La chica que se escabulle por la ventana 12

—¿Qué demonio? Ustedes dos están juntas, ¿no? —rugió. Abby levantó una mano para detener su arranque.

Capitulo 12.

Debemos habernos quedado dormidas, porque desperté con Abby toda desparramada encima de mí. Miré su reloj. Mierda, ¡eran más de las nueve! Jake ya debía estar en casa. La sacudí para que despertara.

—Hey, me tengo que ir son más de las nueve —dije intentando desenredarla de

mí.

Gimió.

—Diez minutos más Ángel —murmuró soñolientamente.

Sonreí, se veía tan linda cuando estaba durmiendo. Reí mientras le hacía cosquillas.

—Abby no es de mañana, aún es noche, pero me tengo que ir. Jake se estará

preguntando ¡dónde estoy! —expliqué, finalmente sacándola de encima de mí y

levantándome. Gimió y me tiró de regreso hacia ella, sosteniéndome fuerte contra su cuerpo, sonriendo soñolientamente. Reí—. ¡Detente! tengo que irme —dije riendo

mientras mordisqueaba el lóbulo de mi oreja.

Sacudió su cabeza.

—No, no quiero que te vayas —murmuró, mientras besaba mi cuello. La empuje y

gruñó—. Pero te voy a extrañar —lloriqueó, haciéndome reír incluso más.

—Te veré en una hora. De todas formas tengo tarea que hacer —dije,

encogiéndome de hombros.

Suspiró con resignación.

—Sí, yo también —admitió, haciendo un pequeño puchero. Salí de su cama y fui

hacia la puerta.

—Hey espera, te acompañaré a la puerta. —Agarró mi mano mientras

caminábamos por el pasillo. Asomé la cabeza hacia el living.

—Adiós Pat. Adiós Rick —dije.

—Adiós cariño —respondió Rick, sin sacar los ojos de la televisión. Pat me sonrió.

—Adiós Amber. ¿Se divirtieron? —preguntó dándome un guiño. Me sonrojé y

asentí insegura de que mi voz pudiera salir si intentaba hablar.

Abby rodó sus ojos, me llevó hasta la puerta de enfrente, contra la cual me presionó ligeramente y me besó hasta que me sentí un poco mareada.

—Te veo después de las 10, ¿de acuerdo? —susurró acariciando mi mejilla.

Camine rápidamente hacia mi casa, volteándome para sonreírle a Abby mientras

atravesaba la puerta de enfrente. Bendita sea, ella estaba parada en su porche,

viendo para asegurarse de que llegara a salvo a casa y es que sólo vivía como a 9

metros.

Jake estaba sentado en el sofá, esperándome. Mientras pasaba por la puerta, me

miró, con sus ojos estrechos con enojo.

—¿Dónde has estado? ¡Estaba preocupado!. Podrías haber dejado una nota o algo

—dijo sacudiendo sus manos de manera desaprobadora.

—Lo siento, estaba en lo de Abby. Pat me invitó a que me quedara a cenar, y pensé, viendo que ya que no estabas aquí, en ir para no quedarme aquí sola —dije

encogiéndome de hombros.

—¡Amo las cenas de Pat! —gimió, la expresión de enojo abandonando su rostro,

para ser remplazada por una de celos.

—Bueno te perdiste una buena, hizo pastel casero y todo —me burlé, sonriendo

malvadamente mientras se lamentaba.

—Bueno, yo disfruté de mi queso a la parrilla —bromeó, haciéndome reír.

—Voy a hacer mis tareas. —Me volteé y comencé a dirigirme al pasillo para ir a mi

cuarto.

—Ambs, espera un minuto. Necesito hablarte de algo —dijo, acariciando el sofá

junto a él, viéndose triste. Me dejé caer a su lado.

—¿Qué pasa Jake? —pregunté, preocupada, se veía realmente molesto por algo.

Tomó un profundo respiro.

—Le hablé a mamá esta noche. —Sonreí.

—¿Sí? ¿Está bien? ¿Viene a casa? —pregunté emocionándome, pensando en que

vería a mi madre antes de dos semanas.

