La Chica del Experimento 8

-Lo siento debo irme, mi novia me esta esperando abajo. -Paula apretó su mandíbula al escuchar que la novia de Sol estaba esperándola.

-8-

CAMBIOS

El día que me fui de casa de Paulina estaba tan asustada que no sabía a donde ir, como cosa del destino me encontré con el señor Gabriel que me había dado alojamiento en su casa, estaba cruzando la calle hacia donde yo estaba, aún no se había dado cuenta de mi presencia hasta que le salude.

-Hola. -dije con la cabeza gacha. El se sorprendió al verme y de inmediato me abrazó.

-Hola hija, no me digas ¿Te decidiste a denunciarla? -me preguntó un poco emocionado.

-No, ella... Me boto de casa y no tengo a donde ir, también se aseguró de dejarme sin trabajo, no se que hacer. -Mis lágrimas comenzaron a salir y el señor se acercó y me abrazó.

-Creo que puedo ayudarte, mi hermano vive fuera de la ciudad, puedes quedarte con él y su esposo y ayudarlos, los llamaré en este mismo instante. -Se alejo de mi y comenzó a llamar, estuvo hablando unos cuantos minutos con una gran sonrisa, eso me tranquilizaba porque significaba que todo estaba saliendo bien-Te vas hoy mismo, solo no te lleves teléfonos que tenga esa mujer, allá mi hermano te dará uno nuevo. Tuve que mentir un poco para que te acogieran, tu solo sigueles la corriente. -asenti y le di un abrazo.

-Gracias, no sabe cuanto se lo agradezco.

-No hay de que, pero ahora vamos que se nos hace tarde para que tomes el autobús. -Yo asenti y caminamos hasta la terminal de buses.

Realmente estaba muy nerviosa, me sentía como cuando me fui de mi casa para vivir con Miranda. Antes de botar mi linea llame a Gina y le conté muy por encima de todo lo que estaba a punto de hacer, ella me decía que era una locura pero que si era lo que quería me apoyaba y que debía estar en contacto con ella.

Después de un largo camino llegue al terminal donde se supone que el hermano del señor me recogería, estuve esperando un par de horas hasta que una pareja de dos hombres abrazados se acercan a donde estaba.

-¿Eres Giorgina? -Pregunto uno de los hombres.

-Tonto es Giordana. -dijo el otro dándole un pequeño golpe en el brazo al que había dicho mi nombre de forma incorrecta.

-Oh, lo siento, mi memoria ya no es la misma -Sonrió y se acerco a mi y me dio un abrazo y luego tomo mis maletas- mi nombre es Joel y el es mi esposo Martín. -Dijo señalando al otro hombre quien me agitó su mano saludándole.

Caminamos hasta el estacionamiento y nos montamos en un lindo auto color rojo eres un Aston Martin Rapide S. Llegamos a su casa era grande y muy bonita. Al llegar sale una niña de aproximadamente de unos diez años. Su color de piel era igual al de Martín morena, también tení sus ojos color miel y una que otra facción parecidas, era delgada y de cuerpo alargado.

-Papis. -Gritó la niña y salió corriendo hacia donde estaban los señores.

-Princesa ¿Como te portaste mientras no estábamos? -Dijo Joel mientras la bajaba.

-Bien Papi, como siempre. -Dijo mientras jugaba con sus dedos en el cabellos de su padre.

-Eres una pequeña traviesa. -dijo el otro hombre haciéndole cosquillas a la niña.

La pequeña se bajo de los brazos de su padre y se acercó a mi.

-¿Tu quien eres? -Me miro con recelo.

-Soy Giordana Galarza. -Le dije con una sonrisa.

-Es tu nueva niñera princesa. -Hablo Martín.

-Yo soy muy grande para tener niñera, no te quiero. -me sacó la lengua y se fue corriendo.

-Disculpa Giordana, esta niña necesita mano dura y no escatimes al ponerla en cintura, espero que la soportes. -me dijo preocupado Martín.

-Tranquilo yo solía tratar con niños en mi trabajo anterior.

-¿Que hacías? -Pregunto Joel.

-Era profesora de idiomas en una academia.

-¿Que idiomas sabes? -pregunto interesado Martín.

-Ingles, italiano, francés y alemán. -ambos hombres me veían impresionados.

-Te Pagaremos extra si le enseñas por lo menos dos de eso idiomas. -Yo asenti y extendi mi mano para cerrar el trato con un apretón.

Con un poco de pena le pedí prestado el teléfono a Martín para avisarle a Gina que había llegado bien. Pero para mi sorpresa con ella se encontraba Paula, escuchar lo que me decía me hizo ponerme a llorar como una loca y no pude hacer más que colgar. No estaba preparada para hablar con ella, no aún. Escuche un ruido y al voltear veo una pequeña cabeza de cabellos castaños esconderse detrás del sofá y con mucho cuidado me acerco y le doy un buen susto a la pequeña.

