La chica del cementerio 5

Esas extrañas sensaciones de pecho, esas extrañas presiones cuando observaba fijamente los ojos de Sarah, aquella sensación de querer volver amar una vez más sin importar volver a resultar herida de nuevo

-Creo que hay algo en mi habitación – Susurraba Sarah mientras abría la puerta y se sorprendía por lo que veía


-Vaya, hasta pensé que se había perdido para siempre – Susurraba Sarah sonriente

-¿De qué hablas? Me estás asustando

-Del señor Mini

-¿Mini?

-Mi gato

-¿Tienes un gato llamado Mini? – Paula estalló a carcajadas

-Sí, ¿Qué tiene?

-Tanto misterio de ruido de la habitación y ahora resulta que es un gato llamado Mini

-Pensé que se había perdido sabes

-¿Ya podemos pasar? ¿Ó Mini muerde?

-No seas tonta, ven

Ambas chicas entraron en la habitación muy sonrientes porque no era algún ladrón o algo que pudiese haberles hecho daño, sino el gato que Sarah había perdido ya hacía una semana. Sarah entro con paso acelerado a la habitación a recoger al Señor Mini – El cual era un gato amarillo con una raza reconocida como "Persa" - Lo recogió entre sus brazos para brindarle calor, ya que estaba mojado por la lluvia.

-Mini hermoso ¿Qué te ha pasado? ¿A dónde has escapado? – Sarah le hablaba al gato como si este pudiera entender alguna sola palabra de lo que dijese

-Sarah no te va a entender sabes

-Cállate tú no sabes de gatos

-Debe ser que si tu fueras un oso y el fuera un gato y te maúlla vas a entender lo que te dice

-Obviamente no, pero es un gato listo por eso ha regresado

-Yo creo que regresó porque no le quedó más remedio que tenerte como dueña ya que aceptó que ese era su destino

-Ay, cállate

-Deja de mandarme a callar, sólo soy sincera. Y dale comida a esa cosa que se ve feito

-¿Le dijiste feito a mi gato?

-Si, a poco quieres que le diga que es hermoso

-No, pero un poco de respeto estaría bien

-Okay, Señor Mini es usted un gato con un físico deteriorado, su dueña debería estar más al pendiente de su cuidado. ¿Así está bien?

-Eres una insoportable, creo que te toca habitación de huéspedes

El rostro de Paula dio a notar su gran desánimo. Con paso firme se acercó hasta Sarah y la observó fijamente.

-¿Eso quieres? – Susurró mientras sus ojos azules centellaban de brillo marcando una sonrisa

El nerviosismo de Sarah nuevamente comenzó a tener vida propia, su piel palideció y comenzó a temblar y a esquivar las miradas de Paula. Al darse cuenta de esto, Paula se acercó más con paso decidido hasta Sarah y mientras observaba sus labios hablaba con voz monocorde.

-Puedo quedarme aquí, no creo ser tanta molestia.

-No eres molestia, pero te burlaste de mi gato – Sarah clavaba la mirada al suelo

-Señor Mini me atrevo a pedirle mis más sinceras disculpas, prometo comprarle una lata de atún especial para gatos

-¿Lo dices en serio?

-No, pero el se lo cree

-Eres bien mala, ¿Sabías?

-Si algo – Paula sonrió mientras se alejaba a la puerta

-¿Vas a quedarte a dormir en la habitación de huéspedes? – Preguntó Sarah dudando

-Claro, ¿No es eso lo que quieres?

-Puedes quedarte aquí

-Sabía que me querías contigo, pero para hacerlo más interesante dormiré en la de huéspedes, muéstrame donde está

El rostro de Sarah se desanimó, eso pudo notarlo Paula fácilmente. Se sintió victoriosa y le sonrió a Sarah con una de sus mejores sonrisas. Se acerco elegantemente a ella y tomó su mano

-Ven, enséñame donde está – Paula conducía a Sarah afuera de la habitación

-Esa que está al fondo del pasillo – Sarah sonreía hipócritamente

-Buenas noches niña

Paula depositó un ligero beso en la rosada mejilla de Sarah, pudo notar el desánimo de esta al despedirse de esa manera tan poco sensual y emocionante.

