La chica del cementerio 4

Jejejeje XD

-Sarah

-¡Qué!

-Perdóname


-¡Dime que demonios está sucediendo! – Exclamaba Sarah desesperada y a la vez furiosa

Raaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrwnnnnnnnn – Se escuchó el motor del auto encenderse y Paula manejó a toda velocidad hasta llegar a la autopista

-¿Te calmaste? ¿O vas a seguir con tus ataques que no comprendo? – Preguntaba Sarah

-¿No ves algún auto rojo detrás?

-No Paula tranquila, ahora dime que demonios está pasando

-Te lo cuento cuando llegue a tu casa y me calme

-Estás bien terca hoy

-Cállate

-Cállate tú, pareces como si hubieses visto al Diablo

-Esa mujer es el diablo

-Pero más guapa

-¿Guapa? Es gorda con una verruga y bigote ¿Eso te parece guapo?

-No es gorda, yo la vi delgada

-Tú necesitas lentes

-Ahora te metes con mi vista

-Es verdad, ¿Cómo puedes decir que es guapa?

-Ya córtala sólo me pareció linda

-¿Quieres ir a un oculista?

-No, quiero ir a mi casa y que me digas que demonios está sucediendo

-Puedo prestarte unos lentes… Son algo de nerd ya sabes… Pero te servirían

-Mi vista está bien

-Bien deteriorada

-¡Ya Paula!

-Sólo quiero entretenerme

-Burlándote de mi vista

-Es que me pareció increíble que dijeras que esa gorda es linda

-Estás celosa

-¿De qué? ¿De una vieja con forma de piña?

-No es gorda, déjala, y no tiene forma de piña

-Cambiemos el tema

-¿De qué quieres hablar?

-¿Por qué te gusta crepúsculo? – Paula se rió

-Ahora nuevamente vuelves a burlarte de crepúsculo

-Es que quiero reírme de ti

-Ya me di cuenta tranquila

-Bien, hummm ¿Cuándo piensas estudiar?

-No sé

-No sabes nada niña

-No

-No contestaste lo de crepúsculo

-Porque si, ya basta

-Dime ¿Tienes películas en tu casa? No quiero quedarme sola durmiendo

-Te quedarás en la habitación de huéspedes

-Nuestra relación es bastante extraña ¿Sabías?

-Supongo

-Estás bien odiosa

-Y tú estás bien habladora

-Tengo ansiedad

-Quiero comer algo, no pude comer tu pollo frito

-¿Nos paramos en el restaurante?

-No, quiero preparar algo yo misma

-¿Sabes cocinar?

-Si

-¿Qué cosa?

-Lo básico

-Bah, no sabes cocinar… A poco huevos fritos y de broma – Se rió

-Síguete burlando de mí

-Vayamos al restaurante yo pago

-Tú siempre pagas

-No me importa pagar, además a mi me descuentan

-Que ego

-No es ego

-Sí es

-Que no

-Ya cállate

-Ven y cállame – Paula habló de manera seductora mientras tomaba de la nuca a Sarah plantándole un beso en la boca

-¿Por qué demonios hiciste eso? ¿Yo te dije que quería?

-¿A poco no te gusto?

-No

-¿No?

-Ay eres insoportable

Paula se rió como una niña pequeña mientras conducía por la congestionada autopista

-Este tráfico es insoportable – Se quejaba la rockera

-Tú eres la insoportable

-Ay cállate

-Es verdad, no puedes aguantarte una simple cola en una autopista

-Pues no

-Bah, mejor ni hablo contigo

-No hablemos, hagamos – Paula volvió a atraer a Sarah a sus labios besándola

-¡Deja de hacer eso!

-¿No te gusta?

-¿Qué te tomaste al salir?

-Nada ¿Por qué?

-Porque tu actitud no es normal

-Tú eres demasiado seria y aburrida, deberías divertirte

-Agarraste confianza rápido ¿No?

-Soy extrovertida que puedo decir

-¿Y eso que tiene que ver?

-Nada olvídalo

-Humm

-¿Humm?

-Ay ya deja de preguntar

-Estás insoportable

-¿Yo?

-No, yo – Respondió Paula con sarcasmo

-¿Tú? Si lo sé

-Ya dejemos de pelear ¿Sí?

-Okay, pero si comienzas no respondo

-Ay, ¿Qué me vas a hacer?

-Viste, ya comenzaste

-No comencé, sólo te hice una simple pregunta

-Olvidémosla

-¿Vas a hacer que duerma en el cuarto de huéspedes? – Pregunto Paula con resentimiento

-No lo sé, depende de cómo te comportes

-Entonces me portaré bien

-¿Estás bien confianzuda no?

