La Chica del Experimento 6

-Dios, Paula. -grite cuando llegue a mi orgasmo. Mi respiración estaba tan agitada y mis ojos aun estaban cerrados por la intensidad de ese gran orgasmo que había tenido. Paula fue subiendo poco a poco dejando ligeros besos que causaban en mí una leve corriente de lo sensible que había quedado mi cuerpo.

-6-

¿Que Paso anoche?

Eran las Siete de la mañana y aun no había logrado dormir, el recuerdo del beso y las palabras de Paulina antes de dejarme e irse a su habitación. Se que no es un secreto el pasado de Paula, la conocí mientras huía de una de sus conquistas con la cual las cosas habían salido mal, me preocupa lo que pueda estar sintiendo por ella, porque principalmente yo estoy casada y no voy a tirar tantos años junto a una persona solo por un capricho, porque eso fue a la conclusión que llegue, Paula era un capricho.

La puerta de la habitación se abrió y la silueta de Paula apareció dejando ver que unas de sus manos estaban sobre su cabeza.

-No dejes que vuelva a tomar con tu amigo José. -Reí por haberle cambiado el nombre a mi amigo- ¿De que te ríes? -me miró sería.

-Se llama Jorge, no José -Ella sonrió y acercó a la cama para sentarse en la orilla.

-¿Sabes?, no recuerdo casi nada de anoche, pero hay una serie de imágenes repetitivas en mi mente donde tu y yo nos besamos ¿Eso sucedió realmente? -Creo que este es el momento de fingir demencia y olvidarme de lo que sucedió entre ella y yo.

-Tu mente tiene una gran imaginación -reí y en su rostro se notaba un poco de decepción- ¿Por qué estas despierta tan temprano? -un bostezo involuntario salio de mi boca.

-Bueno la vieja amargada de Paulina me despertó, según ella las mejores ideas surgen las primeras horas de la mañana -rodó los ojos- patrañas de vieja amargada lo que le diga en estos momentos se lo puedo decir a las dos de la tarde.

Yo no podía evitar reír por las ocurrencias de Paula, tampoco puedo evitar compararla con mi esposa, ellas son tan diferentes pero en extremo, a pesar de todo los años que hemos estado juntas, Miranda jamás me ha tratado como Paula, aunque eso no signifique que no he sido feliz a su lado por algo aun la amo y tengo toda la esperanza de que este bebé que será el resultado del experimento nos unirá de nuevo.

-Te dejaré, para que te cambies y esas cosas, que conste que lo hago contra mi voluntad -se levantó de la cama y camino hacia la puerta pero antes de cerrarla por completo asomó su cabeza para decir algo más-, aunque realmente muero por espiarte. -y finalmente cerró la puerta.

Me ruborice como una tonta por las palabras de Paula, será más difícil de lo que pensé, olvidar esa atracción que siento hacia ella. Me levante de la cama y fui hasta el baño, me senté en el excusado y espere a que el liquido saliera de mi cuerpo, no se por qué pero comencé a cerrar mis ojos creo que la cerámica tenía un efecto hipnotizante y sin mas me dormí.

El sonido de una voz pronunciando mi nombre me sacó de un brinco de mi breve sueño y desperté sobresaltada y me levante y luego note que tenía mis pantis hasta mis rodillas y regresé a donde estaba sentada antes.

-Gio, ¿Estas bien? Paula me dijo hace un buen tiempo que... -no deje que terminara de hablar.

-Lo siento Paulina, me quede dormida en el excusado -Reí mientras mordía mis labios y también pude escuchar al otro lado de la puerta a Paulina intentar contener su risa.

-De verdad lo siento Gio, yo... No pensé bien en la hora.

-Tranquila, en veinte minutos estoy con ustedes.

-Esta bien. -escuche como se cerraba la puerta de la habitación lo que indicaba que había salido y ahora si me dispuse a terminar con mi rutina mañanera.

Una vez bañada, vestida me dispuse a bajar al salón en donde se encontraba Paula dormida en el sofá y paulina en la cocina sirviéndose un poco de jugo de naranja.

-Gio, lo siento realmente por todo y bueno por la impuntualidad de Soledad que ya debería estar aquí. -sirvió otro vaso de jugo y me lo entregó.

-Gracias. -Dije y me dispuse a tomarlo.

-Yo también seria impuntual si me llamaran a las seis de la mañana, tuviste suerte de que... Camila o Catalina, ¿Como es que se llama la idiota? Bueno de que ella no atendiera porque si no se arma la tercera guerra mundial después que la mates -Paulina aunque al principio tenia mala cara por lo que decía Paula al escuchar el insulto a la novia de soledad se le dibujó una pequeña sonrisa en si rostro.

