La Chica del Vestido Blanco 3

...

  • ¿entonces qué dices? -

Alba le dio un suave soplido a la humeante taza de café que tenía entre sus manos, ignorando por completo a la reciente pregunta que surgía junto a ella. Esa mañana había decidido compartir un poco con sus compañeros de oficina, sugerencia de su amiga y también compañera Martina, quien se encontraba al otro lado de la mesa frente a ella, haciéndole gestos con los ojos para que respondiera la pregunta.

-ah sí… pues no, tal vez en otro momento- hizo un esfuerzo por regalarle una sonrisa de consolación al hombre junto a ella y quien había hecho la pregunta, más veces de las que la misma Alba se había dado cuenta por estar metida en sus pensamientos. El hombre se hundió en su asiento, durante muchos meses no importaba a que invitara a Alba la respuesta era siempre la misma, estaba casi resignado cuando Martina le sugirió que una visita a una noche de modas en una pasarela la convencería finalmente.

Y no es que Martina fuera una metiche, que tal vez si lo era un poco. Pero no había mala intención alguna. Jamás se entrometería en la vida ni social ni amorosa de su amiga, la respetaba demasiado como para hacerlo, pero desde hacía ya un par de semanas había notado un sin número de cambios en su compañera. El primero lo noto una mañana, estaba radiante y aún más curioso noto algo diferente; Alba llevaba sobre uno de sus vestidos blancos un abrigo, para nada monocromático como los que solía llevar este era de un rojo intenso. Espero que fuera la misma alba quien le comentara las buenas nuevas, pero eso no nunca paso.

El comportamiento de alba no era demasiado alegre pero tampoco podría clasificarlo en una persona melancólica, siempre pensó que sencillamente era muy elegante como pasar salir de su estado estoico enmarcado por alguna sonrisa ocasional. Sin embargo, luego de aquella mañana la aparente explosión de felicidad fue decayendo. Alba parecía estar inmersa en otro tiempo, en otro lugar quien sabe dónde pero sencillamente su mente no estaba presente, lo cual fue dando paso a miradas fugases a su móvil sobre su escritorio para tener una mirada profundamente triste. Fue entonces cuando decidió hablar con Pablo, el pobre hombre que se había quedado sin habla junto a su amiga. Habían hablado alguna que otra vez en sus momentos libres y juraría que alguna vez menciono que le parecía guapo, pero ahora ya no estaba tan segura.

-y bien ¿Cómo has estado tu fin de semana? No respondiste ninguna de mis llamadas…habría estado bien una copa eh-dijo Martina queriendo a acabar con el silencio incomodo, terminando esa última frase con un aire jocoso y alba le sonrió desde del otro lado con algo de pena.

-tenía mucho trabajo por hacer- mintió, había pasado el fin de semana dando vueltas en su cama blasfemando por no poder concentrarse en nada y habría seguido mintiendo si no fuera porque el aire se le corto cuando vio a un grupo de chicas entrar por la puerta de aquel local. Una en particular llamo toda su atención, con su cabello largo y su caminar desgarbado, despreocupado acercándose lentamente a la mesa.

  • ¡hey! - la saludo Paula con una sonrisa radiante, las tres personas en la mesa se le quedaron viendo y cuando el silencio ya era insoportable volvió hablar – ¿Por qué no has respondido mis mensajes? – alba sintió como su corazón comenzaba escalar por su esófago intentando huir. Cierto era que no había respondido ninguno de los mensajes de la chica, que iban desde un “espero verte pronto” hasta un “espero estés bien llámame” hasta terminar en un simple “hey Barbie girl”, los había releído una y otra vez.

-oh yo he estado muy ocupada- comenzó hablar volviendo darle un sorbo a su café –incluso hoy ya tengo planes ¿cierto? - tomo la mano de un anonadado Pablo tardando en reaccionar, pero atino a sonreír como un idiota. Desde de su lado de la mesa mirando todo con suma atención estaba Martina, no dando crédito a lo que pasaba. Alba sintió como ese mismo corazón que escalaba hacia unos segundos caía en picada a un abismo cuando la radiante sonrisa de Paula se opacó por su comentario.