-Si, me pega la hora siempre

-Ya veo

-Bien, izquierda derecha semáforo doblo a la izquierda

-¿Te lo aprendiste? – Preguntó Sarah impresionada

-Memoria fotográfica ya sabes – Sonrió

-Me sorprendes – A Sarah le comenzaba a cambiar el mal humor

-A veces no aprecias mis cualidades

Sarah rió

-Semáforo en rojo – Inquirió Paula con irritación

-Deberías dejar de quejarte

-Ya no más peleas ¿En que quedamos?

-Cierto, cierto, lo olvidé

-¿Sigues teniendo hambre? Podemos pedir una pizza… Claro si quieres

-No tengo efectivo

-Yo si

-Bien, al llegar la pedimos

-Conjunto de quintas… Humm… Llegamos – Sonrió Paula

-Vaya, llegaste sin problemas

-Si – Paula se orilló a la acera, apagando el motor

Finalmente un silencio incómodo reinó entre las dos chicas, la rockera miraba fijamente el tablero y Sarah observaba el parabrisas. Ninguna de las dos dijo palabra, Sarah aún no quería bajarse del auto y Paula tampoco.

-¿Y por qué no nos bajamos? – Sonrió Sarah

-Porque quieres preguntarme algo

-Me conoces bien para lo poco que llevas tratándome

-Que va, sólo soy observadora

-¿Y según tú que quiero preguntarte?

-Algo que te intriga, tal vez de mí o de mi tía

-Demonios ya hasta me había olvidado de tu tía

-Mierda para que hablé….

-Dime que sucede con tu tía, ¿Por qué te trata así?

-Es una larga historia

-Puedes contármela

-Pero no en este auto

-Entremos a la casa

-Aún no quiero entrar

-Tú no quieres nada

-No empieces

-Es la verdad

-Okay, puedo contártela aquí si así lo deseas

-O puedes hacerlo mientras cenamos – Le guiñó un ojo

-Buena respuesta

Se quedaron nuevamente en otro silencio incómodo escuchando el cantar de los grillos. Una fría ventisca azotó los árboles y nuevamente comenzó la lluvia.

-Debimos habernos bajado – Sonrió Sarah – Mira nomás ahora llueve

-¿No está el paraguas en la guantera?

-No – Respondió Sarah al inspeccionar

-Vamos a bajarnos mojándonos – Sonrió Paula

-¿Quieres bajarte mojándote? No creo que mi ropa sea de tu agrado si después debes vestirte

-Me agrada como te vistes – Le guiñó un ojo

-Vamos a bajarnos a la cuenta de 5

-Vale

-1

-2

-3

-4

-4 y medio

-¡5!

Ambas salieron disparadas del auto, no sin antes haber recibido su buen azote de lluvia, el cabello de Sarah se había mojado completamente y a Paula se le notaban los pezones a través de la blusa. Llegaron al umbral de la puerta y se reían como dos niñas pequeñas jugando en un parque.

-Que loco este día – Se rió Paula

-Ha sido una locura, pero me encantó – Gritaba Sarah ya que el sonido de la lluvia no permitía que se escuchara bien

-¿Por qué no entramos a la casa todavía?

-Buena pregunta – Se rió Sarah mientras abría la puerta

-Bonita casa – Decía asombrada Paula mientras su cabello goteaba en el suelo

-Vamos a cambiarnos podemos enfermarnos

-Yo nunca me enfermo

-Ya déjate de hacértelas de Superman vamos a cambiarnos

-Primero una ducha ¿Sale?

-El baño esta al fondo a la derecha

-¿Vienes conmigo? – Preguntó con picardía

-Dios santo ¡No!

-Está bien, está bien – Paula se desanimó con esa respuesta

-Te espero en mi cuarto

-Suena comprometedor

-Ya deja de jugar con eso.Todo lo que necesitas está en el baño por cierto. Yo me iré a cambiar a mi habitación

-Me parece bien, por cierto ¿Cuál es tu habitación?

-Esa que tiene puerta azul

-Bien, bien, gracias

-Si necesitas algo avísame

-Está bien, gracias

Sarah subió las escaleras, mientras Paula se metió al baño para bañarse. Sarah entró a su habitación buscando ropa mientras se desnudaba. Chorreó todo el piso gotas debido a su cabello mojado. Se quedó parada ante el closet pensando en ponerse algo sensual o algo reservado. Las gotas de lluvia se deslizaban por su espalda hasta descender en sus pies, algo que no sabía esta chica era que Paula la estaba observando.

-Lindo cuerpo – Sonrió

-¡QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ!

-Cálmate, cálmate, sólo quería preguntarte si podía usar esta toalla… Ya que bueno está mojada

-Hay un estante donde claramente dice TOALLAS

-No lo sabía, no lo vi, ¿Por qué me tratas tan mal? Tienes bonito cuerpo a propósito

-Mira mejor vete a bañar antes de que….