-Carolina, es Carolina y esa nunca me tocaría un pelo, es una cobarde -salio de la cocina y fue hasta donde estaba Paula y se sentó sobre su estomago- despierta Elizabeth -realmente aun no sabia porque ella se llamaban por sus segundos nombres.

-Pesas como un elefante Eloise, ¿Sabes quien te mando saludos? -Paulina se encogió de hombros en respuesta-El señor cosquillas. -Paula comenzó a hacerle cosquilla a su hermana, se veían tan lindas riendo y jugando entre ellas.

Mi vida había sido tan diferente, tenia 8 hermanos, me toco la mala suerte de ser la menor de todos, mis padres apenas y podían alimentarnos, algunos de mis hermanos mayores recién podían ayudar con los gasto, nunca tuve un momento como el que estaba presenciando con ninguno de mis hermanos, para ellos yo era un estorbo y una más, nunca prestaban atención a nada sobre mi vida, pero el día que se enteraron de mis gustos, me botaron, como si fueran estado esperando eso hace mucho.

Las suaves manos de Paulina acariciando mi mejilla me sacaron de mi ensimismamiento.

-¿Te encuentras con nosotros en estos momentos? -Me sonrió y le devolví la sonrisa, pude ver a lo lejos a Paula con el ceño fruncido viéndonos.

-Si, lo siento creo que aún estoy un poco dormida. -Me vio con una expresión que simulaba disculpa y me dio un beso en la frente.

-Vamos a desayunar fuera, no quiero que Paula termine explotando mi casa por intentar cocinar. -Ambas nos reímos y comenzamos a caminar a la entrada. Paula estaba caminando de un lado a otro con expresión seria.

-¿Por qué tardaron tanto? -Soltó en tono de reclamo.

-Nada, vamos. -Dijo Paulina con seriedad.

Aun no entendía por que ellas dos tenían tantos cambios por un momento se trataban bien y en otros esta discutiendo y tratándose mal, aunque realmente la de la actitud extraña era Paulina, ella trataba a su hermana con demasiada seriedad a comparación de Paula que siempre tenía la misma actitud hacia ella.

Llegamos a lo que era un pequeño restaurante. Entramos y todos saludaban a ambas hermanas con mucho cariño, seguro venían muy a menudo. Nos guiaron a unas mesas en el único balcón que tenia el lugar.

-¿Lo de siempre? -Preguntó el camarero.

-Si, Mario y que sean tres platos. -El hombre asintió y se fue- Espero no te moleste que haya pedido por ti.

-No me molesta, creo que eso es lo único que compartimos en este momento. -Dijo Paula a su hermana.

Paulina se removió en su asiento ante las palabras de Paula, intento decir algo pero su teléfono sonó.

-Soledad viene en camino. -no dijo nada más y nos envolvió un incomodo silencio hasta que llegó el desayuno.

Después de terminar de comer, llego Soledad con una gran sonrisa en su rostro y como si no fuese suficiente el ambiente se torno aún más tenso.

-No queremos comentarios de tu perfecta novia, solo toma asiento y escucha bien lo que vamos a decir. -Dijo Paulina de manera grosera Soledad la veía con una ceja levantada.

-No comencemos, por favor. -Intervino Paula en la guerra de miradas que tenían su hermana y su mejor amiga- Iniciemos con la explicación de todo. -Paulina quito su mirada de Soledad y me observo a mi.

-Es cierto, Soledad ya conoce todo el proceso, pero tu no -Soledad asintió-, el experimento lleva el mismo procedimiento de la inseminación in vitro, tú estudio durará más que el de Sol, porque es tu ovulo el que juntaremos con el de Paula -Todas movían su cabeza en afirmación hasta que Soledad proceso bien.

-¿Qué? Como que ella tendrá los óvulos de Paula, quedamos en que yo usaría los de Paula no los tuyos Paulina, yo no quiero nada que me una a ti. -Vi un poco de dolor en los ojos de Paulina por lo que Soledad había dicho.

-Pues tendrás que, los óvulos de Paula son los más fértiles y Gio los necesita, ella tiene problemas para concebir, deja tu egoísmo por un vez en tu vida. -Paulina realmente estaba molesta y tanto como Soledad y Paula estaban sorprendidas por la actitud que tenía. Las tres se veían a los ojos como si hablaran con ellos.

-¿Cuando iniciamos el experimento? -Dije un poco temerosa, tratando de cortar con la tensión.

-Gio iniciaremos el experimento después de año nuevo, para poder controlar tu período. -Dijo Paula apartando su vista de las otras dos, para luego tomar mi mano y darle pequeñas caricias como si estuviera calmándome, pero realmente se sentía como si ese contacto la calmara a ella.

-Esta bien. -Dije un poco cohibida.

