La Chica del Experimento 7

Me desperté, pero aun no quería abrir mis ojos y quizás el mañanero nos ponga activas, anoche por primera vez en mi vida hice el amor. Al recordarlo una gran sonrisa cubrió mis labios.

-7-

Me sentía tan confundida, ¿Como pudo pasar?, no recuerdo absolutamente nada, lo último que esta registrado en mi mente es el momento en que Paulina abrió la botella de vodka y sirvió los primero tragos de resto solo queda una gran laguna negra en mi mente. Pero ¿Cuándo llego Paula? ¿Ella no estaba en Italia?.

Me desenrede de sus brazos con cuidado para no despertarla, lo menos que quería era enfrentar todo lo que había sucedido entre nosotras. Me levante de la cama con movimientos lentos y silenciosos para tomar mi ropa que se encontraba esparcida por todo el piso y me vestí rápidamente, me acerque a la cama y me quede observándola. Su cuerpo apenas cubierto por las sabanas dejaba ver unos de sus senos, su respiración era tranquila, su rostro estaba relajado y sus labios dibujaba una sonrisa.

Solté un suspiro antes de agacharme y quedar a la altura de su mejilla y deje un suave beso. Salí sin hacer demasiado ruido. Terminaba de cerrar la puerta y me tope con Paulina.

-¡Dios! -Dije con la mano en el pecho por el susto que me llevé-. Me asustaste Paulina.

-¿Que hacías en la habitación de Paula? -preguntó seria.

Me quede como una estatua, me daba vergüenza decir que me había acostado con su hermana, quizás después de todo Miranda si tenia razón, soy una zorra.

-Hey, ¿Te pasa algo? -tomó mi mentón entre sus dedos y lo levantó- ¿Ella se aprovecho de ti?

No sabia que responder a eso, porque realmente no lo sabia. Entonces... ¿Y si... Paula había abusado de mi y yo no lo recordaba?. Comenzó a negar al ver mi cara de miedo.

-Lo hizo ¿Verdad? -Su mandíbula se tensó y yo comencé a negar. Paulina soltó un bufido de frustración y se acerco hacia mi y me abrazó-. Tranquila Gio, mi hermana ha ido muy lejos esta vez..

-No, bueno no lo se, yo... Solo... No digas más, vamos a olvidar esto ¿Si? Yo me voy, lo siento pero no seré parte de su experimento. -Paulina dio un paso atrás con terror en su rostro me acerque a ella para tomar su mejilla en mis manos pero se alejo nuevamente.

-No puedes hacerlo, contamos contigo. -Dijo con la voz rota a la misma vez que negaba. Odiaba saber que le estaba haciendo daño, porque estoy segura de que lo hacia.

-Es lo mejor, me voy Paulina yo...-el discurso que tenia planeado decirle fue interrumpido por sus labios sobre los mios.

Me quede inmóvil y con los ojos muy abiertos y las manos alzadas sin tocar un centímetro de su cuerpo. Ella se separó del beso e inmediatamente di un paso atrás, ella trato de acercarse a mi pero volví a retroceder.

-Yo... Lo... Disculpa. -paso por mi lado casi corriendo y en el proceso tropezó conmigo y casi me hace caer. Lo ultimo que escuche fue la puerta de la entrada cerrarse fuertemente.

Aproveché que Paulina estaba fuera y Paula seguía durmiendo, tome mis maletas y me fui. No se hacia dónde voy, no se que haré, pero no puedo seguir así, mi vida es un caos, mi matrimonio es un caos, mis sentimientos son un caos. Este viaje sin rumbo que estoy por hacer me ayudara a aclararme.

Estoy apunto de salir de la casa de Paulina dándole un último recorrido, aunque no había estado mucho tiempo aquí, puedo decir que esta casa fue testigo de que me entregue a la fuerza o por voluntad propia a otra mujer que no era mi esposa. En mi recorrido mis ojos captaron una foto de Paula y Paulina, me acerque a ella y la tome en el marco decía: sesión de fotos a beneficencia de los niños con cáncer. Ambas estaban vestidas con una camisa blanca y tenían un corbatín negro, Paula llevaba todo su atuendo perfectamente hecho, mientras que Paulina tenia la camisa abotonada con un par de botones abotonados y el corbatín lo llevaba deshecho, no llevaba brasier y se le veían un poco los senos. La vi unos segundos y la metí en mi bolso. Salí de esa casa, me quede observándola un momento, luego me di la vuelta y me fui calle abajo.

