La chica del cementerio 2

Amaba su piel fría... el contacto con la mía...

Finalmente Paula lo encontró y accidentalmente se encontró con el rostro de Sarah, ambas se quedaron quietas sintiendo el aliento de la otra hasta que Paula finalmente dio el paso y juntó sus labios con los de Sarah… Ambas bocas hacían una danza hasta finalmente separarse y quedarse fijamente quietas mientras se contemplaban


La rockera observaba tímidamente a Sarah, se arrepintió instantáneamente de haberla besado, por supuesto, sintió un mar de emociones en su pecho… Al igual que Paula, Sarah sintió como su corazón se desbocaba de lugar… ¡Hace tanto que no besaba a una chica! Y aún más… ¡Hace tanto que no sentía emociones de ese tipo! Simplemente se observaban fijamente sin volver a sentarse en los asientos del cine… Ninguna cambió su postura, ninguna hizo algún movimiento, se miraban con la vergüenza en sus pupilas, los ojos azules verdosos de Paula brillaban penetrando a los ojos de Sarah

Finalmente Paula sonrió

-¿Vas a quedarte ahí en el suelo o vas a ver la película? – Sonrió, pero con esa nueva chispa brillando en sus ojos

-¿Qué? Ah, lo siento – Sarah se ruborizó, no podía mirar de nuevo a Paula por mucho que lo deseara, no sabe porque demonios la besó, no sabe porque sintió ese mar de emociones si apenas llevaba un día conociéndola, hoy se cumplen dos años de la muerte de su padre… Y Sarah estaba… Sarah estaba feliz, y eso era algo que a ella no le agradaba para nada

-Dime, te sigue gustando esa basura de vampiros ¿Verdad? – Se rió la rockera – Hummm hace frío, ¿No tienes?

-¿Tienes frío? – Preguntó Sarah - ¿Quieres abrigarte?

-No, descuida, así estoy bien – Sonrió

-No, vamos abrígate

-¿Y con que me voy a abrigar? ¿Con las palomitas? – Rió

Sarah echó una carcajada imaginando a Paula rodeada de palomitas de maíz, la gente del cine molesta gritaba que se callara, no sabe de donde le salió el valor, pero les dijo a ellos que lo hicieran y que jodía por cuanto quisiera. Pasaron los minutos y Sarah recordó su propósito y le entregó su chaqueta a Paula.

-Así estarás mejor, ya me estaba dando calor – Se ruborizó, la verdad es que Sarah era bastante penosa

-Oh, gracias… que linda – Observó a Sarah cautelosamente con ternura, mientras esta esquivaba la mirada – Y dime, Sarah, ¿A dónde vamos luego?

-Tu a tu casa y yo a la mía, obvio

A Paula se le descompuso la chispa que tenía en sus ojos, dio a notar rostro desanimado, y Sarah se dio cuenta

-Pero claro mañana saldremos obvio, debes mostrarme la ciudad – Sonrió Sarah – Me gusta estar contigo

-Te mostraré los sitios que me agradan más

-Mira, la película ya terminó, definitivamente es cierto de que contigo pasa el tiempo volando

-No puedo creer que te guste esa basura tan irreal y estúpida

-¿Qué tienes en contra de ello? – Preguntó irritada

.-Vamos, es una película demasiado comercial, irreal y tonta… - Rió Paula

-Bueno pero ya párale, que no te ha hecho nada la pobre película

-Claro que sí, me molesta, ¿Quién se cree eso? Una chica que se mude a Forks, conozca a su novio vampiro y luego tienen una hija en el último libro que es mitad vampiro y mitad humana, y todos fueron felices por siempre

-Al parecer tú te conoces esa serie completa, ¿No?

