La Chica del Experimento 4

-Eres aún más perfecta Giordana. -Mi corazón comenzó a latir como un caballo desbocado cuando vi que Paula estaba invadiendo cada vez más mi espacio personal, con la más descarada intención de besar mis labios. Una parte de mi se moría por besarla pero la otra me recordaba lo zorra que estaba siendo al desear los labios de otra mujer que no fuese mi esposa. Opte solo por incorporarle y darle la primera excusa que se me ocurrió.

-4-

¿ES ELLA?

Después de buscar toda la noche a esa doctora, parecía que desde que Miranda se había ido y las ganas locas por encontrar a esa mujer estuve en un estado donde no sentía dolor alguno, pero en lo que desperté el sábado al medio día después de haber amanecido en mi búsqueda, no podía ni sentarme del dolor, tome varios, antiinflamatorios y nada que el molesto dolor pasaba, comencé a notar unas pequeñas manchas de sangre en mis bragas y me asuste muchísimo, me vestí lo más rápido que pude, con unos pantalones holgados, una sudadera y unos zapatos deportivos.

Tome un taxi hasta el hospital que estaba en el centro, estaba un poco lejos, pero era donde me aceptaban el seguro que tenia de la academia. Me baje y me dirigí a la parte de emergencia. Había una pequeña recepción donde se encontraban una enfermera.

-Buenas tardes señorita -dije con mucha timidez, la mujer me miro muy rápido y siguió anotando algunas cosas.

-Buenas tardes. -Me dijo apresurada la enfermera sin despegar la vista de los papeles que estaba observando- ¿En que puedo ayudar? -Su cara cambio cuando me observo mejor.

¿En serio preguntaba en que podía ayudar? Tenía tantas ganas de decirle que venia a que me ayudara a rellenar un pollo. El que Miranda cambiara conmigo estaba haciendo estragos en mi personalidad, pero aun asi tenia tanta vergüenza de contarle lo que me había pasado y con mucha dificultad lo dije.

-Tengo un sangrado y un dolor nada soportable en mi... Trasero -Mis palabras salieron en leves susurros.

La enfermera me observo unos segundos y anotó algo en una libreta.

-Su nombre. -dijo sin separar la vista de su libreta.

-Giordana De... Solo Giordana Galarza. -no se porque pero evite decir el apellido de mi esposa.

-Bien, espere sentada su turno con el doctor, hoy ha sido un día agitado, se que no es prudente de mi parte pedirle paciencia... pero tengalo en consideración. -sonrió de medio lado y se fue.

Realmente me dolía mucho mi trasero y no tenía ganas de sentarme me recosté de la pared y cerré mis ojos a ver si cesaba el dolor tan horrible que sentía.

-¿Giordana? -escuche a una voz femenina decir con duda, abrí mis ojos y me encontré con los sorprendidos ojos de Paula.

-¿Paula? ¿Que haces aquí y vestida así? -La mire extrañada, primero por encontrarla aquí y segundo con la ropa que usan los doctores.

-Si, la misma -sonrió- pero con unas cuantas horas sin dormir y Trabajo aquí. ¿Que te sucedió ahí? -me tomo del mentón y paso pulgar por mi mejilla justo por el golpe de que había recibido.

-Nada. -aparte mi cara de sus manos y me giré, para que no viera el golpe que me había dado Miranda.

-Hermoso regalo el de tu esposa -dijo entre dientes con el ceño fruncido-, ya vuelvo. -se alejo de mi y fue hasta el puesto de enfermeras y me señalo una de las mujeres le dio una carpeta y su cara se torno aún más seria.

-¿Sucede algo? -pregunte al verla llegar de nuevo a mi lado.

-No, Sigueme. -Comenzó a caminar sin decirme nada más y no me quedo de otra que seguirla, moría del dolor con cada paso que daba. Llegamos a una pequeña habitación, abrió la puerta y me hizo un ademán para que entrará.

-¿Que me vas a hacer? -Pregunte nerviosa, su cara no tenia una expresión muy bonita.

-Nada, ya viene una enfermera para ayudarme a revisarte. -Que vergüenza que Paula me revisara allá atrás, no hallaba la forma de decirle que no quería que lo hiciera.

En menos de lo que esperaba llegó la enfermera, ya no tenia opción.