-Ah... -grito- me asustaste -Dijo con su manita en el pecho- se me quedo observando y se acerco a mi y coloco en uno de sus deditos en la mejilla que había golpeado Miranda- ¿Por qué llorabas? ¿Quien te hizo eso?-me preguntó la niña.

-Es una historia algo larga, eso me lo hice por no estar pendiente del camino y me estrelle contra un árbol. -La niña me miraba como si no me creyera, pero luego hizo algo que no me esperaba. Me abrazó.

Antes de irme a dormir le pase un mensaje a Gina para que se lo diera a Paula. Después de eso me quede dormida.

Los dias siguientes la pequeña Tabatha se porto más amable conmigo. Comencé a darle clases, realmente nos convertimos en buenas amigas. Tanto Martín como Joel se portaban bien conmigo. Joel era el hermano del señor Gabriel y este era psicólogo, el me ayudo mucho a aclarar mis sentimientos y a comprender que Miranda no era muy buena personas que digamos. Al principio yo me resistía a todo lo que el me decía pero poco a poco fui accediendo a lo que el me explicaba y descubrimos juntos que yo me estaba sintiendo muy atraída por Paula y que no me debía sentir culpable por lo que había pasado entre ella y yo.

A Paula nunca deje de escribirle siempre le enviaba cualquier cosa con Gina. El día que cumplió años deje que nos viéramos por vídeo llamada. Luego de eso todos los viernes hablábamos de ese modo solo treinta minutos y siempre lo hacia frente a Joel, quien cada vez notaba una gran mejoría en mi. Martín era un gran decorador de interiores, a veces me dejaba darles algunas opiniones y al ver mi potencial decidió enseñarme algunas cosas de lo que hacia.

Habían pasado seis meses desde que ví a Paula o había hablando con Miranda, debía volver para enfrentarla y pedirle el divorcio, estaba decidida a hacerlo, no podría permitir que me siguiera destruyendo. Estaba enseñándole las últimas lecciones a Tabitha de francés y mi teléfono comenzó a vibrar, era una llamada de Gina, me pareció un poco extraño, siempre esperaba que yo me comunicara con ella.

-Gina ¿Como estas? ¿Sucede algo? -Dije mientras dejaba algunos ejercicios para la niña y revolvía su cabello.

-Paula tuvo un accidente, debes venir ahora mismo. -al oír eso mi mundo se vino abajo, Pensé en lo peor. Corte la llamada y comencé a arreglar mis cosas.

-Tabitha recoge todo iremos a donde tu Papi Joel debo hacer algo urgente. -La niña asintió y apiló todos sus libros y tomo su suéter y nos fuimos en el auto que habían comprado los señores para que me movilizará con Tabitha.

Llegamos al consultorio de Joel era un poco más de las cinco, al verme llegar desesperada, me tomó de los hombros y me pidió que me calmara.

-¿Qué sucede? -Preguntó Joel.

-Es Paula. -Dije con lágrimas en mis ojos- debo irme. -limpie las rebeldes lágrimas que habían caído.

-No permitiré que te vayas Gio, es muy tarde, mañana puedes irte al amanecer si deseas, son cinco horas de camino y no es recomendable que lo hagas, por lo meno no sola -Joel me abrazo y me llevó hasta el sofá que ahí había-. Ve mañana, hazme caso.

No pude dormir en toda la noche, me levantaba sobresaltada cada vez que me quedaba dormida. Como me dijo Joel al amanecer, empaque algunas cosas en una maleta y salí, fueron las cinco horas mas desesperantes de mi vida el camino se me hizo pesado, sumando el sueño que sentía. Llegue a casa de Gina ella estaba ahí esperando mi llegada.

-Al fin llegas ojitos uno. -la miré confundida por como acababa de llamarme.

-No preguntaré por qué me has llamado así solo... -no pude evitarlo y la abrace, la extrañe muchísimo- ¿Como esta Paula? -fue lo único que pude preguntar.

-Esta viva ¿Eso sirve? -La mire de manera desaprobatoria-. Verificalo por ti misma cariño. Ya debo ir a trabajar. -Me dio un beso en la mejilla y se fue.

Debía entender, que iba ya un poco tarde al trabajo por mi culpa. Mi celular vibró y al sacarlo había un mensaje de Joel deseándome suerte y animandome diciendo que todo estaría bien, sonreí un guarde el celular en el bolsillo trasero del pantalón, lleve mi maleta al cuarto de invitado. La dejé sobre la cama y salí lo mas rápido que pude a la clínica donde estaba Paula. Al llegar entre por emergencia, trataba de preguntar a alguna de las enfermeras que estaban ahí pero ninguna me prestaba atención, molesta me fui a unos asientos para sentarme y calmarme un poco y clave mis ojos en el piso, al levantar la mirada vi Paulina que iba caminando  a paso rápido cerca de donde estaba sentada, me levante de un brinco y casi corrí para llegar a su lado.