-La leí hace 5 años cuando sacaron el libro, para ese entonces tenía doce – Le guiñó un ojo – Lo leí antes de que se volviera porquería y comercial (Pido disculpas a los fanáticos de Twilight)

-Humm, bueno cambiemos de tema, tenemos puntos de vista opuestos – Sonrió Sarah – Vamos llévame a casa

Ambas se levantaron del asiento, y Paula tomó la mano de Sarah… A esta le encantó el contacto, pero estaba súper apenada, sentía en su pecho aquellas sensaciones, aquellas mariposas idiotas, aquella ansiedad, aquel nerviosismo… Inhalaba la fragancia de Paula, y le fascinaba… Su delicioso aroma tropical, el aroma del shampoo que volaba por el aire de sus cabellos lisos

-¿No te importa lo que piensen los demás? – Preguntó Sarah

-Nunca me ha importado lo que piensen los demás, me importa más lo que yo soy, no la opinión de alguna persona que más nunca volveré a ver en mi vida… Si piensan que va contra la sociedad, ese sería su problema ¿No te parece Sarah?

Sarah se sentía tan libre estando con Paula, tan llena, tan protegida… A su lado era libre, a su lado podía volar, podía ser quien verdaderamente era… A su lado, olvidó por un momento sus momentos de tristeza, olvidó a sus amigos que le dieron la espalda, olvidó a Estefanía su ex novia, olvidó la muerte de sus padres… Lo olvidó todo… Una simple palabra de Paula, bastaba para que Sarah sanara y volviera a encontrarse consigo misma.

-Tienes razón – Le guiñó el ojo – Disfruto mucho tu compañía

-Gracias – Le sonrió – Ahora bien, vamos al auto no vaya a ser que nos multen por excedernos de tiempo en un estacionamiento

-Tienes razón – Sarah rió

Entraron al deportivo de Paula, y esta puso en marcha su coche. La verdad es que ya le estaba dando bastante calor con la chaqueta de Sarah, por lo que decidió quitársela y entregársela con un gesto de agradecimiento.

-¿Tienes calor? Me siento como un cerdo quiero ir a ducharme – Inquirió Paula divertida – Mejor enciendo el aire, ¿Te parece?

-Claro, yo también tengo calor – Sonrió Sarah – Y, ¿A dónde iremos mañana?

-Bueno, a los sitios que más me gustan de esta ciudad, a los más tranquilos – Sonrió – Espera a mañana y verás, se que te gustarán

-Tanta charla y ni tu número me has dado – Habló Sarah

-Oh, cierto… ¿Después como iba a buscarte? – Rió – Hubiese llamado a tu amado Edward para que me dé tu dirección – Estalló en carcajadas

-Oye ya para con eso, en serio

-Disculpa, es que lo veo divertido – Inquirió Paula tratando de contener la risa

-¿Aunque sea sabes dónde queda mi casa?

-No, pero estaría bueno que me dijeras en donde – Sonrió

-Bueno, sal del estacionamiento y te digo donde

-Cierto – Rió

Salieron del estacionamiento con paso acelerado, y se adentraron en las calles. Se sorprendieron mucho ya que estaba lloviendo, y antes de entrar al cine hacía un sol y calor abrasador.

-Vaya, que loco el clima ¿No? – Inquirió Sarah

-El clima es bipolar – Rió Paula

-A ver mira, cruza a la derecha, luego a la izquierda, sigues derecho, cuando veas un semáforo cruzas a

-Heyy heyy, espera… Veme indicando por como vaya acelerando

-Ahora cruza a la izquierda

-Bien

-Sigue derecho, detente esta en rojo

-Siempre he irrespetado las leyes de tránsito – Le sonrió Paula, con la sonrisa favorita de Sarah

-¿Por qué? – Esta miraba sus penetrantes ojos azules

-Porque hacen que pierda la velocidad que tenía al pararme en un tonto semáforo

-Puedes volver a acelerar

-Si, pero no sería el mismo placer de antes, es como cuando te drogas… Te gusta probarlo por primera vez, pero nunca será igual la vez siguiente

-¿Te has drogado?

-No, pero no te he contado como murió mi mamá – Se notaba su rostro desanimado – Te lo contaré mañana

-Cruza a la derecha – Inquirió Sarah en un susurro, mientras miraba los ojos de la rockera

-¿Sigo derecho?

-No, ahora cruza a la izquierda, son muchas curvas para llegar

-Ya me di cuenta – Sonrió

-Ahora cruza a la derecha, sigue derecho y entrarás a unas quintas – sonrió

Entraron a un conjunto de lujosas casas, todas como si fueran las de un millonario, amplios y hermosos jardines con pequeñas fuentes cristalinas, era una zona silenciosa, donde abundaban los pinos. Siguieron calle adentro hasta detenerse en la casa de Sarah.

