La chica de la calle

Cuando me di cuenta de lo q realmente hacía me vi en medio de una calle desconocida, caminaba sin rumbo, tenía frío y me dolía todo el cuerpo, pero a pesar de eso no podía parar de caminar hacia adelante.

Era una noche lluviosa, los coches pasaban por la carretera y me salpicaban con el agua, pero a penas la sentía chocar contra mi cuerpo. Había algo en el aire que me hacía caminar y caminar sin tener una idea clara de a dónde me dirigía. En un acto de gran fuerza de voluntad intenté parar un coche para que me llevase a un hospital, pero todos pasaban de largo sin reparar en mí. Seguía avanzando lentamente, paso tras paso, escuchando como las gotas de agua repicaban en los charcos que se habían formado, era un sonido hipnótico que me obligaba a seguir avanzando.

Otro coche se acercaba por mi izquierda, intenté pararlo, caso omiso, era como si no existiera. De pronto escucho a lo lejos un ruido de ambulancia que se acercaba a mí desde el frente, pasó de largo y siguió avanzando con la sirena puesta. Estaba llegando al final de la calle, algo me decía que en la siguiente esquina terminaría, y fue entonces cuando las vi, dos figuras encapuchadas que se dirigían hacia mi, en ese momento quedé paralizada del miedo, pero algo en mi interior me obligó a darme la vuelta y echar a correr. Nunca había corrido tanto, pero sabía que no tenía escapatoria, y que tarde o temprano me cogerían.

De pronto vi un gran grupo de gente alrededor de lo que parecía un accidente de tráfico, también estaba la ambulancia, por un lado se veía un hombre sentado llorando en el capó del coche, el cual estaba abollado y a un lado vi un cuerpo sin vida, cubierto por un plástico negro. Cada vez me acercaba más al cuerpo, y a cada paso sabía que no iba a gustarme lo que iba a ver. Pasé entre la gente literalmente y me abalanzé sobre el cuerpo inerte, arranqué el plástico y de pronto lo ví...

Era mi propio cuerpo, pero totalmente desfigurado, no me dio tiempo a reaccionar cuando sentí dos fuertes brazos que me levantaban y me arrastraban, eran las dos sombras que habían venido a llevarme a mi destino final.

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