La chica de Panamá
Sientes mi cuerpo junto al tuyo. Mis brazos te tienen bien rodeada
Maite acababa de llegar a la estación de Burgos, una pequeña ciudad del norte de España. Había quedado con un conocido por internet y de disponía a buscar la calle.
Buenas noches, ¿Podría decirme dónde está esta calle?
Como no, preciosa.Tienes suerte está muy cerca y yo voy para allá. Te acompaño.
Iniciamos la marcha hacia el piso. Al llegar , buscamos el número de portal, pero no existía.
Tienes el teléfono de tu amigo???
Pues la verdad es que no. No sé qué hacer ahora. Creo que me han engañado.
Pobrecita, (con lo buena que estás).
Maite es una chica de uno setenta con una cara muy bonita y un precioso cuerpo. Unas tetitas más bien por encima de la media, un buen culo y una bonita cara. Ella está en los treinta y tantos.
Yo soy bastante mayor. Ya superé los cincuenta y cinco. Un poco más alto que ella, yo 175 y ella 170.
La verdad que no me conservo mal. Nunca fui guapo, pero si resultón y la verdad que soy una persona afable.
La dije a Maite:
Mira yo tengo una habitación libre, te puedo dar techo y comida y creo que unos cuatrocientos euros por hacer las labores de la casa. Yo nunca fui bueno en eso. Si te apetece el siguiente portal es el mío.
Muchas gracias don Pablo me ha salvado usted la vida. Tengo poco dinero y la verdad que no sabía que hacer.
Vale vamos a mi casa, te instalas y ya iremos viendo.
Fuimos para casa, la enseñe donde estaba su habitación y la dejé instalase. Mientras la prepare la cena unos huevos fritos con un buen jamón. Abrí una buena botella de vino y me dispuse a esperar.
Maite se había duchado y se había puesto una camiseta de tirantes sin sujetador y unos pantalones cortos de deporte. Estaba espectacular y mi polla lo reconoció a la primera.
Estás muy guapa y le alegras la vista a este viejo.
Me voy a poner colorada, perdone si me excedí.
No, no te excediste es una buena vista.
¿ Te gusta la cena??
Jo si me encanta, los huevos y el jamón son mi debilidad.
Pues disfrútala.
Cenaron sin prisa y hablaron de toda su vida, la botella de vino terminó vacía.
¿ Quieres quedarte conmigo?
Siiii me encantará y no se arrepentirá de ello.
Vale, pues tuyo es el trabajo.
Maite le dio a Pablo dos besos y se apretó contra el en el abrazo. Pablo noto la turgencia de esos pechos en el suyo y su polla volvió a vivir de nuevo.
Será mejor que vayamos a dormir.
Si, tiene usted razón.
Ambos se fueron a su cuarto y durmieron plácidamente
Los días fueron pasando y cada vez los roces se hacían más habituales. Pablo buscaba cada vez que besaba a Maite, sentir sus pechos pegados a él. Mientras que Maite gustaba de apretarse contra él. Maite quería sentir ese calor que Pablo desprendía y que la hacía vibrar por dentro.
Ese día Maite se había duchado y se había puesto una camiseta de baloncesto sin nada debajo. Sus pechos y sus pezones se marcaban muy claros detrás de la tela.
Pablo llegó a casa cansado, había estado paseando con los amigos y habían tenido una buena caminata .
Maite ya tenía la cena hecha y le esperaba en el salón.
Al verla pablo abrió los ojos y no pudo menos que decirle que estaba espectacular.
Si quieres me cambio??
No preciosa no.
Pablo fue al desván y saco una botella de champagne que tenía guardado des hacía tiempo.
Cenaron hablando de sus cosas y los pezones de Maite, cada vez se marcaban más en su camiseta. Su cara se tornó roja y sus pezones rasgaron la tela.
Pablo busco la botella de champagne y la abrió sirviendo dos generosas copas.
Por nosotros, hoy hace un año que estamos juntos.
Por nosotros, yo también me acordé.
Maite fue al aparador y le dio una caja a Pablo.
Este la abrió y vio que dentro había un reloj. El es un enamorado de los relojes.
Sujetando su cara con las dos manos, la dio un beso en los labios.
Perdona, pero me has emocionado mucho. Hacía tiempo que nadie se acordaba de mí.
Maite se sentó en sus rodillas y lo beso en la boca con suavidad. Sus lenguas empezaron un baile lento que los llevo hasta el sofá.
Por nosotros.
Por nosotros
Sus bocas se juntaron y sus lenguas bailaron durante unos momentos.
Ya tenía ganas de que me diese usted un beso en condiciones.
Yo siempre respetaré lo que tú decidas.
Pablo la beso con mucha pasión, Maite sentía como la dureza de su sexo iba creciendo cada vez más.
Las manos de Pablo acariciaban las tetas de Maite sin prisa, en una caricia lenta y dulce. Maite se retorcía con mil sensaciones en su cuerpo.
_ Creo que es mejor que no sigamos Maite. Luego te arrepentirás.
_ Déjeme usted que me arrepienta.
Te dejaré, pero será otro día , hoy nos vamos a dormir.
Nooooo, no es justo.
¿Quieres venir mañana conmigo a las merindades?
Tengo un asunto por ahí.
Estaré encantada.
Salimos por la mañana temprano camino de Villarcayo. Mayte estaba muy contenta y con su mano acariciaba mi polla.
Estate tranquila que luego las manos van al pan.
Hummm déjame……
Mayte saco mi polla del pantalón y empezó a chuparla, era la primera vez que me la chupaban en carretera. Poco a poco consiguió su máximo esplendor.