Con paso elegante se alejó hasta adentrarse en su cuarto.

Sarah la observó hasta el final y se preguntaba a si misma en que estaba pensando cuando le dijo a Paula que mejor se fuera al cuarto de huéspedes. Se sintió como tonta esperando un beso en la comisura de sus labios, esperando volver a sentir el delicioso sabor a fresa de Paula, la exquisita suavidad que embargaba desde sus labios rojizos.

Sin más que pensar entró a su habitación con rostro melancólico a cobijar al Señor Mini entre sus brazos mientras buscaba una toalla para secarlo. Optó por encender el secador y deslizarlo por todo su cuerpo para que se secara más rápido y ella pudiese dormir. La comida del gato se encontraba en el mismo lugar de siempre – En su cuarto – Así que ella podía descansar tranquila sin preocuparse en que comería el Señor Mini.

Lentamente se acostó en su cama – Al igual que la noche anterior – A observar el techo pensando en que su musa Paula, estaba a dos habitaciones de la suya, y que fácilmente puede ir a su cuarto y entrar a su cama a abrazarla, pero no, Sarah jamás haría eso… Sólo si tiene una pesadilla o algo por el estilo que le de mucho miedo, además su poderoso orgullo se lo impedía, tontamente decidió cerrar los ojos y recordar el sabor de los labios de Paula sobre los suyos. Lo hipnotizada que se sentía cuando esta la besaba.

Daba vueltas en su cama sin parar de pensar que demonios estaba haciendo Paula a dos habitaciones de la suya – Si estaría pensando en ella o en alguien más - ¿Y como era eso de que ya había conseguido a alguien con quien salir? ¿Por qué cada conocido le preguntaba si ya por fin había conseguido a ese alguien? ¿Qué oculta Paula de su vida? ¿Ó qué no le había contado? ¿Y cuál era ese misterio de su tía? Muchas preguntas pocas respuestas – Pensaba Sarah mientras abrazaba una almohada imaginando que era Paula.

Mientras Sarah se carcomía la cabeza pensando en Paula, Paula tranquilamente tenía los ojos cerrados pensando en lo tonta que era esa chica Sarah, ¡Pero como la adoraba! Verdaderamente estaba comenzando a sentir algo por ella, pero sería demasiado pronto para ambas… Dos días conociéndose y ya hasta en su casa está durmiendo – Pensaba para sí misma - ¿Y por qué le presentó a su abuelo? ¿Cuál fue el motivo? Ni ella misma lo sabía. Sólo sabía en ese momento que deseaba correr a la habitación de Sarah a abrazarla, a estar simplemente atada a su cuerpo por lo menos por esta noche, sin pensar en un morbo alguno a pesar de que la había visto desnuda. No quería hacer las cosas rápido, no quería volver a cometer el mismo error de sus relaciones anteriores, quería estar con Sarah, simplemente abrazarla, sentirla… No del modo sexual, del modo tierno, así sea de amigas o de lo que fuera su relación, porque a decir verdad ¿Qué eran Paula y Sarah? Se besaban, se hacían bromas, se acariciaban, se trataban mal, ¿Pero qué son? ¿Paula estaría dispuesta a dar el paso para estar con Sarah? Nada de eso – Pensaba Paula – No iba a hacer las cosas rápido.

En su cama daba vueltas, ya había comenzado a sentirse incómoda, pensaba que Sarah la pasaba de lo mejor en su cómoda cama con todas esas almohadas de plumas con las que provoca dormir rodeada. Sin más su orgullo la venció y se levantó de la cama decidida a ir hasta donde Sarah, sólo que cuando abrió la puerta Sarah estaba afuera con rostro apenado tomando la perilla de la puerta porque también iba a abrirla para irse a la habitación de Paula

-¡Vaya sorpresa! – Sonrió Paula

-Eh

-Viniste porque me extrañaste admítelo

-Ay deja el ego sólo quería saber sí necesitabas algo en especial

-Hummm sí, ¿Puedo dormir en tu habitación?

-¿En mi habitación?

