La chica de la tienda
Un chico le echa un polvo sensacional a la chica de una tienda.
Me llamo Ramón. Soy un chico joven, atractivo, alto. Le gusto mucho a las mujeres, así que no tengo ninguna dificultad para ligar. Soy ingenuo pero por supuesto que engaño. Todo el mundo que me conoce sabe que soy absolutamente encantador.
Voy a contarles una de mis mejores experiencias.
Un sábado por la mañana entre en una tienda de ropa. Me quería comprar unos pantalones. La chica que me atendía era rubia, alta, estilizada, muy bonita. Me di cuenta enseguida de que me miraba con ojos seductores.
No fue difícil tener una conversación con ella que por supuesto se inició sobre los pantalones que me quería comprar y que acabó hablando sobre el tiempo, las modas y los videojuegos. Ella se dio cuenta de mi timidez y ternura.
La dueña de la tienda se marchó, dejando a mi dependienta sola.
Al rato ella se fue al servicio e hizo un gesto. Yo entre con ella. Por supuesto que ella había echado el cerrojo antes a la puerta de entrada para que no entrase nadie.
A mi el servicio me parecía muy pequeño así que la saqué de allí y comenzamos a tocarnos. Me encanta hacérmelo con mujeres vestidas. No me gustan las desnudeces completas. Le metí el dedo pulgar en si boca. Se lo saqué y se lo volví a meter. Le sobé y apretujé los pechos tapados por su camisa. Pero eso me encanta.
Noté que su mano fue directa a mi pantalón. Me desabrochó un botón y llegó a mis calzoncillos toqueteándome el pene que se marcaba sobre el slip. Concretamente sus dedos se aplastaban sobre mi capullo. Lo curioso ahora que estoy recordando es que no llegábamos a besarnos. Me volvía loco el que con la punta de sus dedos que terminaban en una uñas largas y rojísimas me aplastase el capullo de mi cipote, que se escondía tras el slip. Luego me abarcó con toda la mano todo lo largo del pene. Ya dije que no nos besábamos en la boca pero si en la cara y en el cuello y apretaba mi cara contra la suya. Si no me dejaba de tocarme así la polla me correría muy pronto. Luego me acariciaba los huevos. No aguanté más y le desabroché los botones de la camisa. Le quité el sujetador y me puse a besarle y chupar sus tetitas como uno loco.
Y me la llevé, esta vez sí al servicio. La levante con mis brazos puesto que soy fuerte. Le levanté la falda y le bajé las bragas. Y así con la camisa desabrochada y con la falda puesta se la metí muy léntamente por su vagina. Y me la follé. Con mi rostro pegado al suyo y dándonos pequeños besitos. Los dos jadeábamos como dos criaturas. Como lo estábamos pasando. Note que se corrió y yo no tardé en hacerlo también.
Terminé acalorado y resoplando. Nos quedamos mirándonos, descansando. Me vestí. Ella no me dijo nada. Debía tener novio.
No la he vuelto a ver. Una vez me pase por la tienda y ya no estaba. Se había ido. Quizá porque temía volver a encontrarse conmigo y tendría que romper sus planes, sus proyectos, su vida, su novio. La gente es así.