La había extrañado con locura, y las veces que estaba aquí, parecían pasar

demasiado rápido.

Sacudió su cabeza.

—Me dijo algo, pero no quiero que enloquezcas por eso. No hay nada por que

preocuparse. Lo prometo. —Tomó mi mano y me miró, sonriendo tristemente.

Oh demonios, ¡esto va a ser malo!

—¿Qué es? —pregunté imaginándome lo peor.

Nos íbamos a tener que mudar a China. Había perdido su trabajo. Se estaba

volviendo a casar, pero supongo que eso no era algo malo, a menos que el tipo

fuera un idiota. Cientos de cosas pasaron por mi mente, pero la última cosa que

esperaba fue lo que Jake dijo:

—Nuestro padre se contactó con ella. Aparentemente quiere vernos, recompensarnos por lo que hizo —escupió a través de sus dientes, su tristeza

transformándose en rabia ciega.

No podía respirar. Mis pulmones se rehusaban a trabajar. Mi corazón latía

demasiado rápido, mientras mi cuerpo comenzaba a temblar. Él estaba volviendo.

Quería vernos. La última vez que vi al hombre, me había arrancado mi camisa del

colegio y me había empujado al suelo, mientras se sacaba los pantalones. Estaba a

punto de violarme cuando Jake y Abby entraron y lo comenzaron a golpear. Oh

Dios, estaba de vuelta.

Reproduje todos los golpes que nos dio a mí y a Jake, todos los toques que habían

sucedido cuando estaba a solas con él, las palabras susurradas, y las sonrisas

secretas. Mi visión comenzó a tener puntos negros, mientras hiperventilaba. Me iba

a morir, podía sentirlo; mi cuerpo se estaba apagando incapaz de lidiar con los

recuerdos y el dolor.

Era vagamente consiente de los gritos.

—Sólo déjala, ¡puedo ayudarla! —gritó una voz que reconocía.

—Llama al 911 por el amor de Dios. ¡No puede respirar! —gritó Jake.

—Jake, ¡déjala! Yo me encargo, lo prometo —dijo urgentemente la voz de nuevo.

Fui ligeramente empujada y entonces sentí dos fuertes brazos rodeándome, y

presionándome; había un hermoso aroma que reconocí como

el de Abby.

Oh, gracias a Dios, ¡Abby está aquí!. La carrera de mi corazón comenzó a

ralentizarse mientras sentía que presionaba sus labios en mi cuello y respiraba

lento y calmadamente por mi espalda. Intenté igualar mi respiración con la suya.

Me concentré en sentir el constante latido de su corazón contra mi pecho, y los

puntos negros comenzaron a desaparecer.

Después de unos minutos, recuperé el control de mis brazos, y los enredé

apretadamente alrededor de su cintura, aferrándome a ella como si fuera la única

cosa que evitaba que me cayera del borde del mundo.

Mi padre estaba regresando, pero yo estaba con Abby, y ella no dejaría que nada me lastimara, lo sabia. Así que comencé a sentirme a salvo en sus brazos. Después de lo que pareció una eternidad, fui capaz de hacerme hacia atrás y mirarla.

—¿Estas bien ahora? —preguntó, poniendo sus manos a ambos lados de mi rostro

y presionando su frente contra la mía.

Asentí y me lamí mis labios, los cuales por algún motivo estaban salados, y me di

cuenta de que estaba llorando. Me limpié el rostro y esnifé. Lentamente me volví

consciente de lo que me rodeaba. Aún estaba en el salón.

Levanté la vista para ver a Jake sentado ahí, conmocionado observándonos a mí y a

Abby. Su boca colgaba abierta, y sus ojos muy abiertos. Pensé en hacerme hacia

atrás, pero no podía. No me podía alejar de Abby, era mi seguro; era la persona la cual necesitaba en este momento, la que me mantendría a salvo de todo esto.

Jake caminó hacia mí, y me sacó de los brazos de Abby, haciéndome lloriquear. Me

rodeo en un fuerte abrazo.

