La chica que se escabulle por la ventana 11

Envolví mis piernas alrededor de su cintura y tiré de ella más cerca de mí, besándola con todo lo que tenía. Me sujetó los brazos por encima de mi cabeza y me besó de nuevo antes de trazar besos a través de mi mejilla hacia mi oído―. Te amo, Ángel ―susurró.

Capitulo 11.

Ella tiró de mí hacia su casa, sosteniendo mi mano, y sonriendo con entusiasmo.

―¿Mamá? ¿Papá? ¿Están en casa? ―gritó Abby, buscando en el salón vacío.

Podía oír voces en la cocina.

―Sí, cariño. Estamos aquí ―llamó Pat.

Abby sonrió feliz y me arrastró a la cocina. Pat estaba horneando galletas y Rick

estaba ocupado tratando de comer la mezcla de la galleta directamente del tazón,

haciéndola reír y ella le golpeó la mano con la cuchara de madera. Me reí entre

dientes de la escena. Ellos siempre eran así, ella era la perfecta ama de casa y

madre, y él la adoraba a ella y a Abby, lo cual era muy dulce.

―Hey, Amber. Cuánto tiempo sin vernos ―dijo Rick, agarrándome en un abrazo, lo

que hizo que mi corazón se acelerara.

―Hey, Rick. Hola, Pat. ¿Cómo están? ―pregunté alegremente.

―¡Estamos muy bien! Amber, te abrazaría pero estoy cubierta de galletas, cariño.

―Pat frunció el ceño, levantando sus manos en evidencia.

―¡Sí, puedo ver eso! Huelen tan bien ―le dije, mirando las ya cocidas en el plato

sobre el mostrador. Me pasó el plato y felizmente tomé una, sonriendo―. Gracias.

―¡Hey! Dijiste que no podía tomar una porque se estaban enfriando ―se quejó

Rick, haciendo pucheros, haciéndome reír; ella cogió una galleta y la lanzó hacia él

con un guiño.

―Um , me preguntaba si querían conocer a mi novia. ¿Tal vez ella pudiera

cenar con nosotros esta noche? ―Sugirió Abby, poniendo su mano en la parte baja

de mi espalda.

Una sonrisa se extendió a través del rostro de Pat. Se veía tan contenta que

realmente pensé que en realidad estaba conteniendo las lágrimas.

―¡Oh, Abby! ¡Hija! ¡Me encantaría conocerla! Todavía no puedo creer que tengas una novia. ¡Pasaste todo este tiempo diciendo que sólo había una chica para ti y ahora finalmente eres capaz de seguir adelante y salir con alguien! Estoy tan orgullosa de ti .―arrulló,

prácticamente rebosante de emoción y orgullo.

―Si bien, mamá, baja el tono un poco, ¿eh? ―murmuró Abby, poniendo los ojos en blanco.

―Entonces, ¿a qué hora viene? ¿La has conocido, Amber? ¿Es bonita? ―preguntó

Pat, sonriendo hacia mí. Miré a Abby, sin saber qué decir.

Toda esta situación era ridícula. ¿Y dijo ella que Abby siempre había dicho que sólo

había una chica para ella?

―En realidad, mamá, ella está aquí ahora mismo ―dijo Abby con orgullo, frotando

mi espalda suavemente y sonriendo hacia mí. Sus ojos fijos en los míos, haciendo

que todo mi cuerpo se sintiera un poco más caliente. Pat saltó y se limpió las

manos en un paño, de forma rápida arreglándose el pelo frenéticamente, antes de

que ella prácticamente corriera hacia el pasillo.

Bueno, ¡raro!

―Mamá, ¿qué estás haciendo? ―preguntó Abby, riendo; me di cuenta de que Rick

estaba mirando la mano de Abby en mi espalda, con una amplia sonrisa en su

rostro.

―Bueno, ¿está ella estacionando el automóvil o algo así? ―preguntó Pat, mirando

hacia atrás a Abby antes de mirar a la puerta otra vez. Ella se echó a reír más fuerte y Rick y yo reímos también.

―Mamá, esta es mi novia. Su nombre es Amber Walker. ―Abby sonrió con orgullo

Hacia mí mientras me presionaba a mí misma más cerca de ella.

