La chica que se escabulle por la ventana 10

—Entonces, la próxima chica que se acueste con ella, se lleva la apuesta —dijo Jessica, con una sonrisa.

Capitulo 10.

Qué mierda es esto?! —escuché a Jake bramar cerca. Abrí mis

ojos y lo miré. Su cara estaba de un rojo brillante y lucía

criminalmente molesto.

—¡Jake no tan alto vas hacer sangrar mis oídos! ¿Qué pasa? —pregunté,

sentándome. Pero tan pronto como me moví, me di cuenta que estaba mal. Aún

estaba en el sofá con Abby. ¡Oh no! salté rápidamente y miré a Abby, quien tenía su boca colgando abierta, luciendo completamente en shock. Está bien, necesitaba

salvar la situación rápidamente—. ¡Maldita sea Abby! ¡Puaj! ¿Tenías tus manos

sobre mí? —grité, pretendiendo estremecerme en horror. Jake me miró, su rostro

aún enojado, pero parecía ligeramente confundido ahora.

—Yo… er… no… ¿Qué? —Abby balbuceó.

—¿Qué demonios estabas haciendo con ella, Amber? —Jake gruñó molesto,

apuntando a Abby quien se veía confundida a este punto.

—Debí haberme quedado dormida, supongo —fruncí el ceño, agitando mi cabeza

como si estuviera confundida también.

—¿Quedarte dormida? Bueno, ¿qué estabas haciendo con ella, en primer lugar? —

pregunto, lanzándole a Abby otra mirada asesina, antes de volverse hacia mí.

¡Bien, vamos, piensa! Oh lo tengo; ¡él tendrá que aceptar esto!

—Tuve un mal sueño, Jake —murmuré, mirando al suelo, y pretendiendo estar

alterada. Jadeó y envolvió sus brazos a mí alrededor, instantáneamente, poniendo

su barbilla en lo alto de mi cabeza.

—Oh mierda, Amber. Está bien —susurró, balanceándome ligeramente.

—Estaba alterada y pensé que estabas aquí afuera, pero no estabas. Abby me

consoló, eso es todo. Debimos habernos quedado dormidas —susurré,

sintiéndome culpable de que estaba mintiendo. En verdad no estaba lista para que

supiera aún, especialmente después de la forma en la que estaba mirando a Abby.

—Lo siento, solo pensé… bueno, olvídalo —Jake murmuró, tirando de vuelta para

mirarme—. ¿Estás bien? —asentí, mordiendo mi labio para tratar y aliviar algo de la

culpa que sentía. Miró por encima hacia Abby—. Lo siento, salte a

conclusiones y er… gracias por cuidar de mi hermana.

Abby se veía realmente incómoda y me dio una mirada; le di una expresión

suplicante, rogándole con mis ojos que no dijera nada.

—Sí, no hay problema —se encogió de hombros, frotando una mano a través de su

desordenado cabello de cama.

Rápidamente salí del agarre de Jake.

—Me voy a ir y me cambiaré para ir a la escuela. ¿De cualquier manera que hora

es? —pregunté, mirando alrededor buscando mi teléfono celular. ¿Por qué no

había sonado la maldita alarma?

—Aún no son las seis, Amber. Me desperté temprano —se encogió de hombros.

—Bien, entonces voy por algo de desayuno antes de darme una ducha. Er… gracias,

Abby, por anoche —dije, ruborizándome y dándole una pequeña sonrisa.

—Definitivamente fue un placer, Ángel. —me guiñó un ojo, sonriendo felizmente.

Jake le dio un pequeño golpe en la parte trasera de su cabeza.

—¡Hermana menor! —señaló, rodando su ojos y pisando fuerte, dirigiéndose a la

cocina, dejándonos a  Abby y a mí en la sala.

Una vez Jake se había ido, Abby me miró.

—No me gusta tener que mentirle a tu hermano, Ángel —susurró, frunciendo el

ceño.

