! —le solté.

—Lo que digas, Ángel. —Se rió entre dientes y se fue, no sin antes dispararme su

sonrisa coqueta.

Sequé mi cabello alisándolo y me apliqué maquillaje. De nuevo, casi nunca usaba

maquillaje, ni siquiera en fiestas, así que sólo apliqué un poco de sombra plateada,

algo de mascara y cambié mi brillo de labios transparente por uno rosado. Me puse

mi brasier y tanga a juego azul media noche y miré a través de mi armario. Las

fiestas en nuestra casa siempre eran increíblemente calientes. Jake y Abby

prácticamente invitaban a toda la escuela y todo el mundo venía, haciendo que

todo el mundo estuviera acalorado y sudoroso por lo que no podía ponerme

muchas capas. Halé un par de pantaloncillos bastante cortos de color negro y una

camiseta tipo tanque, luego me deslicé en mi collar largo y mis sandalias plateadas

trenzadas con un poco de tacón. Me miré en el espejo. Tenía una linda figura,

tonificada, no muy delgada y curva en los lugares adecuados. Había salido a mi

mamá, con largas piernas, caderas redondeadas, estrecha cintura y pechos

ligeramente más grandes que el promedio. No era la chica más atractiva del lugar,

pero estaba feliz conmigo misma y eso era todo lo que me importaba.

A Jake no le gustaría este atuendo. Probablemente estaba mostrando demasiada

piel para su gusto, a pesar de que estaba completamente cubierta —y comparado

con las sanguijuelas que él y Abby solían tener enganchadas alrededor, parecía una

monja. Consideré brevemente el cambiarme de ropa antes de decidir lo contrario,

no estaría acalorada, toda sudada y vistiendo jeans sólo porque a él no le gustara

que los hombres miraran a su hermanita.

Esperé hasta que la fiesta estuviera encendida, de manera de que Jake no me dijera

que me cambiara como si fuera una niña pequeña, en frente de todos. Debían

haber estado bebiendo por una hora —era patético. Jake me notó y me dio la

mirada de la muerte que corría en la familia y me señaló que me regresara a mi

habitación, modulándome la palabra “cambio”. Negué con la cabeza y le sonreí

dulcemente, mezclándome entre la gente de la fiesta, llegando rápidamente al otro

extremo del salón para que no pudiera ver donde estaba.

—Hola Sean —dije, mientras me plantaba cerca de uno de mis mejores amigos.

—Hey chica. Wow, luces ardiente esta noche —dijo mirándome, pero no de la

manera pervertida en la que los chicos estaban acostumbrados a hacerlo. Sean y yo

habíamos sido amigos por mucho tiempo, él había estado saliendo con la misma

chica por los últimos dos años y estaba completamente embobado por ella, lo que

resultaba realmente dulce.

—Gracias, tú también luces bien —repliqué, sintiendo y buscando alrededor a mis

otros amigos—. ¿Dónde están Kate y Sarah? —pregunté arrugando mi frente. Ellas

nunca se pierden estas fiestas, para ellas, eran solo una excusa para pasearse en

frente de todos los chicos guapos de la escuela, sobre todo Jake y Abby.

—Están tratando con tu hermano —estableció, señalando a la cocina y riendo.

Miré hacia donde estaba apuntando, para ver a Kate y Sarah riendo

incontrolablemente por algo que Jake había dicho. Kate tenía su mano en el brazo

de él y Sarah estaba presionada a su lado. Jake lucía completamente desinteresado

pero disfrutaba la atención, como siempre. Estaba acostumbrado a que ellas dos

estuvieran atentas a cada una de sus palabras, cada vez que venían a mi casa

coqueteaban con él descaradamente y se paseaba por allí sin camisa, riendo ante

sus lujuriosas expresiones.

Rodé mis ojos y regresé mi atención a Sean.

—¿No está Terry esta noche? —pregunté, escaneando la habitación buscándola.

Justo en ese momento, alguien me agarró desde atrás. Deje salir un pequeño grito

antes de que hablara y me diera cuenta de que era Abby.

