La chica del videojuego

Deseaba poder estar con la protagonista de su videojuego, pero a veces hay que tener cuidado con lo que se desea...

Notaba esa presión que lo hacía estremecerse contra las sábanas...de nuevo le volvía a despertar una erección bestial, le dolía dl miembro de lo duro que lo tenía. Siempre soñaba lo mismo. Aquella chica. No entendía como podía obsesionarse con una chica de un videojuego. Un montón de píxeles que lo volvían loco. No podía recordar cuantas veces se había masturbado después de jugar a aquél juego, viéndola saltar, luchar, ser controlada por él en aquellas horas interminables de juego que se volvían íntimas y parecía que eran solamente hechas para ellos dos! Sintiéndose absurdo bajó las sabanas y contempló con la escasa luz nocturna como su miembro palpitaba brillante y lo agarró mientras acariciaba su glande mojado. Imaginaba como sería que ella fuese real, sentir su verga entre sus pechos enormes liberados de aquella camiseta ajustada que la aprisionaba en aquel juego estúpido que no le dejaba vivir. Cerró los ojos y la vió con claridad delante de él, con sus pantalones ajustados, su camiseta y su mirada intensa de ojos verdes. Y pensó...ojalá fueras real. Ojalá fueras mía. Daría cualquier cosa por tenerte. La mujer perfecta solo para mí. Cualquier cosa...? Resonó la pregunta en su cabeza como si alguien le hubiera escuchado y el respondió sin pensar: daría mi alma por que ella fuese mía.

En ese momento sonó un trueno empezó a llover en la calle, abrió los ojos asustado y vió como el televisor al final del cuarto se había encendido. Estaba la imagen fija de su última partida guardada. Ella estaba frente a un árbol en la selva, allí también llovía, la podía ver lista a punto de saltar...y de pronto se giró. Lo miró con aquellos ojos penetrantes y sonrió mientras una de sus manos atravesaba la pantalla. Al cabo de unos segundos allí estaba, mojada, delante de él, que todavía agarraba su pene duro sin saber qué decir.

-Eres real? Le preguntó

-No, no lo soy. Dijo ella. Pero tu has deseado que fuera tuya. Aquí me tienes.

Sin saber que decir la miró alucinado. Se levantó a tocarla y pudo notar su piel, su respiración, era una mujer real...la mujer de sus sueños!

-Que quieres hacer? Le preguntó ella.

-Quiero desnudarte.

-Pues hazlo. Tienes poco tiempo, pronto amanecerá y tendré que volver.

Él comprendió que aquel regalo no era eterno, y se armó de valor. Se acercó a ese cuerpo increíble y agarró la camiseta de tirantes estirándola con fuerza. Sus pechos rosados quedaron liberados y se apresuró a besarlos, lamerlos mientras ella reía suavemente. Pasó sus manos a través de su torso bajando por su cintura hasta desabrochar sus pantalones, que pronto cayeron al suelo. Debajo solamente llevaba un fino tanga negro que bajó con sus dedos dejándola ahora completamente desnuda enfrente de él, que estaba de rodillas y erecto a sus pies. La contempló unos segundos mientras ella le observaba con curiosidad...

-Ya está? Le dijo. Me has hecho venir solamente para esto? Soy tuya. Ella agarró entonces su cabeza y la presionó contra su sexo, y el entendió lo que queria...sacó la lengua y empezó a lamer aquél delicado clítoris, le gustaba su sabor, ella gemía como la mejor de las actrices porno mientras le acariciaba el pelo, obligándolo a entrar más adentro con aquella lengua. Él podía notar su polla durísima gotear en el suelo, le dolía de tan dura. Ella ahora lo abrazaba con las piernas mientras se recostaba en la cama, él permanecía de rodillas en el suelo comiendo y lamiendo sin parar, sin creerse que aquella increíble mujer fuera suya por una noche.

-Vamos, puedes hacerlo mejor. Dijo ella mientras se recostaba hacia atrás en la cama. Pudo ver sus increíbles piernas abrirse más para él, desde esa perspectiva podía verla completa sobre la cama, sus muslos, su pecho, su culo, su abdomen...todo estaba a su alcance ahora. Se incorporó escupiendo sobre su mano, humedeciendo un poco más su polla, y la acercó a los labios de aquel coñito perfecto y mojado. Ella sabiendo lo que iba a pasar lo abrazó con las piernas mientras sus manos agarraban la cintura de él con fuerza.