-Paula-

Me desperté, pero aun no quería abrir mis ojos y quizás el mañanero nos ponga activas, anoche por primera vez en mi vida hice el amor. Al recordarlo una gran sonrisa cubrió mis labios, comencé a tantear la cama para encontrarme con su cuerpo, pero para mi sorpresa sólo había un espacio frío y vacío. Abrí los ojos inmediatamente y corrobore los que mis manos habían sentido antes.

Me levante y tome mi albornoz y salí de la habitación en su búsqueda, pero fue una perdida de tiempo, no estaba por ningún lugar. Oí que la puerta de la casa se abría y salí corriendo para ver si era ella pero para mi desgracia solo era Paulina que tenia una cara de preocupación y al verme empeoró.

-¿Donde esta Gio? -Pregunté.

Paula me aparto de su camino y salio corriendo al segundo piso, no lo dude ni un segundo y fui tras ella.

-Mierda. -dijo mientras observaba una de las habitaciones de invitados.

-¿Donde esta Gio? -pregunte una vez más.

-Se fue no vez -me respondió de mala gana-. Abusaste de ella -se volteo y me dio un golpe en la mejilla.

-Claro que no, calmate -la abraze por la espalda para inmovilizarla.

-Yo la besé. -La solté de inmediato al escuchar eso y ella comenzó a llorar.

-¿Que tu que? -Pregunte. Mi corazón latía fuertemente sentía mis piernas desfallecer.

-Yo la besé.-Dijo con su mirada gacha.

-Ahora comprendo lo que sentiste aquella vez. -Dije mientras colocaba mis mano en mis ojos.

-Fue una estupidez, lo siento Paula. -Ella se iba a acercar a mi pero la detuve.

-No, ahora no. Sabes, creo que me enamoré de ella Paulina, anoche no abuse de Gio, por lo menos yo le hice el amor. -Dije con los ojos cerrados mientras me recostaba de la pared.

-¿Como llegaste tan rápido? -Solté una risa melancólica.

-Lincon, me prestó su avión privado, en lo que vi tu mensaje no dude en venir. -me separé de la pared y comencé a caminar a mi habitación.

-Ella dijo que no sería parte del experimento. -Paré mi caminar y me volteé.

-Ella no puede hacernos esto. La iré a buscar así sea al fin del mundo. -Seguí caminando pero esta vez a pasos rápidos hasta llegar mi habitación, lance la puerta para que cerrara, pero Paulina la detuvo.

-¿Por que quieres buscarla? -a veces mi hermana me estresa con sus estúpidas preguntas.

-¿Te importa? -Respondí mientras metía mis pierna en el jeans.

-Si me importa porque no quiero que ella sea una más, ya sufre con la idiota de su esposa para que tu también la hagas sufrir, además ella sigue enamorada de esa mujer. -Deje de vestirme y me le acerque.

-Su esposa es una idiota y por mi que se muera, estoy interesada realmente en ella, Gio es mi princesa, esa de la que tu y mamá siempre hablaban, quiero todo con ella. Se que aún esta enamorada de la idiota de su mujer pero así tenga que secuestrarla y coaccionarla para que me quiera lo haré. -Paulina me vio con el ceño fruncido unos segundos.

-Hay que buscar a Gio, pero no permitiré que la coacciones ¿Ok? -negué con la cabeza y me lance a darle un abrazo después de tantos años nuestra relación parecía volverse a reconstruir.

Salimos de la casa de Paulina y comenzamos a recorrer la ciudad como unas idiotas. Le pedí a mi hermana que detuviera el auto.

-Paulina, somos las idiotas más grandes del país, no estamos buscando a un perro, ella tiene celular, amigas, debimos empezar a buscar por ahí. -Paulina comenzó a reír y arranco nuevamente el auto y se dirigió a la academia.