—Luces increíble, pero definitivamente prefiero la toalla —dijo seductoramente en

mi oído. Su aliento caliente debajo de mi cuello, haciéndome estremecer. Podía

oler la cerveza en su aliento, pero ella nunca se emborrachaba. Jake lo hacía, pero

Abby siempre parecía ser la que mantenía el control en caso de que las cosas se le

salieran de las manos.

—Piérdete —gruñí, volteándome para caminar hacia la cocina. Todavía no había

obtenido una bebida.

—¡Hey Ángel, espérame! —dijo, agarrando mi mano mientras continuaba mi

camino entre la multitud de gente besándose y apretujándose unos contra otros.

Cuando llegué a la cocina, lo que me dio la bienvenida fue la visión de una chica

acostada sobre el mostrador de la cocina y dos chicos tomando shots de su

cuerpo. Reconocí a la chica fácilmente por su cabello rojo y su falta de ropa.

Jessica.

Dejó salir un grito entusiasmado cuando entré.

—Abby, ven nena, toma un trago de mi cuerpo —ronroneó seductoramente.

Abby apretó mi mano más duro y me hizo una cara de cachorrito, pidiendo ayuda

—simplemente me reí y la presioné hacia ella.

—Anda, Abby, dale a la chica lo que quiere, tú sabes que quieres tomar uno de esos tragos. —Me burlé, riendo histéricamente ante su expresión horrorizada, la cual rápidamente se transformó en una sonrisa de satisfacción.

Agarró mis caderas y me subió al mostrador, dando un paso entre mis piernas de

manera de que nuestras caras quedaran a centímetros de distancia.

—En realidad si lo quiero. Acuéstate para mi entonces, Ángel. —Me dio una sonrisa

maliciosa, pero sabía que sólo estaba jugando.

—Abby Miller, ¡saca tus coquetas manos de mí, ahora! —Le grité en

un susurro, lo que lo hizo reír de nuevo. Simplemente negó con su cabeza,

luciendo divertida y dando un paso hacia atrás, halándome un poco del mostrador

para establecerme de nuevo sobre mis pies.

Tomé un vaso y me serví tres cuartas partes de vodka y le agregué un chorrito de

jugo de naranja, preparando un trago de vodka que me tomé de una vez.

—Ángel, tómalo con calma, ¿sí? —Frunció el ceño ante mi trago, sacudiendo la

cabeza con preocupación.

—De ninguna manera. Me voy a emborrachar esta noche y no habrá forma de que

ordene nada mañana. —Le di unas palmaditas en su pecho y caminé de nuevo

hacia mis amigos.

Después de unas cuantas horas, estaba bastante borracha. No me sentía muy

estable sobre mis pies, pero continué bailando con mis amigos de todas formas.

Abby estaba conversando con alguna de sus compañeras de la escuela no muy lejos de mí y continuaba mirándome.

—¡En serio, Abby se está fijando en ti! —chilló Kate en mis oídos por quinta vez.

—¡No lo hace! No seas estúpida, Kate, probablemente está asegurándose de que

no vomite, pues le toca limpiar mañana. —Terminé mi bebida y solté mi vaso en la

alfombra. Ja, ¡Qué limpien eso en la mañana porque yo no! Comencé a reír

histéricamente, lo que hizo que Kate también riera.

—Voy a buscar otro trago —dije por encima de la música.

La canción cambió a “Ella es como una estrella”, de “Taio Cruz”, la cual es la canción favorita de Abby. Sentí a alguien agarrando mi mano y miré hacia atrás para encontrar a Abby sonriéndome, una sonrisa de las verdaderas y no pude evitar

sonreírle de vuelta.

—Baila conmigo Ángel —dijo, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura.

Estaba tan ebria en ese momento que no me importaba estar bailando con Abby;

enrollé mis brazos a su alrededor y apoyé la cara en su cuello. Olía

sorprendentemente bien, por lo que me pregunté a qué sabría si la lamía. Espera,

¿acabo de pensar en lamer a Abby como si fuera un helado o algo? Me eché a reír

de mi propia idiotez. Abby me alejó un poco y puso cara de “¿Qué diablos?” lo cual me divirtió todavía más. Rodó sus ojos y sacudió su cabeza, luciendo divertida

mientras presionaba su cuerpo contra el mío. La canción no era lenta en realidad,

por lo que nos balanceábamos bastante rápido y medio frotándonos una contra

La otra. Adoro bailar y ella era bastante buena en eso, nuestros cuerpos parecían

encajar perfectamente.

