La chica de la bicicleta (final)
Segunda parte de la historia, espero que os guste...
Fueron pasando los días y cada vez me sentía más a gusto con ella; dábamos largos paseos por la playa conociéndonos aún más, le conté mi relación con Rocío con la que había acabado de muy mala manera. Ella mantenía una relación con otra chica mientras me decía que yo era la mujer de su vida y que nunca se separaría de mí; o había días en los que nos tirábamos los trastos a la cabeza cuando me negaba una y otra vez que me estuviera engañando, hasta que no aguanté más la amaba, la amaba como no habría amado a nadie, pero mi situación podía más que todo el amor que sentía por ella; esa vez no iba a volver a sus brazos como hacía siempre, esa vez me marcharía de su casa y de su cama y para siempre.
Celia me entendió perfectamente y no me presionaba, me apoyaba en todo y estaba a mi lado; yo poco a poco iba cogiendo confianza en mí misma y sobre todo en ella que me trataba de una manera maravillosa.
Esa tarde Celia no podía quedar conmigo, tenía clases de guitarra, le encantaba y pronto realizarían un concierto en el que tocaría por primera vez delante de público. Yo pasaba la tarde en casa viendo la tele o haciendo cualquier cosa, cuando sonó mi móvil. No conocía el número pero al descolgar sentí como si me cayera un jarro de agua fría, era Rocío
- ¡Hola Raquel!
- ¿Rocío? ¿Cómo tienes mi número?
- Me lo ha dado María, necesitaba hablar contigo, la última vez que hablamos fue todo muy duro y no me gustó como acabamos
- Yo no tengo nada que hablar contigo, me hiciste mucho daño y no puedes venir ahora como si no hubiera pasado nada. Adiós.
- No, espera, no me cuelgues por favor por eso necesito hablar contigo, para aclarar las cosas, por favor dame la oportunidad al menos de hablarte
No sé porqué accedí la verdad, pero acaba de quedar con ella esa misma noche.
- Está bien me dices lo que me tengas que decir y me dejas en paz para siempre, ¿de acuerdo?
- Si, si sólo hablaremos prometo dejarte en paz
¿Por qué me tenía que pasar esto justamente ahora que estaba tan bien con Celia ? Rocío no podía entrar en mi vida otra vez como si tal cosa, no podía, pero algo se me removió dentro al oír su voz, pasamos muchos momentos buenos juntas, pero los momentos malos les ganaban por goleada
Celia me llamó un poco más tarde para decirme que las clases se habían suspendido y que quería invitarme a cenar no sabía si decirle lo de Rocío, no quería que se sintiera mal, ni quería que se preocupara, así que me inventé una excusa un poco mala a la que ella no puso mucha pega, no sin antes recordarme lo mucho que me quería y yo también la quiero, mucho, pero no soy capaz de decírselo claramente, algo dentro de mí me lo impide.
Llegó la hora de quedar con Rocío, como siempre fue muy puntual y muy efusiva, me dio un abrazo y dos besos como si fuéramos dos amigas que hacen mucho que no se ven y estaban deseosas de hacerlo yo fui muy fría con ella, no quería darle pie a nada.
- Cuánto me alegra que hayas venido Raquel, necesitaba tanto hablar contigo
- No me puedo quedar mucho tiempo, así que dime lo que sea y acabemos con esto.
- Bueno, no estés así de enfadona, sé que me equivoqué y por eso quiero solucionarlo ¿te está esperando Celia?- dijo con una sonrisa pícara.
- ¡¿Cómo sabes eso?! me sorprendí
- Sé muchas cosas de ti cariño, me he estado informando
- Si vienes a mal meter ya te puedes ir por donde has venido, ya no soy la tonta que volvía a ti una y otra vez
- Para nada ya te dije que sólo vine a arreglar las cosas contigo, sólo eso
Me decía eso mientras sonreía mirando fijamente a la puerta del bar yo me volteé y sólo vi como caía una lágrima por la mejilla de Celia. En seguida salí corriendo en su búsqueda, mientras ella no paraba de correr
- ¡¡Celia!!, ¡¡Celia!! Espera por favor -ella seguía corriendo.
- Déjame
- Por favor espera, déjame explicarte -y paró en seco.
- ¿Explicarme? Está todo muy clarito ¿no? ¿ésta es la cena familiar tan importante por la que no podías quedar conmigo? Y ahora me dirás que esa es tu prima Rocío, ¿no? no tienes nada que explicarme, me has mentido ahora entiendo porque nunca me decías te quiero, el porqué de tus supuestos miedos, has jugado conmigo y eso no te lo voy a perdonar nunca.
