La Chica del Experimento 3

-Por cosas como estas es que debemos separarnos, antes de hacernos mas daño. -iba a cerrar la puerta y decidí decirle una última cosa. -Gracias por ese regalo de cumpleaños. -Su rostro se des cuadro un poco y cerró la puerta con fuerza.

-3-

LA CENA

Salimos de la casa y caminamos hasta su camioneta. Ella había llegado primero y cortésmente abrió mi puerta para luego bordear el auto y subirse. Me subí y cerré la puerta casi a la par de Paula. Miranda nunca hizo algo como eso en todo el tiempo que tenemos juntas, pero esas son tonterías que no me harán dejar de amar a mi esposa.

Paula encendió el auto y se abrochó su cinturón y volteó a verme con el ceño fruncido.

-El cinturón -Se acomodo en su asiento y ella misma estaba abrochando el cinturón-, evitara que mueras si nos llegamos a...-dejó de refunfuñar como abuela furiosa cuando al irse incorporando se giró y nuestros rostros quedaron a escasos centímetros del otro.

Se aclaro la garganta y termino de llegar a su lugar nuevamente. Nos quedamos en completo silencio, ella viendo hacia al frente con sus manos en el volante y yo observándola a ella.

  • ¿Que obsesión tienes con el cinturón? -pregunté para cotar con la tensión que había.

-No es obsesión, es solo seguridad, no sabes como quedan las víctimas de un accidente automovilístico. -encendió el auto y comenzamos a rodar.

  • ¿Tú lo sabes? -pregunté sarcástica y mirándola con interés.

-Si, lamentablemente. -Me incomodo un poco el tono de voz con el que respondió, reflejaba pena y dolor, opte por solo cerrar mi boca y no hablar más.

El silencio nuevamente se había instalado entre nosotras hasta que ella fue la que esta vez lo hizo a un lado.

  • ¿Te moleta si colocó musica? -Su voz se escuchaba rasposa.

-No, igual es tu auto. -Dije mientras subía y bajaba mis hombros en señal de que no le tomaba mucha importancia. Ella sonrió y apretó un pequeño botón. Imaginaba que sonaría la musica de inmediato, pero todo aun seguí en silencio.

-Reproductor enciendete -la mire con el ceño fruncido cuando la radio comenzó a sonar- lista de canciones, coloca "Rather be" -Dijo sonriendo. La maquina le dijo de vuelta "Resultado no encontrado". No pude evitar soltar una pequeña risa, que ocasionó que ella me mirara con molestia.

-Tu pronunciación es horrible, dejame intentarlo -aclaré mi garganta- coloca "Rather be" -Paula me miro con sus ojos entornados cuando la canción comenzó a sonar.

-Lo hice con toda la intención de que jugaras con mi reproductor. -Se excuso volviendo su mirada al frente.

Mientras la canción se reproducía ella me miraba de reojo y reía sola. "Loca" pensé, Miranda nunca haría algo así, ella siempre es seria.

-If you gave me a chance I would take it. It's a shot in the dark but I'll make it. Loaded gun at her heart, you can't shame me. When I am with you, there's no place I rather be (si me dieras la chance lo tomaría. es un tiro en la oscuridad, pero lo haré. El arma cargada en su corazón, no me puedes avergonzar cuando estoy contigo, no hay otro lugar en el que preferiría estar.) -Mientras cantaba ese pedazo de la canción me observaba, un momento ¿Me estaba cantando la canción a mi? Claro con su mala pronunciación y sumándole que parecía una urraca que estaba siendo asesinada a palazos.

Quería reírme pero no lo hacia para que no mal interpretara las cosas. El momento se torno incomodo porque pudo darse cuenta de que evitaba verla después de haber cantado, al terminar la canción puso el reproductor manual y las canciones en reproducción aleatoria.

La chica tenia un gusto musical algo variado, tenia desde musica romántica hasta rock, pero lo que más predominaba eran las canciones pop.

Después de una hora de camino al fin la camioneta se había detenido. Frente a nosotras estaba un edificio lujoso que solo tenia 4 pisos.

