La chica exhibida (2)

Continúa la exhibición de nuestra joven protagonista por su edificio, con más de una sorpresa...

Saliendo de mis pensamientos atroces y de mi alocada mente, pensé en realizar alguna otra de mis maliciosas fantasías eróticas, para que Tere, más dispuesta que nunca para hacer lo que se le dijera, pudiera realizar.

  • Oye Tere.
  • Sí dime.
  • Acabo de recibir otro mail, le he enviado el video de la escalera y le ha encantado, dice que con un par de cosas más olvidará las fotos del móvil.
  • Qué bien- respondió con cara de alivio- así luego podré seguir jugando contigo sin más apuros de pensar que sólo seremos tu y yo.
  • Efectivamente- le dije mientras le tocaba un pecho reluciente gracias al sol que pegaba de forma inclemente en la terraza de su edificio.
  • ¿ Y bien? ¿ qué quiere que haga ahora ese tipo?
  • Según me ha dicho le encanta ver a las mujeres orinar, quiere que mees y que lo grabe en video.
  • Qué guarro... ¿ para qué querrá eso?
  • Ni idea, pero en fin, ponte al tema y así vamos bajando que hace mucha calor ya.
  • Y tanto, creo que me estoy quemando por todo, debemos estar a más de 30 grados y no puedo dar un paso sin quemarme la planta de los pies, ¡todo arde!

Y se disponía a agacharse para que la filmase orinando, cuando la interrumpí, obviamente no sería tan sencillo ni tan poco morboso.

  • Oye, que dice que lo hagas de alguna forma original...
  • ¿Cómo entonces?
  • Por ejemplo, súbete encima de la pared que da a la calle, ábrete de piernas y orina...
  • ¡¿Qué dices Rafa?! ¡Pero si me verá todo el mundo mear desde arriba del todo de mi edificio!
  • Ya, ¿y qué? Me gusta la idea de que estés abierta de piernas meando desde aquí y ver como el chorro cae abajo en medio de los posibles coches que puedan estar pasando o de los peatones que se llevarán una grata sorpresa al ver que lo que les ha caído encima no es agua...
  • Mira que también eres un cerdo..., pero bueno, lo hago por ti, no para ese loco del mail.
  • Perfecto, yo te ayudo a subir, con cuidado no vayas a caerte desnuda hacia abajo ¡eh!
  • ¡Qué gracioso!- se mofó mientras se colocaba encima de la pared y se concentraba.
  • Caramba, están pasando un par de coches abajo, la cosa promete jeje
  • Lo cierto es que tenía muchas ganas de ir al baño, pero por la excitación que llevaba encima no he ni tenido oportunidad de bajar hasta mi piso...
  • Una cosa- le interrumpí- no acabes del todo, sé que costará pero orina sólo hasta que yo te diga basta, tengo otra cosa pensada para después...
  • Buf, lo intentaré pero una vez empiezo no paro y tengo muchas ganas... pero vale.

Preparé el móvil y empecé a grabar un video, enfocando la calle donde unos coches pasaban tranquilamente, donde unas personas entraban y salían de las casas y edificios, y luego la enfoqué a ella, Teresa, bien sujeta encima de la pared de la terraza de su edificio, totalmente desnuda, sin zapatillas ni calcetines ni nada, con las piernas abiertas, mirándome y poniendo una sonrisa morbosa que me encantó, para poco después empezar su tarea y poco a poco orinando con más potencia hasta que el chorro llegó a impactar en el asfalto, yo lo filmaba como director de cine porno experto, con más ilusión que calidad, la enfocaba a ella, hacía zoom en su sexo desde donde se veía salir su chorro de orina, y seguía su camino con la cámara hasta ver como se acababa estrellando contra el suelo, si alguien de los pisos del edificio miraba desde su ventana, se debería de estar pensando que alguien con una manguera estaba regando el suelo, este pensamiento me hizo reir a la par que excitarme.

Al filmar hacia abajo vi que un coche había recibido de lleno el impacto de su orina y poco después vi como unos chicos recibieron de rebote parte del chorro desviado por un repentino golpe de aire.

Cuando le iba a decir que parase, vi que estaba a punto de pasar un motorista que iba de lleno hacia la parte final del chorro de Tere, con lo que grabé con el máximo zoom posible el paso del motorista por debajo, su empapada monumental y su posterior frenada, llevaba un casco negro con visera tintada, al pararse estupefacto comenzó a mirar arriba y se fijó en Tere, desnuda y abierta de piernas meando en todo lo alto de su edificio.