Ella se separó un poco para mirarme y darme una de sus agradables

sonrisas, por lo que mi boca se curvó devolviéndole una sonrisa. En realidad lucía

muy linda cuando sonreía así y resultaba divertido que me acabara de dar cuenta

de eso, dado que la conocía desde siempre.

Jake apareció de la nada.

—Amiga, ¿qué demonios? ¡Es mi hermanita! —le gritó a Abby.

—Jake, hombre, en serio, solo estoy bailando con ella, ¡esa es su canción! —dijo

Abby, luciendo realmente enfadada.

—Abby, necesitas permanecer lejos de mi hermana, sólo tiene dieciséis. Sabes por

todo lo que ha pasado. ¡No necesita a una tipa como tu persiguiéndola! —le replicó Jake, dando un paso adelante y enfrentando a Abby. Podía decir que estaba

borracho por el pequeño toque de rojo en sus orejas, que siempre lo delataban.

—¡Nunca la lastimaría! —gruñó Abby.

—¡No me importa una mierda! ¡Te digo que te mantengas lejos! —gritó Jake.

Sólo me encogí de hombros y los dejé en eso, no necesitaba atestiguar su pelea,

de cualquier manera, ellos se arreglarían en un par de minutos, siempre lo hacían.

Mientras di la vuelta en la esquina hacia la cocina, choqué con un chico que no

conocía. Era quizás un poco mayor que yo, probablemente de la edad de Jake y era

realmente apuesto. Tenía cabello negro un poco alborotado, cayendo sobre su

frente y prácticamente cubriendo uno de sus ojos marrones. Sonrió y sostuvo mi

cintura tratando de estabilizarme mientras lo miraba. Inmediatamente di un

respingo dado que él estaba tocándome, pero no demasiado fuerte porque los

tragos habían adormecido parte de mi cerebro.

—Bien, hola —ronroneó con una voz sexy

—Hola. —Sonreí. Ya había quitado sus manos de mi cintura, así que di un paso

atrás para recuperar un poco de espacio personal.

—Soy Trent. —Sonrió, y cuando lo hizo me di cuenta de que se le formaban unos

hoyuelos realmente lindos.

—Amber —contesté sin apartar la mirada de su rostro. Era realmente guapo. No lo

reconocía de la escuela—. ¿Vas a Penn State? —pregunté curiosa de por qué nadie

lo conocía si estaba en la fiesta.

Sacudió su cabeza y sonrió.

—No. En realidad estoy buscando a mi hermanita, pero no puedo encontrarla.

—¿Ah, sí? ¿Quién es tu hermana? —pregunté frunciendo el entrecejo; puedo

decirte que alguien tiene como hermano un culo caliente.

—Jessica Sanders —afirmó. No pude evitar la reacción natural de mi cuerpo.

Arrugué un poco la nariz, lo cual lo hizo reír—. No eres una gran fanática, ¿no? —

preguntó, todavía riendo.

—Oh… eh… Lo siento —balbuceé, mirándolo en tono de disculpa y sonrojándome

como loca. ¡No puedo creer que le hice esa cara a su hermana! ¡Qué idiota!

—No te preocupes por eso. Sé que puede llegar a ser un dolor en el trasero.

—Entonces, ¿quieres que te ayude a encontrarla? —Le ofrecí, mirando alrededor de

la cocina buscándola. Nop, no está aquí. Me reí al recordar que acababa de salir de

la cocina, así que ¡por supuesto que no estaba allí!

—Nah, ya aparecerá. ¿Qué tal si en vez de eso nos tomamos un trago? —sugirió,

asintiendo hacia el mostrador de las bebidas.

—Si, seguro. —Sonreí mientras él agarraba dos vasos y una botella de Jack Daniels.

