La chica de Oriente

De la vez que tuve un encuentro con una chica de intercambio de Japón.

Mientras estudiaba en un estado perdido al norte de los Estados Unidos, me encontré con una serie de chicas que venían de intercambio de otros paises a mejorar su inglés. Yo me encargaba de apoyar a algunos de esos estudiantes a mejorar su inglés y de paso conocer y descubrir otras culturas.

Y ahí estaba ella, una chica de Japón, como lo son la mayoría. Pequeña más bien de 1.50 m; cabello castaño corto, senos pequeños pero que tenía unas nalgas esquisitas. Toda vez que entraba a practicar inglés estaba con un pantalon de mezclilla muy entallado que dejaba fácilmente ver que usaba tanga debajo de él. Era difícil comunicarse con ella, no mentiré, pero siempre trataba de buena forma y sonreía aunque se equivocara.

En una ocasión me pidió ayudarle con conversaciones fuera del horario de oficina, que aunque no estamos permitidos hacer ese tipo de cosas ¿Quién iba a negarse?

Me invitó a trabajar en su cuarto. Al abrir la puerta la encontré con sus jeans apretados y una blusa blanca sin escote muy linda. Me invitó a pasar y me ofreció un whisky, que para evitar que las cosas fueran raras. Gustosamente acepte y nos sentamos a trabajar en su pronunciación. Ella se levanto a traerme otro whisky y aproveche para repasar esas deliciosas nalgas que tiene, seguro esperaba a que diera el primer paso.

Al regresar la invité a que se sentará más cerca, y ella nada tonta decidió sentarse en mis piernas. Tomé mi trago mientras ella continuaba hablando y yo tocaba sus piernas y su cintura. Se acercó lentamente y me besó con firmeza mientras yo empezaba a tocarla más descaradamente. Desabotonaba su camisa suavemente mientras ella acariciaba mi pecho. Aproveche para besar su pecho y su cintura blanca. Sus senos como adivinaba eran realmente pequeños pero descubrian unos pezones puffy cuando quité su bra. Me dedique a chuparlos, lamerlos en circulos mientras ella solo cerraba sus ojos y daba pequeños gemidos que eran difíciles de notar. Se levantó rápidamente y se puso de rodillas. Yo la deje hacer lo que quería. Tomo mis pantalones y con gran habilidad me los desabotonó para tomar mi verga ya muy erecta. Se metió con destreza mi verga a su boca y empezó a chupar. Lo hacía muy duro y agarraba mis huevos con firmeza. De tiempo en tiempo se sacaba mi verga y me miraba con una cara de calentura y yo la tomaba fuertemente del cabello y le obligaba a meterse mi verga a su boquita fina. Ha sido la mejor mamada que me han dado.

Se detuvo y se quito esos pantalones que yo adivinaban tenía una bella tanga. Era de lencería negra, detallada muy sexy. Se volteó, dio una vuelta y me dijo en su inglés más cortado "no creas que no te veo mirar estas nalgas." Las toque y eran una maravilla, firmes, se notaba que hacía mucho ejercicio. Quite su tanga y la incliné frente a la mesa de trabajo. Suavemente metí mi verga hasta el fondo. La muy puta ya estaba muy mojada y seguramente llevaba rato planeando como llevarme a su cuarto a cojer. Me apresuré a meter mi verga muy mojada en su apretada vagina. Estaba hirviendo y yo disfrutaba su culo de lo lindo; lo manoseaba, lo refregaba y lo nalgeaba. Y ella lo disfrutaba brutalmente. La voltee, abrí sus piernas sobre la mesa y continuee penetrandola fuertemente. Sus gemidos seguían sonando como quejidos pero sus ojos se abrían muchísimo a cada embestida. Su cuerpo era delicioso, suave y blanco. La acariciaba completa mientras ella solo atinaba a agarrarse de la mesa lo mejor que podía.

Decidimos usar la silla de nuevo y me senté. Ella se introdujo mi verga y se volteo, me daba un espectaculo increíble con sus nalgas tan redondas y bien trabajadas. Le encataba que le diera nalgadas, se agarraba mucho más fuere de mis piernas a cada golpe. Pellizcaba sus deliciosos pesones y acariciaba su espalda mientras ella gemía disfrutando a cada momento esta incríble cojida.

Unos minutos después decidió incarse de nuevo y mamar mi verga llena de sus jugos. La tragaba como si no hubiera otro día. Me agarro fuertemente los huevos y no me contuve, me vine en su boca a borbotones. Ella no se quejó, la bebió entera y limpio todo lo que había quedado en mi verga. Le encantaba toda esa leche caliente en su boca, como buena puta.

Se sentó de nuevo en mis piernas acariciando mi pecho y me pregunto "¿Cuando es la siguiente clase?" - Me parece bien que nos veamos una vez por semana para mejorar tu pronunciación - le dije. Y fue así como cada semana esta japonesa puta se sentaba en mis piernas a practicar su inglés y a darme las mejores mamadas de mi vida.

Todo esto duró hasta que comenzé a salir con otra alumna de la cual les contaré en otra ocasión.