Rápido como el rayo, le cogi por los pechos que es lo primero a lo que tuve agarre, y la tiré hacia dentro de la terraza, y le dije que parase de orinar, haciendo un tremendo esfuerzo por su parte para conseguirlo, y volví a filmar la calle, observando que el motorista se había quitado el casco e investigaba con rigor nuestro edificio... ¿ habría visto con el casco puesto a Teresa? ¿O se habría imaginado ver una chica desnuda meando desde un edificio?

Sea como sea, la cara del motorista no tenía precio, y además en medio de la calle y encima de los coches y los toldos de la tienda de abajo se veía todo mojado, era sin duda uno de los mejores videos que nunca jamás había grabado en mi vida.

  • ¿Crees que me habrá visto alguien?
  • Pues sí, media calle, los coches, los de las motos y un par de niños que han recibido tu impacto de orina jejejeje- respondí divertido e intentando provocarla para ver su reacción.
  • Y encima te parece gracioso... si alguien me ha reconocido estaré acabada socialmente, ¿qué van a decirle a mi padre? Oiga su hija es una exhibicionista que se pasea por el edificio desnuda y se mea en todo lo que pasa en la calle... además si alguno de mis amigos me hubiese visto... no sé cómo reaccionaría yo.
  • Bueno, esto no me cuadra, hace nada estabas dispuesta a hacer lo que quisiera y ¿ahora ya tienes dilemas morales?

Cuando acabé de decirle estas palabras me acerqué, Tere seguía en medio de la terraza, que ardía, cambiando de un pié a otro para no quemarse, con gotas de orina por todo y con gran parte de sus piernas aún mojadas, alargué el brazo y con la mano le empecé a tocar su húmedo coño, lleno aún de mi corrida anterior, de su flujo y de orina, era como tocar una esponja totalmente empapada, cuando le comencé a masajear con mi dedo, cambió su rostro de preocupación a excitación y a humillación consentida.

  • Tienes razón... perdona.
  • No pasa nada, entiendo tus dudas, por eso te lo preguntaré una última vez, ¿ quieres seguir con el juego una vez que hayamos acabado con las locuras del tío del mail?, no quiero que sufras, ni que lo pases mal, es decir, siendo sinceros me encantaría exhibirte por todo el mundo, delante de todos, conocidos y no conocidos, ir por todos los lugares, yendo por las calles de tu pueblo o por otros pueblos o por la capital, me gustaría dominarte y humillarte, exhibirte a mi antojo, es mi ilusión y estoy seguro que si lo de antes te ha gustado, lo que te voy a pedir que hagas a partir de hoy te va a encantar, tú decides, pero no quiero que vuelvas a dudar, me da igual si cuando te pido que hagas algo lo haces delante de gente conocida, como si es tu primo, como si es en medio de la calle de tu instituto o si es en medio del Carrefour, lo que digan todos los demás no te importa, sólo te importará que me satisfagas a mí, y si estoy satisfecho, tú, Tere de mi corazón serás el ser más excitado del mundo.

Ella me miró a los ojos mientras seguía jugando con su coño, me cogió mi mano y me metió aún más el dedo en su interior, acercó su cara a mí con una expresión de morbosidad absoluta y me dijo:

  • Quiero disfrutar contigo.
  • Perfecto.
  • Haré lo que me pidas siempre jamás, quiero que me hagas el amor como antes, quiero notar todas las sensaciones sexuales que hoy he notado y que nunca en mis 18 años de edad había ni siquiera podido imaginar.
  • Así seráa.
  • Pero puedes entender que quizás en determinados momentos dudaré, pero lo acabaré haciendo por ti, y también por mi, para satisfacerte, aunque me tenga que humillar delante de cualquiera en cualquier lugar, pero no te enfades si en según qué momentos dudo o te pregunto algunas cosas, es mi forma de ser, siempre he sido muy mandona, siempre hago lo que quiero y ahora el recibir órdenes se me hace algo raro, pero no te lo tomes mal, de ti aceptaré cualquier cosa que salga de tu boca.

Y viendo su total entrega en las palabras que me había dicho, sabía que todo era cierto, a partir de ese momento y hasta el fin de su vida, Tere sería mía, haría con ella lo que se me antojara, mis perversiones más íntimas y mis más brutales fantasías que mis 26 años me habían permitido obtener.