Era una gran casa azul celeste, muy grande como para que viviera ella sola en ella, tenía un precioso jardín con un huerto de rosas, algunas marchitas y otras tan vivas como un bebé que acaba de llegar al mundo.

-¿Aquí vives? – Preguntaba Paula impactada – Es una casa muy grande para una chica

-¿Me quieres hacer compañía? – Sonrió Sarah

-Tengo que ir a mi casa a arreglar algunas cosas… Hay gastos que no he pagado – Le sonrió a Sarah – Pero te buscaré aquí mañana por la mañana, esperemos que no esté lloviendo, anótame tu número ahí ¿Vale?

Sarah con un pulso desenfrenado y nervioso anotó su número telefónico, le entregó la pluma a Paula con nerviosismo.

-Sigue lloviendo, debería acompañarte hasta adentro – Sonrió Paula

-No, no, descuida

-Después puedes enfermar – Le guiñó un ojo – Vamos ven – Sacó de la guantera del coche un paraguas negro y salió apresurada del auto. Le abrió la puerta a Sarah y le tomó la mano hasta llegar al umbral de su puerta

-Supongo que hasta aquí llegamos hoy – Sonrió Sarah – Me ha gustado el día de hoy

-Espero haberte quitado la tristeza por lo menos unos minutos, y te agradezco porque tú me la quitaste a mi – Sonrió – Bueno te veré mañana a eso de las… Nueve, ¿Te parece?

-Me parece – Sonrió Sarah, pensando en como demonios iban a despedirse, debatiéndose si besarla o no

-Fue un placer haber pasado el día contigo – Sonrió – Supongo que ya me voy – Le dio un beso en la comisura de sus labios, a ambas le encantó, el sabor de Sarah era un exquisito sabor único… No se puede describir, a diferencia del sabor de Paula, sus labios sabían a brillo labial tropical… Era… Delicioso

-Adiós – Sonrió Paula

Al entrar a la espaciosa casa, Sarah se echó en el sofá pensando en como demonios sucedió todo eso que acababa de pasar. Se sentía tan culpable… El aniversario de la muerte de su padre y ella feliz… Gozándola con Paula aunque no quería darlo a notar

Miraba el techo, pensaba en lo adorable que era Paula… Lo adorable que era su sonrisa traviesa, su cabello, sus ojos azules… A pesar de que esta chica fuera tan pálida amaba cuando se ruborizaba… Y su forma de caminar tan elegante… Tan misteriosa

Su voz… Musical como una dulce melodía de Beethoven… Se levantó del sofá dispuesta a darse una ducha, Sarah no estaba acostumbrada a ser tan cursi, pero vaya que le gustaba Paula

Se quitó la ropa suavemente, la verdad es que estaba cansada y quería un masaje.

Entró a la ducha, abrió la llave del agua caliente y cerró los ojos pensando en como sería su vida si sus padres no hubiesen muerto y ella no hubiese conocido a Paula… El jabón se deslizaba por su piel nívea, por cada poro de su ser… finalmente tras 15 minutos acabó su ducha y decidió ponerse su pijama, ya que se había hecho de noche

Al salir se recostó en su gran cama, observando el techo y las estupendas pinturas colgadas en la pared, tomó su móvil para ver la hora pero tenía un nuevo mensaje de texto de un número desconocido

Te veo mañana, ¿A las 9 te parece? Es Paula, besos.

¿Por qué no recordé en meterle saldo a esta cosa? – Se preguntaba Sarah a sí misma, encantada por la forma de escribir de Paula, con signos de puntuación y todo… Vaya que era una chica adorable… Encendió la TV y se puso a buscar algún canal de su interés, basura, basura, más basura… Pornografía ¿Qué demon…? ¿A las 9 de la noche ya pasan eso? Esta juventud está perdida – Pensaba.