-Llegamos -soltó aire como si lo estuviera reteniendo desde hace horas- Yo responderé a todas las preguntas que nos hagan y por nada del mundo te separes de mi, ¿Entendido? -estaba muy tranquila y relajada hasta que ella me dijo todo eso, no quería arruinarlo.

Bajamos de la camioneta y ella entrelazo nuestros dedos, me sentí extraña, pero cómoda. Jamás había tomado la mano de alguien más, Miranda fue la primera en todas las cosas en mi vida. Nosotras nos enamoramos desde muy jóvenes yo tenia quince y ella diecinueve, mi madre era la modista de la suya y ahí fue que nuestra historia comenzó.

Entramos al edificio y frente a nosotras habían cuatro ascensores, Paula activo el numero cuatro.

  • ¿Por qué hay cuatro ascensores? -Pregunté mientras nos montabamos al ascensor.

-Cada piso tiene un ascensor propio. Pensar que iba a comprar uno de esos pisos, creo que estaría en una posición peor, estaría casada pero con ese demonio. -Respiró profundo y procedió a salir del ascensor ya que habíamos llegado. Fui tras de ella enroscando mi brazo con el suyo, me sonrió y toco la puerta.

Pasaron unos segundos y por la puerta salio la anfitriona de la noche.

-Pero si aquí tenemos a la pareja del año -Dijo con una sonrisa que nos asusto a ambas- Pasen -abrió mas la puerta y se aparto para darnos paso- Hay una sorpresa que te va a encantar Paulita -Paula se tenso mucho más de lo que estaba, ya no me estaba gustando esto.

-Sabes que odio las sorpresas Esperanza. -Respondió Paula muy seria.

Cuando entramos Paula palideció y detuvo su paso de golpe. Habían unas quince chicas, todas muy hermosas, parecían modelos de revista, me parecían un poco extraña su actitud.

-Me puedes explicar ¿Que demonios es esto Paula Elizabeth? ¿Que hacen todas tu zorras en un mismo lugar? -La voz molesta de una mujer sonó tras nosotras, lo que hizo a Paula tensarse, iba a voltear para ver quien había hablado pero me lo impidió. Ya tenia el por qué de la tensión en Paula al ver a todas esas mujeres, cada una de ellas tenía una historia con ella.

-Porca mignotta (puta mierda) -Dijo susurrando, esto no me estaba gustando.

-No digas groserías -La reprendí dándole un pequeño golpe en el brazo.

-Elizabeth no seas infantil y da la cara y responde. -Nos volteamos poco a poco y frente a nosotras estaba una chica alta, de cabellos castaños, ojos marrones y piel blanca, tenia una de sus cejas levantada y sus brazos cruzados. Un momento, esa es la copia de Paula solo que con el cabello oscuro, de inmediato volteé a verla, ella solo me hizo un gesto de que todo estaba bien.

-Paulina, Sol, prometo explicarles, ahora siganme la corriente, solo les diré que ella es mi prometida, pero solo por esta noche ¿bien? -me señalo, las dos chicas posaron su vista en mi, cosa que me incomodo demasiado.

  • ¿No puedes estar sin meterte en problemas? -Dijo la copia de Paula con molestia sin dejar de verme.

-Yo solo la ayudo. -Las dos chicas me miraron como diciendo que ese no era mi asunto y que deberían guardar silencio.

-Es verdad, yo la metí en todo esto, les suplico que...-La chica del afro venia acercándose al grupo lo que hizo que Paula se callara de golpe, pero antes de que llegara la chica del afro susurró- Ya saben. -advirtió.

  • ¿Conversando con tu cuñada Paulina? -pude notar la cara de desagrado de la chica al escucharla hablar.

-Si, de hecho estoy feliz. -su cara no tenia ningún tipo de expresión- de que esta señorita -me señaló- sea parte de la familia. -la cara de la anfitriona cambio de felicidad a una de enojo y en el rostro del clon de Paula se dibujó una sonrisa burlona al ver su reacción.

-Ya, vamos a la mesa, no tarden. -se dio la vuelta y se fue molesta.

Las cuatros nos miramos sin decir palabra alguna, se que ellas tres tenían un conversación con sus ojos, yo estaba perdida y me estaba incomodando, Paula lo notó y me sacó de ahí. Llegamos al comedor donde estaban las quince mujeres, todas veían a mi falsa prometida como unos lobos ven a un pedazo de carne fresca.

