La chica de la primera fila

Se me ha decido el honor de publicar este relato escrito por izan2k y yo. Una historia un tanto lujuriosa, posesiva y divertida. Espero que les guste.

Era un Lunes de septiembre, me habían propuesto dar unas clases en la universidad por las tardes, algo que podía compaginar con mi trabajo en el banco. Era a las 18:00 por lo que iría directamente. Ese día transcurrió de forma normal, por la mañana una sesión de sexo con mi mujer, una ducha, desayuno y al trabajo.

A las 17:30 salgo del trabajo y me dirijo a la universidad, Aparco el coche y voy a clases. Algunos de los alumnos están en el pasillo y otros ya dentro, cuando ven que entro se comienzan a sentar, un tipo con cara aniñada que de seguro sus familiares le pagan todos espera hasta que el ultimo entre y cierra la puerta. Yo me presento. A los cinco minutos se abre la puerta y entra ella. Era una chica dominicana, que había venido a España con una beca. Entra despacio sin hacer el menor de los ruidos.

Al verla me quede prendado. Era morena de pelo, unos ojos de felicidad, risa contagiosa y cuerpo de para el pecado. Se sienta en primera fila y continúo con la clase. Esta morena miraba atentamente mientras yo disimilaba al verla, porque desde el prime momento me tenia hechizado.

Emanaba felicidad, nunca había visto eso en alguien, un don diría yo, mas bien un aura brillante. Los aliños comienzan a salir y yo recojo las cosas de la mesa. Se me acerca para luego presentarse. Me dice que la disculpase por el retraso pero no encontraba la clase, ya que no entendía muy bien el sistema de organización de la escuela.

Llevaba unos jeans ajustados con una camiseta pegada al cuerpo, sus pechos salían a la luz, esa blusa que tenía estaba hecha para que sus escote fuera visible y más para que yo comprobara lo grandes que tenia los senos.

Me comento que necesitaría un tutor para la beca, a lo que me sugirió que si podía ser. No me iba a negar a esa hermosura, le dije que si encantado y le indique donde tenia el despacho para que fuese cuando quisiera. Me dio las gracias y se despidió hasta el día siguiente.

Salgo del aula con cara de gozo, trato de no demostrar mi excitación, fue fácil que el haya decidido ser mi tutor. Era guapo, tez blanca, pelo lacio negro, con una barba de dos días y unas manos de divino. Me volvían locas las manos, tenía un enorme fetiche con eso.

Trate de que al salir, mi culo fuera la única perdición de sus ojos, sé que tenia su mirada puesta en mi,

La noche transcurrió sin muchas cosas, salí de la universidad y me dirigí al apartamento que había alquilado. Vivía sola, no era fanática de tener compañeras de habitación. Pero esa madrugada por mas extraño que parecía me quede pensando en el en sus dedos, en esa boca que no era tan carnosa pero se atesoraba la delicadeza de la piel. Imagine que con ella recorrería mi cuerpo, mi cuello, mi clavícula, mis pechos haciendo una parada eterna en mis pezones, haciéndome gemir y mojarme por lo rico que utilizaba el primer órgano del sistema digestivo, mientras que con su lengua me hacia mimos poniendo duros esos pequeños botoncitos.

Empecé a imaginar como su mano entraba por mi falda y hacia a un lado mis bragas con esos dedos divinos dibujaba un paraíso entre mis piernas, en mi clítoris. En la realidad comencé a masturbarme echando a un lado mis pantis, pero no aguante y me quite la ropa completa, para quedarme desnuda en la cama, masturbándome, jugando con mi clítoris, entrando los dedos y después luego lamer mis juguitos. En un momento de excitación llegue a ese orgasmo esperado, lleno de lujuria. Al final me dormí tranquila.

Esa noche no podía dejar de pensar en esa chica. En sus ojos, su piel, sus tetas, su culo. Tenía alumnas guapas pero esta nena era diferente, irradiaba excitación.