Bajamos ambas del auto y entramos. Estuvimos esperando un poco hasta que aprecio Gina.

-Hola mis chicas maravillas. -Dijo Gina divertida.

-Hola Gina -Tanto Paulina como yo nos acercamos y le dimos un beso en la mejilla- ¿Donde esta Gio? -Dije sin rodeos.

-Pensé que estaba con ella. -dijo señalando a Paulina, yo sabía que mentía.

-No me mientas ¿Donde esta? -Dije mientras le tomaba las manos. Ella solo comenzó a negar viéndome con cara de pena. Solté sus manos y me volteé tome una hoja de su escritorio y saque mi labial y escribí SOS. Me acerque a ella con el cartel y la mejor cara que se me ocurrió poner en ese momento.

-¡Demonios! ¿Por qué eres tan jodidamente sexy? -dijo y comenzó a negar mientras reía- Bien Ojitos segunda y tu eres ojitos tercera -Dijo señalando a Paulina- se donde está, pero no se los diré. Lo máximo que puedo hacer por ustedes es comunicarlas con ella. -no era lo que yo esperaba pero ya era algo.

-Esta bien, dime que nos llame aquí están nuestros números. - Dijo paulina sacando una de sus tarjetas de presentación.

-Yo me quedaré aquí hasta que el a vuelva a comunicarse, Paulina ve al consultorio y cubreme. -mi hermana se quedo con el ceño fruncido observándome y asintió de mala gana y se fue.


Pasaron un par de horas y Gio no llamaba, me estaba preocupando un poco. Cada que podía me levantaba y le preguntaba a Gina si ya le había enviado así sea un mensaje, pero ella solo negaba. Serian las cinco de la tarde casi cuando el sonido del celular de Gina me saca de mi breve sueño.

-¿Es ella? -pregunto ilusionada. Gina asintió mientras seguía hablando.

-Gio amiga, se que me vas a matar... Aquí esta Paula. Si lo se pero no le dije nada, solo que podía ser intermediaria para que se comunicará contigo. Exacto no le dije, Gio debiste ver la carita que me puso, te la pondré para que hablen te quiero amiga. -Gina quitó el aparato de su oreja y me lo pasó.

Parecía una niña chiquita recibiendo el regalo de santa, estaba nerviosa y emocionada por escucharla y hablar de nuevo con ella.

-¿Gio? -dije al solo escuchar su respiración al otro lado.

-Hola. -Escuche su voz en un tono muy bajo.

-Gio Cariño ¿Por qué te fuiste así? Yo... Fue la mejor noche de mi vida y si por mi fuera la repetiría mil y una vez. -Ahora si no se escuchaba nada quite el teléfono de mi oreja y observe la pantalla donde ya no había nada solo una foto de Gina y su esposo-. Me colgó.

-Ella esta un poco confundida Paula, se siente muy mal por lo que le hizo su esposa y luego... Luego tú.

-¿Yo que? -dije desesperada.

-Lo que pasó entre ustedes la tiene muy confundida ¿bien? -Gina colocó su mano en mi hombro y le dio un leve apretón-. Dale un poco de tiempo, a mi también me gustaría que te eligiera. -Me dio un abrazo y me ayudó a levantarme.

Salí de la academia y tome un taxi a mi loft. Al llegar me lleve la sorpresa de que ahí estaba Teresa la esposa de mi colega de la clínica, estaba vestida para matar. Sabia a lo que venía pero no me sentía en condiciones de estar con otra persona que no fuese Gio.

-El idiota del vigilante no me quería dejar pasar y me ha tenido aquí muerta de frío. -se acerco a mi contorneando su cuerpo y poso ambos brazos en mis hombros y quedamos a centímetros-. Te extrañe gatita. Me iba a dar un beso pero el sonido de mi celular me hizo sobresaltar y alejarme de ella para revisar.

GINA.

Siento haberte colgado la llamada pero aún no me siento preparada para hablar contigo. Atte Gio 18:36

Al ver ese mensaje jo pude dejar de sonreír y fui hasta donde estaba Teresa residida a decirle que se fuera.