-Paulita mi amor, cuanto tiempo sin verte, nunca más me llamaste después de aquella tarde cuando fuimos a ese partido de fútbol. -La muy descarada se le acerco a mi prometida falsa y me separo bruscamente de ella, para colgarse en su cuello.

-Hola, eh... Fíjate que me case, bueno lo voy a hacer. -Su nerviosismo me causo mucha gracia.

-¿Te piensas Casar? -La voz chillona de una de las quince chicas resonó en mis oídos- ¿Quien es la zorra?-gritó aun más fuerte.

-Con una pobre, oportunista y mediocre profesora que no tiene ni en donde caerse muerta o ¿no? Giordana- dijo con una gran sonrisa de maldad en su rostro.

Este demonio ¿cómo sabe mi nombre y a lo que me dedico? Lo otro que ha dicho ha sido como un golpe al hígado, yo no soy para nada lo que dijo. Aprieto mis dientes en un intento de no soltarme a llorar, no se de donde saque la valentía pero me solté de la mano de Paula que me ha estado dando pequeños apretones y masajes en mis nudillos para tranquilizarme.

-Si, soy profesora y posiblemente no tenga donde caerme muerta, pero oportunista jamás, para eso existe la separación de bienes listilla. -Le di un empujón, acción que la hizo tropezarse para casi caer al piso. Me gire y me fui molesta de ahí.

Escuche como Paula le decía. "Por un momento pensé que te estabas describiendo tú, pero luego recordé que no tienes tanto cerebro para ser profesora, oh y no es cualquier profesora ella sabe cuatro idiomas..."

Eso fue lo último que logre escuchar antes de salir de ese infierno. Vaya forma de pasar mi cumpleaños, este será un cuatro de octubre que jamás olvidaré.

-¡Hey! ¡Giordana! -escuche que gritaban mi nombre al girarme, ahí estaban las tres chicas un poco agitadas, Paula, el clon de Paula y la otra- Lo siento de verdad. Permiteme hacer que este día tenga un mejor final. -extendió su mano e hizo un puchero tan tierno que no pude resistirme.

-Espero que de verdad valga la pena. -Me acerqué y tomé su mano.

-¿Podemos unirnos? Realmente quiero una gran explicación de todo esto. -dijo la chica.

-Claro que si mi rayo de Sol. -Camino hasta ella aún con nuestras manos agarradas y le paso su brazo libre por sus hombros y le dio un beso en la mejilla.

El clon de Paula y el rayo de Sol se fueron en un auto y yo me fui obviamente con la Paula original en el suyo. Llegamos a un lindo restaurante de comida italiana, que no era mi favorita pero podría comerla sin problema.

-Esta era una de las razones por la cual quería comprar un piso en ese edificio. -Dijo sonriendo- Pablo la mesa de siempre, la familiar. -el chico que se había acercado a nosotras asintió y nos guió hasta una mesa con unos seis asientos, nos dejo la carta y se fue.

-Es muy lindo. -dije mientras observaba todo el lugar.

-Antes de que llegue mi hermana quería darte esto -Saco de su bolso una caja cuadrada y plana de color negro. Abrí la caja y había una linda pulsera con la frase "Sigueme la corriente"grabada en ella- Feliz cumpleaños -quitó la pulsera de mis manos, me la colocó y se formó una linda sonrisa en sus labios que me hizo sonrojarme más de lo que estaba.

Nos quedamos mirando fijamente a los ojos en completo silencio, me sentía tan bien estando así, ella acariciaba mis nudillos y en una oportunidad los beso.

-Dejen de hacerse hijos con las manos. -La voz del rayo de sol hizo que diéramos un pequeño salto y soltaramos nuestras manos.

-Deberíamos hacer las respectivas presentaciones ¿no crees hermanita? -dijo Paulina, ambas chicas tomaron una sillas para sentarse. Paula se aclaró la garganta antes de hablar.

-Bien, Ella es Giordana, Giordana ellas son, mi lado feo que digo mi hermana gemela Paulina -Paulina observaba a Paula sin expresión- y ella es mi rayito de sol, mi mejor amiga Soledad, deja de ver el estúpido teléfono Soledad. -Paula regañó a su amiga y Paulina rodó los ojos.