Nos tomamos un par de tragos de eso hasta que me di cuenta que estaba

realmente borracha. Me apoyé sobre él pesadamente mientras charlábamos y

reíamos sobre cosas al azar que realmente no parecían tener sentido para mí. De

repente, me presionó contra el mostrador de la cocina y presionó su cuerpo contra

el mío. El pánico familiar comenzó a levantarse mientras mi corazón se aceleraba, él

acercaba su cabeza lentamente hacia la mía. Sentí mi boca secarse. Santa mierda.

¡Iba a besarme! ¿Quería eso? ¿Qué pasaría si ponía sus manos sobre mí o algo? Mi

mente estaba girando de un pensamiento a otro tan rápido que no podía seguirles

el ritmo.

Di un grito ahogado y retiré mi cabeza para atrás, golpeándome con el gabinete

detrás de mí lo suficientemente fuerte como para hacer que mis ojos se llenaran de

lágrimas. Él negó con la cabeza, mirándome un poco desconcertado y luego chocó

sus labios contra los míos. Gemí y empujé su pecho, tratando de alejarlo de mí,

pero sus manos estaban sujetando la parte de atrás de mi cuello sosteniéndome en

el lugar mientras lo sentía lamiendo mi labio inferior. Apreté mi boca tan cerrada

como pude, pero él no se movió. Empecé a volverme loca, literalmente podía sentir

el ataque de pánico tomando lugar mientras mi corazón se estrellaba en mis oídos.

La siguiente cosa que sé, es que se ha alejado. Levanté la mirada, desconcertada,

para ver a Abby recargada sobre la pared, su brazo cruzando sobre su garganta. Se

veía tan enojada, que realmente comencé a sentir pena por el chico, quién ahora

estaba empezando a cambiar de tono a un rojo de no ser capaz de respirar.

—¡No la toques, maldita sea! ¿Crees que puedes simplemente entrar como si tal

cosa y darle un beso a pesar de que ella no quería? —gruñó Abby con enojo.

Comencé a sentirme enferma, literalmente enferma. Me puse de pie y me tambaleé

hacia mi baño, donde vomité lo que parecía ser varios litros de vodka. Gemí y me

sonrojé, me comencé a mover para sentarme, cuando me apoyé en las piernas de

alguien. No me asusté, podía olerla. Sabía que era Abby.

—¿Estás bien? —preguntó, con voz simpática. Pero no pude responderle, sólo me

incliné sobre el inodoro y vomité otra botella de vodka. ¡Wow, eso es un desperdicio de dinero!

Abby, bendita sea, me frotaba pequeños círculos en mi espalda y sostenía mi

cabello. Después de unos minutos, me sentí mucho mejor.

—¿Quieres ir a la cama? —preguntó, mirándome preocupada.

Asentí con la cabeza.

—Sí, sólo quiero cepillarme los dientes.

Me esforcé por levantarme del piso del baño, pero estaba tan descoordinada que

no funcionó muy bien. Abby sonrió y se inclinó, deslizando sus brazos debajo de mí y levantándome fácilmente, como si no pesara nada.

Me senté en la siguiente sección, junto al lavamanos. Tomé el cepillo de dientes y

le puse pasta dental. Sonreí débilmente y cepillé mis dientes, asegurándome que

todo el sabor a alcohol se había ido.

—¿A la cama? —preguntó, cuando había terminado. Asentí con la cabeza, y me

levantó al estilo nupcial y me llevó de vuelta a mi habitación. Había quitado los

cobertores y estaba a punto de dejarme en la cama, cuando recordé que todavía

llevaba mi ropa de fiesta.

—¡Espera! No quiero ir a la cama con esto —murmuré, mirando hacia mis shorts y

mi top, incluso todavía tenía mis joyas y los zapatos también.

Ella asintió y me puso de pie, pero casi no podía mantenerme, y sentía como si mis

piernas estuvieran estropeándose.Abby puso un brazo alrededor de mi cintura,

sosteniendo, y me quitó los collares.

Quité el botón de mi top y lo comencé a sacar por mi cabeza, pero me enredé en el

proceso y empecé a reír. La oí suspirar, mientras me empujaba para que me

sentara en la cama y me quitó el top.