-Paulina. -dije colocándole una mano en su hombro para que se detuviera.

-¿Gio? -Dijo al verme- ¿Eres tu realmente? -Parecía impresionada de verme ahí.

No pude evitar reírme y asenti.

-Perdoname, no quería besarte ese día... -le tape la boca, no quería revivir ese día justo en este momento, que manía tenían estas hermanas de hablar estos temas así a la ligera y decirlo todo de una sola sentada.

-No digas más, esta todo olvidado ¿Ok? -ella asintió y quite mi mano de su boca y luego ella me abrazó.

-Tengo miedo Gio, yo sabia que esto pasaría en algún momento. -Decía aun abrazandome.

-¿Que sucedió Paulina? -Me apretó un poco más fuerte.

-Williams tuvo que haber descubierto que Paula fue amante de su esposa, por eso el hombre se puso como animal salvaje y casi la mata a golpes. -Se despegó de mi y  acarició mi mejilla-, ella te extraño mucho Gio. -tome sus manos a modo de confortarla, ella sólo me sonrió afligida.

-¿Esta bien? -Pregunté.

-Si, solo que esta inconsciente. Deberíamos ir a sala de recuperación, en un par de horas la trasladaran a una habitación. -Paulina comenzó a caminar y yo la seguí, moría de gana de ver a Paula.

Llegamos a la sala de recuperación tuvimos que colocarnos un traje especial para entrar. Me había asustado un poco pues todo este protocolo no me daba muy buena espina. Me me paso un tapa bocas y por fin nos acercamos. Cuando la vi sentí como mi corazón se estrujaba, tenia una de sus cejas cocidas y en su labio una pequeña raja. Quise tocarla pero Paulina no me dejó, levante mi mirada para protestar y al cruzar nuestras miradas ella hizo un movimiento negativo con la cabeza.

Estuve observando largo rato a Paula, sentía tantas cosas al verla, me gustaba y estaba comenzando a sentir algo por ella, aún sentía miedo, pero no igual que antes, estaba dispuesta a aceptar se hiciera digna de mi amor, como me decía Joel.

Habían pasado dos dias y Paula aun no despertaba, me estaba desesperando todo, Joel y Martín llamaban tres veces al día hasta la pequeña Tabatha lo hacia, decía que me extrañaba y que regresara pronto. Mi estomago comenzó a gruñir por la falta de alimento, últimamente no había comido bien, por estar siempre al lado de Paula, quería estar cuando ella despertara. Le dije  a Paulina que iría a a comprar algo de comer, me ofrecí para traerle también pero se negó, ella también había pasado estos dos últimos dias pegada a su hermana. Los padres de las gemelas no sabían nada aún. Paulina no quería preocuparlos, si llegase a pasar más tiempo no tendría de otra.

Llegue a una cafetería que estaba cerca de la clínica para comprar la comida, porque la cafetería de el ligado era un asco. Pedí dos pizza de tamaño personal, las dos margaritas, no sabia que le podía gustar a ella así que esa me pareció básica. Tardaron  un poco en salir esas condenadas pizzas, que tanto podrían tardarse haciéndolas. Al fin tenia todo y me dirigía a paso rápido al hospital, llegue a la puerta de la habitación y oí su voz sonaba un poco rara, imagino por los dias que tenia sin hablar, deje la cosas en una silla fuera de la habitación y abrí lo único que se me ocurrió fue saludarla, ella comenzó a llorar y sin dudarlo fui y la abrace y comencé a arrullarla y decirle que no llorara más odiaba verla así, por último le dije que quería comenzar con el experimento y eso la hizo reír un poco.


Me encontraba sentada fuera del consultorio de Paulina, hacia dos meses habíamos comenzado con la fase de superovulación, hoy me harían una ecografía transvaginal y tomarían un poco de sangre, sinceramente estaba comenzando a odiar la agujas y ese eco, era muy incomodo pero todo por el experimento.

-¿Como está mi chica del experimento? -Dijo Paulina intentando ser graciosa, pero realmente era muy mala en eso de hacer reír.

-¿Me estas queriendo decir que soy como una rata con la que van a experimentar? -El tratamiento para la súper ovulación me tenia muy sensible y realmente me tomaba muy mal todo lo que me decían últimamente y me ponía a llorar y esta vez no fue la excepción.

-No llores Gio, no fue mi intención decir eso, realmente lo lamento. -Se levanto de su asiento rodeo la mesa y caminó hasta donde yo estaba y me abrazó.