-Follas como juegas? Quiero que me destroces. Ella lo abrazó con fuerza obligando a su polla a entrar firmemente. Podía notar sus huevos chocando contra su suave piel, sus pechos rebotaban a cada embestida mientras que ella se apretaba con fuerza a el para notar su cuerpo peludo sobre su pecho, le mordía el cuello y pasaba su lengua por su mejilla, mojándole la barba y metiendola entre sus labios, besandolo mientras mordia su labio inferior con lujuria.

-No querías hacerme tuya? Rió a carcajadas provocándole. Él al ver su sonrisa empezó a acelerar el ritmo, follandola mientras besaba cada centímetro de aquel cuerpo todavía mojado por la lluvia de la selva amazónica. Sus pezones estaban tan duros que no podía dejar de chuparlos, provocando en cada leve mordisco un jadeo de placer. Ella se mordía el labio y cerraba sus preciosos ojos, liberándose al placer que él le estaba dando...pero no quería correrse todavía, y con fuerza lo tumbó, siendo ella ahora quien lo dominaba. Se colocó encima de él y empezó a cabalgarlo, notando todavía más intensamente su polla dentro, todo su peso hacía que cada movimiento fuese más y más intenso. Podía verla ahora perfecta rebotando sus pechos en cada movimiento de cadera, dejando su pelo castaño suelto sobre sus ombros, salpicando pequeñas gotas de agua sobre el pecho de él, que ahora estaba bajo sus manos. Ella se agarraba a su pecho acariciando su vello y pellizcándole los pezones, agarrando su cuello y pasando las manos por su barba hasta meter sus finos dedos en su boca, dejando que él los chupara extasiado, incrédulo de aquella experiencia tan extraña y fabulosa.

Tras un largo rato de cabalgarlo de cara se dio la vuelta, poniéndose a cuatro patas, ofreciéndose a el. Él sabia lo que queria y volvio a metersela profundamente, agarrando sus caderas mientras sus manos recorrian sus pechos y su espalda, bajando a su sexo que ahora tenía a su alcance el clítoris completamente duro, esperando sus hábiles dedos. Acostumbrado a toda clase de botones de aquél videojuego, iban rápidos, compenetrados a su verga entrando y saliendo de ella, estaban haciendo que cada vez la follada fuese más fluída, notaba como ella cada vez estaba más y más húmeda, y sabía lo que eso significaba. Empezó a follarla con firmeza, él quería hacer que ella se corriese primero, quería demostrarle que la había estado esperando durante mucho tiempo, y notó como su polla palpitaba y crecía dentro de ella de excitación. Ella se movía ahora a cuatro patas engullendo su polla mientras se agarraba los pechos, jadeando con la cara contra la cama.

-Si, dame más fuerte. Dijo ella, sabiendo que pronto se correría.

Él aceleró sus embestidas notando las contracciones dentro de ella, que desencadenaron en un orgasmo que empapó completamente su polla y sus muslos. Ella no paraba de jadear y como en las películas porno que tanto había visto, se giró hacia su polla dura deseando que él también se corriese. Empezó a mamar su polla, dejando ver una imagen que lo acompañaría toda la vida, la mujer de sus sueños desnuda y mojada frente a él metiéndose con lascivia su polla dura en la boca. Podía notar cada centímetro de su boca, su lengua, era todo tan real, que en unos segundos empezó a correrse. Podía sentir como a cada trallazo de leche ella estaba más y más caliente, y pronto empezó a caer sobre sus pechos resbalando hasta sus muslos todavía empapados. Ella siguió mamando durante un rato, completamente relajada, hasta que los primeros rayos de sol del amanecer entraban por la ventana. Él la miró, sabiendo que aquello era el final. Ella se incorporó, dejando su polla y le dió un largo beso.

-Tenemos que irnos?

-Irnos? Querrás decir irte.

-No, debes venir conmigo. Es parte del precio de tu pacto. Deseaste tenerme, sin pensar en las consecuencias. Ahora estaremos juntos...

Y empezó a notar como la lluvia amazónica caía sobre su cuerpo, ahora los dos estaban en el videojuego, esperando que alguien más pulsara el botón de start.