-¿Antes de que…? – Paula se acercó seductoramente a Sarah con su cabello negro chorreando por la alfombra

-Estás mojando mi alfombra

-Ya tú la habías mojado

-Es mi alfombra

-No te vas a morir por unas simples gotas que chorreen

-Aléjate

-¿Por qué? – Preguntó con seducción la rockera mientras se iba acercando más a Sarah

-En serio… Aléjate… - A Sarah le causaba morbo esta situación, ninguna mujer se le había insinuado de tal manera, ni siquiera Estefanía su ex

-¿Por qué? – Preguntaba Paula adorablemente con su sonrisa pícara y ojos azules centellando de brillo

-Porque debes ir a bañarte, y debes dejar de mojar mi suelo

-Pareces una vieja quejándote de todo, y eso que apenas tienes 18… Como será cuando tengas 50

-Ya deja de burlarte de mí

-Es gracioso hacerlo

-Estás mojando el suelo de mi cuarto

-Y tú estás mojando otra cosa de mi cuerpo

-¡Pervertida! Salte de aquí, vete al baño – Bromeaba Sarah empujando a Paula hasta que saliera de la puerta. Hasta los momentos se percató de que seguía desnuda, cosa que provocó el morbo en Paula

-Esta niña me va a volver loca – Pensaba Paula mientras se daba una ducha en la pequeña regadera de Sarah. Tras quince minutos salió de bañarse y se quedó contemplándose al espejo. La verdad es que lucía como para matar a alguien de la excitación. Lucía hermosa, sus pechos resaltaban por el frío que azotaba su pálida y blanca piel.

Observó el estante que claramente tenía resaltado TOALLAS en negrita y le pareció patético haber molestado a Sarah por eso. A Paula a veces le pegaba la hora y actuaba de un modo alocado, pero siempre después de ducharse volvía a ser esa chica misteriosa que siempre era.

Suspiró y comenzó a secar su pálida y fría piel. Tomó un peine que estaba colocado en el espejo y comenzó a peinarse, por suerte su cabello era lacio asi que no tendría problemas para cuando se secara.

Salió en toalla y caminó por la sala hasta encontrar a Sarah que se encontraba jugando Guitar Hero, algo que se le hizo sumamente extraño, ya que Sarah acostumbraba a ser una chica muy fresa.

-¿Te gusta Guitar Hero? – Preguntó Paula divertida

-Vaya, no sabía que habías terminado de bañarte… Si me encanta – Sonreía Sarah mientras miraba fijamente el televisor

-¿Y se supone que me quede en toalla toda la noche?

-Espera que termine esta canción y te busco ropa

-Déjame jugar una próxima canción y buscamos la ropa ¿Sale?

-¿Sabes jugar? – Preguntaba Sarah concentrada en el televisor

-Claro, le gano a todo el mundo

-Yo creo que a mi no podrías ganarme

-Acabas de fallar un rojo – Paula se rió

-Tú me estás desconcentrando

-Yo simplemente te observo y no me resisto a no hablarte

-Quieres que pierda, admítelo

-No, de hecho quiero que des tu mejor esfuerzo para que yo pueda vencerte con dignidad

-No vas a vencerme niña

-Acabas de terminar la canción con un 87% y me dices que eres la mejor

-Toma tú, y yo te hablaré a ver si te concentras

-Me parece justo

Sarah le entregó la guitarra a Paula, mientras esta se sentaba a su lado en el sofá.

Escogió la misma canción y comenzó a tocar.

-Vas a pelar ese rojo

-No lo creo

-Esa parte que viene es difícil, ahí me desconcentraste

-¿Y?

-Verde, amarillo, amarillo, rojo, verde, verde, azul, amarillo

-No me desconcentras

-Mira morado

-¿Morado?

-¡Ja! Pelaste el azul

-¡Eso es trampa!

-Eso no es trampa, se llama falta de concentración de tu parte

-Sólo quieres hacer que pierda

-Me da igual si pierdes

-No, no te da igual

-Claro que sí

-Cállate que voy a perder

-¿Ves lo que se siente?

-Cállate Sarah

-Vas a perder – Reía Sarah maliciosamente

-Cállate niña

-Mira, pelaste ese amarillo

-Falta poco

-¡Ja! La canción acabo, tienes 78%

-¡Eso es trampa!

-¡No es trampa! Dame la guitarra

-No, quiero jugar otra canción

-¡Dame la guitarra! Quiero demostrarte de nuevo que soy mejor

-No, jugaré otra canción

-¡Dame!

-¡No!