-Te explicaremos cada una de las fases pero... ¿sabes lo que es una inseminación in vitro? -Pregunto Paulina.

-Realmente no lo se. -Dije apenada bajando la mirada a mi regazo.

-Es la unión del óvulo de una mujer y el espermatozoide de un hombre en un plato de laboratorio. -Dijo Paula acomodándose en su asiento y poniéndose un poco más derecha- pero recuerda que esto no será una normal, tus óvulos serán unidos con los mios, aún no estoy segura de cuantos espermatozoides tengo congelados con mi información genética, también hay unos con la información genética de Paulina pero esos no importan -Paulina le dio un golpe en la cabeza a Paula por lo que dijo y esta solo sonrió- Porque si, logramos colocar nuestra información genética en esos escurridizos. -Dijo con una gran sonrisa.

-Nos costo mucho tiempo y dinero, por ese razón no puedes decir nada a nadie ¿ok? -Paulina me tomo la mano que tenia libre y comenzó también a darle caricias.

Soledad carraspeo su garganta cortando con el agarre que tenían ambas hermanas con mis manos.

-Sigan explicando sin tanto manoseo. -Dijo cruzando sus brazos.

-Tu aparición fue una perfecta casualidad, tu infertilidad le da un gran giro a nuestra investigación porque podemos demostrar otra variable y esa es poder embarazar a una mujer infértil sin desechar sus óvulos por completo, le estamos dando otro nivel a la fecundación in vitro, con Soledad usaremos otra técnica, que es la que te habían hecho a ti anteriormente la artificial, ahí aplicaremos los espermatozoides modificados. -Paulina hablaba con tanto entusiasmo, se notaba que éste proyecto era su vida.

-Soledad te lleva la delantera pues ya tenemos sus óvulos por lo tanto con ella empezaremos antes de finalizar el año luego de nuestro cumpleaños que es el veintiséis de este mes. Ahora que ya sabes un poco sobre todo esto, te explicaré la primera fase. -Paula también se veía feliz y sus ojos se dilataron como si estuviera excitada- la primera fase es llamada súperovulación o estimulación donde por medio de fármacos para la fertilidad ayudaran a incrementar la producción de tus óvulos. Normalmente, una mujer produce un óvulo por mes, pero estos fármacos para la fertilidad le ordenan a los ovarios producir varios óvulos... -Paulina aprovecho la pausa de Paula y tomó la palabra nuevamente, parecían dos niñas compitiendo por ver quien decía las cosas.

-Durante este paso, estarás sometida a ecografías transvaginales regulares, para examinar los ovarios y también a exámenes de sangre para verificar tus niveles hormonales -Paulina tomo nuevamente mi mano izquierda y Soledad comenzó a mirarnos con mala cara y Paula tomo mi otra mano libre y la sujeto fuerte como si quisiera marcar que esa era suya- Quizás los fármacos tengan algunos efectos secundarios, pero nada de que preocuparse. -Termino de hablar con una sonrisa.

-¿Seguras que no es nada grave eso de los efectos secundarios? ¿Que efectos secundarios tendría? -Pregunte insegura y quite mis manos de las de ellas para jugar con mis dedos y calmar mi nerviosismo.

-Cambios de humor, Bochornos de calor, Moco cervical espeso y seco, Dolor pélvico, Sensibilidad en los senos, Quistes en los ovarios, Náusea, Dolor de cabeza, Depresión leve, Visión borrosa o doble aunque es poco común. -Eran muchos efectos. Me sentí un poco abrumada y un tanto temerosa ante todo esto, pero no podía retractarme, no ahora así que solo les regale una media sonrisa a ambas hermanas.

-Tranquila, ya pase por eso y pues lo peor que me paso fue la sensibilidad en los senos. Podrás hacerte una idea de que hasta el rose de la camisa los levantaba. -trate de imaginarme eso, pero sacudi mi cabeza para quitarme esa imagen.

Eso de efectos secundarios no me sonaban nada bien, pero decidí mejor que lo más sabio era callar y pensar en lo bueno que esto seria para mi vida. Estas mujeres me estaban haciendo participe de algo que no podría pagar ni en mis mejores sueños, actualmente el dinero solo me alcanzaba para pagar todos los gastos del departamento, sobre todo el condominio era lo que más dinero se llevaba, Miranda no se había molestado en dejar pago nada y por primera vez desde que estábamos juntas me había tocado pagar todo.

Habíamos terminado por hoy. Quedamos que las demás fases me la explicarían luego porque ya debían irse a su reunión familiar que celebraban cada dos domingos y por poco casi olvidan. Las gemelas tomaron un camino y Soledad el contrario. Después de haber jurado a Paula que podía ir e sola a casa alcance a Soledad, quería hablar con ella sobre esa primera fase.

