La chica del cementerio 8

Se la estaba violando...?

Sarah se levantó medio dormida de la cama y se dirigió a la puerta. Los latidos de su corazón tomaron vida propia al ver la silueta de una pelirroja parada en el umbral.


Entrecerró su vista, ¿Quién era ella? Se parecía a la chica del centro comercial que le había tomado la foto, tenía mucho acné a pesar de que no pudiera distinguirse por la oscura penumbra que podía iluminarla siquiera un poco. No era muy alta, era una menuda chica vestida con una chaqueta de Jean, pantalones de mezclilla desgastados de color negro y unos Vans con estilo de ajedrez casi nuevos. – Horrible vestimenta.

Sin siquiera poder parpadear Paula ya estaba detrás de Sarah con un gesto furioso, sus perfectas facciones trazaban líneas de enojo, su frente se arrugaba por la molestia.

-¿Qué desea? – Preguntó Paula con voz áspera.

-¿Vive aquí la señorita De La Vega?

-Soy yo. – Respondió Sarah confundida.

-Soy Martha, la chica que le tomó la foto en el centro comercial. – Hablaba cada vez más nerviosa.

-Ya recuerdo, ¿Deseas algo?

-Sí de hecho

Paula la interrumpió.

-Estamos en peligro… - Paula clavaba las uñas en el brazo de Sarah mientras se sentía la tensión cuando respiraba agitadamente.

-¿De qué hablas Paula?

-Sube Sarah, deja que yo lo arregle

-No, ¿De qué hablas?

-Acompáñame Sarah. – Habló Martha.

-¿Cómo sabe mi nombre? ¿Cómo sabe mi apellido?

-Ven conmigo por favor. – Hablaba cada vez mas desesperada.

-Voy con ella. – Habló Paula.

-No puedes ir con ella. – Se debatió Martha.

Se desató una furia en Paula no muy usual, con su mano derecha tomó del cuello a la fotógrafa clavando sus uñas mientras la miraba con ojos azules oscuros, acercó su rostro rabioso a la pelirroja mientras hablaba con voz más furiosa.

-Voy con ella a donde me de la perra gana, si él no te hace nada pues créeme que lo hago yo. – La pupila de Paula se dilataba acorde clavaba más a fondo las uñas.

-¿De qué hablas Paula? ¡Suelta a esa chica!

-¿Dónde está? – Preguntó Paula más impaciente por saberlo

-En el jardín… - Fueron las últimas palabras de Martha, cayó inconsciente en el suelo, Paula la había asfixiado, pero se repondría.

-¡¿De qué hablas Paula?!

Paula se dirigió a la cocina de Sarah con gesto de enfado, hurgó entre los cajones hasta finalmente encontrar un cajón con cuchillos de carnicería.

-¿Paula…?

Paula lentamente salió al jardín de la parte trasera de la casa con pasos silenciosos, tenía el cuchillo escondido adentro del pantalón. Su visión nocturna no le estaba ayudando demasiado. No había nadie. Entró rápido a la casa de Sarah, no estaba ahí… ¿Sarah dónde estás? – Se impacientaba más.

Sintió un vuelco en su pecho cuando escuchó ruidos extraños arriba en la habitación de huéspedes, salió corriendo más asustada hacia donde estaba.

Al ver lo que estaba viendo sus lágrimas caían a borbotes, no tenía uso de razón, sintió desbocarse el corazón de su pecho. La oscuridad no era la suficiente para esconder lo que sucedía.

Las pupilas azabaches de Sarah se encontraron con las de su musa, su ropa había sido rasgada, estaba tumbada en la cama amarrada y desnuda con las piernas abiertas, en su boca había un gran pañuelo para que no pudiera gritar, Sarah tenía una herida en la rodilla seguro al intentar defenderse.

El corpulento negro se desvestía sin darse cuenta aún de la presencia de Sarah, era el negro de hace horas atrás, sus anchas espaldas musculosas mostraban un tatuaje con la inicial "VP" Paula sintió que las piernas se le iban a salir, su corazón se volvió más agitado aún no habían abusado de su musa, el negro seguía desvistiéndose sin percate alguno. El ambiente de tensión era muy gradual, las pupilas de Sarah estaban clavadas en los ojos de Paula, Paula se acercaba lentamente hacia el negro mientras este avanzaba más hacia la cama. No podía ser ruido o le costaría la vida, o peor aún, el cuerpo que todavía no había sido de ella. El no lo aprovecharía, por supuesto que no.

<< Me dijiste que estaba en el jardín para que yo saliera y lograras tu cometido, el cual era que dejara sola a Sarah para que ese hombre pudiera aprovecharse, y por supuesto, así no te mataría>>

Paula estaba pensando, estaba pensando bien antes de hacer su próximo movimiento, el negro se estaba masturbando para erectar su miembro, se agachó en busca de su pantalón y sacó una caja de condones.