Al tenerla al lado, desnuda, con su apenas 1.60 de estatura y sus 52 kilos de peso, siendo yo un tiparraco de 1.85 y 95 kilos de peso, su imagen resultaba aún más humillante, más dominada, y su cara reflejaba total dependencia de mis decisiones y órdenes. Con su media melena morena ondeando con el poco viento que hacía.

  • Mira, aparte de tus padres o abuelos, el resto del mundo podría verte desnuda si fuese por mi.
  • Vale, como me digas...
  • Bueno, me refería a que si por casualidad a tus padres les llegan a los oídos algo de tus desnudos, o demás, la respuesta será simplemente que para nada, que no eras tú, si por fuerzas mayores la obviedad es demasiado grande, no les gustará la respuesta, pero que es para teatro, exposición de desnudos, que es una asignatura de libre configuración que has pillado en tu primer año de universidad porque te encanta el teatro y el cine, y un trabajo anual consiste en perder la vergüenza del desnudo, y posar en diferentes lugares, puede que no les guste la idea pero la excusa es perfecta porque es cosa de universidad y que con tu cuerpo, tú puedes hacer lo que quieras.
  • Bien pensado, gracias Rafa, te... te quiero.
  • Venga no digas tonterías, no sé qué diría Juan de ésto jeje, aún sigue siendo tu novio.
  • No, le tengo cariño pero no le quiero, además ahora voy a cortar con él.
  • Ni se te ocurra, quiero que en la mayor medida posible, tu vida siga igual, yo te diré qué vas a hacer con él, pero de cortar nada.
  • Pero, pero, ¡yo te quiero a ti!
  • Bueno, pero también está el problema que yo salgo con tu hermana y sí la quiero, aunque si te he de ser sincero, llevo también tiempo enamorado de ti, no sé si es buen momento para admitirlo...
  • Rafa, no me dejes nunca, seguiré con Juan, y aguantaré el verte con mi hermana, pero no me dejes nunca.
  • No te preocupes pequeña, te tengo muchas cosas pensadas, no te voy a dejar ahora que eres sólo mía.

Y nos besamos con pasión mientras le seguía metiendo más y más el dedo y con la otra mano le sobaba el culo, estirando sus amplias nalgas, pese a ser una chica pequeñita y no estar gorda, tenía unas buenas curvas y un culo de escándalo, su talla 95 de pecho acababa de ser perfecta, cierto que le sobraba un poco de caderas, pero mejor que mejor, no quería una modelo, quería una esclava exhibicionista que no fuese perfecta del todo para poder humillarla así más delante de otros.

Gracias a dios que se ha acabado este diálogo, pensé, ya parecía de novela romántica tanto te quiero, tanto amor... se me había abierto de nuevo el apetito morboso y tenía que saciarlo.

Al acabar de besarnos ya tenía pensado otro juego interesante. Hice como si mirar el móvil y los mails.

  • Oye Tere.
  • Sí Rafa,.
  • Acabo de recibir un mail que dice que está todo satisfecho, que no sabrás nunca de él pero que tendrás que convivir con el hecho que alguien cercano a ti te ha visto desnuda haciendo guarrerías por tu edificio, y que eres libre.
  • No, no soy libre, no me importa ya él, soy tuya, te pertenezco.
  • ¡Ésa es la Tere que me tiene encandilado!
  • Bueno, ¿bajamos ya? No puedo más las plantas de los pies me están matando, me muero de calor.
  • Por supuesto, vámonos, tendrás que volver a tu piso desnuda claro...
  • Ya lo había supuesto, voy a bajar de prisa para evitar encontronazos con vecinos.
  • Para nada, ahora que hemos terminado con el tío ese, me toca a mi elegir, vas a bajar muy poco a poco, y si mal no recuerdo aún tienes que tener ganas de orinar.
  • Pues sí, muchas, me he quedado a medias y me duele ya...
  • Pues vas a bajar las escaleras, poco a poco y meando por todo.
  • ¿Cómo?
  • Lo que has oído, baja hacia tu piso sin demasiada rapidez y ves caminando mientras meas.
  • Pero, se oirá el chorro al caer, voy a dejar todas las escaleras perdidas...
  • Es la intención, es lo más morboso que se me ha ocurrido ahora, dale.

Y pese a las reticencias iniciales, abrí la puerta de la terraza y entré en el edificio seguido de Tere, quien se tocaba el estómago para tranquilizarse y poder empezar su obra.

Por mi parte iba a grabar otro video, no me iba a perder semejante espectáculo.