-¡Hey! Sol. -Grité para que detuviera su paso, realmente fue efectivo aquel grito porque detuvo su marcha .

-Oh, hola Gio ¿Sucede algo? -Pregunto una vez que estuve a su lado.

-No pasa nada -Aun tenia mi respiración agitada-, solo quería hablar de tu sabes -baje mi mirada y comencé a jugar con mis dedos- el experimento.

-Bueno realmente en este momento me coges apurada pero... -Saco su teléfono y lo observo unos minutos- mi novia aún no da señales de vida -Echó un vistazo alrededor de donde nos encontrábamos-. Allá -Señaló una cafetería que estaba en la acera del al frente.

Ambas caminamos con las manos metidas en nuestros abrigos, el frío del mes de diciembre estaba más estremecedor que de costumbre.

Entramos a la cafetería y nos sentamos en una de las mesas cerca de la puerta. Soledad me comento como fue su experiencia en la primera fase, me daba aún un poco de miedo pero escuchar y ver con la seguridad que ella hablaba, me tranquilizó un poco. En ese momento nos conocimos un poco más, ella era diseñadora de interiores, su padre es uno de los mejores abogados que hay en estos días y su madre había muerto hace dos años a causa de un infarto fulminante que los sorprendió a todos pues según ella la mujer vivía una vida muy sana.

-Disculpa por lo que te preguntaré a continuación, si no quieres responder lo comprendere si no quieres responder. -me quede en silencio unos segundos esperando alguna respuesta, ella sólo asintió y vi mi oportunidad- ¿Por qué las gemelas no aceptan tu relación? -soledad alzó ambas cejas en asombro por mi pregunta.

-Porque es una mujer casada... -hizo una pausa y comenzó a jugar con la taza vacía que antes había estado llena de té verde- La conocí a principios del año pasado pero nuestra relación era de trabajo, me habían contratado para rediseñar toda la planta donde trabajaba, ella siempre llevaba una gran sonrisa en su rostro. Al inicio no le preste atención, pero poco a poco comenzamos a hablar más ella me comentó que era casada pero no era feliz, su mujer la maltrataba, la tenia como una esclava prácticamente trabajaba para ella, la consolé y en ese tiempo que pasaba a su lado me enamoré. Vi a la mujer perfecta y ahora no la pienso dejar ir así me cueste la amistad de las niñas Marizzano. -finalizó con una sonrisa melancólica.

-Pero... ¿Por qué no le pide el divorcio a su esposa? -aún no entendía, si la mujer era tan mala ¿Por qué seguir con ella?

-Lo hizo pero ella no quiere firmar, quiere sacarle dinero, seguro esta pensando en una forma de hacerlo. - se encogió de hombros y unos segundos después su celular comenzó a vibrar, una gran sonrisa se le formo en su rostro, lo que me hizo imaginar que era su novia.

-Puedes irte tranquila yo pago. - le dije amablemente, se levantó de la silla rodeó la mesa y me dio un beso en la mejilla y luego se fue.

Después de pagar, me compre algunas cosas para terminar mi domingo viendo películas en casa. Subí con mi mini mercado por las escaleras, quería tardar un poco más en llegar al departamento aunque eso significara llegar ahí sin aliento. Sin aliento fue poco, llegué literalmente arrastrándome por las paredes subir diez pisos no fue tarea fácil para una persona que no hace mucho ejercicio como yo.

Por fin pude llegar a la puerta del departamento y metí la llave al girarla abrió de inmediato, podría jurar que antes de salir le había pasado el seguro. Empuje con mucho cuidado la puerta y sin hacer ruido comencé a caminar por el salón deje las cosas en el muro de la cocina y me dispuse a explorar la casa. Mi cara no fue normal al encontrarme a Miranda dormida en el cuarto de huéspedes. Dos meses, dos largos meses sin verla ni besarla o abrazarla, reaccione y me lance a abrazarla pero de su parte solo recibí un manotazo que me tumbo de la cama.

-¿Que crees que haces Giordana? -Ya no era Gio sino Giordana.

-Estoy abrazando a mi esposa que no veía desde hace dos meses. -Dije mientras me levantaba.

-Estoy aquí Giordana, no porque hayan concluido el tiempo que te pedí, sólo no quiero seguir pagando más un hotel teniendo MI propio lugar. -Se levantó de la cama y me tomo de los hombros- ¿Donde se supone que estabas? Aquí no has pasado la noche.

-Estaba con unas amigas. -mi voz salia temblorosa, tenia tanto miedo, en los ojos de Miranda se reflejaba algo que jamas había visto en ellos.