-Sabes Sarah, soy un hombre bastante cuidadoso con estas cosas… Con todos los asesinatos que he cometido, con mis violaciones, y con todas las cosas que hago a escondidas sin que nadie pueda descubrirme. – Hablaba el negro con voz fría. – Si yo dejara un rastro, tan sólo un rastro de mi identidad todo se acabaría… Me han estado buscando por años, por eso usaré condón, pero créeme a las mujeres les gusta que les meta mi polla hasta el fondo de lo más profundo de su cuerpo… Sabes algunas veces cuando he violado, hasta me piden que se los meta por el culo… Y ¿Sabes Sarah? Eso me excita, me excita que mi víctima quiera que la folle… Así tengo la seguridad de que no me acusarían… ¿Podrías hacer eso Sarah? Dime, ¿Podrías pedirme que te folle?

Sarah no podía hablar, las lágrimas brotaban de sus ojos.

Paula estaba llorando lo más silencioso que podía, un movimiento en falso y la vida de esas dos chicas acabarían.

El negro continuaba masturbando su miembro hasta quedar en una longitud de aproximadamente 16 centímetros, así que aprovechó de ponerse el condón.

-Te agradecería que no te resistas Sarah… Sabes soy un hombre muy cordial, bastante cordial, tan cordial que utilizaré un condón contigo y no te trataré mal… Y después de follarte a ti, follaré a tu novia la rockera, aquella que conducía el Ford Mustang… Seguro la pobre está buscándote por las calles de estas quintas… ¿Verdad Sarah?

Sarah cerraba los ojos con fuerzas tratando de contener lágrimas

-Soy hombre respetuoso Sarah, por eso voy a lubricarte primero para que no te duela

Sarah comenzó a llorar desesperadamente, a tratar de pedir auxilio pero era inútil. Paula se acercaba más con su cuchillo de carnicera.

El negro se sentó sobre las piernas de Sarah mientras con sus dos dedos gruesos masajeaba su clítoris, Sarah lloraba cada vez más, los dedos de un desconocido invadían sus genitales. No había lubricado aún absolutamente nada.

Al cabo de unos minutos al ver que no había aún respuesta alguna del cuerpo de Sarah, el negro le dio una bofetada.

-¡Maldita por que no te mojas puta!

Sarah lloró cada vez más.

-Intentaba ser cordial contigo, pero te lo buscaste.

El negro metió su escroto dentro del orificio de Sarah y comenzó a penetrarla, Sarah lloraba cada vez más.

Paula reaccionó, dentro de ella sintió una gran impotencia, tanta fue que se abalanzó sobre el negro gritando y clavó el cuchillo en su pecho, el hombre chilló. Se levantó de la cama y caminó en dirección hacia Paula.

La tomó por el cuello asfixiándola mientras la tiraba a un rincón de la pared, la herida no había sido tan profunda, tonta Paula, tonta tonta Paula… Como no se la clavó antes en el cuello

El hombre la tomó del cuello nuevamente y la sentó en una silla al rincón de la habitación, tenía muchísima más fuerza que Paula, y la rockera ya no tenía más escapatoria. Le quitó el cuchillo a Paula mientras esta gritaba con desesperación, Sarah lloraba cada vez más

El hombre observaba el cuchillo como si no hubiera pasado absolutamente nada, Paula estaba acorralada por el en el rincón.

-¿Sabías que la parte de atrás de un cuchillo es más efectiva Paula? – Hablaba con la voz más fría que nadie pudo escuchar nunca.

Se arrodilló ante Paula y con el cuchillo comenzó a cortar las prendas de su ropa, su entrepierna quedó desnuda. El frío azotó su depilado sexo, el hombre comenzó a deslizar la parte sin filo del cuchillo por el sexo de Paula.

Paula y Sarah morían del terror, el hombre se levantó y se fue hacia la puerta para cerrarla con seguro, se quedó observando ambas chicas desnudas a su disposición. Se decidió por Paula y se quitó el condón.

-A ti perra, te voy a echar mis espermatozoides. – Habló con voz ruda.

-Espero que no queden restos porque vas a joderte maldito. – Habló con demasiada seguridad en si misma.

El negro hizo caso de sus palabras y volvió a colocarse el condón. Se sentó en los muslos de sus piernas, metió su miembro en el cuerpo de Paula y comenzó a penetrarla. Vio que tenía entrada fácil al sexo de Paula y sonrió.

-Ya veo que te mojaste. – Habló el negro con mucha satisfacción. Paula no respondió tenía un plan.

El hombre lanzó el cuchillo al suelo mientras seguía penetrando a Paula. Paula se abrazó a él, para que no viera su rostro que le hacía señas a Sarah. Le habló moviendo los labios que haría una pequeña actuación, Sarah simplemente asintió.