- No por dios nada de eso es cierto te te
- ¿Ves? No te atreves a decírmelo vete, vete con tu querida Rocío, que tonta fui
Y se fue sin más yo me quedé sentada en el bordillo de la acera pensando en lo tonta que había sido, había tenido la oportunidad de decirle cuanto la quería, de expresarle todos mis sentimientos y explicarle que si no le dije nada de lo de Rocío fue por no preocuparla, pero no lo estropeé todo, lo eché todo a perder y ahora no querría verme más. Rocío volvió a donde yo estaba con su cara de felicidad, yo sólo supe darle una bofetada e irme de allí.
Los días siguientes intenté contactar con Celia por teléfono, internet y nada no quería saber nada de mí. Por la noche mi móvil sonó, fui corriendo a cogerlo pensando que sería ella, pero no, era mi amiga Marisa. No contesté con mucha efusividad, pero mi cara cambió cuando me contó que el día en que quedé con Rocío, ésta había llamado a Celia diciéndole que no se metiera en la relación entre ella y yo, que yo la estaba engañando y que si quería comprobarlo que fuera a ese bar a esa hora Yo no me lo podía creer, no había cambiado nada, seguía tan rastrera como siempre, y yo como una tonta accedí a hablar con ella pensando en que se merecía al menos la oportunidad de que la escuchara me sentía peor que nunca y lo peor de todo es que no encontraba la forma de hablar con Celia para intentar explicarme, al menos quería que supiera que no la engañé, que todo fue un truco de Rocío y que la amaba con locura.
Esa noche no pude dormir pensando la manera de acercarme a Celia, sabía que por mi misma no sería fácil, así que intenté dormir, por la mañana hablaría con Marisa para que me ayudara a idear algún plan para hablarle.
A la mañana siguiente me levanté con buen ánimo, parecía que el estado de tristeza en el que estaba metida iba desapareciendo y mis ganas por recuperar a Celia no dejaban de aumentar. Llame a Marisa, le pedí que me dejara las llaves de la casita de campo que tienen sus padres en la sierra y que convenciera a Celia por todos los medios para llevarla a esta allí con la excusa de cualquier fiesta o algo similar. Mientras yo me encaminé hacía la casa y preparé una velada muy romántica, utilicé todos mis conocimientos culinarios (pocos la verdad) para preparar algo de cena, puse a enfriar una botella de vino, preparé la mesa, apagué las luces y encendí unas velas, puse algo de música romanticona y me senté a esperar alguna señal de Marisa que me confirmara que todo iba según lo previsto. A los pocos minutos me hizo una perdida, lo que significaba que ya estaban en la finca, así que me dispuse a salir y a recibirla en la puerta. Se bajaron del coche y la reacción de Celia al verme fue montarse de nuevo en el no estaba dispuesta ni tan siquiera a escucharme. Me dirigí al vehículo y me senté a su lado
- Celia por favor bájate, necesito hablar contigo y explicarte lo que pasó, nos engañaron, a ti y a mí y necesito que me escuches, por favor, sólo eso, después si quieres puedes irte, de verdad.
- Raquel no me lo hagas más difícil, me mentiste, qué más quieres decirme
- La verdad, no te mentí, si no te dije que había quedado con Rocío fue para no preocuparte, quería aclarar las cosas con ella, pero nos tendió una trampa.
- ¿Trampa? Esas cosas sólo pasan en las novelas, pero está bien, me explicas lo que sea y me voy.
- Como quieras, al menos necesito que me escuches
Entramos en la casa y Marisa se fue dejándonos a solas. Cuando Celia vio todo lo que había preparado se quedó con la boca abierta
- Al menos quédate a cenar, es tarde y tendrás que comer.
- No hacía falta que te tomaras tantas molestias, sólo vamos a hablar se hizo un poco la dura, pero en el fondo le gustó mucho el detalle.
- Déjame explicarte, ¿sí?
- Estoy deseando oírte
- Veras Cuando Rocío me llamó no me lo esperaba para nada, me dijo que necesitaba hablar conmigo, pedirme perdón y aclarar las cosas entre nosotras, que no quería q acabáramos mal. Yo le dije que no tenía nada que hablar con ella, que me había hecho mucho daño y no quería saber nada de ella, pero me insistió tanto y me quedó tan claro que sólo quería pedirme perdón que acepté no sé muy bien por qué si en realidad no quería saber nada más de ella, pero me convenció.
- A mí me llamo alguien diciéndome que era Rocío, que no me metiera entre ella y tú, que erais pareja y que si quería comprobarlo que fuera a aquel bar
- Yo no sabía nada de eso, simplemente estábamos hablando, no quise decírtelo por no hacértelo pasar mal, aclararía las cosas con ella y saldría de mi vida para siempre.
