La chica de la ventana. covid-19

Durante el confinamiento por el COVID-19 conoce a su nueva vecina que es fotógrafa.

De nuevo habían prorrogado el estado de alarma.

Otros 15 días más...!!

Aquella maldita pandemia procedente de China dicen, aunque yo no me creo nada.

Pienso que hay detrás poderes muchos más altos que los meramente políticos que nos controlan y se han "inventado" esto ahora para cargarse a parte de la población. Detrás, intereses económicos que el día de mañana sabremos quien o quienes estaban detrás de ellos.

Así pasaba también ciertos momentos de este confinamiento, elucubrando sobre la procedencia del maldito virus que ya se había llevado a los padres o madres de unos cuantos amig@s, en condiciones poco humanas.

Otros momentos del día los empleaba para limpiar la casa, hacer deporte, estudiar algo de inglés, ver mucho deporte por televisión o en el ordenador, y por qué no decirlo, ver mucho porno.

Me ponía a ver vídeos X sobre muchos temas que luego unos me llevaban a otros, a cual más caliente y atrevido. No siempre acaba corriéndome cuando los veía, aunque mientras lo hacía, estuviera tocándome la polla.

Me había mudado a aquel pueblo a las afueras de Madrid hacía unos meses, ya que trabajaba allí cerca y donde vivía antes se me iba mucho tiempo en ir y volver al trabajo. Encontré una oferta muy buena de alquiler. Se trataba de una casa algo antigua, pegada a otras tantas, como si de chalets adosados se tratasen, pero éstas llevaban ya mucho tiempo construidas. Una calle donde siempre era difícil encontrar aparcamiento a partir de las 6 de la tarde separaba un bloque comunitario. No había más de 15 metros de separación entre mi casa y el bloque de enfrente.

Aquel día había amanecido lloviendo, pero la temperatura era totalmente primaveral. Qué pena no poder salir a la calle y respirar ese olor a humedad, no poder andar por un parque ahora con el manto verde entre tantos árboles, o simplemente tomar unas "cerves" en una terraza.

Al mediodía ya había dejado de llover y la temperatura era aún más alta. Aproveché que se quedó muy buena tarde para sacar el rodillo de la bici a la terraza y hacer algo de ejercicio.

El sudor no tardó en empezar a resbalar por mi frente, mis brazos y el resto de mi cuerpo. Aún me quedaba 45 minutos de máximo esfuerzo.

A falta de 10 minutos para acabar el "sufrimiento" que me había auto impuesto, el ruido de una persiana subiéndose llamó mi atención. Al otro lado una mujer morena, de ojos grandes y rasgos finos terminaba de correr unos visillos con la mano. No quería que se me notase mucho mi descarada mirada y mientras "sprintaba" los últimos segundos, no la quitaba ojo. Por su parte, ella se quedó por un momento mirando la luz de la tarde maravillosa que se había quedado, mientras sostenía una taza de la que colgaba una bolsita de infusión. Se la veía tranquila, disfrutando el momento, como si estuviera pensando en algo.

Me fui a la ducha con su imagen en mi cabeza. Varias fantasías viajaron por mi mente con mi vecina de enfrente de protagonista... Demasiado porno estos días.

Por la noche y después de cenar me puse a ver algo la televisión, quedándome dormido finalmente en el sofá. Mi vecina de enfrente supongo que ya estaría dormida, pues había vuelto a bajar la persiana y no se veía ninguna señal de que estuviera despierta en su casa. Cuando me desperté, serían aproximadamente las 2.30 de la mañana. Apagué la televisión y busqué algún vídeo porno con el que masturbarme antes de dormirme.

En ello estaba cuando de nuevo sonó aquella persiana.

Sin dar ninguna luz, me asomé disimuladamente abriendo un poco las cortinas.

Allí estaba ella, sentada en el poyete de la ventana. Llevaba puesto un vestido muy corto que dejaba ver unas piernas increíbles y un cuerpo muy definido. Se mantenía quieta, como "metida en su mundo". Al rato, cambió de postura. Ahora echaba la cabeza hacia atrás, para que la luna que aparecía entre aquellas nubes la iluminara y dejase ver su silueta.

La noche era callada y ya dormía toda la gente en sus casas. Todos menos mi vecina de enfrente y yo. Ella ahora, seguía sentada de espaldas a mí, abriendo sus muslos con los pies apoyados en el mismo poyete.

Tuve que escudriñar mucho la vista para darme cuenta que al fondo de lo que parecía su salón, había un trípode con una cámara de fotos que cada cierto tiempo soltaba un "click" justo antes de que ella cambiara de posición.

Allí me imaginé yo de rodillas, mientras ella echaba la cabeza hacia atrás y su mano me guiaba para que mi lengua recorriese el punto exacto que ella quería. Tenía tiempo de sobra para saborear aquel sexo afeitado y suave antes de que el siguiente "click" sonase y cambiáramos de postura.

Apoyó las manos en el poyete y curvó su espalda para mostrar un hermoso culo. La luz era perfecta. Ahora ella se abría para dejar paso de nuevo a mi lengua mientras su mirada miraba desafiante al objetivo. Yo no importaba. Tan sólo su cuerpo y su cara; sus expresiones.

Estaba mojada y no me costó nada penetrarla. Quería moverme y sentirla, pero sabía que eso arruinaría las fotos si quería que no salieran desenfocadas. Aún así, podía sentir sus contracciones.

Lamer sus pezones duros allí puestos en la ventana me puso muchísimo. Estaba que iba a estallar de un momento a otro. Pero aún me quedaban unas cuantas posturas.

Cuando me pidió que la penetrase por atrás me costó horrores no acabar dentro de ella. Lo que hubiera dado en ese momento por hacerlo. Creo que de esa toma sí salieron algunas fotos movidas, pues fue difícil por parte de los dos no movernos, pero aún así, le gustó cómo quedaron.

De nuevo sonó el disparador automático y le dije que no podía más, así que ella se arrodilló y mirando desafiante a la cámara, pero siempre con el marco incomparable de su ventana y aquella luz de la noche, empezó a lamerme y a masturbarme junto a su boca.

Una ráfaga de "clicks" empezaron a sonar mientras una corrida abundante inundaba sus labios, sus manos y su boca.

Al día siguiente lo primero que hice al despertarme fue asomarme a la calle y mirar su ventana. La persiana estaba echada tal y como la había dejado la tarde anterior. Todo había sido producto de mi imaginación y de tanto porno.

El sonido de haber recibido un whatsapp sonó en mi teléfono.

" Han salido muy bien, aunque alguna movida habrá que repetir."

LA CHICA DE LA VENTANA.