Hummm casi no me cabe en la boca. Mi coñito estará muy lleno.
Como pares ahora te mato.
Paré a un lado de la carretera y me follé esa boquita.
Puse mis manos en su nuca y fui metiendo mi polla en esa preciosa boquita hasta notar la primera arcada. Apreté su cabeza Contra mi polla y la mantuve un poco apretada. Lleve mi mano hasta su coño y estaba inundado.
Parece que te gusta ehhhh???
Siiii me encanta sentir tu polla en mi garganta.
Aceleré el ritmo de la follada y terminé en su boca. Mayte se lo tragó todo y me dio un beso en la boca en agradecimiento.
Hicimos el trabajo pendiente y nos dijeron que iba a nevar. Pero yo creía que tendríamos tiempo de llegar a Burgos y no hice caso. Después de conducir unos 20km empezó a nevar con fuerza, difícilmente se veía la carretera y pronto empezó a ponerse todo blanco.
Creo que tendremos que parar en cuanto podamos, esto se está poniendo muy feo.
Qué bonito, yo no había visto la nieve.
Pues creo que tendrás un buen estreno.
Seguimos el camino, pero cada vez la nevada es más intensa y difícilmente se sabía por dónde iba la carretera
Como a unos quinientos metros, divisé unas luces y decidí parar. Es una casa.
Llamo a la puerta y sale una señora de unos ochenta años. Le comento la situación y me dice que tiene las llaves de la cabaña de su hijo que está cerca de ahí. Si las quiero son doscientos euros. Le digo que perfecto y me las da. Estoy seguro que al día siguiente pasará la quitanieves y abrirá la carretera.
Llegamos a la cabaña. Esta calentita y tiene la chimenea encendida.
Estoy helada de frío, en mi país hace mucho más calor.
Date una ducha y así entraras en calor. Yo prepare algo de cenar.
Estas medio entumecida del frío y asientes con la cabeza. Busco en un armario y te doy una toalla, una camiseta y unos calcetines. Después de una ducha caliente, te vistes. La camiseta, te viene larga. Parece un vestido y tus tetas buscan salirse por los lados.
Sales del baño, te diriges al salón.
Observas que he puesto una manta y unos cojines en el suelo. Frente a la chimenea. En ese instante salgo de la cocina con una bandeja.
Siéntate junto al fuego.
Te pongo la bandeja a tu lado y me siento contigo.
- He hecho chocolate. Toma el tuyo, come alguna galleta.
La verdad que tienes hambre. Coges la taza con las dos manos para calentar tus manos. Das un sorbo, saboreas notando cada matiz delchocolate.
¿Puede ser que lleve canela? Es uno de los mejores chocolates que he probado.
Si, me gusta ponerle una rama de canela a la leche. Me alegra que te guste, respondo. Levanto el plato invitándote a coger una galleta.
Pruébalas no tienen mala pinta, estaban en la alacena.
Me agradeces y admiras la buena mano que tengo en la cocina. La charla es amena. Ahora mismo tienes la sensación de estar en casa. Pablo es alguien entrañable. No te habías fijado en esos ojos, su mirada es cautivadora. En la charla comentas tu pasión por el baile.
Pongo la radio de fondo, bajita para que acompañe la velada. Suena una canción y sin pensarlo te levantas y comienzas a bailar, yo te observo desde abajo entre risas. Observo tus movimientos en las piernas y en un descuido veo tu sexo, no llevas nada debajo.
Notas como mi sexo reacciona.
No quiero que se me note. Comienza una nueva canción, es una bachata. Me ofreces tu mano invitándome a bailar. Comenzamos a bailar. Mis manos van marcando el compás.
¿Eres un buen bailarín??
Me defiendo bien.
Sientes mi cuerpo junto al tuyo. Mis brazos te tienen bien rodeada, tenerme tan cerca hace que nuestras miradas conecten. Mis labios carnosos esbozan mi mejor sonrisa. Inconscientemente te muerdes el labio. Te veo. Te pego más a mí, notas mi erección. Tus ojos brillan y tu boca se abre. Mis manos en tu cintura van subiendo lentamente por la espalda. Una mano llega a tu nuca, sujeto tu cabeza y fusionamos nuestros labios. Después de ese intenso beso, yo te separo.
Perdona, no debía haberlo hecho.
Tú me rodeas el cuello con tus brazos y me besas. Mis manos vuelven a tu cuerpo, colándose por debajo de la ropa. Nos desnudamos entre besos.
Acabamos tumbados en las mantas, yo te penetro despacio. Sale un gemido de ti. Suspiro entre gemidos. Muevo mis caderas despacio, entrando y saliendo de ti. Tu gimes y me aprietas con tus piernas.
Si sigues así es posible que me corra rápido. Pero no se te ocurra parar, me dices.
Tu cuerpo te delata, cada vez está más tenso, los gemidos aumentan. Cada vez más mojado tu sexo. No puedes más y tu orgasmo es brutal, me rodeas la cintura con fuerza y pegas tu pelvis a la mía, con un suave movimiento que busca mi orgasmo, segundos después explotó dentro de ti arqueando lo espalda y entrando un poco más en ti. Eso hace que tú también explotes en un orgasmo suave y rico, muy rico. Quedamos abrazados entre caricias y besos, el corazón late a mil. Te aprieto contra mi cuerpo en un ligero descanso, esto acaba de empezar.
Esa noche repetimos más veces, hasta quedar saciados de nosotros, hasta ver amanecer por la ventana, para abrazados quedarnos dormidos hasta el mediodía.