-No seas descarada zorra, me voy dos días y ya estas revolcandote con quien sabe cuantas. -apretó mis mejillas entre su pulgar y su dedo índice.

-me haces daño, te lo juro Miranda. -apenas pude decir.

Me soltó y salió de la habitación, mi corazón latía rápidamente, nunca pensé que sentiría algo como esto pero desearía que ella nunca hubiera vuelto.

Salí de la habitación y la vi en la cocina buscando en la nevera algo para comer. Aproveche y entre en nuestra habitación, me comencé a quitar la ropa lentamente para darme un baño, al entrar pude ver la marca de los dedos de Miranda en mis mejillas. ¿Como puede pensar que le soy infiel? Si yo la amo con todo mi ser.

Coloque loción corporal de pies a cabeza estaba por ponerme mi braga y ella entro a la habitación, no se porque sentí miedo al verla ahí parada frente a mi. Sus ojos me recorrían de manera lasciva, no se porque pero tome mi albornoz y tape mi cuerpo.

-¿Por qué te tapas? -camino hacia mi y me arrebató el albornoz de manera violeta, mi cuerpo se tenso y fui incapaz a de moverme-, eres mi esposa y puedo verte todas las veces que me den ganas tu cuerpo así me cause repulsión, mientras este contigo tengo que conformarme con tan poco. -Su voz sonaba como si le causara repulsión hablarme, no se porque ni en que momento pero la imagen de Paula se vino a mi mente.

Deseaba que ella estuviera aquí en este momento y no Miranda.

-Lo siento. -no sabia porque me disculpaba pero creo que era lo que debía hacer.

-Puedo tomarte cuando me de la gana Giordana, me debes tantras cosas, tienes esa estúpida carrera gracias a mi, sabes que me tienes que pagar por todo lo que he hecho por ti ¿lo sabes verdad? -decía mientras le dabas unos masajes violentos a mis senos, su manoseo me dolía.

-Lo se Miranda, se que te debo mucho. -dije con la voz rota, esta mujer no era mi esposa, esta mujer era otra cosa que me daba miedo.

-Acuestate en la cama. -muy obediente hice lo que me decía tenia miedo, mis pierna temblaban mucho apenas podía caminar.

Me acosté boca arriba y ella se acerco a la cama a paso lento, están asustada, ella se estaba comportando tan diferente a la mujer con la que me case y decidí pasar el resto de mis días.

-Masturbate frente a mi.-Abrí mis ojos al máximo por la sorpresa de sus palabras. ¿Que me acaba de pedir?- QUE ESPERAS -su grito hizo estremecer mi cuerpo y unas cuantas lágrimas salían de mis ojos, me sentía humillada.

Entre lágrimas y pequeños espasmos provocados por mi llanto, comencé a acariciar mis senos, use una mano para cada uno, realmente no lo estaba disfrutando, mi mano derecha comenzó a descender de la zona de mi pecho hacia mi ingle e inicie un pequeño masajes circulares en mi pubis.

-deja de llorar que le quitas lo bueno. -como pude contuve mis lágrimas.

De mi pubis pase a mis labios mayores los bordee un rato. Mi mano izquierda seguía masajeando mis senos alternando en cada uno, en la mirada de Miranda había morbo, tenia una sonrisa que jamas había visto en sus labios.

-Eres una inútil aburrida, penetrarte ya. -exigió.

No estaba muy lubricada así que me dolió un poco comencé a sacar y meter mis dedos de mi vagina, cerré mis ojos quería que todo esto terminará, sentí como un lado de la cama se hundía, pare mis movimientos.

-No pares.

Su boca fue directamente a mi senos y comenzó a succionarlos, pero cada vez lo hacia mas fuerte y me dolía hasta que terminé gritando por el mordisco que le dio a mi pezón.

-Calla, se que no gritas cuando te tocan o ¿si? -Aparto mi mano que te estaba en mi vagina y metió sus cuatro dedos de una sola vez.

-No. -grite entre dientes, me dolía.

-Callaté . -me gritó y me soltó una cachetada.

Se veía tan molesta y volvió a soltar una cachetada nuevamente seguida de un puñetazo que conecto en mi pómulo derecho.

Se levanto de la cama y salio del departamento dando un gran portazo. Me levante lo mas rápido que pude con lágrimas tome lo primero que vi en el armario y salí de ese lugar. Estaba desorientada no sabia que hacer todo a mi alrededor comenzó a girar estaba mareada, sentía que las personas me veían me apoye en un poste y me abrase a el y comencé a llorar.

-¿Se encuentra bien señorita? -un señor se me acercó y colocó su mano en mi hombro.

-Llevame a la hospital Central Por favor -dije entre sollozos, el señor al ver mi rostros camino conmigo hasta que tomamos un taxi el hombre muy amable pago el servicio y entró conmigo.

