La chica que me salvó y se aprovechó

Que rico suenas y que caliente estás aquí abajo. Me sentía increíblemente húmeda, no imaginaba que una chica podía ponerme así. Desabrochó mi short y metió su mano por dentro separó mis labios y...

Un día de finales de agosto me hacía un perfil en una de estas páginas de citas, hacía meses que había terminado con mi novio y quería volver a salir con alguien. Para describirme un poco tengo 26 años, soy morena, mido 1,70 mts, delgada, peso 58 kgs, tengo unas bonitas tetas y un buen culo, motivo por el cual siempre me ha ido muy bien con los hombres.

A las dos horas de subir mi perfil me escribe un chico, con el cual hablé hasta la madrugada, tuvimos buena química y quedamos a las 6 pm en un local para el día siguiente.

A la mañana siguiente me despierto, corro a arreglarme para llegar a tiempo al trabajo, ese día saldría al mediodía, así que luego de una jornada laboral algo aburrida, llego a mi casa para bañarme y ponerme linda. Escojo unos shorts de jeans cortos y una blusa blanca aprovechando el clima cálido que hace.

Llegué al local una hora antes de lo pautado, quería tomarme algo para relajarme, en estos escenario siempre me pongo algo nerviosa. Me busco una mesa alejada donde pueda ver la entrada para notar cuando llegue mi cita y tomo asiento. A los pocos minutos un chico se me acerca para intentar ligar cosa que trato de cortar inmediatamente pero él no se rinde.

En eso entra una chica guapa, alta, con falda corta de cuero negra, una blusa de tirantes y botas negras, todos los hombres e incluso las mujeres voltean a verla, pero ella no les hace caso y se sienta en la barra, pide una cerveza y empieza a beberla. Luego de un momento cruzamos miradas y al ver mi cara de incomodidad se acerca.

  • Hola tía no había notado que estabas aquí, ¿Por qué no me hablaste? Vente vamos a aquella mesa sabes que me gustan más de ese lado- Y sin esperar respuesta tomó mi mano y me llevó al lugar que había señalado.

-Gracias- digo con una sonrisa de alivio.

-Algunos hombres son unos babosos que no aceptan un no por respuesta.

  • Te invito un trago- le dije para agradecerle que me haya salvado del mal rato, además me quedaba todavía un tiempo hasta que llegara el chico. Ella aceptó y se presentó.

  • Soy Alana y encantada acepto tu trago.

  • Me llamo Mary- respondo mientras llamo al camarero para que nos traiga dos tragos.

Hablamos un buen rato, tenía 30 años trabajaba en una empresa de marketing, estaba soltera, y como eso intercambiamos muchos datos. Suena mi teléfono y me llega un mensaje de mi cita diciendo que no iba a poder llegar porque tendría que quedarse en el trabajo solucionando unos problemas que surgieron. Pero como la conversación con Alana iba tan bien, decidí quedarme y seguir hablando.

Ya íbamos terminando el tercer trago juntas, me sentía ya un poco achispada cuando noto que Alana coloca su mano en mi muslo, me pareció extraño pero no le di importancia, al ratito empezó a acariciarme lento, en ese momento nuestras miradas se cruzaron y la mantuvimos, yo sonreí un poco apenada y me ruboricé, ella apretó un poco su mano y luego siguió con su caricia, iba subiendo cada vez un poco más, me estaba poniendo nerviosa al mismo tiempo que un poco caliente, mi experiencia con chicas no iban más allá que uno que otro pico con alguna amiga.

No sabía si eran los tragos, el ambiente, la conversación o ella, creo que era ella su voz, su mirada, su sonrisa, toda ella era sensualidad, la mesa en la que estábamos estaba al final del local así que nadie notaba nada, dejé que siguiera con sus caricias.

-Me imagino que te han dicho que eres muy linda ¿no?- dijo esto mientras su mano ya llegaba hasta el inicio de mi muslo.

-Pues sí- contesté- pero no una chica.