-Sí, la cama es más cómoda

Sarah no pudo evitar reprimir una sonrisa que salía de la comisura de sus labios, ella sabía perfectamente que la habitación con la cama más cómoda era la de huéspedes. La cama de su habitación propia la encontraba algo dura, se sintió victoriosa al pensar que Paula quería pasar un rato más con ella.

-Sí, pero mantente a un metro de distancia

-Para eso me quedo en la mía

-Ay eres una tonta, ven

Caminaron los pocos pasos que tardan en llegar a la habitación de Sarah, entraron lentamente sin hacer ruido para no despertar al gato – O esa era la excusa de Sarah que a Paula le parecía totalmente ridícula – Se acostaron en la gran cama, y la verdad era que Sarah tenía razón. La cama más cómoda es de la habitación de huéspedes.

Paula se arrepintió de haberse ido al cuarto de su compañera, prefería su habitación de huéspedes pues la encontraba más atractiva. Sin más cerró los ojos mientras sentía como dos brazos envolvían su cintura.

Ninguna de las dos articuló palabra, el cuerpo de Paula se tensó – Rara vez esto sucedía – Sintió esos níveos brazos protegerla, se estaba carcomiendo la cabeza imaginando en como sería hacerle el amor a Sarah – Demasiado pronto Paula – Pensaba para sí misma.

Decidió optar por una postura más cómoda – De lado – Y se libró de los brazos de Sarah.

Se arrepintió de haber hecho eso de inmediato, así que con la vergüenza más grande de este mundo – Ya que Paula odiaba dar la iniciativa en esos actos "cariñosos" como ella les llamaba – Posó sus brazos alrededor de la cintura de Sarah mientras descansaba su rostro en su hombro. Podía sentir su fragancia embriagante, aquella que desprendían sus mechones oscuros. Aquel exquisito olor tan exótico, amaba cuando lo inhalaba, odiaba cuando lo exhalaba, amaba sentirlo recorrerlo tan sólo con una simple inhalación. Suspiró débilmente y lentamente se quedó dormida...

-¿Acaso le gusta mi olor? – Pensaba Sarah mientras sentía esas respiraciones tan profundas acechar su cuello. Le estaba encantando demasiado esta escena – O más que demasiado – En realidad quería ponerse encima de Paula y hacerle el amor, pero… - ¿Qué demonios estoy pensando? – Pensaba Sarah para sí misma. – Esto va demasiado rápido – Hablaba la voz de su consciencia.

No podía negar que le encantaba pasar la noche con esta chica, pero Paula no le contó acerca de su tía – Cosa que había prometido hacer cuando llegaran – Sarah se sentía incómoda. Quería ponerse boca abajo como siempre dormía… Pero Paula la encarcelaba dentro de sus pálidos y fríos brazos.

A veces Sarah se preguntaba a si misma si Paula sufría de anemia, era una chica pálida – O más bien demasiado pálida – Fría como la nieve… Pero sus labios eran de un rojo tan intenso que daba a notar tener una buena hemoglobina, así que simplemente optaba por pensar que era así por naturaleza.

Lentamente cerró los ojos para dormirse, pero unos labios se posaron en su oreja mientras mordían el lóbulo de la manera más sensual posible.

-¿Te vas a dormir? – Preguntaba con voz misteriosa Paula

-¿Tú no estabas dormida? – Sarah respondía tensa

-Me quedé dormida por unos minutos, pero en tu cuarto hace demasiado calor

-¿Tienes calor? Pero si yo me estoy congelando

-Perdona… - Paula soltó de la cintura a Sarah

-¿Por qué hiciste eso?

-Siempre me han dicho que mi piel es fría

-Sí, pero tu piel no es lo que me da frío

-¿Y qué es? – Paula seguía susurrando en la oreja de Sarah

-Pues que la ventana está abierta y me hela los huesos

-¿De verdad tienes frío? Demonios

-Sí un poco

-Vamos a la habitación de huéspedes – Mordía el lóbulo

-No, ahí hace más frío

-Bueno, quedémonos aquí – Sonrió mientras liberaba la oreja de Sarah

-¿Quieres quedarte aquí?