La cara de Pat reaccionó para mirarme, sorprendida. Poco a poco, su cara volvió a

la felicidad, luego dicha completa, mientras reía y corría hacia mí, agarrando a

ambas, a Abby y a mí en un gran abrazo.

―¡Oh, Dios mío! Al fin, ¿ustedes dos se unieron? ¡Por fin! ―Ella casi gritó, saltando

arriba y abajo en su lugar.

Abby, envolvió su brazo alrededor de mi cintura y me tiró más cerca de ella.

―Sí, finalmente ―confirmó, poniendo los ojos en blanco, pero luciendo divertida a

la vez. Rick se dirigió a Abby y la atrajo en un abrazo de oso.

Después que toda la emoción se hubiera apagado, fuimos a cenar. Fue muy

agradable estar sentada con los padres de Abby así, ellos sinceramente no dejaron

de sonreír. Cada vez que Abby y yo nos tocábamos, Pat suspiraba feliz, radiante

hacia nosotras.

―¡Bien, ustedes pueden limpiar la mesa! ―ordenó Pat, agarrando mi brazo

y tirando de mí hacia la sala de estar―. Estoy muy feliz por ustedes dos. Abby te

dijo que ha estado enamorada de ti durante años, ¿verdad? ―sonrió.

Mi respiración quedó atrapada en mi garganta por su elección de palabras. ¿Ella

pensaba que Abby estaba enamorada de mí? Ella no estaba enamorada de mí,

¿verdad? ¿Realmente ella susurró que me amaba ayer por la noche antes de

dormirme?

―Er, me dijo que le gusto desde hace mucho tiempo, sí ―murmuré, un poco incómoda.

Ella rodó sus ojos.

―Gustar, cielos esa chica ha estado enamorada de ti desde el principio. Quiero

decir, ¡todavía te llama Ángel por el amor de Dios! ―Se rió.

La miré, confundida.

―¿Qué tiene eso que ver? ―pregunté, frunciendo el ceño. Realmente amaba a Pat,

pero a veces podía estar un poco loca.

―¿Nunca te ha dicho por qué te llama así? ―preguntó, sonriendo hacia mí. Negué

con la cabeza, y rió entre dientes misteriosamente―. La primera vez que te vimos

fue en la fiesta del sexto cumpleaños de Abby. Ustedes no hacia mucho tiempo que se habían mudado y pensamos que estaría bien, ya sabes, invitar a los vecinos a la fiesta ―comenzó, asintiendo con entusiasmo.

―Sí, lo recuerdo. Tenían globos por todas partes, y un payaso que hacía trucos de

magia ―sonreí; los Millers siempre hicieron las mejores fiestas, incluso fiestas

infantiles.

―Así es. Entonces de todos modos, tú y tu hermano vinieron a la fiesta y tan

pronto como entraste por la puerta, Abby se quedó mirándote. Ella literalmente no

podía apartar sus ojos de ti. Tú sonreíste y le dijiste feliz cumpleaños, pero ni

siquiera podía hablar contigo, así que te alejaste para ir a bailar. Se volvió hacia mí,

y, ¿sabes qué me dijo? ―preguntó, con los ojos lagrimeando. Negué con la cabeza.

¿Qué diablos va a decir ella? ¡Esto me está un poco volviendo loca!― Ella dijo en un tono muy serio, “Mamá, ¿estoy muerta?” Y yo dije: “no cariño, no estás muerta”, y ella sacudió la cabeza, mirando a todos confundida por algo. Luego señaló hacia ti bailando y dijo: “Si no estoy muerta, entonces ¿por qué hay un ángel en nuestra

casa?” ―dijo, juntando las manos y sonriendo.

Jadeé. ¡Mierda! ¿Es por eso que ella me llama Ángel? Mi corazón estaba acelerado y mis palmas sudorosas. Creo que Ella está realmente enamorada de mí, pero

¿estoy enamorada de ella? No lo creo, al menos, no todavía. Pero puedo verme a mí misma fácilmente enamorándome de ella.

―¿Es por eso que me llama así? ¿Hablas en serio? ―le pregunté, sin saber si

estaba bromeando o no.

―Totalmente. Pregúntale a ella  si no me crees, pero desde el momento en que te vio estuvo enamorada de ti, está claro en la mirada en su rostro. Me sorprende que

nunca te dieras cuenta. ―Sacudió la cabeza, riéndose entre dientes.