Movió un poco más la mano hacia el interior del muslo y yo abrí mis piernas para facilitarle el recorrido. Puso su mano sobre el shorts abarcando toda mi vulva y apretó, fue inevitable soltar un gemido, el cual traté de acallar.

  • Que rico suenas y que caliente estás aquí abajo.

Me sentía increíblemente húmeda, no imaginaba que una chica podía ponerme así. Desabrochó mi short y metió su mano por dentro separó mis labios y metió un dedo el cual empezó a mover para luego incorporar el otro, no me tocaba el clítoris directamente sino un poco más abajo.

  • Que deliciosamente mojada estás.

Me estaba volviendo loca, me recliné sobre la mesa para que las personas no vieran mi cara y empecé a mover mis caderas para restregarle mi chocha en su mano, en pocos minutos hizo que me corriera de manera increíble. Sin darme mucho tiempo a recuperarme me dijo:

  • Vivo a un par de manzanas ¿Vienes a mi piso? Tengo cómo preparar unos tragos idénticos a estos.

Le dije que sí sin pensarlo. Pagamos la cuenta entre ambas luego de terminar el cuarto trago y empezamos a caminar hasta su apartamento, ya eran las 8 pm. Me tomó de la mano y me llevó a través de las calles.

Al llegar a su piso me dijo que me sintiera como en casa y me prestó el aseo para refrescarme un poco. Las bragas las llevaba húmeda de mis jugos así que decidí quitarmelas.

Al salir tenía los tragos preparados y luego de hablar un poco más de cosas triviales, me quita el vaso de las manos y me empieza a besar. Besa delicioso, su lengua es hábil y recorre mis labios, juega un poco con mi lengua y luego la introduce completamente. Mientras el beso se hace cada vez más caliente ella posa su mano derecha en mis tetas y la izquierda en mi culo, los aprieta suaves mientras va bajando hasta mi cuello, me saca los senos sin quitarme la camisa y empieza a lamer mis pezones. Le da pequeñas mordiditas que envían descarga de placer hasta mi entrepierna, que ya está chorreando de nuevo.

Nos seguimos besando y nos desnudamos, decide subirme en el mesón y se mete entre mis piernas empieza a besarme las tetas pero luego va bajando me besa el abdomen, mete su lengua en mi ombligo y muerde un poquito, separa mis muslos y empieza a besar en su parte interna hasta llegar a mi vulva, permanece a un centímetro de ella y huele.

-Vamos a ver si sabes tan rico a como hueles preciosa.

Su lengua recorre toda mi raja hasta mi ano y de vuelta a arriba, chupa mis labios menores y me empieza a hacer el mejor sexo oral que he tenido en mi vida, pasa su lengua por la entrada de mi vagina y la penetra con ella juega allí y ya estoy a mil a punto de explotar, ella lo presiente por lo que mete dos dedos en mi vagina los cuales pasan sin problemas por mis jugos. Empieza a moverlos y traza círculos con su lengua alrededor de mi clítoris.

  • Me vengooo- gritó mientras le tomó el pelo y la atraigo aún más a mi vagina, exploto y ella sorbe todo mis jugos. El placer recorre todo mi cuerpo, mis piernas están flojas ella se acerca y me besa de forma caliente, sabe a mí y eso empieza a calentarme nuevamente.

  • Definitivamente sabes divino, ven- Me lleva a su cuarto y me tumba en la cama, me pone de espalda- Ya vengo- dice y sale del cuarto.

Me quedo sola pensando en lo que acaba de pasar, una chica me ha hecho venirme dos veces en corto tiempo, no lo entiendo del todo porque según yo soy 100% hetero. Escucho que se acerca y dice.

  • Por lo que me dijiste nunca habías estado con una chica, así que traje esto- Levanta la mano y me muestra un dildo de considerable tamaño.

-Está perfecto.

-¿No te molesta si te ato? -Dice mientras toma mi muñeca derecha y la empieza atar a la cama, en la misma posición en la que estoy, de espalda, además coloca unos almohadones debajo de mi pelvis así que mi culo queda en pompa.