Cogí a mi mujer y tuve sexo con ella, pero solo cerraba los ojos y obtenía su imagen, veía a esa mulata. Cuando mi esposa comenzó a mamar mi polla imaginaba que era la boca de esa alumna, su lengua, su saliva.

Puse en cuatro a mi mujer y se la metí, quería que ese culo fuera el de ella, suave. Le acaricia las tetas, los pezones, pero mi mente se posaba en el escote  de aquella joven, no se que me pasaba pero miraba a mi mujer y encontraba a la dominicana sobre la cama, desnuda, gimiendo.

Me corrí en sus tetas y la imaginaba lamiendo mi corrida. Al terminar me fui a dar una ducha fría pero me masturbe de nuevo pensando en ella, la tenia dura, mojada y caliente, me vine bajo el agua, al final trate de relajarme para dormir, lo logre.

Al día siguiente solo miraba el reloj para que diese la hora de la clase.

Yo estaba desesperada por volver a verlo. Mientras estaba en el trabajo de medio tiempo solo lo imaginaba, no podía concentrarme bien. Por fin termino mi turno, corrí al apartamento me metí a la ducha, afeite desde los tobillos hasta el ombligo, me puse una crema con olor delicioso, una falda y una blusa suelta floreada, no tenia mucho escote pero dejaba ver algo de piel. Fui a la facultad por lo menos no volvería a perderme

Llego la hora de la clase y al entrar allí estaba ella, Sentada en primera fila Con una gran sonrisa, La vi, la salude y le di mi Mail por si tenia alguna duda. La clase transcurrió normal y al salir le comente si tenía alguna duda sobre el temario, Si quería ir al despacho a debatirlo.

Le comente que no, por ahora no pero que cualquier cosa le mandaba un e-mail luego si tenia dudas. La verdad quería aplazar su deseo de mi piel, su fuera por mi ahora mismo, en su mesa tuviéramos sexo, pero quería jugar un poco con el, divertirme, tal vez una pequeña maldad. Por más extraño que parezca eso a los hombres les encanta. Así que le dije que tenía que irme y lo hice.

Pasaron unas dos semanas, que para mi deseo carnal fue como un año en un convento de mojas, me masturbaba casimente diario, pero jamás le volví a dirigir la palabra después de ese ultimo día.

Un jueves de esos mi lívido se encendió a mil, fue muy fácil, me dirigí a el al terminar la clase, yo creía en ese momento que lo tenia a mis pies, pero ya había visto su anillo de bodas en el dedo, eso me excito mas. Era un nuevo capricho, uno de los más hermosos que tenia.

Inicie la conversación diciendo que tenia una duda sobre el tema, aunque era mentira me sabia el temario completo y era un excelente profesor, así que pensé que necesitaba buscar un tema extraño…deseaba tiempo para no preguntarle algo idiota.

Hice como que se me callo algo, iba a sacrificar mi pobre pintalabios color rojo, por una sesión sexual con esta hermosura, el punto era bajarme y enseñar mi culo, pero era demasiado caballeroso y nos bajamos al mismo tiempo, no creía en las películas pero parecía a esos momentos.

Nos quedamos mirándonos, sonriendo los dos de frentes, arrodillados, le recogí el pintalabios, nos levantamos y le dije que me mandara el e-mail con lo que quería debatir y al día siguiente nos veríamos media hora antes de la clase en mi despacho. Ella salió del aula para darme la lujosa vista de ese traserito respingón.

Esa noche revise mi correo electrónico y allí estaba el correo de esa chica, en el me decía que estaba preparando un informe sobre la materia y deseaba que la ayudase con las referencias. Le conteste con un OK, comentándole que a las 17:30 la vería en el despacho y que le llevaría algunos libros y escritos para que pudiese escoger.

A las 17:25 llaman  la puerta del despacho, entra ella. Llevaba un vestido morado de tirantes, sus pechos estaban aprisionados en un escote de vértigo. La saludo y le digo que se siente. Le doy los libros y comienza a verlos.