-¿Necesita que me quede con usted? -Negué pero el señor se quedo de igual forma a mi lado- me recuerdas a mi hija, ella murió. Espero que el responsable de eso no vuelva a estar cerca de ti nunca más, mi hija no lo hizo cuando pudo. -el hombre tensó su mandíbula y siguió dando pequeñas caricias en mi espalda.

-Buenas noches. -Dijo una enfermera llegando a nosotros.

-La doctora Marizzano. -fue lo único que pude decir.

-Cariño ninguna de ellas se encuentra de guardia el día de hoy.

-Digale que estoy aquí , por favor.

La enfermera al ver mi cara me reconoció de la vez que estuve aquí hace dos meses.

-Un momento por favor. -La mujer se fue hasta donde estaba las demás enfermeras y le señaló el teléfono a una de ellas y luego a mio, la enfermera asintió y levantó la bocina.

-Estarás bien muchacha. Alejaté de ese hombre. -sonreí amargamente, porque lo peor de todo era que no fue un hombre si no una mujer.

-Fue mi esposa. -El señor comenzó a negar.

-¿Como una mujer puede hacerle una cosa así a otra? Es una idiota. -El señor me abrazó y beso mi coronilla-. Debes alejarte de esa mujer antes de que sea tarde, soy abogado y puedo ayudarte.

-Disculpa, cariño ninguna de las doctoras Marizzano contestó, lo siento. -solté un suspiro y las ganas de llorar se hicieron más grandes.

-Puedes quedar conmigo si no tienes a donde ir. -ofreció el hombre, estaba tan aturdida y confundida que acepte sin pensar en nada más.

Tomamos un taxi y se me ocurrió ir a casa de Paula le dije al señor que le indicará al chofer para que cambiará la dirección, llegamos al edificio pero el portero no me dejo entrar, estaba haciendo mucho frío, a pesar de que le dije al señor de que se podía ir él se quedo conmigo.

-Pequeña, deberíamos irnos. -Dijo el hombre.

-Puedo esperar aquí. -Dije temblando de frío mis dientes castañeaban.

-Por dios, solo mirate, pareces un pollito, te vas a enfermar -me abrazó para darme calor-, no pienso hacerte nada malo, me recuerdas tanto a mi hija, solo quiero ayudarte.

No me quedo otra opción que irme con él, pensé que quizás podría hacerme algo malo pero me siento tanrota ahora mismo que si el hombre me matara no me importaría.

Tomamos un taxi y llegamos a su departamento, era uno muy grande y bonito. Había fotos de una chica por todo el lugar, me imagino  que era su hija, tome uno de los portarretratos donde había una foto que me llamo mucho la atención pues la chica sonreía pero se veía que no era feliz, tenia ojeras y no estaba tan arreglada como en las otras.

-Esa foto fue tomada dos días antes de que ese desgraciado la matara, mi hija perdió todo su brillo por culpa de ese bastardo. - los ojos del hombre se le cristalizaron-, mi esposa apoyaba que no renunciara a su esposo, yo estaba tan sumido en el bufete que nunca le preste atención, hasta que el idiota comenzó golpearla en lugares visibles. -soltó una pequeña risa.

El señor tomó otro de los retratos y lo llevo a su pecho y comenzó a llorar.

-Debí alejarla a la fuerza de ese desgraciado, pero mi mujer me convenció de que el iba a cambiar. Pero ¿sabes que fue lo mas gracioso? -lo vi a los ojos y negué-, mi esposa de acostaba con él. Lo supe cuando le hicieron el juicio.

-Lo siento. -fue lo único que se me ocurrió decir.

-No debes disculparte por nada pequeña, tu no tienes culpa de nada, solo te pido que te alejes de esa mujer antes de que sea tarde, quizás la ames y todo eso pero ella no te ama a ti y de muestra esta tu ojo. -Se acercó a mi y me quitó de las manos el portarretrato y lo colocó donde estaba.

Me indicó donde dormiría y me dejo ropa de su hija sobre la cama, me cambie, me acosté y cerré los ojos pero no podía dormir las imágenes de todo lo que había pasado me hacían despertar llorando.

-Chiquilla, despierta. -Sentí que zarandeaban y me desperté sobresaltada.

-¿Donde estoy? -pregunté confundida.

-Estas en mi casa, sabes ayer no me presenté, soy Gabriel Colinas abogado. -Estiro su mano y yo con una sonrisa se la estreche.

-Giordana Galarza, mujer víctima del amor. -el hombre negó ante mi y tomo mis manos y las besó.

-Eso no es amor pequeña. El amor no tiene porque dejarte con un ojo morado. -Se levantó de la cama- no es que te este botando de mi casa pero ya me voy a mi trabajo y no puedo dejarte aquí.