―Nunca me di cuenta porque siempre fue tan mala conmigo. Ella siempre me

estaba haciendo caer, o tirando de mi pelo, dándome sobrenombres. ―Fruncí el

ceño. ¿Por qué hacer todo eso si estaba enamorada de mí?

―Tu hermano le hizo mantenerse alejada. ―dijo, riendo

y sacudiendo la cabeza―. Ese hermano tuyo seguro es protector, bendícelo ―dijo,

sonriendo con cariño.

―Sí, lo sé. Abby  y yo hablamos de ello y decidimos ocultarlo de Jake por un par de semanas, justo hasta que las cosas se calmen. Realmente apreciaría si no le dices nada si lo ves. ―Me estremecí ante la idea de Abby y Jake peleando.

Definitivamente quería poner eso fuera el mayor tiempo posible.

―No voy a decir nada, pero no creo que lo debería dejar mucho tiempo, de lo

contrario sólo se volverá más duro.

Sonreí agradecida.

―Sí, sólo un par de semanas.

De repente, Abby entro a la sala y se sento en el sofá justo a mi lado,

envolviendo su brazo alrededor de mi hombro y tirando de mí hacia ella. Cuando me volví para sonreírle, me dio un beso, mordisqueando mi labio, pidiendo entrada. Por Dios, ¿se olvidó que su mamá estaba ahí sentada viéndonos?

Me aparté rápidamente, haciéndola gemir.

―Ángel, no te he visto durante todo el día ―se quejó, haciendo pucheros como

una niña pequeña. Me reí de la palabra Ángel; ¿realmente me llama así porque

pensaba que yo era un Ángel cuando ella tenía seis años de edad?

―¿De qué te ríes, hermosa? ―preguntó, acariciando el lado de mi cara con el

dorso de un dedo.

Me mordí el labio para detenerme y negué con la cabeza.

―Nada ―mentí, sonriéndole.

Inclinó la cabeza hacia delante y me besó de nuevo, pidiendo entrada y me aparté

de nuevo.

―Abby, en serio, tu mamá nos está mirando ―le susurré a su cara de cachorro.

Ambas miramos hacia Pat que estaba mirando fijamente con una enorme sonrisa

en su rostro, como si estuviera viendo la cosa más linda del mundo. Abby  se levantó y extendió la mano hacia mí.

―Vamos a escuchar algo de música en mi habitación. ―Frunció el ceño un poco

hacia su mamá que todavía nos miraba como una especie de mujer feliz loca.

Agarré su mano y dejé que me levantara y me llevara a su habitación. No había

estado en su habitación por años. Creo que la última vez que estuve aquí fue

probablemente hace unos dos años cuando entré a cambiarme de ropa después

de que tuvimos una enorme guerra de agua y Jake y yo nos habíamos quedado

afuera.

Ella puso un poco de música tranquila y me acerqué a la estantería para ver dos

fotos enmarcadas. Una de ellas era de Jake, Abby y yo en el parque donde

habíamos ido para un picnic cuando éramos niños, yo tenía probablemente once o

doce años. La otra foto era de mí y mi equipo de baile, tomada en una de las

competencias que habíamos entrado. La levanté y la miré con curiosidad.

―Me encanta esa foto ―dijo Abby, sonriendo hacia ella cuando se puso de pie a

mi lado.

La tendí hacia ella.

―¿Cuándo tomaste esto?

―Hace unos dos meses en el club de Richmond. Ganaron el primer premio y

ustedes estaban saltando por todo el lugar, emocionados. ―Sonrió y frotó su

pulgar sobre la imagen, antes de ponerla de nuevo abajo.

Me acerqué a su cama y me senté.

―Wow, ¡tu cama es incómoda! No es de extrañar que te guste dormir en la mía

―bromeé, pasando la mano sobre su edredón. Se rió y se sentó a mi lado. No

pude dejar de notar que se veía tan guapa cuando se reía. La empujé sobre la

cama y me moví así estaba a horcajadas sobre ella, puse mis antebrazos cerca de su cabeza y me incliné de modo que nuestros rostros casi se tocaban―. Entonces,

Abby, quiero que me digas algo ―Suspiré, pasando mis manos por su pelo.

―¿Puedo besarte primero? Luego voy a responder lo que quieras. ―Su mirada se

movió hasta mis labios por una fracción de segundo, antes de regresar a mis ojos.

