La chica del Paraiso
El paraiso esta más cerca de lo que se cree
Desde joven siempre tuve la curiosidad de estar con otra chica, no sabia si era por tantas películas porno que vi o el simprle hecho de probar algo distinto. Soy una PUTA, asi como la mayoría de los hombres clasifican a una mujer que ha tenido más hombres en su cama que bragas en su cajón, más penes en su boca que minutos en una hora.
El tener tantos buscando sentir algo realmente bueno me llevó a estar con muchos hombres sin importar su situación sentimental, casados, viudos, solteros, en pareja, nunca me importó ni fue un impedimento para satisfacer mis más bajos instintos. Pero a pesar de todo nunca me sentí completa. De ahí mi interés por las mujeres.
Una bella tarde de esas de invierno, en la cual solo quieres estar arropada en tu cama sintiendo el calor de otro cuerpo desnudo, me toco ir hacer horas extras. La noche estaba a punto de aparecer, mientras yo recorria la ruta en mi auto, fue ahi que parada en una columna vi a una chica, en realidad vi una destellante falda roja de lentejuelas que me llamaron la atención. Fue en ese momento donde por mi cabeza comenzó a pasar la idea de detenerme y hacer realidad mi fantasía con una chica.
Detuve mi auto frente a la chica, la cual se acercó de forma tímida, y baje los vidrios para que pudiera ver mi rostro, no saben la cara que puso cuando me vió nunca penso que dentro de él se encontraba una chica de largo cabello negro y grandes lentes de lectura. Su rostro cambió por completo cuando de mi boca salió un " que bella eres" su rostro quedó más rojo que su corta falda de lentejuelas.
Sube (le dije rápidamente) atiendes a chicas ¿no?
Si (emitió con una voz dulce mientas se subia en mi auto)
Mi corazón se aceleró, iba a cumplir mi fantasia que tanto habia deseado, pensado e incluso habia llegado a ser material para varias sesiones masturbatorias. Ni siquiera me importaba que debia pagarle por su servicio, tampoco me preocupaba que mi efectivo fuera suficiente para ello, sólo queria sentir el sabor de una rica vulva en mi boca. A todo esto y sin decir una sola palabra me meti en un Motel que estaba cerca de donde levante a la chica, El Paraiso era su nombre.
Entre, estacione en una de las cocheras, y al bajarme del auto cerré la misma, pero no me percaté que la bella falda roja no estaba a mi lado, cuando mire al coche ella aún estaba adentro con la cabeza encojida entre sus hombros.
- ¿ No vienes hermosa? (atiné a decirle, mientras notaba que su rostro marcaba unos pomulos muy bellos) Ven que lo pasaremos muy bien.
Ella se bajo del vehículo y acomodó la corta falda roja que me había hecho parar. Al entrar a la habitación, enciendo la luz y veo una enorme cama con sábanas rojas y espejos en todas sus paredes. Ella entró detrás de mi y colocó su pequeña cartera sobre la mesa de luz, en ese momento pude ver que su rostro era mucho más joven de lo que había pensado al subirla al coche, su cuerpo se estremecía ante mi mirada.
¿Qué edad tienes? (fueron las palabras que salieron de mi boca)
18 años recién cumplidos.
Dime la verdad ¿lo has hecho antes? no me refiero si con mujeres, sino si has tenido sexo antes.
Su rostro volvio a quedar del mismo color que su falda, y solamente dijo un no con su cabeza. En ese momento miles de cosas pasaron por mi mente, si realmente era bueno que la chica se iniciara con alguien como yo, con una PUTA pero no de las que cobran, sino de las que cojen desesperadas y no les importa si el mundo se viene abajo, y también pense que bueno poder mostrarle a una chica que el placer no sólo tiene cara de hombre.
Me sente en la cama, respire profundo y la miré, note que tenía unas piernas bellas, que de un pequeño top blanco asomaban dos senos tan adorables que parecian dos pequeñas gotas de rocío, y fue ahi que me dí cuenta de lo excitada que estaba yo, las pulsaciones en mi vagina habían aumentado cada vez más haciendo que sintiera mi ropa interior empapada.
- ¿Quieres o no?
Asintió con su cabeza y mi corazón no paraba de latir. Me le acerqué toque su rostro suave como de muñeca, la bese y sentí que estaba en mi máximo punto de excitación. Mis manos comenzaron recorrer su cuerpo, le quite el top y aparecieron esos bellos y pequeños senos que me encantaron, noté que al hacer eso su respiración se aceleró. Los meti en mi boca como si fueran una fruta delicada para saborear, y me excitación era cada vez mayor,
Le pedí que se colocara sobre la cama, mientras tanto me quite el blanco vestido que traia puesto,mesubi encima de ella y la bese en el cuello, sus pesones la delataron estaba con tantas ganas como yo, tome su mano y la meti dentro de mi pequeña tanga, ella noto mi humedad y dejo salir un largo suspiro de su boca. Estabamos a punto, de un salto quite su ropa interior y mi boca se metió en su vulva como si nunca hubira tenido sexo, el sentir su sabor hizo que mi calentura fuera cada vez mayor, comence a escucharla quejarse cada vez mas fuerte. Quito mi boca de ella y la miro preguntandolé si estaba bien ella respondió con una enorme sonrisa que le encantaba.
Segui chupando su vulva, ella siguió quejandose, meti un dedo en mi boca, y tocando su clitoris logre que se estremeciera toda, mojé otro dedo más y me dispuse a intrucirselos... ahí me di cuenta que tenía razón, era virgen, mis dedos costaron en entrar a pesar de la lubricación, senti como rompía su himen con ellos y un pequeño hilo de sangre corrió por mi mano, en ese momento ella llego a su máximo esplendor y tuvo un orgasmo maravilloso, apreto mis dedos con su vagina como si fueran un tesoro que no quisiera perder y todo su curpo se retorció de placer.
Luego de hacerlo quedó tendida en la cama, yo me coloque mis dedos en la boca y su sabor era esquisito, su rostro reflejaba placer, asombro y ternura, una ternura que me llevó a recostarme a su lado sin mediar palabra. Pasamos media hora en silencio, me levanté, la bese, entré al baño a darme una ducha y cuando salí la vi vestida parada al lado de la puerta de la habitación, se habia puesto su cartera al hombro y en su mano tenia un pequeño retaso de tela rosa, el cual se acercó y me dió. Lo metí en mi cartera al mismo tiempo que sacaba el dinero para pargarle a ella y el motel.
Nos fuimos, su rostro reflejaba una luz brillante, y feliz, la deje donde la recogí y seguí camino a mi casa, al llegar busco las llaves para abrir el portal y veo que el pequeño retaso de tela era su tanga, la cual aún tenia su olor de mujer. Fue la primera vez que tuve a la chica del Paraiso, pero no fue la última.