—Lo sé, pero sólo un par de semanas, ¿por favor? —rogué, besándola rápidamente

en los labios y volviendo a correr en dirección a la cocina. Tomó mi mano y me

llevó de nuevo hacia ella, besándome otra vez, antes de que me diera una de sus

hermosas sonrisas. Casi iba dando saltitos a la cocina porque estaba tan feliz. Jake

tenía una tostada, así que hice dos cuencos de mi cereal favorito, uno para mí, uno

para Abby. Los lleve a la sala y le entregué una, antes de dejarme caer en el suelo

junto al sofá.

—Er.... gracias por esto, Ángel, pero no me gusta el Coco Pops —dijo, moviendo su

nariz hacia el recipiente.

Le fruncí el ceño, confundida. Siempre estaba comiendo mi cereal. Cada día tenía

un plato de Coco Pops.

—Claro que sí, te lo comes todos los días —me miró como si hubiera perdido la

cabeza; ¿pensaba que era estúpida o algo así?

Se echó a reír y sacudió la cabeza.

—No, no lo hago. Hago un plato cada día y pretendo comerlo, antes de que

vengas y me lo arrebates —dijo con una sonrisa sexy y ojos divertidos.

—¿Por qué diablos harías un plato y pretender comerlo? ¿Te gusta hacerme

enojar? —le pregunté, molesta.

—No, Ángel. Me gusta hacerte el desayuno —dijo simplemente.

Di un grito ahogado ante la revelación. ¿Los hizo por mí?

—¿Los haces para mí? ¿Todos los días? —pregunté, boca abierta, sorprendida de

que había sido tan dulce y nunca me había dado cuenta. Cada día venía y le hacia

algún comentario desagradable acerca de ella comiendo en mi casa y que dejara en paz mi cereal, ¿y todo este tiempo lo hacía para mí? Por Dios , ¡eso es tan

jodidamente dulce! Se encogió de hombros como si fuera nada. Todo este tiempo

pensé que era una idiota, ¡cuando en realidad estaba siendo amable conmigo! Jake

entró entonces, así que no podía decir nada. Engullí mi desayuno y prácticamente

corrí a mi habitación, tomé mi celular y le envié un mensaje de texto ya que no

podía hablar con ella:

“¡Gracias, eso es muy dulce! Nunca me di cuenta de que hicieras eso. ¡Voy a darte las

gracias adecuadamente más adelante! X” envié. Sonreí para mis adentros y me fui a tomar una ducha.

Cuando salimos del auto de Abby en la escuela, fuimos inundados por la usual

horda de chicas queriendo manosear a Jake y Abby. Rodé mis ojos cuando Jessica

empujó su camino hacia el frente y envolvió sus pequeños, sucios brazos alrededor

de la cintura de mi novia, mirándola con sus ojos ven a la cama.

—Jessica, en serio necesitas alejarte —dijo Abby con severidad, desenvolviéndose

de ella y caminando hacia atrás.

—Abby, nena, ¿qué tal si nos saltamos el primer período y vamos a pasar un buen

rato? —ronroneó ella sugestivamente, frotando su mano hasta su pecho.

¡Oh, Dios mío, estaba tan celosa que me sentía realmente enferma!

Di media vuelta y me alejé tan rápido como pude, sólo queriendo estar lejos de

todo. Después de un minuto pude escuchar a Kate corriendo para alcanzarme, ella

me agarró la mano tirando de mí para detenerme.

—En serio, no estoy de humor —casi gritó, dirigiéndome a ella, pero no era ella,

era a Abby.

—Hey, sólo quería acompañarte a clase —frunció el ceño y me miró con tristeza.

—Oh, claro... er... Lo siento. Pensé que estabas con Jessica, teniendo un poco de

diversión —dije sarcásticamente, avergonzada de haberle gritado.

Negó con la cabeza y se acercó a mí.

—No, no estoy con ella, estoy contigo —dijo dulcemente, sonriéndome, y haciendo

que mi corazón latiera más rápido.

—Claro, sí, lo siento, sólo.... No sé.... —mi voz se apagó, ruborizándome como un

loca.

—Estás celosa —afirmó, al parecer satisfecha de ello. Asentí con la cabeza de mala

gana, en realidad no quería admitirlo—. Bien, he estado esperando para que te

pusieras celosa por los últimos doce años —dijo, sonriendo como una loca.

Me eché a reír.