Cuando la miré, vi que tenía una expresión divertida en su rostro. Me puse hacia

atrás y me desabroché los shorts, levantando mis caderas mientras bajaban por mi

trasero; ella los tomó y los haló hacia abajo lentamente, mientras me acostaba en

sujetador y tanga. Ella mantuvo en el aire mis piernas, mientras me quitaba una por

una mis sandalias.

—Bonito —ronroneó, mirándome con su sonrisa marca registrada, pero no me

importó; sólo me quedé ahí, riendo, hasta que mi estómago me sacudió de nuevo.

—¡Oh, no! —jadeé, tratando de sentarme, sujetando una mano sobre mi boca.

Rápido como un rayo, me levantó y me llevó de nuevo al baño, sosteniendo mi

cabello de nuevo y frotando mi espalda mientras mi estómago se vaciaba.

Después de haber cepillado mis dientes de nuevo, se quitó su camisa y la puso

sobre mi cabeza.

—Aquí hay otra para añadir a tu colección de camisas —dijo con una sonrisa fácil,

mientras me levantaba, me llevó hacia la cama.

Ella caminó hacia la puerta. Pensé que iba a salir y volver a la fiesta, pero no lo hizo,

simplemente cerró la puerta y se quitó sus jeans, subiendo a la cama junto a mí.

Todavía podía oír la fiesta en el exterior.

Abby envolvió sus brazos alrededor de mí y me movió hacia su pecho. No podía

dejar de pensar en el tipo que me besó en la cocina. Antes de que supiera que

estaba pasando, estaba llorando.

—¿Cuál es el problema, Ángel? —preguntó, mirándome desconcertada.

—¡Ese imbécil se robó mi primer beso! —gemí. Abby se echó a reír y me sentí aún

peor. ¡No podía creer que se estaba riendo de mí!—. ¡No es gracioso, Abby! El

primer beso de una chica es importante para ella. Sólo porque seas una clase de

súper puta a la que no le importa, y probablemente no recuerda su primer beso, no

significa que las pequeñas cosas no son importantes —dije, con rabia, golpeandola.

—Ángel, cálmate. Él no te robó tu primer beso —dijo, seriamente, mirando

directamente a sus ojos, haciéndome sentir ingravidez con sus estúpidos ojos

azules .

—¿De qué estás hablando? ¡Él lo hizo! Él sólo me besó y me lo robó —gruñí, con

una lágrima cayendo de mi ojo. Ella la limpió con su pulgar y sacudió su cabeza.

—Sí, él sólo te besó, pero ese no fue tu primer beso. Yo lo fui hace mucho tiempo

—explicó, con una media sonrisa que hacía que su rostro pareciera hermoso.

¿De qué diablos estaba hablando? Nunca me había besado. Fruncí el ceño, tratando de recordar.

—¿Recuerdas cuando me lastimé al caer de ese árbol en mi jardín? Tenía trece

años y mi maldita pierna me dolía demasiado, y me preguntaste que podías hacer

para que el dolor se fuera. —Ella cerró sus ojos y sacudió la cabeza con el recuerdo,

con una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios.

Di un grito ahogado. Oh, dios mío. ¡Eso es verdad! Ella me pidió que la besara y eso

hice, bueno, dos veces en realidad. Dijo que todavía estaba doliéndole y me pidió

que la besé de nuevo.

Oh, mierda. ¡Abby tenía mi primer beso! No estaba segura de cómo sentirme sobre

eso, fue realmente agradable esa vez. Ella estaba siendo muy dulce ese día, estaba

subiendo al árbol para bajar mi pelota que había quedado atrapada ahí. Supongo

que eso era bueno, al menos si Abby tenía mi primer beso, significaba que no fue

robado por un imbécil mientras estaba borracha en una fiesta.

Le sonreí y me devolvió la sonrisa.

—Ese también fue mi primer beso, y aún lo recuerdo —dijo en voz baja, guiñando

un ojo en broma.

—Bueno, has tenido muchos desde entonces, y algo más —afirmo, refiriéndome a

todas las chicas con las que se ha acostado.