-No seas envidiosa Yin, sabes que estoy hablando con mi linda novia que me dijo que vendría a comer con nosotras. -La amiga de Paula seguía con la mirada en el teléfono.

-¿Yin? -pregunté confundida.

-Si, el Yin y el Yang, Paula es el Yin y yo el Yang, desde pequeñas ella nos decía así, y soledad avisame cuando llegue la idiota de tu novia para largarme, quizás también traiga a su esposa. -Dijo Paulina un poco molesta. La incomodidad comenzaba a llenar el lugar por las mirada que se daban las dos chicas.

-Calma, las peleas las dejamos en casa de Esperanza, es cierto que la tipa es una idiota pero eso lo hablamos luego, además mi esposa falsa, bueno casi esposa, da igual, esta de cumpleaños y bueno no quiero que la siga pasando mal. -Paulina abrió sus ojos y se lanzo a abrazarme. Soledad dejo el celular en la mesa e imitó a Paulina.

-Lo siento feliz cumpleaños. Pablo pongan hornear un pastel. -grito Paulina como una bandolera, el chico asintió y alzó su pulga dando una respuesta positiva, Paulina también tenia una linda sonrisa pero no como la de Paula.

Fue una noche diferente, sabia que quizás no las volvería a ver a ninguna, ellas tenían su vida y yo la mía. Era mi octavo cumpleaños que no celebraba con mi familia y el primero que no celebraba junto a mi esposa. Paula me llevo hasta el edificio donde estaba mi departamento. Se estacionó y desabrochó su cinturón.

-Creo que hasta aquí llegó nuestro compromiso -rió con melancolía-, cuidate Giordana -Aclaró su garganta- espero que tu esposa tenga una buena excusa por haber olvidado tu cumpleaños. -Desbloqueó los seguros de las puertas, la ví una ultima vez y me baje del auto sin decir nada, una vez cerrada la puerta ella arrancó a toda velocidad.

¿Como supo que mi esposa no se recordó de mi cumpleaños? Realmente no hay que ser adivino, si una mujer casada pasa su cumpleaños con tres desconocidas en vez de con su esposa no hay que deducir mucho. Abrí la puerta del departamento y encontré solo una nota en el mesón de la cocina que decía: "no vendré a dormir esta noche, no me esperes"

Las lágrimas inundaron mis ojos al leer aquello, lleve mi mano para cubrir mi boca y vi la pulsera que me había regalado Paula y sonreí con tristeza al recordarla. A paso lento me dirigí a la habitación de invitados, esta noche no quería dormir en la habitación que compartía con mi esposa, no quería recordarle, no quería que su ausencia fuera tan arrebatadora, no quería que mi cumpleaños terminara peor.

A la mañana siguiente me sentía tan mal que llamé a la academia para decir que faltaría el día de hoy. Me levante y baje a comprar el desayuno a un merendero que estaba cerca del edificio, no tenia muchas ganas de cocinar. Cuando voy saliendo de la tienda veo el carro de Miranda estacionarse frente al edificio. Me pareció un poco extraño e inmediatamente me dirigí hacia nuestro departamento.

Llegue en silencio y comencé a buscarla por el departamento, un ruido capto mi atención, provenía de nuestra habitación, me acerque sigilosamente y al abrir la puerta casi me da algo, ahí estaba ella metiendo en una maleta parte de sus cosas.

-¿Que haces? -Mi voz salio quebrada, estaba a punto de llorar.

-¿Gio? ¿Que haces aquí? ¿No deberías estar trabajando? -preguntó un poco nerviosa.

-¿Te vas? -trataba de controlar mis ganas de llorar respirando lentamente.

-Si, es lo mejor, debemos darnos un tiempo y pensar, todo lo del bebé esta muy reciente y de verdad necesito Extrañarte y...-no deje que terminará y me lance a besarla, pero ella no me correspondió.

-No me dejes Miranda, yo te amo, no te alejes de mi, mi amor, ¿lo haces por no dejar que me penetraras con tu cosa por mi ano? Esta bien dejaré que lo hagas, pero no me dejes. -mi voz salia con desespero, vi como Miranda se le dilataron las pupilas señal de que se estaba excitando.