—Demonios, Amber. ¡Nunca me hagas eso de nuevo! ¡Creí que te ibas a morir!

Mierda, que me asustaste —despotricó Jake mientras me mecía gentilmente.

—Estoy bien —dije débilmente. Mire hacia a Abby, por tranquilidad y vi que no

estaba ahí, el pánico comenzó a levantarse en mi pecho mientras mi respiración

comenzaba a acortase.

—¿Dónde está Abby? —grité, las lágrimas fluyendo por mi rostro de nuevo. ¡Oh

Dios, me dejó!

Jake me abrazó más fuerte.

—Shh está bien. Sólo respira, shh —murmuró, pero no podía, mis pulmones

estaban demasiados apretados.

—¡Mierda! —jadeó Jake al mirarme—. ¡Abby, vuelve aquí rápido! —casi gritó.

Abby corrió de regreso al cuarto, sosteniendo un vaso de agua que dejó en la mesa

bruscamente, tirando la mitad de ésta, antes de envolver sus brazos a mi alrededor.

—Está bien, Ángel —susurró, poniendo sus labios en mi cuello otra vez.

Después de un par de minutos, cuando pude recuperarme, le sonreí a Abby

gratamente. Jake se veía mordazmente enojado.

—¿Qué demonio? Ustedes dos están juntas, ¿no? —rugió. Abby levantó una mano para detener su arranque.

—Mira Jake, tú y yo hablaremos de esto, pero justo ahora no es el momento

después de lo que ha pasado. Necesito asegurarme de que ella esté bien —dijo

con severidad poniéndole fin a la conversación.

Jake me miró arrepentido y asintió.

—Lo siento, Amber, pero tenía que decírtelo, asegurarme que lo supieras, pero te

prometo que nunca dejaré que te lastime. No tienes que preocuparte por nada. Lo

mataré antes de que te toque —dijo Jake tomando mi mano.

Sonreí, pero tengo la sensación de que se vio más como una mueca.

—Lo sé, Jake. Siento haberme vuelto loca y asustarte. —Levanté una temblorosa

mano y limpié mis lágrimas de nuevo.

—Está bien. Sólo, no lo hagas de nuevo —dijo sonriéndome. Reí débilmente y

asentí.

Abby me dio el vaso de agua y la bebí. Noté que Jake observaba cada movimiento

de Abby, mirándola enojado.

—Deja de mirarla así Jake, ella no ha hecho nada malo —dije frunciendo el ceño.

Sacudió la cabeza y tensó su mandíbula, tomando un profundo aliento,

obviamente intentando calmarse a si mismo antes de hablar.

—Ustedes dos están juntas —dijo simplemente, mirándonos de una a la otra para

La confirmación. Me moví incómoda en mi asiento. De acuerdo, demasiado para un

par de semanas.

—Sí —respondió Abby asintiendo. Su brazo envuelto apretadamente a mí

alrededor. Me encogí hacia ella, esperando que esto fuera un sueño. No sólo mi

padre abusivo estaba regresando sino que mi hermano estaba completamente molesto.

—¿Desde hace cuánto? —preguntó Jake, su mandíbula aún tensa, pero parecía

estar haciéndolo bien con su autocontrol.

—Desde el viernes —respondió Abby en voz baja. Se veía realmente culpable, y

sabia que era mi culpa, porque le había pedido que mintiera sobre esto.

—Ella te lo quiso decir de inmediato Jake, pero yo quería esperar. No quiero que

ustedes dos peleen. ¿Por favor? —rogué mirando a mi hermano, poniendo carita

de cachorro.

—Ella Te gusta, ¿Amber? —preguntó Jake, cerrando los ojos, pareciendo triste y

decepcionado.

—Sí —admití, aún rogándole con mis ojos que la aceptara y no fuera a culpar a

Abby por esto. Odiaría esto si ellos caen sobre mí.

Él asintió pero no abrió sus ojos.

—¿Qué fue lo que hiciste, Abby? ¿Cómo hiciste eso? ¿Calmarla de esa forma? —

preguntó abriendo los ojos y mirándola con gratitud.