-Oh por supuesto. -me levante de la cama y me fui a cambiar al baño, al salir ya el señor ya no estaba en la habitación, salí y fui hasta la cocina y ahí estaba un plato de tostadas untado con mermelada y una taza de café.

Comí lo mas rápido que pude para no retrasar más al amable señor. El hombre me dio una tarjeta con sus números de teléfonos y se puso a mi disposición si necesitaba algún día ayuda legal. Con todo el temor del mundo fui hasta el departamento de Miranda pero mi sorpresa fue que habían dos maletas en la puerta del departamento las abrí y ahí estaba mi ropa o parte de ella. Intente abrir la puerta pero las cerraduras habían sido cambiados.

Ahora a dónde iría, Miranda se estaba comportando como una idiota, comencé a llorar recostada frente a la puerta. Después de un rato me levanté y tomé el par de maletas y me fui hasta la academia, al llegar Gina me vio asombrada.

-Gio, ¿Que haces aquí? -me preguntó sin apartar la vista de mis maletas- por dios. -se acerco a mi y tomo mi cara para ver mejor el golpe- ¿fue ella? -desvíe mi mirada hacia otro lugar- esa idiota vino hasta aquí temprano y dejo una carta donde renunciabas, tu puesto fue dado a otra chica, sabes lo importante que es esta academia y sobran personas interesadas.

Miranda, por dios ¿Como me pudo hacer esto?

-Estoy arruinada, me boto de la casa. No se a dónde ir Gina. -comencé a llorar ahora si estaba perdida, sin dinero mi destino seria la calle.

-Puedes quedarte en mi casa amiga, te ayudare a que consigas otro trabajo. -me abrazó fuerte por un corto tiempo, fue hasta su puesto y me dio las llaves de su casa para que fuera hasta allá.

Iba saliendo cuando tropiezo con alguien al levantar la vista era Paulina que por viendo un papel corroborando que estaba en el lugar correcto, tropezó conmigo, cuando se fijo que era yo me observo con los ojos muy abiertos.

-¿Que es eso? -dijo señalando mi cara- Gio, dime que no se atrevió a dañarte nuevamente, cómo fue capaz, dime dónde esta, la voy a matar. -dijo en un tono suave tratando de no gritar, se estaba conteniendo.

-No vale la pena Paulina. -me acerque a ella y tome su rostro con mis dos manos- solo llevame a casa de Gina.

Paulina tuvo que respirar hondo varias veces y contar por lo menos hasta cien para calmarse. Nos montamos en su camioneta en silencio veía como cada cinco segundo apretaba el volante y lo volvía a soltar en eso estuvo hasta que llegamos a la casa de mi amiga.

-¿Esas maletas son tuyas? -baje mi rostro y asenti- ¿te dejó en la calle?

-Si.

-Que hija de... Puedes vivir conmigo, lo sabes ¿verdad?.

-Gina me ofreció su casa.

-No, tu vienes conmigo. -Arranco la camioneta nuevamente.

Se devolvió a la academia y dejo las llaves a Gina a petición mía. Una vez devuelta arrancó su camioneta y luego de treinta minutos de camino llegamos a su casa. Bajó las cosas en silencio, no me dirigió la palabra desde que salimos de casa de Gina, la seguí en silencio, no quería que se molestara aún más.

-Te vas a quedar en esta habitación. -Dijo mientras colocaba mis maletas en el piso.

-Gracias -Paulina estaba a punto de salir de la habitación cuando la llamé- Paulina, ¿donde esta Paula? -Paulina rodó sus ojos y entro de nuevo a la habitación.

-Esta en Italia, en casa de los abuelos, esta haciendo su visita mensual. -Dijo seria.

-¿En que momento se fue?

-Ayer después de visitar a nuestros padres, se fue sin mas que su pasaporte, siempre lo hace. -Se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia la puerta nuevamente para salir.

-No te vayas. -dije casi susurrando.

-Traeré algo para ese hematoma. -Dijo sin voltear y salió de la habitación.

Después de colocarme una  pomada en el golpe que me había dado Miranda nos pusimos a ver televisión. En la película que estábamos viendo, la chica que era protagonista estaba bebiendo con sus mejores amigas para olvidar sus penas amorosas, pensé que quizás si bebía un poco podría olvidar todo lo que había pasado. Le propuse a Paulina beber, al principio no quería pero fue tanta mi insistencia que accedió. Luego de un rato ella apenas estaba terminando su primer vaso de vodka con jugo de naranja mientras yo ya iba por el sexto, estaba realmente mareada y casi al borde de perder la conciencia, todo a mi alrededor pasaba en cámara lenta y de la nada vi en la puerta de la cocina la figura de Paula, me levante como pude del sofá y me acerque a ella, me moría por probar sus labios nuevamente, no se por qué de pronto surgieron esas ganas tan incontrolables que no pude resistirlas y la besé.