-Coloquese esta bata tras de aquel panel y regrese nuevamente sin ninguna prenda bajo esta, luego posicionese en formal fetal mirando hacia la pared. -la seriedad en la voz de la enfermera me daba miedo, dirigí mi mirada a donde se encontraba Paula y esta no había cambiado su expresión seria, aunque parecía absorta en sus pensamientos.

Fui lo más rápido que pude tras del panel y me quite todo hasta quedar desnuda y me coloque la bata azul, con toda la vergüenza del mundo llegue a la camilla y tome la posición que me había dicho la enfermera. Tanto Paula como la otra mujer comenzaron a hablar de cosas que no entendía mientras tenían mis nalgas abiertas y tocaban mi área afectada, sentía un frío justo ahí que me incomodaba.

-Solo aplicable en el área afectada Rectogesic y Cicatridina después de limpiar el área y luego enseñale como debe hacerse el mismo proceso, estaré en mi consultorio, manda a llamarme cuando termines aquí. -La señora respondió un si y luego sólo sentí el sonido de la puerta abrirse y cerrarse.

La enfermera cumplió al pie de la letra las indicaciones de Paula, veía en su cara que quería preguntarme como me había hecho eso y sobre todo el golpe de mi cara, pero se contuvo prudentemente, salio de la habitación una vez que me explico el proceso que debía seguir y me entrego una hoja con el nombre de las pomadas con la letra imaginó de Paula que para ser doctora era muy bonita. Tome mis prendas y fui a vestir. Una vez lista fui hasta la recepción para lo del seguro y ahí escuche algo que me dejo de piedra.

-Doctora Paula Marizzano la solicitan en emergencia. -sonaba la voz de una de las enfermeras por los parlante que había en el hospital. En mi mente se repetía Marizzano, Marizzano, Marizzano. No lo podía creer Es ella, de la que aquellas mujeres hablaban, no lo puedo creer, por supuesto, Marizzano P.E como salía en la página de internet.

Paula llego casi corriendo a la recepción.

-Hola, ¿Que sucede? -Pregunto Paula y una de las chicas más jóvenes se pavoneo hasta llegar a ella y rosar sus manos con las de ella en el mostrador.

-La enfermera Karl dejó un papel que decía que le llamáramos Doctora. -la salamería de la joven enfermera me tenia con una ceja a la altura de los cielos, no se porque pero sentí un poco de molestia por ver a aquella muchachita coquetear con Paula.

-¡Claro! Separo sus manos del contacto de la enfermera y se dirigió hasta mi- Hola -me sonrió y tomó mis manos para llevarme junto a ella a otro lugar-, me jure a mi misma no pedirte permiso aquella noche para escribirte porque respetaba a tu esposa pero ahora... que le den, no voy a despreciar este regalo del universo. -se quedo esperando que le diera alguna respuesta, pero no podía realizar movimiento alguno mis músculos parecían congelado y solo podía pensar en una cosa ¿Realmente era ella?.

-Eres tú. -dije sin dejar de verla como si fuese un ángel, literalmente lo seria si lograba que yo quedara embarazada.

-Si, por supuesto, pensé que eso había quedado claro hace un momento. -su sonrisa de confundida era muy tierna.

-Tú vas a hacer ese experimento, yo quiero ser tu conejillo, por favor no me lo nieg... -Paula estaba entre sorprendida y molesta, no dejo que terminará de hablar.

-¿Quien te lo dijo? -su sonrisa desapareció, su tono de voz subió un poco e hizo el ademán de agarrarme pero se contuvo- vamos a mi consultorio. -comenzó a caminar, yo iba tras ella como podía, ya no me dolía el trasero como al principio pero igual seguía sintiendo una pequeña molestia.

Llegamos a lo que imagino era su consultorio ella abrió la puerta y me dio paso, ahí dentro se encontraba Paulina observando por la ventana con ambas manos tras su espalda, estas estaban agarradas.

-¿Cual era la urgencia Elizabeth? -Preguntó aun sin voltearse.

-¿A quien le has dicho sobre el experimento Eloise? -¿Eloise? Estas dos me confunden con tanto nombres y sobre nombres.

-A nadie, yo cumplo mi palabra, y... ¿tú? -En su voz había sarcasmos, se notaba que estaba molesta. Al voltearse me miró con sorpresa- ¿Giordana? -se separó de la ventana y se acerco a mi me tomo de las manos y las beso, eso hizo que mis mejillas tomaran un color carmesí, estas hermsnas lograban cosas en mi que ni mi propia esposa en todos estos años había logrado, Paula rodó los ojos al ver lo que hizo su hermana- Hola -sonrió y dejo mis manos en su lugar.