-Teresa quiero que te vayas, no estoy de humor el día de hoy ni por el resto de mi vida. Ve a donde tu esposo y que te complazca o busca a otro u otra lo que quieras pero yo ya no puedo seguir haciéndole estoy a mi amigo. -Le dije en un tono tranquilo, mientras ella me veía sin decir una palabra.

-Le voy a decir que me haz obligado a estar contigo y me violaste muchas veces... -interrumpi toda las idioteces que esa mujer decía.

-¿En que momento te viole yo ti? Todo fue totalmente consensuado, tengo testigos de eso. -Dije un poco alterada.

-Entonces le diré que tu eres mi amante. -En eso si tenia razón y si eramos una especies de amantes, mi vida es una locura, benditas mujeres, si fuese un hombre no me pasan estas cosas.

-Haz lo que quieras Teresa ya veré que haré yo, pero piensalo porque no solo yo perderé si le dices que eres mi amante. -La sonrisa que tenia se le borró al escuchar aquello. Negó con la cabeza y se fue hecha una furia hasta su auto y lo arranco haciendo rechinar sus llantas.

-¿Problemas con sus mujeres señora? -dijo el vigilante.

-¿Problemas para conseguir otro empleo? -El hombre captó mi indirecta y se fue a sentar a su puesto mientras yo entre molesta al edificio, tomé el ascensor y presione mi piso.

Al abrirse las puertas frente a mi departamento se encontraba Soledad sentada en el piso.

-Te has tardado un mundo entero Pau. -dijo mientras se levantaba.

-¿Como sabias que regresé? -pregunté de mala gana.

-Paulina me dijo que estabas aquí. -Subió y bajo sus hombros y se acercó a abrazarme.

-Pasa. -le dije abriendo la puerta.

Entramos y me tire sobre el mueble y coloque uno de los cojines sobre mi cara.

-¿Que te sucedió? -Soledad me conocía perfectamente- ¿Gio?

-Estuvimos juntas anoche -me imagine la cara que debió tener Sol y las ganas de preguntar en que forma estuvimos juntas Gio y yo-, hicimos el amor, por lo menos yo lo hice.

Soledad pego un grito que hizo levantarme de golpe del sofá. Realmente no se como sucedió pero me encontraba en el piso con Soledad encima de mi abrazandome.

-Mi pequeña solitaria hizo el amor con una mujer -me dio un pequeño golpe en mi mentón y me abrazó-. Bienvenida al club del amor.

-Ella desapareció, no quiere ni hablar conmigo. Estoy destrozada. -Sol se acerco a mi y me abrazó.

-Solo esta confundida, mi novia también se sintió de esa forma cuando lo hicimos por primera vez, entiende que ella aún siente algo por su mujer y quizás también siente algo por ti y eso la esta matando.

Sol tenia razón y más si se dio el acostón con una mujer que solo juega con otras mujeres, porque estoy segura que eso es una de la cosas que más le molesta. Esa noche dormí junto a mi amiga después de comernos unos cuantos potes de helados que compramos para mi depresión.

A partir de ese día recibía un mensaje de Gina. El día de mi cumpleaños ella hizo una vídeo llamada y pude verla nuevamente. Estaba tan linda. No podía estar más enamorada siempre que podía le mandaba a decir cosas lindas para con quitarla se que lo estaban logrando, lo se porque una vez a la semana hacíamos una vídeo llamada.

Al fin era viernes y podría hablar por vídeo llamada con Gio, iba tan feliz que nada podría quitarme esa felicidad o eso creía yo, vi salir de la academia a Carolina, se veía un poco molesta, quizás estaba viendo clases pero no fue lo que esperaba que se yo comencé a correr un poco para alcanzarla pero se monto en su auto y se fue.

Entre a la academia y me conseguí a Gina tomando lo que parecía una manzanilla si mi nariz no me falla ese olor era de manzanilla.

-¿Estas bien? -pregunté colocando mi mano en su brazo.

-Si, tranquila chica maravilla. -Aún no sabia por qué me decía así  pero me gustaba.

-Esa mujer que salio de aquí hace un momento ¿Quien era? -pregunté con mucha curiosidad.