Finalmente optó por no ver ninguna serie y apagó el televisor… Los cantos de la lluvia se escuchaban resoplando en su ventana… Vaya que hacía frío esa noche… Se cobijó debajo de las sábanas y se echó a dormir

-¡No me dejes morir! ¡No me dejes morir! – Gritaba Estefanía la ex de Sarah

-¡Yo no tengo nada contigo de que hablas!

-Eres una maldita, morirás… Hoy morirás… en ese parque

-¿De qué hablas?

-Con esa perra… ya verás mis venas moradas de nuevo

Sarah despertó de su sueño o más bien de su pesadilla, a veces tenía esa clase de sueños con Estefanía que no tenían sentido en lo absoluto… Ella decía ese tipo de cosas tan inútiles, que no ayudaban a descifrar que era lo que quería decir… Observó la hora en su móvil "8:28 AM"

-¡Demonios!

Se apresuró a bañarse, no sabía como vestirse ese día… Así que optó por un simple Jean y una camisa a cuadros de esas que están de moda en este momento… ¿Converse? ¿Tacos? ¿Deportivos? – Se preguntaba a sí misma no sabiendo cual escogería. Finalmente optó por los Converse.

Salió corriendo a su cuarto rociándose de perfume, y escuchó el chillón timbre de su casa. En ese momento le comenzaron los nervios y su corazón comenzó a tomar vida propia.

-Ya, ya, ya, cálmate Sarah

Abrió la puerta con una sonrisa en los labios y se quedó deslumbrada al ver a Paula tan hermosa… Hoy si lucía como rockera

-¿Lista? – Le sonrió

-Vamonos – Correspondió a sonrisa.

Ambas salieron por el umbral de la puerta, observaban el cielo… Pareciera como si fuese a llover de nuevo, aunque a Paula eso le fascinaba, amaba el clima nublado, las nubes grises con tonos oscuros pasando al negro azabache… El frío serpenteante que helaba sus huesos… Eso lo encontraba lo más exquisito del mundo

Se montaron en el deportivo con una mirada tímida por parte de ambas.

-¿Y qué tal como dormiste? – Preguntó Sarah sonriente – Disculpa por no contestarte, es que hace tiempo que no le meto saldo a esta cosa… Es algo prehistórica si… Pero ayuda por lo menos a saber la hora

A Paula se le desorbitaron los ojos cuando vio ese móvil pantallita verde

-¿Qué? ¿Hablas en serio? ¿Ese es tu teléfono? - Preguntaba con los ojos fuera de sí

-Ay no comiences, seguro tú eres una de esas estúpidas que andan ahí restregándole su Blackberry a todo el mundo y diciendo "Oh mira la cámara, ¿No es de alta definición?"

Paula estalló a carcajadas con la imitación de Sarah, la verdad es que le agradaba mucho discutir con ella… ¡Hacía unos gestos tan adorables!

-En realidad no – Dijo seria Paula – La verdad es que es un Iphone 4 no un Blackberry – Estalló a carcajadas – Y la cámara de los Iphones son mucho mejores que las de un coso de esos

-Paula, eso no me interesa saberlo… Con tal de que envíe mensajes está bien

-¿Y esa cosa manda mensajes? – Rió – Yo creía que sólo servía para jugar a la culebrita – Siguió riendo – Vamos, vamos es broma no pongas esa cara

-¿Quieres encender el auto? – Preguntó Sarah irritada

-Lo olvidé – La miraba con una mirada severa penetrando sus ojos, Sarah odiaba cuando hacía eso puesto que… Puesto que bueno, no podía pensar con claridad al ver esos ojos azules verdosos mirándola con intensidad

Bajó la mirada y Paula sonrió triunfadora.

-¿A dónde me llevarás? – Preguntó Sarah observando fijamente el parabrisas, no quería que su mirada se topara con la de Paula

-Al país de nunca jamás

-¿Ahora resulta que la gran Paula que no ve Twilight ve Peter Pan? – Rió estruendosamente

-Cállate, es una de mis películas favoritas sabes

Sarah moría de carcajadas, por fin podía molestar a Paula con algo, se le hacía gracioso que una chica tan rockera, tan burlona, tan sarcástica y tan odiosa en algunos casos podía ver Peter Pan

-Sabes yo creo que esa peli hace tiempo que no la pasan – Sonrió Mirando a Paula a los ojos fijamente

-¿Y qué? Para eso está el DVD Sabes

-¡No! ¡Estás jugando! – Rió más fuerte que las veces anteriores - ¿La tienes en DVD?