  • Intenta no patinar cuando pises tu orina...
  • Lo sé, me agarraré a la barandilla.

Acto seguido, el silencio de las escaleras se rompió ante el estallido sonoro del chorro de orina de Tere al estamparse con fuerza encima de los escalones, que uno tras otro iba bajando con su consecuente derrame de líquido por los lados hacia pisos inferiores.

La imagen era digna de cualquier sueño o fantasía que tuviese en mi cerebro, Tere bajaba desnuda las escaleras de su casa, bajaba meando, se le veía el chorro caer en medio de sus piernas mientras seguía ganando terreno para llegar al primer piso, su objetivo a poder ser sin encontrarse a nadie.

El ruido del chorro lo llenaba todo, el repiqueteo de las gotas encima de los escalones y más tarde hacia el rellano de la entrada del edificio.

Tere bajaba con cautela, se esforzaba en no patinar, en ser lo más atractiva posible mientras seguía bajando y orinando, capturada totalmente en mi video alcanzado por más de una gota de su meado, y consiguiendo ser lo más real y atractivo imaginable.

Aunque pareciese mentira, estábamos en el segundo piso, y se quedó ya sin casi nada que orinar, el ruido de las gotas al caer por toda la escalera desde el piso cuarto hasta casi el segundo era espectacular, cada uno de los rellanos estaba empapado.

  • Espera, si aún tienes unas gotas ponte encima de esta planta- dije señalando una planta en el rellano del segundo piso delante de una puerta.

Seguidamente y sin rechistar se puso apoyada en la pared, y con esfuerzo consiguió más líquido dorado, bañó totalmente la planta, llenando incluso el recipiente donde estaba metido.

  • Y si aún puedes, es lo último que te pido, acércate a la puerta, agáchate y sapuntando, mea a la puerta, como si fueses un perro.

No lo dudó, así lo hizo, lo poco que le quedaba quedó bien esparcido por la parte inferior de la puerta de su vecino, había meado hasta la última gota, como un perro, la imagen de verla abierta de piernas delante de la casa de un vecino meándole la puerta sin duda provocaría estragos en mis recuerdos de vejez.

El problema surgió de la puerta de enfrente, que cuando ya nos dirigíamos hacia el primer piso, se abrió sin previo aviso saliendo un chiquillo de apenas 10 años, con la suerte que salió distraído y que Tere bajó corriendo hacia su piso, no sin poder evitar que el niño la acabase viendo.

Yo bajé tras ella, y mientras le daba las llaves de su casa, me quedé afuera para escuchar.

  • ¡Mamá mamá!- gritaba el niño
  • ¿Qué pasa ahora?- se notaba la voz de una madre que estaba hasta las narices del crío.
  • ¡He visto una chica desnuda en el rellano! ¡Le he visto el culo saltando hacia abajo, y al girarse le he visto las tetas también, le saltaban cuando corría escalones abajo! Jajaja
  • Pero qué tonterías dices, ¿cómo va a haber una chica desnuda en las escaleras?, ¡estás tonto!
  • Pero si es verdad...
  • Cállate que me tienes contenta, arreando hacia abajo que tenemos que ir a comprar y... ¿qué demonios es todo este líquido del suelo? Huele como a meado... ¿ qué has hecho niño? ¡¡¡Que te voy a dar hasta que dejes de hacer marranadas por el mundo!!!!
  • ¡¡¡No he hecho nada mamáaaaa!!!

Y entré cerrando la puerta tras de mi con una sonrisa de oreja a oreja, todo había ido a pedir de boca.

Encontré a Tere tumbada en el sofá con cara de nerviosismo pero también de morbo.

  • Ese crío casi me ve desnuda... si llega a salir un minuto antes me ve meando la puerta de su vecino del segundo...
  • Sí, ¿ a que ha sido muy excitante?
  • Pues, ahora que lo dices sí, pero estoy muerta de miedo aún.
  • Descansa pues, que te lo mereces.

Fuí a beber un poco de agua y a cargar el móvil, cogí el cargador de la bolsa que tenía cuando al fondo vislumbré algo que me llamó la atención y que sin duda sería perfecto para Tere.

  • ¡Mira Tere!- le dije mientras sostenía algo en las manos sin llegar a verse.
  • ¿Qué es?- preguntó curiosa.
  • Pues, unas bolas chinas.

Abrí la mano y se las enseñé, no para la vagina sino para el culo, algo más pequeñas para que cupiesen a la perfección.