-Esa idiota es Miranda la esposa de Gio. -Al escuchar "la esposa de Gio" sentí como si mis oídos se taparan, la fuerza parecía haberse escapado de mi cuerpo porque caí de rodilla en el piso. Gina salio detrás de su escritorio y me ayudo a levantar "¿Estas bien?" me decía pero no era capaz de decir ni hacer nada en ese momento.

-Ella es Carolina, no puede ser la esposa de mi Gio, no ella no. -Fue lo que pude decir después de salir de mi estado de sorpresa. Gina me había acercado un poco de su manzanilla y me la estaba obligando a tomarla.

-¿Quien es Carolina? -Preguntó Gina confundida. Estaba por responderle pero sonó su teléfono indicando que había una llamada de Gio. Como pude me tome el resto de la manzanilla, no quería que Gio me viera en este estado, pero como no estarlo después de haber descubierto algo como eso.

Hablamos media hora como siempre, se que ella notó mi cambio de humor pero no dijo nada. Habían pasado cuatro meses desde aquel día, el remordimiento y la rabia invadían mis días, no podía decir nada no sabia como hacerlo, no quería dañar a nadie. Fui a la consulta como de costumbre y puse todo mi animo para atender a mis pacientes. Lo único que me mantenía cuerda era los mensajes que me mandaba Gina de parte de Gio, y nuestras conversaciones de los viernes, ese era mi momento favorito de la semana. Estaba por salir cuando entra mi amigo Williams, no puedo negar que me dio un poco de miedo verlo entrar en mi consultorio.

-Necesito que me ayudes Paula, mi esposa me esta engañando pero no se con quién. -dijo desesperado.

¿Como me va a pedir una cosa así? ¿Como le digo que ese amante soy yo?

-No soy muy amiga suya Will. Yo... -ver en su rostro esa decepción no me dejo otra solución que decir la verdad- soy ese amante o bueno uno de tantos no lo se. -lo único que sentí fue el impacto de su anillo romper mi ceja, sentía también caer mi sangre proveniente de mi ceja y el piso en mis manos.

-¿Como pudiste Paula? -Me tomo del borde de la bata y me sacudia.

Sus gritos casi no los podía oír. Escuche la voz de Paulina gritarle a Will que me dejara, pero el no hizo caso y me dio otro golpe pero esta vez en mi boca. Los hombre de seguridad fueron los únicos que pudieron quitarme a Will de encima. Realmente estaba molesto y tenia la fuerza de diez hombres, mi labio y mi ceja pueden dar de de eso.

Me llevaron a emergencia para que me curaran mis heridas, estaba tan fuera de mi que lo último que recuerdo fue ver el rostro preocupado de Paula.

Deporte con la boca seca y comencé a pedir agua.

-Agua -mi voz salio en un volumen bajo y un poco rasposa-, agua. -Escuche como se movían a mi lado y luego el sonido del agua cayendo en el vaso.

-Que bueno que despiertas Paula, estaba muy preocupada. -Dijo Paulina con una sonrisa sincera.

-Hierba mala nunca muere, tu siempre tan dramática, fueron un par de golpes, nada grave. -Dije y solté una leve risa.

-Tenias dos días sin despertar Paula -Casi me ahogo cuando escucho eso-, cuando te dio el primer golpe tu cabeza chocó contra el filo de la repisa y mientras el estuvo sacudiéndote tu cabeza golpeaba con el piso. - Apreté mi mandíbula por lo que había dicho, dos días sin ver sus mensajes, dos días sin saber de ella.

-¿Me escribió? -a Paulina se le dibujo una sonrisa en su rostro y negó, me pareció un poco extraño, pero unos segundos después unos golpes en la puerta de la habitación llamaron mi atención al Paulina abrir la puerta, no lo podía creer era ella, ella mi Gio estaba aquí frente a mi.

-Hola Paula -Dijo Con su linda voz, no lo pude evitar y comencé a llorar-, no llores -me acurrucó en sus brazos y me dio un beso en mi cabeza- Vine a que de una vez comencemos con el experimento, no quiero esperar más.

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Aquí tienen otro capitulo más. Le resolverá algunas dudas y otras sospechas que seguro tienen.

Disfruten y saludos.