-Sí – La piel pálida de Paula se tornó rosada en sus mejillas – Pero bueno, ya cambiemos de tema – Esto se le hacía desagradable - ¿Quieres comer primero? Sabes te llevaré a un lugar donde no hay nada de comer

-No he desayunado y tengo un hambre bestial – Sonrió

-Vayamos al restaurante de ayer ¿Si? Venden buenos Hot Cakes

-Prefiero un Waffle – Sonrió – Y un café con mucha espuma

-No suena mal

Salieron del conjunto de quintas, no sin antes atravesar esas molestas curvas para volver a la realidad. Llegaron finalmente al restaurante, estaba más vacío que la vez anterior, se sentaron en una mesa menos reservada que la de ayer y vino el mismo Alexander a atenderlas

-Vaya buenos días ¿Es temprano no? – Sonrió Alexander - ¿Qué ordenarán?

-Sarah quiere un Waffle y un café con espuma, Ale… Y a mi me traes la buena ración de Hot Cakes, con un jugo de naranja – Sonrió

-Buenos gustos, buenos gustos – Sonrió Alexander – Ya les traigo su orden, buenos días señorita – Sonrió con gesto encantador a Sarah

El mesero se alejó dejándolas solas

-¿Por qué te gusta tanto este restaurante? – Preguntó Sarah sonriendo

-Bueno, porque casi nadie sabe de él, y me parece que sólo la gente especial debería venir aquí… Atienden excelente, y no cobran tanto – Sonrió – Además conozco a todo el personal vengo desde hace mucho años, sólo que bueno lo han remodelado

-¿Y no me dirás a dónde me llevarás? – Preguntó curiosa

-Deja la impaciencia, sólo quiero que conozcas a alguien muy especial en mi vida – Le sonrió a Sarah

-¿Quién? – Preguntó recelosa

-Deja que lleguemos y verás – Le sonrió

-Espero que no sea alguna novia tuya o algo por el estilo – Inquiría Sarah algo incómoda

Paula sólo se limitó a sonreírle y a jugar con el salero.

-Aquí está su orden – Sonrió Alexander depositando 3 Waffles de chocolate y una buena taza de café en el puesto de Sarah, y unos 10 Hot Cakes para Paula, con un buen vaso de jugo de naranja – Disfruten

-Se ve delicioso Alexander, gracias – Sonrió Paula

-Siempre para servirte – Sonrió y se alejó de la mesa

(¿ A poco no les da hambre con esta escena ?)

-Vaya, se ve delicioso todo esto… Se ve que cocinan bien – Sonrió Sarah

-Es delicioso, créeme

Sarah comía tímidamente su Waffle, mientras Paula estaba concentrada devorándose sus Hot Cakes. Al cabo de 20 minutos terminaron de comer y pagaron la cuenta. Como siempre a Paula mayormente le hacían un descuento de 30% Y pagaba muchísimo menos a lo que correspondía, por eso siempre salía sonriente de aquel lugar.

-Vamonos – Sonrió directamente a Sarah

Salieron de la cristalina puerta con marco rojo, y volvieron a entrar al deportivo.

-Abróchate el cinturón, ya sabes que me gusta la velocidad, y las calles están despejadas por la hora – Indicaba a Sarah

-Oye, tampoco es que vas a ir a 220

-En realidad a 180 – Sonrió traviesa

-Paula, por favor

-Está bien, está bien a 110 ¿Vale?

-No, irás a 80 o 60

-¡¿Qué?!