—¿En serio? Pues aquí lo tienes entonces, finalmente ocurrió —di una patada a mis

zapatos en las piedras; tratando de distraerme de la sensación de celos que todavía

estaba corriendo por mis venas. Supongo que iba a tener que acostumbrarme a

que las chicas estuvieran sobre ella. Era Abby Miller, por el amor de Dios, las chicas

siempre la seguían a todas partes, pidiendo su atención.

—Recuerdas la charla que tuvimos ayer, ¿esa acerca de la confianza? Bueno, eso

funciona en ambos sentidos, sabes. Nunca te haré daño, pero necesitas creer eso

también —puso su dedo debajo de mi barbilla e inclinó mi cabeza hacia arriba,

haciéndome mirarla.

Suspiré, sí bien, supongo que dije eso.

—Confío en ti, sólo es difícil de ver —le contesté, sonriendo, imitando sus palabras

de ayer.

Se echó a reír.

—Sí, bueno, lo que se dice por ahí ahora es que tengo una novia por lo que debe

poner fin a todo este coqueteo —dijo con confianza, cepillando el pelo de mi cara.

—¿Les dijiste a todos que tienes una novia? —pregunté, sorprendida. Bien, wow, tal

vez era más serio de lo que pensé sobre hacer esto funcionar.

—Sí, por supuesto. Tengo una novia. Tengo la más sexy, más bella novia del

mundo, que aún no me da las gracias que me prometió en un texto esta mañana

—sonrió, con su sonrisa coqueta y sentí como un millón de mariposas

revoloteaban en mi estómago.

Me reí y me incliné hacia delante hasta que mi boca estaba casi tocando la suya.

—Todas las cosas buenas vienen a aquellos que esperan —me burlé, guiñándole

un ojo y alejándome.

Gimió y me atrapó con rapidez.

—No crees que doce años sea tiempo suficiente para esperar —preguntó,

fingiendo sorpresa, haciéndome reír.

—Hmmm, no realmente. Creo que voy hacerte esperar un poco más —le lancé un

beso al entrar por la puerta de mi clase de Historia. La oí quejarse, pero cuando

miré hacia atrás estaba sonriendo, mirándome marcharme. A propósito balanceaba

mi trasero, tratando de lucir sexy; debió haber funcionado porque tres chicos de mi

clase de historia silbaron e hicieron un comentario acerca de mi sexy trasero. Puse

los ojos en blanco. ¡Chicos!

No pude hablar con Abby mucho en el almuerzo, nos sentamos en la misma mesa,

pero todo el mundo quería hablar con ella.

—Así que, ¿realmente tienes una novia secreta? —preguntó Tim, uno de sus

amigos, la miraba como si no le creyera en absoluto.

—Sí —confirmó Abby, pareciendo muy orgullosa de ello. Cada vez que me miraba,

me ruborizaba como una loca, y estaba segura de que alguien lo iba notar.

—Ella debe ser una mujer caliente que ha domado a la bestia para sentar cabeza —

sonrió Rick.

Abby se rió, sus ojos se posaron en mí por una fracción de segundo.

—Ella es la cosa viva más sexy —dijo con confianza.

—¿En serio? ¿Es buena follando? —preguntó Rick, recogiendo su emparedado.

—Oye, en serio, no voy a contestar eso de mi chica —dijo Abby con una

sonrisa.

—Apuesto a que podría sacarla del agua —coqueteó Rochelle, pasando la mano

por su brazo.

Se echó a reír.

—Sabes qué, no tendrías ninguna posibilidad. Mi chica es increíblemente hermosa,

tanto por dentro como por fuera —Abby se encogió de hombros, tirando de su

brazo a distancia, con una sonrisa. Todas las chicas en la mesa hicieron aww y ahh.

Sonreí y trate de comer mi almuerzo. Podía sentir los ojos de Kate en mí, para que

la mirara, ella me sonreía de oreja a oreja. Puse los ojos en blanco, riendo entre

dientes.

—No ha dormido con ella, ella no cree en el sexo antes del matrimonio —terció

Jake, sonriendo. Me tragué una risa. ¿Le había realmente creído Jake cuando le dijo

eso esta mañana? Todos jadearon y miraron a Abby, quien estaba sonriendo como

loca.