-ya…- dijo Paula antes de darse la vuelta y volver con su grupo, una parte de Alba habría preferido un escándalo digno de una telenovela a ese frio tan indiferente, se removió en su asiento.

  • ¿Qué fue eso? - pregunto sin más Martina ignorando completamente la presencia de Pablo quien miraba a las dos mujeres confundido.

-no es nada…es hija de una amiga de madre- volvió a beber de su tasa de café dándole tiempo de buscar las palabras adecuadas –uy mira la hora ya debemos entrar-dijo mirando un pequeño reloj que llevaba en su muñeca izquierda - ¿a las 9? - le pregunto al hombre mientras se levantaba de su asiento que parecía quemarle

  • ¡a las 9! - le respondió levantándose junto a ella para acompañarla.

-a las 9… - murmuro para sí una aun sentada Martina como si todos se fueran vuelto locos.

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No tenía para nada expectativas en esa cita que había aceptado a regañadientes, tal vez eso ayudo a que se lo pasara aún mejor. La verdad es que, aunque Pablo no sabía mucho de moda, era un muy buen oyente y realmente prestaba atención a todos los comentarios que hacía, incluso había hecho algún que otro comentario jocoso sin sonar de mal gusto. En su mente ya lo estaba viendo como un Golden retriever parlante, muy adorable. Estaba muy segura de que si ella lanzaba una pelota el iría sin dudar detrás para devolvérsela.

¿Y a quien quería negárselo? El hombre era guapo, con su cabello rubio y su espalda ancha, no era la única que se había fijado en eso, había notada las miradas lujuriosas sobre el de algunas mujeres que conocía del medio. Cuando termino el evento y subieron al auto de él se dedicó a observarlo en completo. Los gestos de su rostro, su mandíbula cuadrada y la forma en cuidaba muy bien de el mismo.

  • ¿tengo algo en la cara? - comento el con una pequeña risa mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

Alba no le respondió simplemente se acercó y tomando su rostro con ambas manos lo beso, si nada de delicadeza, dejando sorprendido aquel hombre que tardó en reaccionar, la tomo de la cintura jalándola hasta dejarla sobre su regazo. todo estaba bien, alba incluso pensaba que besaba bien hasta que se percató del tacto en sus piernas, subiendo por ellas hasta llegar a su muslo.

  • ¡no puedo! - grito apartando las manos de Pablo y tapando su rostro con las suyas, no quería verlo.

-no pasa nada…- lo escucho hablar muy bajo y poco a poco fue apartando sus manos hasta encontrarse con el rostro del hombre, ahí estaba con esa expresión amable que no dejaba de recordarle a un adorable Golden retriever – no tiene nada de malo si te gustan las mujeres- Alba sintió como si lanzaran un gran cubo de agua helada, definitivamente ella había sido una idiota por subestimar a Pablo durante tanto tiempo – era una chica muy guapa la de la cafetería- él le sonrió y ella le dio un pequeño golpe en los hombros a manera de queja

  • ¿acaso es tan obvio? - dijo alba dejando caer sus hombros

  • te la comiste con la mirada- el recibió otro golpe y volvió a reír - ¿Qué intentabas? -

  • no lo sé…creo que estoy perdiendo la cabeza- dejo caer su cabeza sobre el vidrio de la ventana del auto –tal vez un último intento -

-necesitas que te acerque a alguna parte? - Alba medito un poco antes de responderle.

-si hay un lugar al que necesito ir…-

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Paula gruño y masajeo sus sienes, detesto con todas sus fuerzas el timbre de su casa que no dejaba de sonar. Se había quedado dormida en la sala mientras revisaba algunos libros. Se levantó apartando uno de su pecho. Volvió a gruñir por lo debajo escuchando por tercera vez el timbre, camino hacia la puerta principal esperando una noticia importante para haber interrumpido su descanso, pero cuando abrió la puerta solo se encontró una Alba de ojos cristalizados.