Bajé mis labios a los suyos. Sus brazos se dirigieron inmediatamente alrededor de

mi cintura, tirándome más cerca de ella, una de sus manos enredándose en mi pelo.

Trazó su lengua por mi labio inferior poco a poco y no la rechacé esta vez, abrí mi

boca, ansiosamente. Su gusto explotó en mi boca mientras deslizaba su lengua

dentro, masajeando la mía con pasión, haciéndome gemir. Besar a Abby parecía ser

mejor y mejor cada vez. Estaba ardiendo en la necesidad de que me tocara, pero

también estaba consciente de que sus padres estaban al final del pasillo y sabían

que estábamos aquí juntas. Me aparté los pocos minutos, ambas estábamos

respirando duro. Estaba corriendo lentamente sus manos por mi cuerpo, desde la

parte superior de mi cabeza hasta la cintura y de vuelta arriba de nuevo,

mirándome con amor.

Estaba un poco sorprendida por la mirada en su rostro. Lo que su mamá dijo que

era cierto. Ella realmente estaba enamorada de mí, podía verlo en sus ojos.

―Entonces, ¿qué es lo que quieres saber, Ángel? ―preguntó, sujetando ambas

manos en mi trasero y apretando suavemente. Casi fui distraída, por sus manos;

quiero decir, si sólo las movía un poco más abajo y más hacia el centro, ellas

estarían exactamente donde mi cuerpo gritaba que estuvieran. Sacudí mi

cabeza para despejar los pensamientos lujuriosos, y sonreí a su hermoso rostro.

―Quiero saber por qué me llamas Ángel.

Ella jadeó y se sonrojó un poco. Sonreí tranquilizadoramente hacia ella. Gimió y

sacudió la cabeza rápidamente.

―De ninguna manera. No voy a responder eso ―se quejó.

―Vamos, dijiste que ibas a responder cualquier cosa que quisiera ―animé. Frunció

el ceño y sacudió la cabeza. OK, voy a intentar otra táctica―. ¿Por favor?

―Supliqué, picoteando sus labios―. ¿Por favor? ―Susurré, besándola de nuevo―.

¿Por favor?

Gimió y tomó una respiración profunda mientras la besaba por el cuello.

―Te llamo Ángel, porque, honestamente creo que Dios puso un ángel en la tierra

sólo para mí ―admitió, tomando mi rostro en sus manos haciéndome mirarla.

Tomé una bocanada de aire inestable. Así que era cierto lo que dijo Pat. Mi corazón

estaba acelerado en mi pecho mientras seguía hablando―. La primera vez que te vi

pensé que eras un ángel directamente del cielo. Eras tan hermosa que me dejaste

sin aliento. Todavía lo haces, todos los días.

―Eso tiene que ser la cosa más dulce que jamás he escuchado, Abby ―murmuré,

besándola cariñosamente. Me devolvió el beso y rodó así que estaba debajo de

ella―. Podría besarte todo el día ―susurré, mientras besaba por mi cuello,

mordisqueando suavemente sobre la piel y haciéndome gemir jadeante.

―Mmm, eso suena como un buen plan ―murmuró contra mi piel. Envolví mis

piernas alrededor de su cintura y tiré de ella más cerca de mí, besándola con todo lo que tenía. Me sujetó los brazos por encima de mi cabeza y me besó de nuevo

antes de trazar besos a través de mi mejilla hacia mi oído―. Te amo, Ángel

―susurró.

Mi corazón se detuvo y mi cuerpo comenzó a temblar, pero no sabía qué decir.

―Yo... Yo... Abby... Yo...

Me besó de nuevo, impidiéndome hablar. Sentí su agarre aflojar en mis muñecas,

así que envolví mis brazos alrededor de su cuello, tirando de ella hacia mí.

―No tienes que decir nada. Me he sentido así sobre ti durante años, pero apenas

has dejado de mirarme como la mejor amiga gilipollas de tu hermano. Sólo quería

decir las palabras para ti, eso es todo. He estado esperando para decirlas durante

mucho tiempo ―dijo, alejando mi pelo de mi cara. Envolví mis brazos alrededor de

su cuello y la besé con fuerza por toda su cara, antes de finalmente besarla largo y

duro en su boca perfecta.