-Desde que te vi quería tenerte así, a mi disposición- Esto lo dijo con un tono de voz diferente, trato de voltear y me da un azote en el culo con una fusta- No voltees perra y haz lo que te digo.

El azote me quedó doliendo, pero aún me dolía más mi ego, ¿Qué estaba pasando? ¿En qué me había metido?

Zaz! Me dió otro azote.

-Contesta cuando te hable

Yo estaba alucinando. Zas! Otro ya me estaba doliendo en serio.

-¿Qué haces? Déjame!! Desatame!!

Zas! Zas! Zas! Tres azotes seguido, mis nalgas ardían, traté de moverme y me dió unos más, así que cedí.

-Está bien- Me dió algunos más, las tenía rojas y calientes pero por alguna razón empecé a mojarme, al notarlo, se rió y dijo

-Sabía que ibas a reaccionar así, se nota que te gusta lo duro y que te domine. Me colocó una pinza en cada labio y abrió mi concha, dió unos azotes directos ahí que me hicieron temblar del placer, era increíble lo que podía ocasionar el dolor y el placer.

Empezó a restregarme el dildo, lo pasaba por toda mi concha, estaba empapada y lo llevaba hasta mi ano, dónde presionaba, yo trataba de moverme cuando eso pasaba, pero me daba azotes ahora aparte de mis nalgas también lo hacía en mis muslos y espalda. No sé cómo pero me hizo venir, mis jugos se deslizaban por mis muslos.

-Que rico te vienes perra- empezó a recoger mis jugos con la lengua. En eso me empezó a empujar el dildo por el culo, me estaba doliendo, grite pero ella no paró.

  • Aguanta putita- Lo dejó adentro y espero que me acostumbrara, me ardía todo el cuerpo y el ano.

Empezó a moverlo mientras me metía los dedos, me temblaban las piernas, me iba a hacer venir de nuevo, pero paró para amarrarme como un especie de cinturón que me quedó ajustado, ella unió el dildo a su arnés y me empezó a coger duro por mi culo, mientras me azotaba yo gritaba de placer y algo de dolor.

  • Dios que ricooooo, dame maaas, durooooo- empezó a moverse endemoniadamente- No pares que me vengo- En ese momento empezó a apretar el cinturón que me había puesto, cada vez apretaba más, dioos nunca me habían hecho algo así pero se sentía divino, explote en un rico orgasmo que me recorrió toda y provocó temblores en mi cuerpo.

Estaba agotada de puro placer. Me desató y me volteó. Traté de sentarme pero no podía.

-Quedate acostada ¿Tú crees que terminé contigo?- Me paralicé, pensé que ya había terminado todo. Tenía toda la cama bañada con mis jugos, me abrió de piernas y empezó a chupar mis líquidos, lo acumuló, se paró, me tomó de los cachetes y al no entender me dió una bofetada fuerte, me quejé y en eso metió su mano en la boca la abrí y escupió parte de saliva y de mis jugos. Eso me volvió a calentar pero sentía que ya no podía.

Quitó las pinzas de mis labios y las puso en mis pezones, dolía pero lo soporté. Me penetro duro por la vagina con el dildo, y agarró de nuevo la fusta y empezó a azotarme en las tetas. Empecé a gritar de nuevo no creía pero me venía, dejó que lo hiciera mientras me pegaba cada vez más fuerte en mi tetas.

Al terminar, se quitó el arnés y subió hasta ponerme su concha en mi cara me obligó a chupársela, sus jugos no sabían mal, pero no estaba acostumbrada al sabor de concha, ella se movía, estuvo un rato así, casi no me dejaba respirar.

-Chupa perrita cómetela toda que me vas a hacer venir- En un rato más empezó a temblar y me acabó en la cara con un squirt, no lo esperaba, me bañó completa, trague de sus jugos.

Al terminar se paró y se fue al baño. No me podía mover, me dormí con todos sus jugos en mi de lo cansada que estaba, pero había disfrutado como nunca en la vida.