  • ¿¿Y qué haces con ésto??
  • Yo nada, eran para tu hermana, pero a ella no le gusta nada que tenga relación con todo lo anal...
  • Vaya, pues a mi me encanta, a Juan tampoco le gusta nada lo anal, nunca me lo ha hecho por allí, pero yo cuando me masturbo, siempre me acabo metiendo cosas, me encanta.
  • Perfecto, porque son para ti, quiero que a partir de ahora las lleves siempre dentro, son algo más pequeñas que las bolas chinas para el coño, y lo gracioso es que su cordón para luego quitárselas es un poco más grande y tiene forma de cola de animal, lo que me hizo mucha gracia.
  • Jeje, quieres que sea un animal para ti, desnuda, con las bolas chinas metidas y con una colita cayéndome detrás del culo...
  • Me encantaría...

Dicho esto, cogió las bolas, las chupó y una tras otra se introdujo las 5, con la colita que le salía del ano cayéndole unos cuantos centímetros por detrás del culo, parecía totalmente como si tuviese una cola, era perfecta.

Y cuando aún estaba disfrutando de la imagen de Tere con su colita, tocaron al timbre de abajo.

  • ¿ Quién será? Mis padres, mi novio y mi hermana no llegan hasta dentro de 6 horas...- dijo mientras iba a preguntarlo al telefonillo.
  • Ola, soy el cartero, traía un paquete a nombre de Alberto Díaz.
  • Vaya, es para mi padre, ¿qué hago? Hace semanas que lo espera y tengo que recogerlo que hasta me lo dejó apuntado...
  • Ábrele, coge el paquete y firma que lo has recogido.
  • ¿ Así desnuda? Creo que el cartero de hoy es un compañero de clase mío de universidad que trabaja por las tardes, además de ser un chico que pese a no venir conmigo en mi clase, es de mi pueblo y me conoce desde pequeños...
  • Ya, ¿y? Vas desnuda por tu casa, no te dirá nada.
  • Si tú lo dices..., oiga, sí ahora te abro.

Y se volvió hacia mi esperando alguna indicación.

  • Cuando vayas a firmar el resguardo, tira el boli al suelo delante de él y gírate de espaldas, ábrete bien de piernas y saca el culo en pompa lo máximo que puedas para que te pueda ver bien tu colita y todo lo demás.
  • Pero qué humillante- me dijo, mientras un leve brillo en sus ojos me hacía adivinar que la idea le encantaba.

Pocos segundos después tocaron el timbre de su piso, y yo escondido detrás de la pared en la sala de estar vería a través del espejo de la entrada toda la situación, no sin antes haber puesto el móvil a buen recaudo cerca de la entrada para poder grabarlo todo a la perfección.

Y Tere abrió desnuda.

  • ¡Hombre, si es Nacho! Cuanto tiempo eh, jeje si nos hemos visto hoy en clase- dijo, con una desenvoltura que no esperaba ni por asomo, al parecer se estaba tomando en serio su papel.

Los ojos de Nacho parecieron platos, durante unos segundos su cabeza bajaba y subía para inspeccionar el cuerpo desnudo de su compañera de clase y vecina juvenil del pueblo desde pequeños, miraba sus pechos, su cara y luego su sexo totalmente depilado, de su rajita asomaba el clítoris en un intento aún mayor de exhibición total.

  • Vaya, ho, hola Teresa, qué qué tal...
  • Ah bien, mucha calor, buf.
  • Ya ya veo, ¿por eso vas desnuda?
  • Sí, hace nada me duché pero estaba tan bien sin ropa que me quedé así, supongo que no te importa, estoy muy cómoda.
  • ¡Qué va para nada! Pero hay que ver como cambias, estás muy buena vestida pero jamás me habría imaginado verte desnuda cuando hace apenas 3 horas estábamos sentados al lado en la aula de la universidad, y vestidos jeje.
  • ¿Y el cambio es positivo?
  • Que si lo es, buf, estás tremenda, vaya tetas, y llevas el coño bien afeitado, estás para comerte, a partir de ahora en clase te haré más caso jaja
  • Jaja- rió ella con una morbosidad inusitada.

Nacho le dió el paquete de su padre y ella al recibir el boli hizo lo que le dije, lo tiró sin querer, se giró se agachó y sacando su culo en pompa para recogerlo le obsequió con una imagen perfecta de su coño bastante abierto y de su ano enclaustrado por unas bolas chinas con cola final.