-¡Mmmm! Así… Así… Sigue… - Paula gemía

-¿Te gusta?

-Me encanta… ¡Mmm!

La rockera se imaginaba cosas con Sarah que la hacían mojar su sexo, por eso el negro se suavizó un poco

-Deja que yo vaya arriba por favor. – Pidió Paula mientras tomó la mano del negro y la ponía en su seno.

El hombre se levantó y se acostó en el suelo esperando a Paula, justo al lado del cuchillo, Paula se levantó ante él y se quitó la poca ropa que le quedaba, abrió su sexo para que el negro viera toda su humedad.

Se arrodilló sentándose sobre el hombre y tomó su pene para metérselo en el orificio de su vagina, comenzó a cabalgarlo moviéndose hacia delante y hacia atrás. El negro poco a poco se sumía en la inconsciencia del placer, Paula se movía circularmente ahora… Acorde se movía salían chorros de fluidos de ambos por ambos sexos, el negro cerraba los ojos lentamente, Paula seguía moviéndose dándole placer, cuando vio que el hombre no abría más los ojos, acercó su mano al cuchillo, estaba esperando que ella llegara al orgasmo para no seguir caliente, ya tenía el cuchillo en sus manos y el negro bajo su dominio. Cuando sintió la inmensa explosión que provocó esa follada continuó moviéndose, y con un movimiento ágil clavó el cuchillo en la garganta del hombre, 8 puñaladas mientras se levantaba del suelo y lloraba por lo que pensaba hacerle a Sarah y por lo que le obligó a hacer para salvarlas.

-¡Maldito! ¡Maldito! – Lloraba desconsoladamente mientras el hombre agarraba su garganta y convulsionaba. – Maldito… - Lloraba sin parar, Sarah se quedó viéndola con una expresión de dolor… Jamás hubiera querido ver a Paula de esa manera… Entregando su cuerpo de semejante… Forma para salvarla

Después de que una severa hemorragia brotó de su garganta murió.

Paula sólo se quedó ahí parada llorando desconsoladamente, no paraba de llorar, nunca había pensado arriesgarse así por alguien

Se acercó hacia Sarah desnuda cortando el mecate con el que había sido amarrada y quitándole el pañuelo que estaba dentro de su boca… Al quedar liberada lloró sin consuelo mientras abrazaba a Paula del cuello.

-Paula… - Lloraba cada vez más sin nada que la consolara. – Paula… Arriesgaste todo de ti por mí… Paula

-No llores, quédate tranquila ya estamos a salvo. – Paula lloraba aún peor que Sarah, con sus brazos rodeaba su cintura desnuda

Ambos cuerpos desnudos quedaron abrazados por un largo rato

Decidieron llamar a la policía


La mañana del día siguiente en la comisaría para testificar fue bastante estresante, los funcionarios iban y venían a cada rato. Paula y Sarah estaban en una pequeña sala de estar abrazadas con escasas lágrimas recorriendo sus rostros

Se escuchaba la conversación de la recepcionista menuda con el que parecía ser su hijo.

-Phil, te dije que guardaras el pollo en la nevera – Hablaba suave.

-¿Cómo demonios voy a saber si te gustó o no Phil? No me hagas repetírtelo de nuevo.

-Si en la tarde iré para allá, espero que el café esté montado o sino mamá no te dará lo que te compró

-Si cielo, hablamos luego estoy algo estresada con el trabajo

Finalmente colgó mientras observaba a Paula y Sarah con gesto de lástima. El teléfono de la sala sonó, era el oficial Simón. Al cabo de dos minutos la recepcionista colgó.

-Chicas disculpen… - Habló suavemente. – El oficial Simón quiere verlas en su despacho, piso 3 puerta 59.

-Gracias… - Respondió Paula con una voz de tristeza inmensa.

Salieron de la sala de estar encaminándose al ascensor, viendo gente acusada, gente negra (Paula sintió miedo) Presionó el botón del ascensor, esperando impaciente, no quería estar rodeada de gente

Llegó al cabo de 1 minuto, entró con Sarah y marcó el piso 3. Vio a su compañera con sus ojos azabaches llenos de melancolía.

-Sarah… - Susurró mientras tomaba su cintura con sus frías manos y juntaba su frente con la de ella casi rozando sus labios. – Sarah, nunca voy a permitir que algo te suceda

Sarah simplemente se abrazó fuerte hacia ella, hasta que llegaron al piso 3.

Salieron caminando el largo corredor alfombrado de color rojo, hasta llegar a la puerta 59.

Entraron ambas chicas sin tocar y se sentaron frente a un escritorio de madera barnizada. Paula tomó la mano de Sarah.

-Buenos días señoritas, soy el oficial Simón. – Un hombre salió de una puerta de cristal vestido más bien como si fuera detective. Alto, de piel morena y ojos café.