-Hazlo por mí

-Que mal niña en serio

Arrancó con una velocidad ya acelerada y Sarah la miró feo

-No me mires así, sabes que detesto la lentitud – Sonrió

-Bueno, bueno, está bien, pero si chocamos tú me pagas el seguro

-Créeme, nunca chocaremos – Le guiñó un ojo

-Claro, es que tú te crees Superman o algo por el estilo

-Bueno, soy algo egocéntrica no puedo negarlo – Sonrió – Pero créeme no vamos a chocar

-Bueno, bueno, confío en lo que dices

Encendieron la radio, estaban pasando una canción de Paramore, "Decode"

-Ash, detestable

-No, no, déjala

-No, es horrible

-Déjala, vamos

-No, mira, te contagiaré de mi música – Le sonrió

-No quiero escuchar esa basura ruidosa

-Vamos, algo de Cannibal Corpse no te vendría mal

-Asco

-Anda, escucha por mí

-Aja, espero que me vengas con algo bueno

-Te gustará

Luego de que Sarah escuchara toda la ruidosa música de ese grupo, y que le diera un horrible dolor de cabeza, le pidió a Paula que quitara esa música

-¿Estás bien? Mira nomás tu rostro pareciera que te explotara la cabeza

-Me explota en realidad – Contestó Sarah Malhumorada pensando en como podía preferir esa basura, a la hermosa voz de Hayley

-¿Quieres una píldora? Ay demonios, las olvidé en mi departamento

-No te preocupes

-No, no, tú eres mi responsabilidad ven acá

-Estás manejando no nos causes un choque

Paula de inmediato se orilló en la autopista, no sin recibir las más groseras quejas que haya escuchado antes. Apagó el motor y observó fijamente a Sarah que pareciera como si todo le molestara

-Disculpa, no debí haberte obligado a escuchar eso

-Descuida, sólo cállate todo me atormenta

-Ven aquí

-¿Qué haces?

-Sólo limítate a hacer lo que te diga, ven aquí apoya tu cabeza en mis piernas

-¿Por qué?

-Ay, sólo hazlo

Sarah recostó su cabeza en las piernas de Paula y cerró los ojos

-Ahora bien, quédate quieta – Paula comenzó a masajear la sien de Sarah, a medida de que iba tocando cada punto, Sarah iba relajando su postura. Le encantaba el contacto de los fríos dedos de Paula en su frente. Finalmente se le pasó un poco el dolor de cabeza, ya no era tan molesto. Paula recorrió los dedos hasta su rostro, para acariciarlo, tocó sus labios con un contacto tímido… Y finalmente quitó las manos del rostro de Sarah.

-Si quieres puedes quedarte ahí, yo me dedicaré a conducir nos faltan como 4 kilómetros – Decía Paula suavemente para no aturdir a Sarah. Subió los vidrios de la ventanilla, para que no se escuchara ningún ruido adentro del auto y no volver a comenzar a despertar ese molesto dolor de cabeza en ella.

-Gracias, Paula… - Fue lo único que alcanzó a decir

El transcurso fue bastante fluido, Paula manejaba con mucha rapidez y Sarah no lo notaba, tenía los ojos cerrados pensando en lo espectacular que podría ser tener a Paula a su lado, protegiéndola, curándola inclusive con un contacto de su piel al de ella.

Se perdía en su aroma, hoy no llevaba el mismo aroma tropical, hoy llevaba un perfume más sofisticado, se veía hermosa con su vestimenta de niña rockera, pero femenina a la vez. Sintió como el automóvil iba descendiendo su velocidad, hasta detenerse. Sarah abrió los ojos y se encontró con la mirada de Paula.

-Llegamos – Sonrió

Sarah se levantó y sólo pudo observar árboles, flores de jazmín, flores de Nissan, huertos de rosas, hermosas margaritas, todo tipo de flores, de claveles de plantas

-¿Dónde estamos? – Preguntó algo aturdida de tanta vegetación y tanto silencio

-En la casa de alguien

Salieron del auto y se adentraron en los árboles, observaban las flores, Sarah estaba fascinada con las hermosas orquídeas, las observaba, las acariciaba

-Ven, sígueme – Sonrió a Sarah tomando su mano

La verdad es que Sarah amaba la piel de Paula, la encontraba suave, fría, exquisita, con un olor sin igual, pero pensaba que era muy rápido para sentir algo así, así que decidió reprimir lo que andaba pensando.

-Ven quiero presentarte a


Dark….

Jaja no me puteen XD Lo quise dejar hasta ahí… ahora se esperan nomás hasta que suba la otra parte jajajaja

Besos