-Si, pero espero que tu gato no me viole… Sabes me está viendo morbosamente

-Está oscuro ¿Cómo puedes ver?

-No es difícil adivinar

-Tú eres una cosa rara

-Lo sé

-¿Tienes sueño?

-No

-Pensé que tenías

-No duermo casi

-Me dijiste que te habías quedado dormida

-Sólo por un momento

-Insisto, eres una cosa rara

-Cosa rara y todo te gusto

-¿Qué somos tú y yo?

-No lo sé… Me preguntaba lo mismo en mi habitación

-Podemos definirnos como algo

-Dos chicas que se conocen hace dos días, se besan se acarician, una conoció el abuelo de la otra, la otra esta durmiendo en casa de la chica… No lo sé, es extraño sabes

-Si… Supongo

-¿Quieres jugar?

-¿A qué?

-No lo sé… Algo moderno

-No tengo ganas de levantarme

-Podemos jugar a hacernos preguntas

-A veces pareces una niña, y me criticas a mí por ver Crepúsculo

-Es tonto que veas eso

-Cállate, juguemos a tu "juego"

-Bien

-Pregunta

-¿Eres virgen?

A Sarah se le encendió la cara de un rojizo intenso que daba muestras de su ruborización, algunas veces se había masturbado con Estefanía, pero jamás había perdido la virginidad a sus 18 años de edad.

-Si lo soy – Respondió apenada

-¿De verdad? – Preguntó Paula absorta

-Sí, ahora me toca preguntar a mí

-Pregunta – Sonrió

-¿Tú lo eres?

-No – Contestó divertida

-Interesante

-¿Te has masturbado? – Preguntó Paula muriéndose de la risa por dentro, adoraba ver a Sarah de esa manera tan apenada

-Sí – A esta se le encendieron más las mejillas de un rojo voraz

-Genial

-¿Y tú?

-Claro niña

-¿Desde cuándo eres lesbiana? – Preguntó Sarah con voz apagada

-Desde que tengo uso de razón, odio a los niños

-Oh

-¿Y tú?

-Más o menos desde los 13

-¡Vaya!

-Si

-¿Te has enamorado? – Preguntó Paula por primera vez con voz seria

-Sí

-¿A qué edad?

-Hace dos años

-Cuando tenías 16

-Sí… ¿Y tú?

-Sí… Hace dos años cuando tenía 15

-¿A esa persona la amaste de verdad?

-Con toda mi vida – Respondió - ¿Y tú a esa persona la amaste de verdad?

-Sí, pero ella me dejó

-¿Por qué?

-Desde que se murieron mis padres… Pues no le prestaba mucha atención, me encontraba en total depresión… Ella y mis amigos se alejaron de mí… Y me dejaron sola… Ella sacó la excusa de que era por mi bien no tener una relación en estos momentos, pero sabía que se estaba viendo con su ex

-Yo jamás te dejaría en esos momentos – Paula acarició el rostro de Sarah

-¿Y tú por qué terminaste con tu novia – Preguntó Sarah nerviosa

-No terminé con ella… Ella me terminó a mí porque no podía estar con una niña como yo… Yo tenía 15 ella 19… Ya sabes que las mentes no son las mismas… En verdad me había enamorado, pero ella... Que va… Ni le importó

-Que mierda

-Bastante

-¿No has tenido más parejas desde ese entonces? – Paula hablaba con voz apagada

-No… Desde ese entonces quise sellarme a todas las personas, no quería abrirme con nadie… No pensaba en enamorarme otra vez

-¿Y tu pensamiento ha cambiado? – Preguntó Paula interesada

-Sí, un poco

-¿Debido a qué? – Sonrió

-Debido a alguien muy liberal que conocí

-¿Hace cuánto? – A Paula le encantaba más este asunto

-Hace 48 horas en un cementerio

-Quien lo diría… ¿Y te gusta?