—Sí, pero ese es todavía el primero y el mejor —susurró, besando la parte superior

de mi cabeza y tirando de sus brazos a mí alrededor, metiendo mi cabeza en el

hueco de su cuello.

Sólo nos quedamos en silencio; no sabía que decir, así que me quedé callada.

Después de un rato, todavía estaba despierta por el ruido que llegaba de la fiesta.

Eran como la una de la mañana, así que probablemente se prologaría por lo menos

una hora. Me di la vuelta para ver a Abby observándome.

—Tampoco puedes dormir, ¿eh? —preguntó, sonriendo.

Negué con la cabeza.

—¿Por qué no sales y sacas provecho a la fiesta? No tiene sentido que estemos

aquí despiertas. —Me alejé de ella para que pudiera salir de la cama.

Pero ella negó con su cabeza y me haló de nuevo a su pecho.

—Estoy bien donde estoy.

Después de aproximadamente media hora, levanté mi cabeza y la miré, se había

quedado dormida y se veía tan tranquila y dulce, y sin mencionar sexy. Prefiero

nunca mirarla de esta manera.

Sabía que ella era guapísima y tenía un cuerpo impresionante, pero nunca se me

había ocurrido mirarla así.

Acerqué uno de mis dedos y comencé a tomar su abdomen

Ella se estremeció.

—Me siento un poco violada —afirmó, haciéndome saltar y alejar mi mano rápidamente.

Me reí porque había sido sorprendida.

—Bienvenida a mi mundo, me haces sentir así todo el tiempo. —Me encogí de

hombros.

—Supongo que sí, lo siento —dijo, casualmente. Inmediatamente me pregunté por

qué ella no era así todo el tiempo; sí lo fuera, probablemente estaría enamorada de

ella como las demás chicas lo estaban.

—Oye, viendo que no podemos dormir... ¿Qué te parecer jugar? —sugirió en tono

emocionado, lo que era probablemente una mala señal.

Puse mis ojos en blanco, tratando de no pensar en los estúpidos juegos que ella

propondría.

—No estoy jugando contigo; será algo como un juego de quitarse la ropa, o algo

que implicará que me veas desnuda —dije, frunciendo el ceño y haciendo una

mueca con los labios.

Ella se rió y tomó mi labio inferior entre su pulgar y dedo índice.

—Sin pucheros, Ángel. Si el viento cambia te quedarás atascada así —bromeó,

corriendo su pulgar por mi labio.

El movimiento me hizo agua por alguna razón. Saqué mi lengua y lamí su pulgar en

broma, esperando que ella se alejara y me dijera que era asqueroso. Pero no lo hizo. En cambio, un pequeño gemido surgió de su garganta. El sonido hizo que algo muy profundo dentro de mí cosquilleara y palpitara. Movió su cabeza cerca de la mía y luego se detuvo, sus labios estaban a pocos milímetros de los míos. No podía respirar, mi corazón estaba acelerado, pero no era el usual miedo que tenía, era porque quería que me besara. Ella pareciera estar esperando que le diera una señal para decir que estaba bien. Tragué saliva y cerré la distancia, presionando mis labios a los suyos ligeramente. Se sentía como si ella me diera un shock, mi cuerpo empezó a temblar y vibrar con la necesidad de ella tocándome. Un millón de mariposas parecían alzar el vuelo en mi estómago, pero sabía que no era causado por el alcohol.

Respondió de inmediato, acercándome a ella y recorriendo mi espalda con sus

manos. Levanté mis brazos y los puse alrededor de su cuello, enredando mis dedos

en su cabello castaño y sedoso. Sus labios eran suaves y encajaban perfectamente

en los míos. Ella chupó suavemente mi labio inferior y abrí mi boca, sin realmente

saber que esperar de mi primer beso adecuado.

Deslizó su lengua en mi boca y masajeó la mía con ternura. El sabor de ella era

increíble mientras exploraba mi boca entera. Todo mi cuerpo estaba quemando,

queriendo más…

De repente, se apartó, haciéndome gemir y me pregunté en que me había

equivocado. Ella levantó la cabeza a mi puerta, apretando su mano sobre mi boca

para mantenerme callada.