—¡No me digas! ¿No te has acostado con ella? —preguntó Rick escéptico.

—No, no lo he hecho, pero eso en realidad no es de su incumbencia, chicos —Abby sacudió su cabeza, sonriendo—. Me tengo que ir.—se encogió de hombros, poniéndose de pie. La

mitad de sus amigos también se levantaron, después a seguirla.

Tan pronto como se marcharon, todas las chicas empezaron a planear y conspirar.

Querían saber quién era la chica secreta, y no se detendrían ante nada para

descubrirlo, a continuación, cada una de ellas sacó veinte dólares y los puso en el

centro de la mesa. Las miré, confundida.

—Entonces, la próxima chica que se acueste con ella, se lleva la apuesta —dijo

Jessica, con una sonrisa.

Di un grito ahogado.

—¿En serio? Acaba de decir que tiene una novia y no está interesada, ¿y están

apostando a quién va a dormir ahora? ¿Qué pasa si su novia es la próxima en

dormir con ella? —pregunté, sorprendida. ¡No podía creer que estas chicas

estuvieran apostando por tener sexo con alguien! ¡Es una competición maldita sea!

—Bueno si ella pone su dinero, entonces va a ganar, pero obviamente ella no le

esta dando lo que ella necesita. Se alejará con el tiempo. La próxima en engancharla gana, pero te garantizo que no será su novia. Ella no puede esperar. Sin sexo antes del matrimonio. ¡Sí, claro! Es de Abby Miller de quien estamos hablando —rodó sus ojos riendo. Era obvio que ella tenía muy claro que ganaría.

Entonces tuve una idea, saque uno de veinte y lo puse en su montón.

—La próxima en engancharla, ¿no? —pregunté, apenas siendo capaz de contener

mi sonrisa.

—Sí ¡Claro! Como si tuvieras una oportunidad, emo —me soltó Jessica,

desagradablemente.

—Entonces, ¿qué obtiene el ganador? —pregunté emocionada, ignorando su burla.

Contó el dinero que había en el montón.

—Bien, hay doscientos cuarenta dólares ahora mismo, pero una vez que la gente se

entere… bueno, no lo sé… la última vez que hicimos esto fue por Chris. Tuvimos

seiscientos veinte, pero Abby es más caliente, y por su aspecto de intocable, bueno,

por ahora de todos modos —Jessica se rió, doblando el dinero y poniéndoselo en

su bolsillo, apuntando los nombres en un trozo de papel. Me reí, wow, esto iba a

ser dinero fácil. Kate se reía como una loca.

—¿Van a entrar también? —preguntó Jessica a Kate y a Sarah, cortésmente.

—No, yo no. No tengo ninguna oportunidad —Kate se encogió de hombros, aun

riendo.

Sarah le pasó a Jessica su dinero.

—Estoy dentro. Quien podría decir que no a la oportunidad de ganar todo ese

dinero y de dormir con Abby Miller —dijo Sarah, de manera soñadora. Cogí a mis

dos amigas por el brazo y las arrastré fuera de la sala del almuerzo hacia nuestra

siguiente clase.

Tuve que pasar el rato por los alrededores después de la escuela,

y esperé en el coche de Abby y a Jake.  Sarah se acercó cuando estaba allí.

—Hola chica —gorgoreó, saltando de arriba a abajo con emoción.

—Hola Sara, ¿qué pasa contigo? No has estado inhalando esas hierbas otra vez

¿verdad? —bromeé. Era una broma recurrente, Sarah había comprado algunas

“hierbas” de un amigo suyo y las encendió en su habitación para limpiar su aura o

algo. Terminó siendo marihuana y se colocó, corriendo calle abajo medio desnuda

mientras llamaba a todo el mundo por su teléfono para que vinieran a ver el

desfile. Nunca lo superó.

—¡Ja, ja! No, solo que acabo de hablar con Ashley y me ha dicho que la apuesta

por el culo de Abby llega a ¡1860 dólares! ¿Puedes creerlo? Así que, voy a intentarlo cuando salga de clase —dijo, saltando en el sitio y mirando alrededor,

buscándola.