- Pero me mentiste odio que hagan eso, además noto que no estamos al mismo nivel, que yo doy daba, el 100% en esta relación y no recibía lo mismo
- Lo sé cariño, de verdad, he sido una estúpida, sentía miedo de hacer las cosas mal, de sufrir otra vez como antes y no me había dado cuenta de cuánto te quería hasta que te perdí
- ¿Has dicho quería?
- Quería y quiero, porque te quiero Celia, te quiero como jamás quise a nadie, fui una tonta al no mostrarte verdaderamente mis sentimientos y no sabes cuánto me arrepiento...¡te quiero! ¿Podrás perdonarme?
- Sólo necesitaba oír esas dos palabras de tu boca
- ¿Eso es un sí?
- Sí mi amor no puedo estar sin ti, sin pasar las noches abrazada a ti
- A partir de ahora pienso recordarte a cada hora cuánto te quiero, no quiero separarme nunca de ti
Y nos fundimos en un intenso beso la cena pasó a un segundo plano y ahora sólo existíamos nosotras dos y nuestros cuerpos pegados deseando fundirse
Me acerqué a ella, le levanté la camisa y empecé a recorrerla con besos, recreándome en cada milímetro de su cuerpo. Celia, tan sólo con el roce de mis labios se estremecía, no quería que parara y eso era lo último que iba hacer comencé lamiendo sus pechos, algo que hizo que se estremeciera aún más, los saboreaba, los succionaba, los mordía con delicadeza, uno tras otro, mientras bajaba mis manos por su vientre, retorciéndose de placer, hasta llegar al ansiado tesoro. Volví a besar sus labios mientras nos acariciábamos y nuestros cuerpos se rozaban. Acaricié despacio su sexo, casi sin rozarlo mientras no dejaba de lamer sus pechos, Celia no podía más, quería que le hiciera gozar, pero quise ser un poco mala y la hacía esperar hasta que no aguanté más y poco a poco penetré su tesoro con delicadeza, para empezar un mete y saca infernal que hizo que Celia explotara de placer.
Celia quedó exhausta pero con ganas de devolverme todo ese placer me cogió de la mano y nos levantamos del sofá llevándome a la habitación. Allí me tumbó en la cama y su lengua bajó hasta mi cuello que mordía despacito y lamía poco a poco cada rincón de mi cuerpo consiguiendo que me excitara aún más. Con su lengua recorría todo mi cuerpo, bajó hasta llegar a mi entrepierna, y me desabrochó el pantalón Yo me aferraba a las sábanas a sabiendas de lo que vendría y mi respiración cada vez era más entrecortada. Una sola caricia con la punta de su dedo hizo que quedara a merced de ella casi sin quererlo. Celia hundió su cabeza entre mis piernas, empezó a besar mi clítoris, metió su lengua en mi vagina, salió y volvió a mi clítoris, lo chupaba mientras con su lengua lo acariciaba. Sin dejar de jugar con él, introdujo un par de dedos dentro de mi cueva y una oleada de espasmos me llevo al séptimo cielo, mi cuerpo se contrajo y caí exhausta en los brazos de mi amada
Estuvimos toda la noche amándonos, queríamos recuperar todo el tiempo perdido, hasta que el sueño nos venció.
A la mañana siguiente estaba más contenta y radiante que nunca, por fin había aclarado todo con ella y volvíamos a estar juntas; esta vez no iba a estropearlo de nuevo e iba a demostrarle mi amor todos los días, así que para que esperar más le preparé el desayuno y se lo llevé a la cama. Cuando llegué estaba aún dormida, que guapa se veía, le acaricié la cara y le di un suave beso en los labios, haciendo que se despertara poco a poco
- Buenos días mi amor
- Hola princesa, ¿Qué me traes ahí?
- Un buen desayuno para recuperar fuerzas, que anoche al final ni cenamos ni nada ja, ja.
- Teníamos cosas mejores que hacer
- Pues sí la verdad, ¿has dormido bien?
- Perfectamente, ya sabes que a tu lado siempre duermo de maravilla.
- Pues entonces para que duermas bien, que es muy sano y lo recomiendan los médicos, tendrás que estar siempre a mi lado
- Ja, ja los médicos, ya si tu quieres siempre estaré a tu lado.
- Lo estoy deseando, te quiero y quiero estar contigo el resto de mi vida -y se fundieron en un beso.
Pasamos el resto del fin de semana juntas y le prometí a mi chica de la bicicleta que no me separaría nunca de ella