-hola… ¿puedo pasar? – pregunto alba y ella solo la miro como si otra cabeza se le fuera formado a la peli corto –por favor…- agrego y resoplando más un gesto de mano la invito a pasar –gracias…- susurro adentrándose, camino un poco más seguida de ella, cuando llego al a sala vio los libros desperdigados por el sofá. Recordó lo que habían hecho la última vez que habían estado juntas en aquel sofá, sonrojándose tan fuerte provocando un carraspeo en paula haciéndola volver, está la miraba con picardía.

  • ¿a qué debo tu visita? - es cruzo de brazos –pensé que ya tenías planes…nuevos- alba nunca había escuchado tanto sarcasmo en una sola palabra.

  • no es fácil para mí…- comenzó hablando haciendo pausas, luchando por encontrar las palabras adecuadas –yo no salgo con chicas-

-pues te tengo una noticia- enarco sus cejas paula- soy una chica y en ese sofá hicimos más que “salir”- sonrió triunfante haciendo que alba apartara la mirada –esto ya te “ha pasado” ¿recuerdas? -

-no es así...- bajo la mirada totalmente y paula la miro entrecerrando los ojos –eres la primera…-

  • ¡pero que me estas contando alba si tienes treinta años! - la pelicorto la miro a los ojos, pequeñas gotas de agua se escapaban de ellos –no puede ser…- paula no podía creer que alguien se negara a sí misma a esa manera, estuvieron varios minutos así en silencio cada una evitándose en miradas –ven- le extendió la mano y alba la miro, dudo un poco pero la tomo.

En silencio la guio hasta su habitación y la sentó en su cama, se arrodillo frente a ella. Paso con mucho cuidado sus manos por el húmedo rostro de la pelicorto que apretaba sus labios por no poder hacerlo con sus ojos, intentando no llorar de nuevo. Paula no pudo evitar sonreír de medio lado por ese gesto, sin pensarlo tomo despacio su mentón y presiono sus labios contra los de ella. Alba en principio respondió torpe aquel beso, pero acabo en profundizarlo juntando sus lenguas y tomando de la tela de la camiseta de paula para hacerla levantarse y colocándola a horcajadas sobre sus piernas, sin rodeos dirigió su mano entre sus piernas acariciándola sobre la ropa escuchándola gemir por primera vez, le pareció lo más erótico que le había pasado en su vida.

-ni pienses en dormirte nuevo…- gruño paula tomando su mano para meterla entre la tela de su pantalón de pijama, volvió a gemir al sentir directamente la piel de la peli corto con la suya. Cerro los ojos, sus caderas se movían solas en sutiles agitaciones rítmicas empapando las manos de Alba con su humedad.

Alba disfrutaba todo; sus gemidos, la manera en que rostro se había tornado en un rojo intenso, su pecho bajando y subiendo sin control, decidió que quería más y aprovechando los movimientos de la chica deslizo sus desde tan dentro como aquella posición se lo permitía. Paula abrió sus ojos y sus miradas se conectaron, su movimiento sutil de caderas ya era totalmente desenfrenado y descarado acompañados de sus gemidos que se volvieron igual de descarados. En algún punto y en alguna parte su mente que aun podía razonas se lamentó en no poder sentir piel con piel, quería arrancarle ese vestido que previsiblemente estaría mojado de sus jugos si no fuera por la barrera de su propia tela. El orgasmo abrasador que la tomo disipo momentáneamente esa idea y aferro con sus brazos al cuello de la pelicorto con un último pero fino gemido.

Jadeaba manteniéndose aferrada a ella y Alba hizo lo propio enlazando sus manos tras su espalda, dándole un ligero beso en el mentón, luego otro en sus pómulos, dejo caer uno más en su quijada y terminando por morder ligeramente su quijada, provocando un escalofrío y una risilla nerviosa en paula.

­- ¿ahora qué? – dijo Paula suspirando sin soltarla

-eso es una muy buena pregunta…-