-¡Dame! – Gritaba Sarah jalando la guitarra

-No, suéltame

-Si, dame – Sarah haló tan fuerte la guitarra que hizo que Paula se cayera al suelo, con la guitarra puesta

-Dame – Inquirió Sarah con suavidad mientras se ponía de rodillas sobre las piernas de Paula

-No quiero

-Si… - Sarah Suavemente intentó quitarle la guitarra mientras se acercaba a ella, pero sólo consiguió caer en los labios de Paula por un mal paso dado.

-Siempre te gusta terminar en mi boca ¿No? – Preguntaba Paula mientras se besaba con Sarah

-Deja el ego

-No es ego, te gusta besarme que es otra cosa

-Ay cállate – Sarah se levantó del cuerpo de Paula acostándose en el sofá nuevamente

-¿No vas a darme ropa?

-Coge la que quieras de mi closet

-Acompáñame a buscarla

-Fastidias demasiado – Sarah se levantó del sofá para acompañar a Paula

-Me gusta tu casa

-¿No íbamos a pedir la pizza?

-Cierto

-Dame el número

-Pásame el teléfono

Paula marcó el número y al segundo timbrazo la atendieron cordialmente.

-Buenas noches ¿En que podemos servirle?

-Buenas noches, desearía una pizza de tamaño familiar con anchoas, y otra simplemente tradicional con queso y salsa del mismo tamaño

-¿Desea alguna bebida para acompañar?

-No, gracias

-Bien, ¿Forma de pago?

-Efectivo

-Perfecto, el motociclista le avisará cuando haya llegado, dirección por favor

Paula dio la dirección perfectamente como si ella fuese la dueña de esa casa. Finalmente colgó el teléfono y siguió a Sarah hasta su cuarto para vestirse

-¿Cómo recordabas que me gusta la pizza de anchoas?

-Sólo estoy al pendiente de tus gustos cuando salimos

-¿Te gusta esta pijama?

-A ti te quedaría mejor

-Vamos pruébatela

-Bien, bien

Paula le pidió a Sarah voltearse mientras se ponía rápidamente la pijama. Esta constaba de un pequeño short color negro y una blusa sin mangas igualmente negra con el escote rojo. Le hacía ver muy sexy a Paula, y aún más pálida.

-Te queda bien

-Gracias – Paula se ruborizó

-¿En cuánto llega la pizza? Tengo hambre

-Cuando lleguen y toquen – Paula sonrió

Bajaron a la sala y se acostaron ambas en el sofá, este era lo suficientemente espacioso para 3 personas o más.

-Vaya que cansancio cargo

-Si igual yo, me ha gustado este día – Bostezaba Paula

-Ahora nomás queda esperar la dichosa pizza

¡Riiiiiiiiiiiing!

-Vaya fueron rápidos

-Es jueves recuerda que no pide casi nadie

-¿Sarah De la Vega? – Preguntaba la chica que entregaba las dos pizzas. Era una niña muy menuda, con cabello rizado algo mojado por la lluvia, piel blanca, labios feos y nariz imperfecta

-Si correcto – Sonreía Paula

-Aquí está su orden

-Ya te pago – Sonreía Paula mientras sacaba el dinero de su cartera – Aquí tienes

-Gracias, buenas noches

Paula entró a la sala con ambas pizzas hirviendo en las manos y las colocó en la mesa cristalina que había frente al televisor

-Aquí están – Sonrió Paula

-Muero de hambre

-Si, igual yo

-Podría comer hasta una vaca

-No, después te pones gorda

-Gorda me vería adorable

-Si es cierto – Paula sonrió

-Vamos a comer

Paula comió un buen trozo de pizza con masa hasta los bordes, al igual que Sarah. Ambas tenían un hambre bestial que no podía calmarse con nada. Luego de 4 porciones grandes cada una quedó satisfecha y se echaron al sofá como osas a acostarse

-Estoy que reviento – Bostezaba Sarah

-Igual yo

-Me prometiste contarme lo de tu tía

-¿Puede esperar? No quiero ni hablar

-Yo quiero saber

-Vamos, mañana cuando estemos menos cansadas

-Está bien, está bien ¿Quieres ir a dormir?

-¿Me echarás al cuarto de huéspedes?

-Te has portado bien, puedes dormir conmigo – Sonrió Sarah

-Gracias

Perezosamente se levantaron del sofá para nuevamente subir las escaleras hasta llegar al cuarto de Sarah. Ruidos extraños provenían de la habitación de esta y se dispuso a escuchar

-Creo que hay algo en mi habitación – Susurraba Sarah mientras abría la puerta y se sorprendía por lo que veía


Dark

Gracias Congranixx hermosa, por darme esa idea del Guitar Hero jajaja te amo novia <3

Glamm sabes que siempre te pongo en mis agradecimientos… Estás aquí fresa -

à <3

Y gracias a todos ustedes lectores por tenerme paciencia con mis escritos y locuras, jajaja trataré de no tardar con el próximo

Besos desde Venezuela…Dark