La chica de la limpieza

Lo que empezó siendo una amistad, acabó en sexo por sexo.

Trabajando de recepcionista en un hotel, cualquiera puede pensar que se liga con facilidad;

y es cierto. He vivido muchas experiencias con gran variedad de chicas, y, porque no decirlo, también chicos. Pero sin duda las que más placer y morbo me han producido ha sido con mis compañeras de trabajo.

Cuando conocí a todo el personal del hotel, me llevé una gran decepción, ninguna era especialmente guapa, pero poco a poco, el morbo se apoderó de mí. Viendo a las limpiadoras día tras día agacharse con esos vestidos dejado adivinar su culo prieto, o cuando se empinan para llegar bien a todos sitios y dejan ver sus jugosos muslos.

Me propuse que tarde o temprano una de ellas caería en mis garras, concretamente Irene.

Irene es una chica no muy guapa pero tampoco se puede decir que sea fea, eso si tiene un cuerpazo, tetas grandes y juntas, caderas bien marcadas y cintura estrecha, y piernas, Dios que piernas.

Enseguida nos hicimos muy amigos, nos lo contábamos todo, había una gran confianza entre los dos, yo sé que esa confianza le daba miedo, porque yo le hablaba y la trataba mejor que su novio, y eso la hacía dudar. Los dos estábamos en situaciones parecidas, teníamos nuestras parejas desde hacía muchos años y estábamos en puertas de casarnos.

Aparte de recepcionista, como se me da bien arreglar cosas siempre ando por el hotel haciendo pequeñas chapuzas. Un día estando arreglando algo en el cuarto de baño de una de las habitaciones, entro Irene a limpiarlo, yo estaba agachado y ella se puso a limpiar la bañera, la vista era impresionante, se me hacia la boca agua viendo esos muslos y parte de las bragas, no sabía como hacerlo, si le metía mano directamente y ella me rechazaba, me arriesgaba ha perder su amistad y posiblemente mi trabajo, así que le saqué conversación:

Y con Antonio (su novio) ¿cómo te va?.

Pichss, bien.

No lo dices muy convencida.

Es que cada día es mas ceporro.

Pues cámbialo por otro.

Si fuera tan fácil.

Entonces tendrás que buscarte un amante, que te dé el cariño que necesitas.

Eso es para las niñas bien que no hacen nada en todo el día y tiene tiempo para todo,

además quien va a querer a una curranta como yo.

Nunca se sabe, tu vales mucho el que menos te esperes puede ser tu hombre.

En ese momento volvió la cabeza para mirarme, pero sin levantarse de la magnifica postura que tenía y me dijo:

¿Hay algo que quieras decirme?, sabes que conmigo puedes hablar en confianza.

En ese momento me di cuenta que entraba en el juego.

Lo que te quiero decir es que te menosprecias mucho, cualquier hombre estaría encantado a ser tu amante.

No lo creo, los hombres buscan como amante a otro tipo de mujer

Te equivocas.

¿Acaso tu serías capaz?.

¿Quieres verlo?.

Cerré la puerta de la habitación, cuando volví al baño estaba otra vez en pompa recogiendo sus cosas, y aproveché la ocasión para meterle mano, dio un respingo y dijo, -¡qué haces!. – tu que crees.

Se dio la vuelta y empezó a besarme como una loca, estaba deseándolo igual que yo.

Rápidamente nos fuimos a la cama y nos desnudamos, para relajarnos un poco yo empecé con mi especialidad, comer coños, lamiendo de abajo hacia arriba y metiendo mi larga lengua profundamente, era delicioso, ella se estremecía de placer, su crítolis crecía por momentos, yo se lo chupaba mientras metía dos dedos en su coño encharcado. Empecé a excitarle el culo con la lengua he introduje un dedo en él, se revolvía de placer, yo normalmente sé cuando una mujer llega al orgasmo, pero aquello parecía un orgasmo constante.

-Quiero tu polla cabrón, metemela en la boca, fóllame la boca.

Dicho y hecho se la metí en la boca pero yo seguí comiéndome ese delicioso coño.

Irene sabía comerse una polla, la frotaba con su lengua y chupaba los huevos llegando hasta el culo y tratando de meter la lengua dentro, por un par de veces estuve a punto de correrme pero lo pude contener.

-La quiero en mi coño, fóllame por favor, follame. Entonces caí en la cuenta de que no teníamos condones, al verme durante un segundo vacilar, me dijo.-No te preocupes hace mucho que tomo la píldora, ¡métela de una vez!.

Me di la vuelta y la follé salvajemente durante un buen rato, cuando iba a correr dijo.- Córrete en mi boca, quiero comerme tu semen. La corrida fue espectacular, notaba los cuajos de semen atravesar mi polla, de espeso que era.

Desde ese día nos hicimos amantes, ella se ha casado con su novio y yo con mi novia, pero seguimos experimentando y disfrutando de momentos de puro sexo.