-Supongo que eso te lo contestaré para después

-Que mala – Rió

-¿Qué sucedió con tu tía? – Al fin se dio la oportunidad de preguntar – Pensaba Sarah

-Verás… Cuando mi mamá y mi papá murieron… Ella tuvo mi custodia… Mi prima… Su hija… Era una niña preciosa… Lesbiana aunque su querida madre no lo sabía… Era una modelo de esas que hacen que se te chorree la baba, de cabello de un color rojizo llegando a púrpura… Era extraño… Altísima… De esa piel tan blanca de la que te puedes enamorar rápidamente, ojos negros con una sonrisita de ángel que te escalofría la piel… Mi tía se iba de vacaciones a Berlín, y yo me iba a quedar con Rachel mi prima a solas en casa… Se suponía que mi tía no iba a llegar en dos semanas, allá tenía su negocio y estaba firmando un contrato con el dueño de un reformatorio juvenil para ser socia de él… Una noche, 22 de diciembre como olvidarlo… Rachel y yo nos habíamos pasado de copas, ella por su novia y yo por la depresión de mi ex… Entre tragos y risas una cosa llevó a la otra y terminamos besándonos con una locura nada normal… Entre besos y mordidas nos fuimos desvistiendo hasta quedar completamente desnudas… Ella sobre mí… Estábamos en el cuarto de su mamá ya que ahí estaba el mini-bar.

Habíamos escuchado un auto pero pensamos que era el vecino o algo, cuando de repente en plena penetración su madre entra y nos ve… Petrificada… A mi me sacó de la cama como pudo y comenzó a golpearme, yo era menor de edad y me iba a llevar al reformatorio ese donde iba a ser socia del dueño… Así que sin más… Escapé de aquel sitio tan horrible, me prometió que si me volvía a ver cuando siguiera siendo menor de edad me encerraba… Nunca supe que pasó con Rachel después de eso… Y más nunca volví a ver a mi tía… Hasta el día de hoy… Conocía a mi abuelo, pero no recordaba donde vivía… Así que mientras bajaba las escaleras desesperadamente por escapar vi un sobre que tenía como remitente a Guillermo H. Decía la dirección y hasta ahí fui… Estuve viviendo con él por un tiempo hasta que me dijo que mi padre había dejado una herencia… Todos los fondos recaudados de todas sus carreras como corredor, incluyendo su auto y su departamento… Todo era para mí… Y así que sin más, me inscribí en la escuela privada y comencé una nueva vida… Iba al cementerio todos los días… Todos los días de mi vida hasta que por fin te conocí… Sabía que iba por algo, lo que no sabía era porque

Sarah no tenía palabras para decir, se había quedado corta

-No digas nada no te preocupes, se que no tienes mucho que decir – Susurró Paula

-Me conoces… - Logró hablar Sarah

-Si algo

-¿Vas a preguntarme a mí…?

-Hummm no, de hecho pregúntame abiertamente tú a mí

-¿Por qué todos dicen que si ya conseguiste a alguien finalmente?

-Ya te lo dije, cuando terminé con mi ex, caí en la absoluta depresión… Nunca me vieron salir con alguien más… Tal vez ligues que me veían por la calle, pero nunca algo serio… Hasta que fuimos al restaurante y me preguntaron si ya tenía a alguien… Debido a que bueno yo no suelo llevar gente para allá a menos que si me interese conocerla, o sea alguien importante para mí

-Comprendo

-¿Algo más?

-Sí… ¿Te interesé en cuanto me viste?

-Por supuesto

-¿Por qué?

-Te veías diferente

-¿Diferente a…?

-A las demás chicas, además tu forma de pensar me lo decía

-¿Mi forma de pensar? Ni me conocías

-Lo sé, pero intuía algo en ti que era distinto a las demás personas

-Oh

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Claro

-¿Quieres ir mañana a la playa conmigo?

-¿Playa? Odio la playa

-Esta es una playa distinta, no muchas personas saben de ella

-¿Dónde queda?

-No es de esta ciudad obviamente

-¿De dónde es?

-Debes esperar a que lleguemos – Sonrió - ¿Puedo hacerte otra pregunta?

-Claro que sí

-Si volvieras a ver a tu ex… ¿Sentirías algo por ella?

-No lo sé… Ella fue un… Capítulo muy importante en mi vida

-Fue hace dos años

-Sí pero como te digo… A ella realmente la amé, me costó muchísimo superar esa etapa

-Es decir que si mañana te la encuentras ¿Sentirías algo?