-Felicida... -Abrieron la puerta y la voz de Paula se corto al verme abrazando a su hermana, a quien solté como si estuviera haciendo algo malo.

-Veo que Paulina esta muy ocupada para informarle que el experimento funcionó en mi y que a ser mamá en unos nueve meses. -Dijo en tono sarcástico Soledad.

-¿En serio? -preguntó Paulina con una gran sonrisa en su rostro y se acercó a Soledad y a pesar de que esta se negó ella la cargo y dio una pequeña vuelta-. No sabes lo feliz que eso me hace Sol. -ambas se quedaron observando sin decir nada, sus rostros estaban muy juntos, estaban a punto de besarse pero el celular de Soledad sonó sacándolas de su momento.

-Lo siento debo irme, mi novia me esta esperando abajo. -Paula apretó su mandíbula al escuchar que la novia de Sol estaba esperándola.

Paulina giró su mirada a otro lugar hasta que Soledad salio del consultorio.

-¿Que hacían ustedes abrazadas? -preguntó Paula en un tono serio, se podían oler sus celos a kilómetros.

-La consolaba por un mal comentario que hice -dijo despreocupada Paulina-. Voy a hacerle los exámenes para evaluar si ya esta en condiciones de hacerle la extracción. -Paula asintió y salió del consultorio sin decir nada, eso a mi sensible vida le dolió y comencé a llorar nuevamente.

-Ella no me quiere, no se despidió de mi. -dije entre sollozos. Paulina se levanto y me dio un poco de agua.

-No le hagas caso Gio, ella esta celosa.

Después de calmarme Paulina me saco un poco de sangre y luego me hizo el odioso y molesto eco.

-Tendré que esperar los exámenes de sangre para poder decirte con exactitud cuando iniciaremos con la segunda fase. -Escuchar aquello me ponía tan feliz, por lo menos no era tan inútil, como decía Miranda.

Al salir del consultorio me encontré con Paula sentada en unas sillas que están frente al consultorio de su hermana.

-Hola. -Dije sonriendole.

-Hoy no aceptaré una negativa, quiero invitarte a una cita Gio, se que comenzamos al revés, pero esta vez quiero hacer las cosa bien. -tomó un ramo de anemonas de varios colores: blancas, moradas, azules, naranja, las cuales  estaban a su lado y me las dio- son para ti.

El color rojo tiño mi rostro, con la mirada en las flores las cogí. En su rostro había una linda sonrisa y sus ojos, sus ojos me miraban con adoración y no pude negarme, después de que Paula salio de la clínica, lo único que hacia era pedirme una cita.

-Acepto -Dije sonriendo ella se acerco hacia mi y me tomo de las cadera y me acercó hasta ella, pensé que me iba a besar, no me equivoqué en lo que quería hacer si no mas bien el lugar donde dejo el beso.

-No voy a tocar tus labios nuevamente hasta que seas mi novia, lo prometo. -Susurró Paula en mi oído.

-Paula recuerda que estoy aun casada y... -coloco su mano en mi boca para que no siguiera hablando.

-No me digas que aún la amas, si lo haces romperías mi corazón en millones de pedazos. -Negué y quite sus manos de mi boca.

-No la amo -Paula me miró como si no creyera en mis palabras-, por lo menos no de la misma forma que antes. Solo quiero hacer las cosas bien, le pediré el divorcio pronto. -tome su rostro en mis manos y deje un pequeño beso en la comisura de sus labios.

-Gio, por ti esperaría un siglo entero -hizo una mueca algo graciosa y comenzó a negar-, eso sonó ridículo, todo lo que tenga que ver contigo me come la paciencia, así que por favor no tardes tanto -Tomo mis manos y dejo un suave beso en ellas-. Ella no te merece bonita, es una basura de persona. Realmente no tengo moral para decir algo, pero por lo menos yo no tengo una doble vida. -Eso último lo dijo con tanta rabia. Pero algo llamo mi atención y fue lo que dijo de la doble vida.

Estábamos en el mes de julio, casi se cumplía un año de que mi matrimonio se haya ido a la basura sin importarle nada. Ahora mi vida estaba llena de cambios, ya no sentía lo mismo por Miranda, estaba apunto de pedirle el divorcio, también estaba Paula que se había metido en mi vida como un huracán desplazando a mi esposa y lo más importante seria mamá si todo esto del experimento funcionaba.

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Gracias... A todos lo que han votado y me han enviado correo, es genial ver en mi buzon sus mensajes, gracias de verdad por tomarse el tiempo de escribirme.

Pronto terminaré las clases y podre publicar un poco mas seguido.

Espero le haya gustado este capítulo. Vamos a ver cuanto le duran esas promesas.