Juega con un riso de su pelo enredándolo en los dedos, yo estaba excitado con solo pensar que estaba a un metro de mi, se me notaba la polla dura a través del pantalón. Ella me miraba de vez en cuando y sonreía, en un momento dado se levanto a coger un libro de la estantería y al subir los brazos vi que el vestido se levantaba y no llevaba bragas.

Yo trataba de cerrar las piernas para que no chorreara mis líquidos de la vagina, no quería ser evidente. A quien mas engaño! Si quería ser evidente, quería que me viera, que me tocara, por eso vine sin bragas.

Quería que se levantara y me cogiera, me atornillara con su verga y tal vez leyó mi mente. Sentí su respiración en mi cuello…su rico aroma a hombre.

Me puse detrás de ella, pegue mi polla a su culo, quería que la sintiera. Tome sus manos y las puse en la librería arriba. Comencé a bajar por sus brazos.

Sentía su verga pegada a mi culo así que lo levante para sentirlo mas, sus manos comenzaron a tocar mis costillas para luego dirigirse a mis senos, cada vez mas me aprisionaba en el librero. Bajo sus dedos a mi coñito ya húmedo, excitado, calentito.

Subí mis manos para sus tetas, le saque una dejándola al aire, pellizcaba su pezón, lo estiraba y levante su falda para volver acariciar su coño, le introduje un dedo, note lo mojada que estaba porque entro perfectamente.

-Ahh- solté un grito de placer al sentir su dedo largo en mi.

Pegue mi boca en su cuello, le deje un tremendo chupón, quería que las personas supieran que ella era mia, solo mía.

Metió dos dedos en mi coñito cerrado por los tantos meses sin follar, mientras los dos gozábamos de que el fuera mi vampiro preferido. Tenia que moverme para que me follara con los dedos, más bien fue algo que no pensé y lo hice.

-Follame, hazme tuya- le dije bajito. Escuché como la bragueta se abría, mientras él me tomaba por las caderas y subía mi culo a un nivel proporcional para darnos placer.

Mi polla ya estaba suelta, la tenía entre sus piernas, quería acorralarla. Notaba como sus líquidos caían por sus muslos. Le subí el vestido sacándoselo por la cabeza. Se quedo completamente desnuda dándome la espalda contra la pared. De repente la cojo y la pongo sobre la mesa, abierta.

Él me tiene a su merced.

De su coño caían hilos de líquido. Mi boca comienza a jugar en sus muslos, a darle besos, ella estaba completamente abierta, me mostraba todo. Le di unos besos en sus labios vaginales, despacio, los chupe, mi lengua jugaba con su vagina, pequeños hilos quedaban colgando entre mi boca y su coño, era un mezcla de mi saliva y su esencia.

Introduje un dedo, lo saque y me puse encima de ella para que me viera como lo chupaba, luego metí dos, despacio, lento, quería que lo sintiera.

-ay, sigue, sigue- ella me dijo súper excitada.

A la vez que la follaba con los dedos, mi lengua recorría su vagina por fuera. Los saque y se lo di a probar. Ella lo introdujo en su boca como su fuera una mamada, saboreo su liquido. En ese momento mi lengua entro en ella, toda, me la estaba follando con la lengua y los tragaba.

Mientras apretaba mi cabeza contra ella, me cogía del pelo, seguí masturbándola, follandola.

-no, no, no, no sigas, follame, méteme tu pene.

Me puse encima de ella, de repente la punta de mi pene recorrió toda su vagina por fuera de abajo arriba, estaba duro, caliente, húmedo. Quería que me rogase que la follara, que la penetrara, y movió sus caderas para que entrara mi pene.

-quietecita muñeca, aquí mando yo, asi que tienes que rogármelo.

No lo pensó dos veces y dijo.

-Quiero que me hagas tu perrita, por favor follame.