-Es poco probable

-¿Te trataba bien?

-Era muy detallista conmigo, me trataba como si yo fuera una reina, hasta que pasó lo que pasó y ella me abandonó

-Bueno, es mejor que vayamos a dormir… Mañana iremos a la playa – Paula hablaba desanimada

-Buenas noches Paula – Sarah se volteó y cerró los ojos para intentar dormir

Paula se sentía desanimada, tal vez si Sarah volviera a ver a su ex podría sentir algo por ella. Le agradó tener mucho esta conversación, la llevaba pensando desde hace un día. Mañana debía demostrarle a Sarah que verdaderamente iba a hacer lo que fuera para estar con ella. Definitivamente le había afectado aquello último que hablaron. Pero sin más nada que hacer decidió observar a Sarah dormir toda la noche. Tararareaba una melodía un poco confusa, pero con su voz suave relajaba. Sentía que observarla dormir era como ver un hermoso espectáculo, un bellísimo jardín de Edén, o aún mejor que eso. ¡Se veía tan indefensa! ¡Tan inocente! ¿Cómo alguien pudo haberle hecho daño de esa manera? ¿Cómo alguien puede dejar indefensa a un ser tan hermoso por muy terco que fuese? – Pensaba Paula - ¿Estoy sintiendo algo por ella? – Nuevamente se preguntaba a sí misma.

Esas extrañas sensaciones de pecho, esas extrañas presiones cuando observaba fijamente los ojos de Sarah, aquella sensación de querer volver amar una vez más sin importar volver a resultar herida de nuevo, aquella hermosa sensación de querer regalarle a Sarah el mundo, pero no poder porque aún sigue sin oficializarse su relación. Pero sentía deseos de llevar algo serio con esa chica, de tomar su mano frente a la cruel sociedad conservadora, sentía deseos de protegerla… De despertarse con ella cada domingo a su lado, y llevarla de camping… ¡Pero todo parecía tan imposible! Llevaba dos días conociéndola, bueno ahora 3 porque ya es de madrugada… No iba a apresurarse así como así… Iba a esperarla… No toda la vida obviamente, pero iba esperarla lo que considere necesario.

7:10 AM

Paula seguía observando a Sarah, no cambió su postura en toda la noche para no molestarla, pensaba en despertarla por lo el viaje a la playa… Pero… ¿Y si se molestaba?

Suspiró en sus adentros, cerró los ojos y relajó su postura. Pensaba en como sería pasar el día con ella cuando llegasen a la playa… Verla en traje de baño sería algo tan sensacional y exquisito… Algo exótico, una hermosa niña… Suspiró nuevamente, pero esta vez unos labios se posaron sobre los de ella, sintió un mar de emociones en su pecho, de nuevo esas presiones, esas mariposas que no sabía como describir, aquel sabor delicioso de los labios de Sarah… Abrió los ojos lentamente y le sonrió a Sarah

-¿No íbamos a ir a la playa? – Sonrió la dulce niña que acompañaba a Paula mientras miraba sus ojos azules intensos

-Vístete – Habló melodiosamente


Dark

Bueno quiero dedicar principalmente este relato a la niña que me inspira siempre a escribir, Congranix xd, debo admitirte que en las escenas donde Paula se siente súper amarrada a Sarah, y siente ese mar de emociones en su pecho y aquellas presiones, es lo que siento por ti cuando te tengo cerca, o cuando te tenía aquí conmigo en mi ciudad… Y lo que sentía al inhalar tu hermosa fragancia - A propósito, aquí frente a todos los lectores que me leen… ¿Quieres casarte conmigo? Díganle que acepte XD

Chica Glamm besos para ti desde Venezuela, sabes que te quiero fresa tonta ^^ eres una niña lindísima en todos los aspectos

Mi msn: Andrea_95_1f@hotmail.com (Creo que me arrepentiré xD) (No acepto pervertidos ¬¬)

Y besos a todos desde mi país gracias por seguirme leyendo… Hay una pequeña sorpresa en el próximo capítulo :)