-Hola Paulina. -le dije de vuelta.

-Ella lo sabe, no se cómo demonios, pero lo sabe. -Paula caminaba un lado a otro con su mano en la frente y la otra en la cintura cosa que hacia que su bata blanca quedara levantada. Paulina abrió sus ojos, no entendía que era tan grave y el por qué sus actitudes, estaban muy raras.

-¿Quien te lo dijo? -Pregunto cruzándose de brazos- ¿Para quien trabajas? -Dejo de mirarme y fue hasta donde estaba Paula- Ya decía yo que no fue una casualidad que la vieras Paula, eres una ingenua. -aseveró con sus ojos cerrados y sus dedos en el tabique de su nariz.

-¿De que hablan? Yo solo escuche a una conversación que mantenían unas mujeres en el súper, estaban hablando de que una de ellas era amante de la doctora Marizzano y bueno, que su esposo no le daba hijos y que podrías dárselos tú algo así, realmente no sabia ni que eras tú. -Amabas intercambiaron miradas por unos segundos, parecía que se hablaban con la mente.

-No puedes decir nada Giordana o... Seria el fin de Paula, el colegio de médicos no puede enterarse de esto, es una situación complicada que no podemos explicarte por nuestra seguridad. -Paulina fue la que se atrevió a hablarme mientras que Paula evitaba mi mirada.

-Debes irte. -Paula se levantó del sofá donde se había sentado hacia unos segundos-, solo di cuanto dinero quieres para olvidar todo lo que sabes. -su insinuación me dolió tanto que comencé a negar con la cabeza mientras la veía a ella y a Paulina que tenia un poco de vergüenza en su expresión, me voltee, abrí la puerta y me fui.

Esta vez no hubo unas manos que me detuvieran para retenerme y decirme que todo estaría bien. Terminé mi papeleo con lo del seguro y me fui al departamento.

Pasaron dos meses desde que Miranda se había ido, en este tiempo no había llamado ni una sola vez, parecía que la tierra se la hubiese tragado. Me sentía sola y vacía a pesar de que ahora me reunía con Gina, su hermano que era gay y algunas de sus amigas para comentar cualquier cosa que se nos ocurriera, esas reuniones eran nuestros momento de relax, burlarse de sus maridos era el tópico favorito del grupo, junto a las tonterías que hacían los hijos de algunas. El estar lejos de mi esposa me abrió los ojos a que ella no era la única en el mundo con quien podía compartir momentos de mi vida.

Gina ha sido una gran amiga, una incondicional hermana y hasta una madre, me ha ayudado mucho a superar tantas cosas, pero mentiría si dijera que me olvide de Miranda aún la amo con locura a pesar de la cosas que me ha ver mi amiga, aún guardo las esperanza de volver a lo que eramos antes.

Me estaba arreglando para ir a la reunión de esta noche que seria en casa de Magdalena, el sonido del timbre hizo que me manchara el párpado con el delineador del susto que medio. No esperaba a nadie y Miranda tiene sus propias llaves, me apresure a quitar la mancha y fui a ver quien tocaba.

-No cierres la puerta. -dijo Paula al ver mis intenciones de cerrar, aún así no le hice caso a lo que me dijo y lance la puerta en su cara, pero su pies impidió que la puerta se cerrara por completo- ¡auch! ¿Cual es tú problema? Vengo a pedirte una disculpa e incluso te traje esto. -rodé mis ojos y seguí hasta el baño dejando a Paula sola en la sala con su mano extendida con el chocolate que había sacado de su abrigo.

No se escuchaba ningún ruido, pero tampoco a había oído la puerta abrirse o cerrarse, me pareció un poco extraño y una vez lista decidí salir a la sala y ahí estaba Paula sentada en el sofá con una foto mía de cuando era una bebe en sus manos.

-¿Que haces aún aquí? -pregunte mientras tomaba mi cartera.

-Te esperaba -su mirada me recorrió de pies a cabeza-, me gusta como se te ve ese vestido. -mire mi vestido y era uno de los mas sencillos que tenia, era azul con pequeños lunares blancos de tirante, tenia un estilo veraniego y de largo quedaba como cinco dedos sobre la rodilla y de zapatos llevaba unas vans classic slip blancas con lunares azules.