Parece que se apiado de mi y metió solo la punta, paro un segundo, haciendo que yo lo deseara mas y lo entro de un solo golpe. Solté un grito que luego ahogue con mi mano, estamos en la facultad no quería que nos encontraran o si no perdería mi beca y el su trabajo. El me follaba, nuestras respiraciones nos ahogaban por la excitación y el ejercicio que hacíamos, mientras hacia todo eso me comía un seno, mordía mi pezón.

Mi miembro entraba hasta el fondo, con fuerza para que la notase toda, ella gemía, respiraba profundamente con cada embestida, cada vez mas rápido, mas profundo, mas duro, sus gemidos hacían una melodía excitante. Agarraba sus senos, eran mías, quería ser el único que las tocase, quería ser el único que la follara, el único que el comiera ese coño.

Sentía que él era solo mio, quería poseerlo, deseaba ser la única en su vida o mas bien en ese momento, solo suya y el solo mio.

Mi polla era suya.

Su polla era mía.

Me corrí, era un orgasmo bestial, un orgasmo único, éxtasis, fue adrenalina corriendo por mi cuerpo, ahora quería que él se corriera. Lo empuje para que se alejara, luego lo tumbe en la silla mas cercana, me senté en su miembro y comencé a moverme como una ninfómana. Lo cabalgaba, subía y bajaba de su pene, cerré mis paredes vaginales, quería que tuviera el mejor placer de su vida.

Mi pene estaba aprisionado.

Su miembro era mio, solo mio, quería que me llenara con su leche, me curve como toda contorsionista y le agarre los testículos.

Yo respiraba profundamente, con cada roce, me estaba volviendo loco, mi verga esta a punto de estallar.

-Dame tu lechita corazón- le susurre al oído, me movi mas rápido, mas fuerte, con mas locura.

-Me corro, me corro- una explosión de leche salio de mi polla.

Me lleno de esperma todo el coñito, estaba caliente, el calorcito me encanto, fui disminuyendo el ritmo con movimientos en círculos. Lo bese, pero no se porque si necesitábamos respirar. Me levante de el y me sente sobre la mesa, de mi caian restos de su corrida manchando a mesa.

Mi polla seguía dura, completamente mojada de ambas corridas, al verla era como presenciar una diosa del sexo, desnuda, sentada en mi mesa.

-Sabes lindo, tenemos clases- le dije con una sonrisa sensual.

-lo se, lo se- conteste.

Tome mi vestido, me lo puse con un movimiento rápido , me acerque sigilosamente a el, bese sus labios y le mordí el inferior.

-Te veo en clases lindura- dije con una risa.

Me voltee par irme y tomo mi mano, lo miro.

-Quiero ver tu coño en el aula, no cierre las piernas- con una de sus mano limpio un poco de nuestras corrida y me la dio a probar.

Le pique el ojo y salí de su oficina como si nada hubiera pasado, podía jurar que una mujer mayor me miro con cara de pocos amigos pero no le preste atención. Llegue al aula y me senté en la primera fila como siempre.

Me recompuse, me puse la ropa y fui a clases. Doña Carmen me miro medio raro, era la señora de limpieza, espero que si escucho algo, no le dijera a nadie. Entre a la clase y todos ocuparon sus asientos.

De vez en cuando la miraba y veía como abría las piernas y mostraba su coño, solo para mi delante de cincuentas personas mas. Era mio, yo quería ser el único que se la follara, el único que la lamiera, solo el único que la gozara.

A veces cuando el mi miraba metía un dedo en mi vagina, con el mayor cuidado de que nadie sospechara, en muchos casos el perdía la concentración, se quedaba sin palabras.

Yo me distraía, perdía las palabras, ella a veces me decía cuales eran y se reía. Esa rica dominicana era mía y yo era suyo.

Él era mio y yo era suya, lo tenia loco, eso me daba mas placer, quien sabe lo que pasaría luego.