Casi me ahogo, ¡1860! ¿Era una broma? ¡Santa mierda! Eso significaba que más de

noventa chicas estaban rogándole a mi novia para tener sexo, ofreciéndose en

bandeja y yo estaba asustada de que me tocara. Quizás esto no iba a ser tan

divertido como pensé en un principio.

Sobre unos cinco minutos después  salieron.

—Hola Abby, wow, hueles bien —ronroneó Sarah seductoramente, mientras se

inclinaba hacia ella.

Miró hacia ella, con una expresión de horror en su rostro. Mordí mi labio, fuerte, así

no me reiría.

—Hola, Sarah. Escucha, quizás no te hayas enterado de que tengo novia así que…

—se retiró encogiéndose de hombros.

—Eso esta bien, no me importa compartir —ronroneó Sarah, poniendo una mano

sobre su brazo para hacer que se parara delante de ella.

Parecía un poco enfadada.

—Sarah, en serio no estoy interesada, vale —movió su mano y entró en el auto,

frunciendo el ceño.

Sonreí en modo disculpa hacia Sarah, por que parecía un poco derrotada.

—Ahí van veinte dólares que no volveré a ver —apuntó.

Reí.

—Hey, cuando gané te devolveré los veinte —le giñé un ojo, haciéndola reír

cuando me subía al coche.

Hoy era uno de los días que Jake trabajaba, así que Abby siempre lo dejaba en el

gimnasio, donde trabajaba de lunes a miércoles por la tarde. Luego Abby normalmente me llevaba a casa.

—Mierda. Creo que he sido golpeada más veces hoy que en toda mi vida.

¿De que demonios se trata? Le digo a la gente que tengo novia, y toda la tarde la

gente ha estado rogándome para foll… —paró abruptamente de hablar,

mirándome por el espejo como si hubiera dicho demasiado. Me reí. Bendícela, ¡no

tenia ni idea de que un centenar de chicas cachondas estaban intentando dormir

con ella por una apuesta!—. ¿Qué es tan gracioso, Ángel? —me preguntó, elevando sus cejas hacia mí por el espejo.

—¿Quieres saber porque tuviste atención extra hoy? —pregunté, riéndome.

—Sí —contestó, viéndose un poco aprensiva.

Jake se giró para mirarme desde delante. Sonreí.

—Bueno, hay una apuesta corriendo entre las chicas para ver quien se puede

acostar contigo, la primera que lo consiga, gana el bote. Es bastante dinero —

declaré, aun sonriendo. Jake estalló en risas, y Abby casi desvía el coche al otro

carril por que estaba muy sorprendida.

—¿Están haciendo qué? ¿No saben que tengo novia? —gritó, obviamente muy

enfadada. Su indignación parecía hacer reír más a Jake.

Asentí.

—Sí, por eso lo están haciendo. No les gusta la idea de que estés atada, viendo

que tú eres tan jugadora, quieren ser las próximas en dormir contigo —me encogí

de hombros con desdén, fingiendo que no era gran cosa cuando realmente estaba

preocupada. ¿Cuánto tiempo iba a ser capaz de resistir toda esa atención?

—¿De cuanto es el bote? —preguntó Jake, con diversión.

—De más de mil ochocientos dólares —reí. Abby casi nos saca de la carretera otra

vez y la boca de Jake cayó abierta. Miró hacia Abby con los ojos llenos de orgullo.

—Sí, veinte dólares cada una. Así que eso hace unas noventa chicas queriendo ser las siguientes en follar contigo, Abby —sonreí hacia ella por el espejo. Parecía

horrorizada, y honestamente, un poco asustada.

—¡Santa mierda! —ya sabes, simplemente puedes elegir a una, ¡tirártela y

dividir el dinero! —dijo Jake, emocionado. Abby le dio la mirada más sucia del

mundo, como si él hubiera sugerido que le arrancara la piel a un cachorro o algo.

Jake levantó las manos disculpándose—. Estoy bromeando. Jesús. ¡Es una broma!

—dijo rápidamente, pero podía ver por su rostro que iba completamente en serio.

—¡Así que eso es por lo que Sarah se me abalanzó fuera del auto! ¿Quién

demonios esta con esto, Ángel? —preguntó Abby, sonando realmente enfadada.