El tío no sabía por donde meterse, literalmente no cabía dentro de sí.

Decidí actuar.

  • Oye Tere, sabes dónde están las galletas que...- interrumpí la frase al ver que nacho se volvía blanco de vergüenza, y avancé como aquel que no quiere la cosa.
  • Sí cariño, ¿que quieres?
  • Nada, unas galletas, ¿esto es el paquete que esperaba tu padre?, ¿a ver qué es?- dije cogiéndolo de las manos de Nacho.
  • Unos discos antiguos creo, oye, ¿conoces a Nacho?, es un compi de uni.
  • Ey, encantado tío- dije dándole la mano.- oye te veo algo acalorado, será por el calor o será porque a Tere le encanta ir desnuda por casa jajaja
  • Pu pu pues por las dos cosas jaja- contestó algo más abierto al habla tras mi buen rollo.
  • Oye, ¿quieres hacerte una foto con ella?
  • ¿Yo? Pues sí me gustaría...
  • Venga ponte en la entrada junto a Nacho- le dije a Tere- tío dame tu móvil así tendrás un buen recuerdo del día.

Me lo dió y les hice un par de fotos, con Nacho todo vestido de cartero, sudoroso y nervioso, y al lado Tere, su compañera de clase de universidad, desnuda, con una cola de propina en su ano.

  • Cógele por la cadera, no seas tímido.

Y le pasó la mano por la cadera casi tocándole su más que pronunciado trasero. La tres fotos que les hice le servirían al chaval para muchos ratos eróticos en el futuro.

  • Oye, porqué llevas eso en el culo- preguntó intrigado.
  • Pues es algo terapéutico, sirve para ampliar el ano, y bueno, voy mejor al baño, me lo dijo el médico, ya que tuve unos cuantos problemas hace un tiempo.
  • Ah, ok, perdona mi curiosidad.
  • Tranquilo, bueno Nacho hasta mañana en clase vale.
  • ¡Hasta mañana Tere!

Se despidieron dándose dos besos, con la consecuencia que los pechos de Tere al acercarse a Nacho, quedaron bien apretujados en el estómago del chaval, fijo que se dió cuenta por la cara de ilusión que puso.

Además, las fotos de su móvil serían la excusa perfecta para que Nacho la exhibiese ante otros compañeros y amigos, éso era algo que haría sin dudarlo, tener un par de fotografías con una compañera de clase desnuda era algo que todo estudiante viviente sueña poder tener algún día.

Y Tere había hecho cumplir el sueño de Nacho, al volver a clase, seguramente más de una docena de alumnos sabrían de su interés por el nudismo en casa y de su agradable utilización de las bolas chinas.

Lo que pasó justo después duró apenas unos segundos pero se hicieron eternos, apenas estaba bajando Nacho el primer tramo de escaleras, Tere aún le estaba despidiendo desnuda delante de la puerta de su casa, cuando alguien abrió la casa del vecino, un abuelete que traía una bolsa de basura para ir a tirar a un contenedor, y que al girarse, se topó a una distancia inferior al metro y medio, a la hija pequeña de Alberto, el vecino de enfrente, desnuda de piés a cabeza, con el sexo depilado, con los pechos hinchados y los pezones duros de la excitación, con una colita que se le veía en medio de las piernas, y sin saber qué decir.

Todo pasó muy rápido, el abuelo la inspeccionó a fondo, la cara de perplejidad provocaba en mi interior una excitación pura, y en menos de 15 segundos entró en su casa y cerró de nuevo la puerta.

Teresa me miró con cara de interrogación, de preocupación al verse expuesta desnuda ante uno de sus vecinos más próximos pero con cierto aire de excitación tras el presente acontecimiento y más por el haber sido exhibida ante uno de sus compañeros. La sensación de dominación que tenía sobre ella era sin duda la sensación más bonita del mundo.

Tere sonrió. Seguro que estaba pensando lo qué les diría el abuelo de enfrente a sus familiares al llegar ellos a casa, ¿que había salido y se había topado con Teresa desnuda?, a saber si lo tomarían por un viejo que ha perdido la cabeza...

No hablamos del tema.

  • Bueno, tengo que irme a Alcampo a comprar un par de cosas y luego quizás vaya a ver a un amigo, y... ostia tengo que pararme a poner combustible que mi coche está seco.
  • Y ¿qué haré yo mientras estés fuera?- preguntó Tere con cara de inocencia pura.
  • ¿Tú? Tú te vienes conmigo.