Al inicio ella no me correspondía, pero luego se dejo y poso sus manos en mi cintura, sus manos iban en ascenso por mi estomago hasta llegar a mis senos los cuales apretó con suma delicadeza haciéndome soltar un gemido sobre sus labios, comenzamos a caminar aun besándonos y llegamos a una habitación, no estaba en condiciones de decir cual era y tampoco quería saberlo solo necesitaba una cosa y eso era que Paula me hiciera suya.

Como si leyera mis pensamientos, Paula comenzó a subir mi camiseta hasta sacarla sobre mi cabeza, rodeo completamente sus brazos sobre mi pecho para desabrochar el sostén y lo dejo caer, contemplo un rato mi figura y luego se acercó lentamente a mis senos y comenzó a succionarlos de manera suave, mientras acariciaba el otro, luego de unos segundos hizo lo mismo con el otro pezón, ya en estos momentos estaba a mil y gemía como loca, en mis bragas seguro había todo una manantial desatado por la caricias y las atenciones que Paula le daba a mi cuerpo.

Paula subió dejando un camino de besos desde el estómago hasta mi boca. Sus dedos comenzaron a desabrochar mis jeans mientras me besaba con un delicado desespero una vez sueltos bajo la bragueta y sin dejar de mirar mis ojos fue bajándolos hasta quedar ella agachada, levantó uno de mis pies para sacar una de la botas e hizo lo mismo con la otra. Esto era tan existente que parecía irreal. Subió de nuevo hasta la altura de mi boca para besarme, y mientras lo hacia su mano fue descendiendo hasta llegar a mi pubis, comenzó a dar pequeños masajes explotarios hasta que consiguió mi clítoris y comenzó a darle unas intensas caricias que hacían que mis piernas temblaran, jamás en su miserable vida Miranda me habían hecho sentir así.

-Dios estas tan lubricada -Susurró Paula en mi oído y dejo un suave beso.

-¿Donde esta Paulina? -Dije con mi voz entrecortada.

-Salió. no pude evitar venir corriendo aquí al mi hermana avisarme que estabas con ella. -La bese nuevamente ya no quería que siguiera hablando solo quería que terminara de consumar nuestro encuentro de una vez por todas.

-Hazme tuya, no me hagas esperar más. -Eso pareció haberla editado demasiado , se aparto de mi y comenzó a quitar su ropa a la velocidad de la luz y me tumbó en la cama con suma delicadeza.

Inicio besando mi boca, luego fue descendiendo a mi cuello, clavícula, senos, estómago y por ultimo mi pubis, podía sentir su respiración caliente chocar contra esa zona, cosa que me hacia erizar la piel. Su lengua se apoderó tímidamente de mi clítoris iniciando con intermitentes círculos, pero luego de unos seguros cuando hubo confianza su lengua me arrancaba los gemidos que en todos los años de casada Miranda jamás causo en mi.

-Dios, Paula. -grite cuando llegue a mi orgasmo. Mi respiración estaba tan agitada y mis ojos aun estaban cerrados por la intensidad de ese gran orgasmo que había tenido. Paula fue subiendo poco a poco dejando ligeros besos que causaban en mí una leve corriente de lo sensible que había quedado mi cuerpo.

Paula llego a mi boca y pude saborear el sabor de mis jugos de su boca sabían tan diferentes. Luego de unos minutos cuando me vio un poco más recuperada se montó encima de mi haciendo que nuestras vaginas quedaran juntas y comenzó a moverse, la fricción de ambas cavidades me hacían sentir en el cielo, ella comenzó a moverse más rápido y más rápido y como si nuestros cuerpos se pusieran de acuerdo ambas llegamos al orgasmos soltando un gran gemido. Cayo encima de mi y rodó en la cama has hacerse tras de mi y me abrazo y comenzó a dar suaves besos a mis hombros, de lo casada que estaba, no pude oír lo ultimo que antes de quedarme completamente dormida.

Me despertaron unas ganas incontrolables de vomitar pero al intentar levantarme, me encontré enredada a otro cuerpo desnudo, mi corazón se aceleró y hasta la ganas de vomitar desaparecieron al ver la cabellera amarilla de Paula a mi lado, no pude evitar formular en mi mente la obvia ¿Que pasó anoche?

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Gracias a todos los que leen, comentan y manda correos espero que les guste. Lo hice un poco mas largo y espero no haberlos hecho esperar mucho.

Queda demás decir que comente y me escriban si así lo desean

Saludos.