-Ummm ¿gracias? ¿para que me esperabas? - la trataba con un poco de indiferencia, aun estaba molesta por haberme tratado mal hace dos meses en su consultorio.

-Para invitarte a salir y pedirte disculpa, también quería explicarte en que consiste el experimen...-no deje que terminara de hablar y de la emoción que sentí al escucharle mencionar el experimento, algo dentro de mi me decía que ella aceptaría que yo fuese su conejillo de indias y así podría lograr cumplir mi sueño y recuperar mi matrimonio.

-Dejame hacer una llamada -Paula sonrió con su pecho inflado y aires de victoria, rodé mis ojos y fui hasta la cocina para hablar con Gina.

Marque su número y al cuarto tono me contestó con una voz muy alegre.

-Hola Gina, llamaba para decirt...-me interrumpió antes de que terminara de hablarle.

-Nada de que no vienes, nada de quedarse en casa a llorar por una idiota. -Al fondo se escuchaban las voces de las otras chicas unas decían "Si no viene nosotras vamos" "hay que matar a la idiota" "que no caiga de nuevo" todo se escuchaba tan gracioso- ya escuchaste ojitos, nada de arruinar la reunión. - si, había mucha confianza entre nosotras.

-Voy a salir con alguien, hablaremos de cosas importantes, juro que no voy a quedarme en casa a llorar, ni saldré a buscarla. -todo quedo en silencio al otro lado de la línea y se escucho un "que mande una foto de la cita". Colgaron la llamada y dirigí mi mirada a donde estaba Paula, sonreí al verla dormida en el sofá, me acerque lentamente y tome la foto y la envíe a las chicas por el grupo de Whatsapp.

Habia enviado la foto de Paula dormida en mi sofá.

Nathalie.

Hasta yo las dejaría plantadas, viejas feas, por ese bombón y eso que no juego del lado de Gio. √√ 19:16

Marina

¿Hay otra como ella? 😻 √√ 19:18

Jorge

Arrrg🐯 Chica mala tatuada señoras. √√ 19:20

Gina

Hermano nadie te invito a esta conversación, además a ti te gustan los hombres. Tú Gio ve y diviertete aunque con esa linda niña dormida en tu sofá dudo que salgan. 👿 √√ 19:21

Jorge

Todas ustedes están casadas, cuerda de heterosflexibles y se están comiendo con sus mentes sucias a la pobre rubia. Tienes mi bendición Gio esta es más bonita que el diablo de Miranda miren la foto que le tome en estos días que la ví. √√ 19:22

Vi la foto mal editada de Miranda con unos ojos de demonio que tenía estilo los vampiros buffy la caza vampiros, bloqueé el teléfono y deje a esos locos en el grupo burlándose de mi esposa y fui a despertar a Paula, la moví levemente de sus hombros, ella al sentir el movimiento despertó asustada viendo a todos lados, no lo pude evitar y comencé a reír de su reacción.

-Disculpa que me quede dormida, vengo de una larga guardia de 12 horas que me tiene más dormida que despierta. -decía mientras tallaba sus ojos- ¿podemos quedarnos aquí? O también podemos ir a mi departamento, ¿que dices? estoy realmente cansada. -la observe con una de mis cejas elevadas por unos segundos y terminé aceptando.

-Vamos a tu departamento, pero tu cocinas. -no se como paso pero tenia a Paula abrazandome.

Me separé de ella lentamente tome mi bolso y las llave del departamento y salimos. Para mi sorpresa Paula vivía a quince minutos del departamento de Miranda, si, digo su departamento porque ya no lo siento mío. Hoy no tenia la camioneta porque estaba en el taller, así que nos fuimos en taxi. El edificio era bonito y sencillo, pero moderno, tenia curiosidad por saber como era su departamento. Genial no había ascensor el edificio tenia 2 pisos el de ella era el último, así que subimos unas cuantas escaleras.

-Bienvenida a mi hogar. -ella había entrado primero y mientras hablaba abría sus brazos formando una cruz como si quiera abarcar todo el lugar. Era un loft muy hermoso.

-Es muy bonito, ¿puedo? -Señalé el sofá para sentarme.

-Voy a cambiarme ya vuelvo. -me guiñó el ojo y subió unas escaleras.