—No lo sé. Es sólo algo que la calma, eso es todo. Siempre lo ha hecho —dijo Abby con un encogimiento de hombros.

—¿Qué siempre lo ha hecho? ¿Cuándo lo hiciste antes? —preguntó Jake,

pareciendo confundido.

—Sí, he tenido que tranquilizarla un par de veces —respondió Abby tristemente.

Pensé a lo que se refería, todas las veces que me había visto llorar, probablemente

cada noche, hasta los 14 años.

—¿Qué? ¿Cuándo? Nunca te había visto hacer eso —protestó Jake, negando con

su cabeza, pareciendo confundido.

Saqué un inestable suspiro. Ahora va a descubrir que Abby duerme en mi cuarto.

Crucé mis dedos y recé porque esto saliera bien, que Jake estuviera de acuerdo, y

no muy enojado con su mejor amiga. Abby me miró pidiéndome permiso para

decirle, y asentí mordiéndome el labio, sabiendo que esto se iba a saber tarde o

temprano.

—Jake, por favor no enloquezcas —rogué, moviendo mi cuerpo hasta que estuvo

ligeramente enfrente de Abby, en caso de que Jake enloqueciera o algo. Mi

pequeño movimiento, podría detenerlo de atacar a mi novia.

—Jake, Amigo, nada nunca ha pasado, lo juro —prometió Abby. Jake la miró, con su expresión aún más confundida—. Cuando tenía diez, la vi a través de mi ventana

llorando en su cama. Así que me acerqué para asegurarme de que estaba bien, y

terminé durmiendo en su cama —Jake la miraba como si estuviera a punto de

asesinarla en ese momento—. Sucedió de nuevo a la noche siguiente y la siguiente.

Ella lloraba y yo entraba a hurtadillas por su ventana. Después de un tiempo, se

convirtió en un hábito —dijo Abby frunciendo un poco.

Jake saltó con su puño en alto. Sus ojos estrechos miraban a Abby. Tan rápido

como un rayo, Abby me agarró del brazo y me puso detrás de ella, protectoramente.

Los ojos de Jake, llamearon antes de que su rostro se calmara.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó Jake, jadeando y mirando a Abby intensamente.

—¿Hacer qué? —preguntó Abby, aun sosteniéndome detrás de ella.

—Poner a mi hermana detrás de ti de esa forma —dijo Jake, completamente

calmado ahora.

Abby sacudió su cabeza, como si no terminara de entender la pregunta.

—Es sólo que no quiero que salga lastimada, eso es todo.

Jake volvió a sentarse, pasando sus manos a través de su rubio cabello.

—¿De verdad te gusta mi hermana? —preguntó mirando el piso.

—Jake, estoy enamorada de tu hermana, lo sabes — se sentó en el sofá y me

hizo sentar junto a ella.

Jake asintió.

—Y has dormido en su cama antes, cuando éramos niños —declaró Jake, como si

estuviera asegurándose que había entendido bien las cosas.

—No sólo cuando éramos niños, eso es lo que estaba intentando decirte. Ella solía

llorar, así que me metía a escondidas para confortarla cada noche. Es sólo que se

volvió una costumbre, y ahora ninguna de las dos puede dormir bien, sin la otra

ahí —admitió Abby, frunciendo el ceño.

El rostro de Jake se endureció.

—¿Aún duermes en su cuarto? ¿Cada noche desde que tenias diez? Maldición,

Abby. ¡Mierda! ¡Hija de puta, idiota estúpida! —rugió Jake, no realmente capaz de

dejar salir las palabras, dando un paso al frente, con sus puños cerrados otra vez.

Apreté los ojos. ¡Oh, Dios, aquí viene! Levanté mis manos, intentando detenerlo.

—Jake, ¿recuerdas cuándo solía despertarme gritando todo el tiempo? —pregunté

desesperada. Necesitaba hacerlo entrar en razón antes de que terminaran peleando.

Asintió y cerró los ojos, pestañeó.

—Sí, dejaste de hacerlo cuando tenías como ocho o algo así.