—Bueno, Jessica lo esta arreglando. Todo el equipo de porristas, la mayoría de las

Seniors, yo, Ashley, Nadine —contesté, nombrando a la gente que sabía, pero Abby

me cortó.

—¿Tú? —preguntó, con los ojos muy abiertos.

Asentí, riéndome.

—Bueno sí, mil ochocientos dólares es mucho dinero. Eso si, solo habían doscientos cuarenta cuando entré, pero aun así, me gusta jugar —bromeé, dándole

una sonrisa sexy por el espejo.

Jake parecía que iba a explotar.

—¿Tú? ¡De ninguna jodida manera! ¿Qué mierda estabas pensando? —me gritó,

haciéndome estremecer. Odiaba ver a Jake enfadado.

—Jake, es mucho dinero simplemente pensé, ya sabes, sería divertido. Nunca se

sabe. Podría perder mi virginidad con la famosa Abby Miller —bromeé, moviendo

las cejas hacia ella.

Jake comenzó a reírse, parecía aliviado; obviamente pensó que estaba bromeando.

Sonreí y miré por la ventana; no era buena mintiendo, si me preguntaba si estaba

bromeando tendría que decirle la verdad.

—Jesús, Ambs, ¡me asustaste! Creí que ibas en serio —rió Jake, golpeando el

hombro de Abby, orgulloso—. Mil ochocientos dólares es asombroso, Abby. Me

pregunto a cuantas chicas te podrás tirar en una noche, si ellas se creen que es

para ganar la apuesta.

Jadeé. ¡Oh mierda! Genial Jake, pon eso en su cabeza, ¡estoy segura que es lo que

necesita oír ya que su novia no quiere hacerlo!

—¡Maldición Jake! Tengo novia —gritó Abby, sonando un poco desesperada.

—Sí, lo sé, pero vamos, las chicas van a estar desesperadas por ganar, te apuesto a

que puedes conseguir lo que sea —Jake sonrió, moviendo sus cejas.

—Jake, para. No quiero a nadie más, estoy loca por mi chica. No lo voy a joder con ella —empezó Abby, orgullosa. Me sonrió por el espejo y mi respiración

comenzó a disminuir mientras mi pánico descendía. Confianza. Necesitaba confiar

en ella y parar de asumir siempre lo peor.

Dejamos a Jake en el gimnasio y Abby nos llevó a casa.

—¿Apostaste veinte dólares a que serías la siguiente en dormir conmigo? —

preguntó, sonriendo hacia mí, engreída.

—Exactamente no, la apuesta es sobre la siguiente en cazarte —me encogí de

hombros, riendo.

Rió y cogió mi mano mientras conducía.

—No puedo creer que esto esté pasando. Pensé que una vez la gente supiera que

no estaba interesada, me dejarían en paz, ¡no que tendría más chicas detrás de mí!

De verdad lo siento —frunció el ceño y me besó el dorso de la mano suavemente.

—No te preocupes, no es tu culpa. Supongo que toda esa cosa de la confianza va a

ser muy necesaria a partir de ahora, ¿eh? —bromeé, haciendo una media sonrisa,

fingiendo no estar preocupada por todas las chicas que querían echarse encima de

ella en un futuro inmediato.

Llegamos a mi casa y aparcó en su entrada.

—¿Eh, quieres entrar? Podemos decirles a mis padres que estamos juntas. Les dije

que tengo novia y mi madre casi se muere. Te lo juro —dijo, asintiendo hacia su

casa con expresión esperanzadora.

—Wow. ¿Todo eso de conocer a los padres ya? —bromeé, fingiendo estar

asustada—. Digo: ¿Qué si no les gusto? —pregunté, rodeando su cintura con mis

brazos y apoyando mi cabeza en su pecho, fingiendo horror. Rió y también lo hice.

La idea de que a los padres de Abby no les gustara era seriamente graciosa. Ellos ya piensan en mí como una hija. Abby era hija única por que su madre tuvo algunos problemas cuando ella nació, lo que la hizo incapaz de tener más niños, así que me amaba y siempre decía que Jake y yo éramos parte de su familia. Los amaba también; eran unas personas geniales, amables, divertidas y reflexivas. Exactamente como Abby, aunque me tomó mucho tiempo ver más allá de su bravuconería.