-Parece más bien detective chismoso. – Sonrió Paula.

-Veo que no pierde el sentido del humor. – Río el policía.

-Eso es lo último que se pierde. – Sonrió, pero la alegría no le llegó a los ojos.

-Correctamente, bien… Ahora sólo les haré unas pequeñas preguntas, podrán irse luego y todo habrá acabado, a este hombre lo estuvo buscando la policía por años, el problema era… Que nunca dejaba rastros, era muy inteligente… Fue muy valiente al hacer eso señorita Paula, ya me enteré de lo que sucedió sólo necesito confirmarlo yo mismo

-Pregunte Simón

-¿Cómo sabía usted que la señorita Sarah corría peligro?

-Esa misma tarde, aquel hombre nos había perseguido… Una chica… La pelirroja que metió presa, le había tomado una foto en el centro comercial

El policía la detuvo. – Correctamente, a esa chica Martha le fue inspeccionada la cámara, y las fotos que traía eran fotos de las víctimas que acechaba nuestro hombre… Ella trabajaba con él, pero se niega a dar alguna clase de información

-Bien… - Paula asintió con la cabeza. – Esta chica le tomó una foto en el centro comercial, y yo desde ese momento tuve el ligero presentimiento de que no era para ninguna foto para las modas, porque esa fue la excusa que nos puso… Yo me conseguí a una amiga, y Sarah se fue un momento del lugar de donde estábamos, ya sea porque se sintió incómoda con mi amiga… Yo… Al voltear a ver distintos lugares buscándola la vi a ella, a la fotógrafa con el hombre negro que nos había perseguido en la autopista, y desde ese momento supe que corríamos peligro, decidí ignorarlo porque pensé que no pasaría nada, es decir, como esa gente va a saber donde vivimos alguna de las dos

-Entiendo… ¿Qué hizo cuando vio a la señorita De La Vega en peligro?

-Me quedé paralizada por supuesto, en alguna clase de shock, no podía atacar al hombre o las consecuencias serían mortales para ella y para mí

-¿Cómo se le ocurrió engañarlo?

-Muchas veces lo he leído en algún libro o lo he visto en alguna película… Así que decidí actuar rápidamente

-¿Sabía su compañera que lo hacía?

-Sí. – Respondió Sarah.

-Explíquenme eso.

-Ella me hizo señas… Y yo simplemente… Las entendí ya haya sido por instinto

-Comprendo, el cuchillo ¿Era propiedad del hombre? ¿Lo llevaba con él?

-No, el cuchillo lo saqué de la cocina

-¿Quieres a Sarah? – Esa pregunta iba dirigida hacia Paula, no sabía porque había preguntado eso.

-Más que a mi vida

-Bien, esas son todas las preguntas que tenía para usted, a nuestro hombre le gustaba matar con cuchillo, efectivo, jamás dejaría alguna pista… Si usaba armas nos hacía el trabajo fácil, simplemente buscaríamos en las tiendas de armas de la ciudad y todos los registros… Al igual que las balas… Era un asesino experto, me pregunto que significarán esas siglas VP… Pero bueno, señoritas gracias por su tiempo, en verdad… Espero que olviden todo esto, no será hoy, ni ahora, ni mañana, ni en dos semanas, pero Dios está con ustedes

-Gracias oficial Simón… Le deseo una buena tarde. – Habló Paula mientras se levantaba del asiento y tomaba la mano de Sarah para salir del despacho.


Estaban sentadas en el Ford Mustang estacionadas fuera del apartamento de Paula, sin decir palabra alguna Sarah se apoyó en el pecho de su compañera.

Todos los recuerdos de la noche anterior vinieron a su mente como un flash back provocando un dolor en el pecho que era de angustia, desesperación, ansiedad… Porque terminara todo esto

Tomó la mano de Paula y la entrelazó a la suya, elevó lentamente su rostro mientras sus labios se posaban en los de su compañera.


Dark

Lamento hacer este capítulo tan corto queridos lectores, pero creo que la imaginación se me acabó por hoy

¿No se esperaban esto verdad?

Para mi lectora favorita, Tiffany, sé que no te gustó porque te pareció asquerosa esa escena, pero bah! Quiero hacer las cosas distintas XD

Mi sueño es escribir, y publicar libros cuando ya sea un tanto mayor a mi edad algo inferior, así que debo tener bases, practicar y envolver algunos elementos en esta serie

Debo presentar una queja y esa es que muchísima gente pervertida me ha agregado al Msn, así que me temo que no aceptaré hombres (:

Esperaré no tardar con mi próximo episodio, ya que bueno… Comienzo clases el lunes que viene T_T No quiero, Tiffany secuéstrame):

Que pesadilla las clases XD

Bueno, un beso desde Venezuela espero que les haya gustado :D