Me tomo de los hombros y me lanzó hacía la cama y saco el aparato ese y un lubricante, comenzó a quitarme la ropa bruscamente y me puso a cuatro patas.

-Abre las piernas. -Me susurró en el oído.

Abrí mis piernas, ella comenzó a rozar mi vagina y ano con su cosa de plástico, realmente eso no me excitaba, todo lo hacia para que mi esposa no se fuera. Primero lo metió en mi vagina, casi no había lubricado, apreté mis dientes al sentirla penetrandome. Ella gemía como loca mientras yo aguantaba las ganas de llorar, salio de mi por un momento y acomodo eso en la entrada de mi ano, le daba pequeños masajes alrededor y de vez en cuando punteaba. Despegó un poco el pene de plástico y sentí como untaba algo frío alrededor de mi ano y metió uno de sus dedos completos sin ningún cuidado haciéndome gritar. Metía y sacaba el dedo, luego añadió otro hasta que fueron tres, ella no dejaba que mis esfínter se acostumbrara a eso intrusos y lo único que hacia era que sintiera dolor. Nada se comparó al dolor que sentí cuando me penetro con esa cosa. Sentía que me desgarraba, hizo el mete saca unas cuatro veces y llego a un gran orgasmo que la hizo gritar y terminó desplomándose sobre mi espalda.

-Miranda, por favor saca eso de mí. -dije apretando los dientes. Rodó en la cama y quedo a mi lado.

Una vez que se recuperó se bajo de la cama y fue hasta el baño. Miranda al terminar se vistió y siguió recogiendo su ropa. Me volteé y en mi pecho sentí una gran opresión cuando la vi seguir recogiendo la ropa como si nada, me sentía mal, sucia y utilizada; me acurruque en posición fetal y comencé a llorar en silencio. De la rabia que tenía al verla seguir empacando como si nada tome valor para enfrentarla y reclamarle.

-¿Por que sigues recogiendo la ropa? ¿Sigues con la idea de irte? te deje hacer con mi cuerpo lo que quisieras. -me levante de la cama aun desnuda y la empuje lejos de las maletas.

-¿Estas loca? Nunca te obligue a nada. Te dije que era lo mejor. Nada me hará cambiar de parecer. -Era la segunda vez que me gritaba.

Se dirigió nuevamente hacia las maletas y la volví a empujar. Ella avanzo y esta vez me dio una bofetada con tanta fuerza que caí al piso. Me quede ahí tirada con mi mano en mi mejilla, mis lágrimas salían sin control. Miranda terminó de recoger sus cosas, antes de salir se giró y me observó.

-Por cosas como estas es que debemos separarnos, antes de hacernos mas daño. -iba a cerrar la puerta y decidí decirle una última cosa.

-Gracias por ese regalo de cumpleaños. -Su rostro se des cuadro un poco y cerró la puerta con fuerza.

Seguí llorando hasta quedarme dormida. El frío de la noche me hizo despertar, aun esta desnuda en el piso, me levante y me metí a la ducha en automático, ya mis ojos no eran capaces de soltar una lágrima más, el agua recorría mi cuerpo, apenas me di cuenta que me estaba colocando mi pijama. Mis ojos veían fijamente mi reflejo en el espejo, mientras lo cepillaba, eran movimientos monótonos, una brisa fría entro por la venta haciéndome cerrar los ojos y estremecer mi cuerpo, al abrirlos vi un papel pegado al espejo, lo cogí y al leerlo ahí estaba el nombre de la doctora que estaba haciendo el experimento. Había olvidado la búsqueda cuando creí que estábamos bien Miranda y yo.

Esa noche no dormí buscando ese apellido en internet y realmente no sabia como se escribía encontré tres direcciones de hospitales que tenían doctoras con esos apellidos. El lunes seria el día en que iría a buscar a esa mujer, ella era la única que esperanza para tener devuelta a Miranda y ser felices para toda la vida como prometimos frente a aquella juez el día de nuestra boda.

_____________________________

Gracias a todos los que me leen, y sobre todo a los que escriben.

Un saludo a todos.

Espero hayan Disfrutado.