Observaba todo a mi alrededor, mis ojos quedaron pegados en una pintura donde estaba ella y su familia era un lindo retrato familiar, me levante del sofá para observarlo mejor y me dio un poco de envidia ver lo felices que estaban los cuatro.

-Ese día estamos celebrando el aniversario de mis padres -Se colocó tras de mi y posó su barbilla en mi hombro y enroscó sus brazos a mi cintura- estaban cumpliendo veinte años de casados, Paulina y yo teníamos quince años. Recuerdo que la hermana de mi mamá había preparado una gran fiesta en uno de los salones más lujosos, con mucha gente estirada, la familia de mi madre es muy estricta con eso de la posición social, pero a mis padres no les gusta nada de eso y decidieron pesar de esa fiesta y fuimos a un parque acuático en vez de esa absurda reunión, esa foto nos las tomó Soledad que fue invitada por mi mamá para que Paulina y yo no nos aburrieramos. -Me dio un beso en la mejilla y se separo de mí y nos quedamos observando teniendo una cierta distancia entre nosotras, solo estábamos ahí viéndonos sin decir nada.

Había un gran silencio, pero era uno de esos silencios necesarios, ninguna de las dos quería hablar de eso que había pasado, pero mientras ella estuvo abrazandome me sentí tan cómoda que no deseaba que ella se separará de mi, cosa que me hace sentir culpable porque no debería sentirme así con alguien que no sea mi esposa. Ella me sonrió, tomo mi mano y me llevo hasta la cocina. Me senté en unas sillas que había frente a un mesón blanco, ella se veía nerviosa saco casi toda la despensa y lo que tenia la nevera y lo miraba todo con cara de terror. Al final descubrí que Paula no sabe cocinar y termine haciendo la cena, unas ricas empanada árabes, a comparación de Miranda Paula se veía interesada en aprender cada cosa busco hasta una pequeña libreta, se veía muy tierna.

Después de jugar con los ingredientes y verla sentirse orgullosa de cocinar por primera vez metimos las empanadas en el horno. El sonido de la puerta nos saco de nuestro juego de cosquillas al voltear nos encontramos a Paulina viéndonos con el ceño fruncido.

-Voy a bañarme ya vuelvo. -dejo un beso en mi mejilla y subió.

-Deberías bañarte también -dijo Paulina para romper con el silencio- lo siento, por lo de la otra vez ya sabes...-pose mi mano en su brazo e inmediatamente dejo de hablar.

-Esta bien, no las perdono, pero les daré la oportunidad esta noche de explicarme todo. - Ella aparto su mirada de la mía y asintió.

-Quiero que me digas una cosa, pero quiero que seas sincera. -asenti y ella prosiguió- ¿Ese golpe en tu mejilla lo hizo tu esposa, al igual que el daño que sufrió tu ano? -dios santo esta mujer no podría ser mas directa me senté en el sofá y me tape la cara con ambas manos, ella me siguió y comenzó a hacer pequeñas caricias a mi espalda.

-Si. -Dije con un nudo en mi garganta, ella que estaba un poco doblada se enderezó y se corrió un poco lejos de mi.

-Figlia di troia -Otra mas que le gusta blasfemar en italiano- ¿Donde esta? - la mire confundida por su pregunta- Tú esposa. -baje mi rostro y comencé a sollozar.

-Ella se fue, hace dos meses que no se nada de ella. -se levantó del sofá y se fue hacia la gran ventana.

-Estoy lista -Llego Paula prácticamente gritando- ¿Que tienes amargada? -preguntó divertida.

-Nada, me dijiste que habías decidido iniciar con la parte practica del experimento, mi pregunta es ¿Cómo lo harás? ¿Tienes al sujeto? -Paula asintió y me señaló.

-Necesitamos tu discreción Gio, esto es muy importante para nosotras, este proyecto es nuestra vida, hemos gastado millones en los aparatos que tenemos pensado usar, no queremos dar a conocer nuestro descubrimiento porque hay muchos buitres asechando solo para robar ideas. -Paula hizo silencio y prosiguió Paulina en la explicación.

-La situación es complicada tenemos el proyecto debe tener dos sujetos de estudio, pero deben ser de nuestra entera confianza -Paro por unos segundos, ciando iba a retomar el sonido del reloj que habíamos puesto Paula y yo para saber que las empanada estaban listas.

