La chica del tren
Cuando la chica sexy del tren me pilla mirándola...
Todos los días cojo el mismo tren para ir a trabajar, casi siempre voy leyendo o escuchando música, aunque suelo echar un ojo por el vagón para ver si veo alguna chica atractiva.
Resulta que desde hace unos días hay una chica que no había visto hasta ahora, se sube dos paradas después que yo, va siempre maquillada y viste muy bien. Estoy seguro que cualquiera la consideraría una chica atractiva y sexy. Lo malo es que hasta ahora siempre se ha sentado muy lejos de mi, aunque dentro del mismo vagón así que apenas puedo verla cuando entra en el tren antes que elija su asiento.
De repente he ido notando como cada día se sienta más cerca de mí y ayer incluso me pilló mirándola, yo me sentí un poco avergonzado y no volví a hacerlo por miedo a que me dijera algo.
Hoy en cambio me he dicho que si se sienta cerca la iba a volver a mirar y a ver si quita la mirada o me dice algo, total por mirarla tampoco estoy haciendo nada malo.
Ya estoy en el tren y ella se ha subido y se ha sentado en frente de mi pero unos cuantos asientos a mi derecha, con lo cual si miro en diagonal la veo perfectamente. Así que la echo un primer vistazo, hoy va vestida con un top blanco muy ajustado que deja poco a la imaginación, una minifalda rosa y zapatos de tacón negros. Va maquillada y está muy sexy, en seguida mi imaginación crea situaciones en las que me levanto del asiento, me siento a su lado y empiezo a subir la mano por su pierna hasta meterla por debajo de la minifalda o bien pongo la mano en su cintura, la meto por debajo del top y voy subiendo hasta acariciar todo su cuerpo.
Vuelvo a la realidad y me acabo de dar cuenta de que me he quedado mirándola todo el tiempo mientras me imaginaba todas esas situaciones irreales y ella lo ha notado y ahora es ella la que me mira de manera continuada mientras yo aparto la mirada hacia otro lado. De repente veo de reojo como se levanta y se sienta justo en frente de mí.
Estoy tan intrigado que la curiosidad vence a la vergüenza y vuelvo a mirarla, está vez justo en frente de mí, con las piernas un poco entreabiertas y mi imaginación vuelve a volar, me levanto y me arrodillo delante de ella echando un vistazo bajo la minifalda rosa y disfrutando de las vistas.
Cuando vuelvo en mí, me está mirando fijamente y por más que intento disimular sé que me ha vuelto a pillar mirándola y seguro que con cara de idiota. Se levanta y se sienta justo a mi lado y yo cada vez me pongo más nervioso.
Noto como se inclina hacía mi y me susurra al oído:
- Que sepas que te he pillado varias veces mirándome, ¿Te parece bonito mirar tan directamente así a una chica?
Yo intento disculparme pero con los nervios no acierto ni a abrir la boca y ella entonces sigue hablando:
- Pues que sepas también que me he dado cuenta de que además de mirarme te imaginabas cosas, ¿verdad? ¿Por qué no me las cuentas, eh pervertido?
Ahora ya si que no sé ni dónde meterme y soy incapaz de mirarla o de decir algo y ella continúa:
- Te lo voy a decir yo, has pensado que me levantaba de mi asiento y me arrodillaba delante de ti para que pudieras ver mis tetas más de cerca que bien se intuyen a través de este top blanco tan ajustado que llevo. Y que luego me levantaba y dándote la espalda me levantaba mi minifalda rosita para que vieras como el diminuto tanga negro que llevo no tapa apenas mi precioso y apretado culito y que ya puestos, te cogía tu mano y la situaba en él para que pudieras sobarme todo el culo a tu antojo, ¿no es cierto?
De repente he vuelto en mi y he visto que la chica seguía sentada donde había escogido en un principio y que miraba el paisaje distraídamente. He suspirado de tranquilidad aunque en el fondo me hubiera gustado que todo hubiera pasado tal cual y lo único real que queda de todo esto es la abultada erección que apenas dis