—Grita que estás bien —susurró. La miré, confundida.

—¡Amber! ¡Abre la puerta! —gritó Jake, golpeando la puerta con fuerza.

Abby asintió con la cabeza y me retiró su mano de mi boca. Me aclaré rápidamente

la garganta.

—Jake, estoy bien. Estoy cansada, así que vete —grité, tratando de hacer mi voz

sonar enojada.

—Ambs, ¿Has visto a Abby? —preguntó Jake, a través de la puerta. Miré a Abby,

horrorizada. ¿Qué diablos se supone que tengo que responder a eso? Sí, en

realidad está en la cama conmigo, medio desnuda, y acabo de tener mi lengua en su garganta. Ahora te puedes ir, que estás interrumpiendo. Sí, no creo que eso le

agradaría mucho a mi hermano.

—Me fui a casa —susurró Abby, asintiendo con la cabeza alentadoramente.

—Dijo que se iba a casa, Jake. Ahora vete —grité, mordiéndome los labios y

esperando que él se lo hubiera creído. Abby inclinó su cabeza hacia abajo y sentí

sus suaves labios de nuevo en los míos de nuevo, alejándose con un suspiro

cuando Jake vuelve a gritar.

—Amber, ¿estás bien? Suenas un poco extraña.

Me reí.

—Sí. Me enfermé así que vine a la cama, pero ahora estoy bien. Te veré en la

mañana. Oh, y por cierto, no voy a limpiar, así que necesitas hacerlo todo —

bromeé, sonriendo ante la idea de que él limpiara toda la casa solo.

—Lo que sea, Ambs, ambos sabemos que me ayudarás de todos modos —dijo

Jake, riendo.

Miré hacia Abby, que sonreía con su hermosa sonrisa y presionó sus labios contra

los míos de nuevo, haciendo que el cosquilleo volviera al instante.

Su mano se deslizó lentamente por mi lado mientras su lengua regresaba a mi

boca, su sabor en mis papilas gustativas. Ella llegó a la parte inferior de la camisa que usaba y deslizó su mano por debajo, recorriendo mi muslo con su mano y tocando mi cadera. Sus dedos trazaron lo largo del material de la tanga, de modo que su mano estaba en mi trasero.

Mi piel parecía arder dónde me tocaba.

Fue en ese momento que regresé en mí misma. Esto era demasiado rápido. Moví

mi cabeza hacia atrás y saqué su mano para que dejara de moverse por mi top.

—Oh, lo siento. Demasiado rápido, ¿cierto? —preguntó, un poco culpable. Asentí

con la cabeza, tratando de recuperar el aliento y calmar a mi cuerpo—. Está bien,

Ángel. Vamos a dormir, entonces —sugirió, con una gran sonrisa.

Se alejó un poco de mí y se recostó, halándome a su lado.

Puse mi cabeza en su pecho y colgué mi pierna sobre ella y mis brazos en su cintura. Ella se agachó y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.

Sus labios rozaron la parte superior de mi cabeza y cerré los ojos, sintiéndome más

feliz de lo que había estado por mucho tiempo. Justo antes de dormir tuve una horrible sensación de que esto era un error que terminaría pagando por la mañana. Quiero decir, estaba con la mejor amiga de mi hermano, que sólo se preocupaba por si misma.

Soy una persona a la cual le gusta leer de hecho puedo pasar horas Haciéndolo y no me aburre. Es por ello que quisiera aclarar unas cuantas cosas, como mencione al inicio de esta historia esta es una adaptación del libro original si ustedes leen la versión original verán que no habrá muchos cambios, aunque por razones lógicas muchas cosas que el libro tiene no serán añadidas en la historia así que para aquellas personas que piensan que yo la escribí, lamento informarles que no es así (Que más quisiera escribir como la autora), en fin, en base a todo esto quisiera saber y que me dijeran si quieren que continúe con esta adaptación, de acuerdo a lo que decidan tomare la decisión, que tengan un buen día :D

El libro original se llama: The boy who sneaks in my bedroom window.

Y la autora es: Kirsty Moseley.