-Yo voy. -dijo Paula igual de emocionada que una niña de cinco años recibiendo un nuevo juguete salio corriendo como loca hasta el lujoso horno y realmente demostró no tener artes culinaria  ni sentido común, la muy torpe tomo la bandeja sin los guantes de hornear y se quemo- ¡Ah!-grito tan fuerte que quizás medio planeta la escuchó.

-Pero que idiota -Paulina se levantó del sofá inmediatamente y fue hasta donde ella estaba y metió sus manos bajo la llave- ¡Dio! ¿Paula que tienes en la cabeza? -paulina veía enojada a su hermana por la tontería que acababa de hacer- Gio quedate acá con ella mientras busco alguna pomada o si no tendré que ir a buscar una. -no me había movido de mi lugar hasta ahora y me puse a su lado y comencé a darle pequeñas caricias a su espalda.

Paulina tuvo que salir porque Paula no tenia un botiquín de primeros auxilios cosa que la molesto. Cuando estuvimos calmadas propuse comernos las empanadas realmente mi estomago rugía y Paula ya había sido curada por su hermana, ellas estuvieron de acuerdo conmigo. Por el accidente tuve que darle la comida a Paula en su boca. Después de comer y reposar un poco paulina decidió irse y dijo que Paula estaba en toda facultad para hablarme del experimento.

-Gio, gracias por quedarte aquí conmigo, sabia que eras la indicada, esto es mi vida al igual que la de Paulina hemos trabajado desde niñas en ello, literal. El experimento consiste en unir óvulos de distintos sujetos, cuestión de que el futuro embrión tenga el material genético de los dos sujetos y se realiza por medio de una fecundación in vitro a pesar de que hay estudios que dicen que en una fecundación de este tipo, si una madre que recurre a la donación de óvulos puede transmitirle sus enfermedades, así como algunos de sus rasgos físicos al embrión, pero este experimento va más allá, realmente tendría los genes de ambos óvulos, no dependerá de una probabilidad. -Se levanto del sofá y comenzó a caminar de un lado a otro- es algo complejo, estoy incluye incluso la alteración de los espermatozoides, aunque aun seguimos trabajando en eso, por eso queremos hacerlo sin el permiso de la Sociedad de Tecnologías Reproductivas Asistidas o de cualquier otro, por si fracasamos no habrá manera de que se burlen de nosotras y que ningún idiota mejore nuestro esfuerzo, pero si nos descubren sería nuestro fin.

-Dios eso es... Genial, pero debo decirte algo. -Seguro al decirle de mi infertilidad me descartará- yo... No puedo tener hijos. -baje mis rostro esperando su rechazo pero ella levanto mi rostro y tenia una gran sonrisa, no comprendía por qué.

-Eres aún más perfecta Giordana. -Mi corazón comenzó a latir como un caballo desbocado cuando vi que Paula estaba invadiendo cada vez más mi espacio personal, con la más descarada intención de besar mis labios. Una parte de mi se moría por besarla pero la otra me recordaba lo zorra que estaba siendo al desear los labios de otra mujer que no fuese mi esposa. Opte solo por incorporarle y darle la primera excusa que se me ocurrió.

-El baño, necesito ir al baño. -Paula se aclaró la garganta y me señalo la dirección en la que estaba el baño.

Dios estaba tan confundida en este momento, no puedo permitirme desarrollar ningún tipo de sentimiento hacia Paula, soy una mujer casada y estoy segura de que cuando Miranda sepa que estoy embarazada todo sera como antes. Salí del baño con la intención de irme pero Paula prácticamente me rogó que me quedara con ella, tomo una excusa barata diciendo que estaba incapacitada por lo que había sucedido con sus manos, era una buena chantajista porque me termino convenciendo, me había invitado a dormir con ella en su cama porque solo hay una, pero realmente habíamos tenido demasiado contacto  y yo estaba lo suficiente confundida como para seguir colocando mas cosas en que pensar. Con un beso de buenas noches en mi frente por cortesía de Paula término este excelente día.

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Récord en mi tiempo de publicación.

Gracias a todos los que se toman el tiempo de leer lo que escribo de verdad lo agradezco.

También los quiero invitar a que si quieren disfrutar la historia un poco mas ilustrada pues tengo una cuenta en wattpad, para que vivan la experiencia 4DX.

Esperón lo hayan disfrutado, como siempre espero sus comentarios y correos.