La chica de la estacion 2
Hemos tardado pero aqui esta la continuacion
Era un día gris, de estos típicos de invierno en los que lo que menos te apetece es caminar 10 minutos hasta la estación mientras solo te acompaña el aire gélido y la llovizna incansable. Pero a veces los días grises dan paso a jornadas más soleadas, y ese día fue uno de esos.
Al llegar a mi parada me encontré con ella, la chica del tren, pero íbamos las dos con prisa y solo nos dio tiempo a una mirada furtiva, una sonrisa y un gesto con la mano desde la distancia. Pensaba que iba a quedarse ahí pero, a media mañana, me llegó un mensaje inesperado.
"Hoy tengo un día de esos que solo pueden mejorar si te tomas una cerveza después del trabajo, ¿te apetece?", mi respuesta salió sin pensar y le envié un "si" rotundo. Quedamos en la estación a las 19:30, hora a la que ella solía llegar del trabajo y me iba a llevar a un bar tranquilo, en la misma calle de la estación.
El resto del día pasó demasiado lento, pero al final todo llega y a la hora indicada estaba esperando a que ella llegara, más nerviosa todavía que la primera vez... Pero entonces llegó y me dejó sin aliento: vestía un abrigo entallado que realzaba su figura, unas finas medias negras y unos botines de tacón alto, el vestido granate lo vi después, al entrar al bar, y todavía me dejó más embobada, memorizando y recordando su silueta.
Me saludó con un abrazo y un beso en la mejilla, dejando el olor de su perfume impregnado en mi bufanda, poniéndome de nuevo nerviosa por el roce de su piel con la mía. "Estás preciosa", me dijo, "tú estás increíble", le respondí yo sonriendo nerviosa, sin poder apartar la vista de su sonrisa, algo más apagada que la primera vez, por el mal día en el trabajo supuse.
Nos acercamos al bar, que estaba a un par de minutos caminando, saludó al camarero y nos sentamos en una mesa al fondo de la sala. "Es mi rincón favorito, aquí suelo venir a arreglar el mundo con gente especial... Y por eso te he traído", me dijo cogiéndome la mano y volviendo a erizarme la piel de todo el cuerpo.
Empezó a hablarme de su día, sin entrar demasiado en detalles, quería olvidarse de lo que había pasado y prefería conocerme un poco más. Le conté de mi vida, le hablé de cómo se había tomado mi novio nuestro encuentro anterior y sentí de nuevo ganas de estar con ella. Lo vio en mis ojos y me dijo "¿te apetece venir a tomar algo a casa?". No me hizo falta responder, le cogí de la mano y salimos a la calle, con menos frío que hace un rato y con muchas ganas de llegar a nuestro destino.
Solo le dejé abrir el portal, en cuanto lo hizo me acerqué a ella y la besé, con ansia, deseo y una lujuria que solo sentía cuando besaba a una mujer. Sabía a cerveza y su lengua, hambrienta, respondió al momento a la mía, redescubriendo mi boca y yo la suya, mientras mis manos desabrochaban su abrigo y las suyas el mío...
A duras penas conseguimos llegar hasta su piso, abrió la puerta y me guió hasta el salón, mientras seguíamos besándonos y recorriéndonos todo el cuerpo. Nos quitamos los abrigos y empezamos a desnudarnos, recreándonos en la piel que íbamos dejando al descubierto, excitándonos cada vez más. Y yo cada vez tenía más ganas de probar su sabor de nuevo, sobre todo cuando mis manos llegaron a sus medias, se abrieron paso y llegaron a su coño, empapado. Gimió al sentir mi mano y lo tomé como el momento perfecto para tumbarme en el sofá, quitarle las medias e invitarle a sentarse sobre mi cara...
Me miró sorprendida, estaba actuando de forma diferente a la primera vez, más dominante, más como soy yo, sabiendo lo que tenía que hacer... Y cuando puso su coño empapado en mi boca, mi lengua empezó a jugar con su clítoris, mientras ella empezaba a gemir suave, aumentando el ritmo de su respiración conforme mi lengua jugaba, lamiendo, mordiendo, succionando... notando como se empapaba más y más y como eso me hacía empaparme a mi casi tanto como lo estaba ella.
Aumenté la frecuencia, cada vez más rápido, cada vez más mojadas, cada vez más hambre... hasta que me hizo parar... "Quiero que nos corramos las dos juntas", me dijo levantándose, mientras me terminaba de desnudar y me daba un beso para saborearse en mi boca, mordiéndome el labio inferior, pellizcando mis pezones y poniéndome todavía más cachonda.
Me llevó hasta su cama, "siéntate", me dijo y se colocó en frente de mi, enredando sus piernas con las mías, acercándose despacio hasta que nuestros coños se juntaron... Me besó las tetas con ansia, mordiendo mis pezones, mientras yo pellizcaba sus tetas y empezó a moverse, marcando el ritmo que empecé a seguir muy pronto.
El roce de nuestros coños, mezclado con la humedad de cada una, mientras nos acariciábamos fue increíble, una experiencia completamente diferente a lo que había sentido hasta entonces. Cada vez íbamos más rápido, gemíamos de placer y, de repente, sentí un orgasmo increíble, más intenso que los que estaba habituada a sentir. Al sentir mi coño empapado, mis pezones duros y toda la piel de mi cuerpo erizada, ella se corrió también...
Nos quedamos un rato así, disfrutando del orgasmo, pero yo tenía ganas de más... "quiero volver a correrme", le dije al oído mientras tocaba su coño empapado con mi mano. Ella me miró, sonrió y asintió. "Espera un momento, que voy a buscar una cosa", salió y volvió en apenas un minuto, lo que tardé en recostarme en la cama, y trajo consigo una gran polla de silicona, me puse nerviosa solo de pensar en lo que iba a hacer conmigo "fóllame", le dije y a ella le faltó tiempo para meterme la polla en mi coño empapado y empezar a follarme con ella.
Empecé a gemir, aun más cuando ella me mordía los pezones y todavía más cuando siguió bajando y empezó a jugar con mi clítoris. Estaba muy cerca, ella lo sabía e incrementó el ritmo, entonces me corrí, ella vio mi cara de placer, sacó la polla de mi coño empapado y me dijo "ahora acaba lo que empezaste".
Le tumbé en la cama y empecé a comerle el coño y a follarle con mis dedos, estaba casi tan mojada como yo, toqué ese punto único que a mi me hace estremecer y que a ella también, seguí jugando con mi lengua en su clítoris y tres dedos en su coño, hasta que sentí como se empapaba aún más, saqué mi mano y me comí todos sus jugos, me volvía loca saber que yo había conseguido que disfrutara tanto...
Cuando terminé, me tumbé a su lado unos minutos, necesitábamos recuperar el aliento. "Has mejorado mucho después de la primera vez", me dijo, "imagina como será la tercera", respondí juguetona mientras le pellizcaba un pezón. Sonrió mientras decía "la próxima podría ser acompañadas". Sonreí, me gustaba esa imagen, y sabía a quién le iba a gustar todavía más...