Asentí.

—Sí, tenía ocho. Eso fue cuando Abby comenzó a dormir conmigo. Ya no tuve

pesadillas, gracias a Ella —dije sonriendo, y apretando la mano de Abby.

—¡Sí las tenías! Tuve que dormir un par de veces contigo —protestó Jake.

—Sí, lo hiciste, pero seguí teniendo pesadillas aun cuando estabas ahí —lo

contrarié. Jake se estremeció y asintió, probablemente recordándome gritar en su

cama—. Sólo he tenido unas pocas pesadillas desde entonces, y la única vez que

las he tenido ha sido cuando Abby no estaba ahí. Como cuando estaba de

vacaciones o algo —expliqué mirando a Jake, viendo la comprensión pasar por su

rostro. Nos quedamos en silencio por un momento.

Abby acariciaba la parte de atrás de mi mano, Jake sólo miraba el piso. Después de

lo que pareció una eternidad, Jake miró a Abby.

—Abby, si lastimas a mi hermana, mejor amiga o no, te mataré —le advirtió Jake.

Podía ver que lo decía en serio.

—No lo haré, lo prometo —juró Abby, con una sonrisa tranquilizadora.

—De acuerdo, entonces me voy a la cama. Supongo que las veré en la mañana,

asegúrense de cerrar la puerta antes de irse a la cama —instruyó Jake parándose y

dejándonos sentadas en el sofá en shock.

Miré a Abby, se veía tan anonadada como yo me sentía.

—Wow, eso fue más fácil de lo que hubiera imaginado —reflexionó, sonriéndome

mientras ponía sus manos a ambos lados de mi rostro.

Sonreí, complacida de que esto finalmente saliera a la luz.

—¿Quieres ir a la cama Abby? No estoy de humor para hacer tareas, sólo quiero

dormir. —Sólo necesitaba meterme en la cama y tenerla a ella, sosteniéndome por

un rato.

Asintió y besó mi nariz.

—Sí, sólo necesito regresar a mi casa primero. Jake llamó y dijo que tú estabas mal,

así que sólo salí corriendo de la casa, sin decirles a mis padres a dónde iba. —

Acarició mi rostro con sus pulgares suavemente, sólo mirándome con una sonrisa

triste.

—Está bien. Supongo que me iré a la cama, y te veré cuando estés lista —dije

levantándola y empujándola hacia la puerta.

—Hey, ¿puedo usar la puerta ahora que Jake sabe? —sonrió.

Reí con su emoción, pero negué con la cabeza.

—No, tus padres podrían verte… a menos que quieras decirles que te estás

quedando aquí —sugerí.

Sonrió felizmente.

—Me encantaría caminar por tu puerta de enfrente, y encontrarte en tu cama.

Nunca he hecho eso antes.

Saqué mis llaves y se las pasé.

—Asegúrate de cerrar bien la puerta, ¿si? —la besé en la mejilla e hice mi camino

hacia mi cuarto.

Eran casi las diez pero mi cuerpo se sentía tan exhausto por todo el drama

emocional, que me sentía como si no hubiera dormido en días. Me saqué la ropa y

me metí en mi camiseta favorita, que solía ser de Abby. Me dormí de inmediato. Un

par de minutos después, sentí dos brazos rodeándome y una pesada pierna

deslizarse sobre la mía. Sonreí y me presioné contra ella. Mi novia. La única que

necesitaba cuando las cosas se ponían mal.

Es raro, pero cuando Jake me alejó de Abby esta noche, me sentí extraña, como si

hubiera dejado mi corazón detrás. No me di cuanta hasta entonces, cuán

fuertemente estaba conectada a ella. Literalmente lo era todo para mí. Cuando sentí sus brazos a mí alrededor más temprano, me sentí como en casa, todo el pánico había comenzado a retroceder. Me sentía, como si mientras ella estuviera conmigo, estaría bien.

Me encogí dentro de ella y la escuché susurrar:

—Te amo —justo antes de caer en un profundo y tranquilo sueño, esta vez no

dudé de sus palabras.