La chica de intercambio 1

Osiris de 16 años va de intercambio a Canadá donde, lejos de su familia y sola, continua su transformación en una hermosa mujer.

BIENVENIDA.

¡Hola! Me llamo Osiris, de cariño la gente me llama Osi, tengo 18 años, vivo en Toronto y esta es la historia de mi recorrido hasta el día de hoy. Es algo breve pero espero muchas niñas como yo sean inspiradas en ser quiénes quieran ser. La vida es muy corta y hay que vivirla al máximo.

INTRODUCCIÓN.

Desde muy peque yo ya sabía que mi futuro era como mujer, pero ni mi familia, ni amigos de la infancia, ni en la iglesia, aceptarían mi decisión. Tristemente, vivía vistiéndome a escondidas en mi casa, guardando toda mi ropita bajo llave en una caja de metal. Así pasé mis primeros años de vida.

Terminando mi educación secundaria obtuve una beca para una preparatoria privada. Ahí las cosas cambiaron un poco. Me dejé el pelo largo, tenía amigas que me aceptaban como yo era, me vestía como yo quisiera y hasta ese punto todo bien. Pesaba 45 kilos, piel muy blanca, no muy alta ni muy bajita, ojos color avellana, mis facciones finas, pestañas largas naturales y cejas muy formadas (también naturalmente). Varias veces me confundían con niña en la calle.

Fuera de las burlas de algunos compañeros que decían que era gay, puñal, joto y muchas otras cosas, que realmente no me importaban, aprendí sobrevivir el "bullying" ignorando todo lo negativo. Además ni soy gay ni joto ni nada así, porque yo soy una joven adolescente en un cuerpo de chico, eso es todo. Así aprendí a vivir mi realidad.

MIS PRIMEROS SUEÑOS.

En mi casa fingía un poco al no ser "tan" obvia, tenía que "actuar" ser un poco masculina, como todos mis primeros años de vida. Así me la lleve los primeros dos semestres de bachillerato. Cuando cumplí mis 18 añitos, llegaron unas personas a promoveer un intercambio estudiantil por un semestre a Canadá. Yo no sabía nada de inglés, pero me interesó mucho el poder ir. El único problema era el costo, ya que mis papás no tenían dinero para esto. Así que comencé a hacer las tareas de otras personas, a buscar trabajo en lugares de comida rápida y juntar lo que pudiera.

El tiempo apremiaba y me faltaba aún mucho dinero a pesar de todo mi trabajo y esfuerzo. Hubo entonces, un compañero en la escuela que me pidió ayuda con la tarea. Él ya estaba en el último semestre, pero tenía que terminar un proyecto si quería graduarse. Era el típico muchacho rico, tonto, deportista y guapo que no sabe hacer nada y se la pasaba vagando nada más.

MIS PRIMERAS VECES EN LA CALLE COMO MUJER.

Hugo, el nombre de mi compañero, me invitó a su casa a hacer el proyecto y yo me fui bien mona. Me arreglé mi pelito con una diadema, me pusé un poco de brillo labial, algo de rubor, ropita apretada, y realmente no me importó y me pusé un bra con relleno.

Me fui en transporte público levantando muchas miradas de extraños. Al llegar a la parte adinerada de la ciudad tuve que caminar mucho para llegar a su casa. Finalmente, toqué el timbre en el portón principal del jardín exterior. Alguien me abrió la puerta y me condujo a la residencia. -"Pasé por aquí señorita"- me dijo el encargado ¡era la primera vez que alguien me llamaba así en mi vida! Me sentí soñada.

Al entrar el niño ya me estaba esperando, al verme no dijo nada, solo se pusó un poco nervioso, pero me invitó a pasar a la sala. Él había estado jugando videojuegos y me dijo si quería jugar. Le comenté que debíamos ponernos a trabajar mejor en el proyecto. Así, que empezamos a hacerlo. El proyecto requería varios días de trabajo así que toda una semana fui a verlo. Cada vez, me iba más femenina y más arreglada.

Llegado el viernes, el último día para finalizar el proyecto, llegué a casa de Hugo como de costumbre, vestida con unos minishorts, tennis blancos, pelo suelto, aretes, collar y pulseras plateadas, y una blusita que estaba tapada de arriba pero dejaba ver mi ombligo. Maquilladita con sombras, rimmel, algo de labial y rubos. En el momento que llegué me recibió su mamá en la entrada.

-"¡Hola hermosa!"- me da un beso en la mejilla. Estaba yo algo sorprendida.-"Tú debes de ser la compañera de mi hijo" - continuó. -"Muchas gracias por todo lo que haces para ayudarle"- me invitó a pasar y me dio un cheque.

-"Gracias a ti mi hijo va a graduarse de preparatoria, nos tenía muy preocupados. ¿Aceptarías una cena como agradecimiento el próximo domingo por la tarde noche?"- Solo asentí que sí y en eso llegó Hugo y se despidió para irse de la casa y dejarnos terminar.

-"¿No le dijiste nada a tu mamá de mí?"- le pregunté a mi compañero.

-"¿Decirle qué?"- me preguntó despreocupado.

-"No sé... algo de mí...diferente" le insistí ansiosa.

-"Le dije que eras mi compañera de escuela y que me estás ayudando en el proyecto, es todo". Terminó su explicación.

-"Gracias", le dije. Y le di un beso en la mejilla. En ese momento por primera vez en mi vida sentí que la gente alrededor mía me aceptaba como era verdaderamente. No dijeron que era travesti, no dijeron que era gay. Simplemente "una chica común y corriente", me sentí muy feliz por eso.

Después de un rato terminamos el proyecto. Estábamos sentados en la sala donde siempre juega videojuegos. Tan pronto y finalizamos se puso a llorar. Yo lo abracé y le pregunté qué le pasaba. Él me confesó que nadie le había puesto tanta atención como yo, que era una excelente maestra y que me agradecía mucho. Continuó diciendo que sus papás nunca están en casa y que no tenía verdaderos amigos, y se la pasaba jugando videojuegos todo el tiempo. Siguió llorando hasta que se calmó un poco.

MI PRIMER BESO.

Me acerqué a su cara y lo vi tiernamente. Él era muy guapo y atlético, y mucho más alto que yo. Ojos claros, pelo rubio. Luego inesperadamente, me dio un beso en los labios. Lo respondí besándolo también. Ese fue mi primer beso.

Continuamos besandondos un poco más. Se veía que él tenía algo de experiencia. Luego comenzó a besar mi cuello. Quise ponerle un alto, pero no pude, todas estas sensaciones eras nuevas para mí y traían muchísimo placer.

Se bajó el pantalón mientras estaba sentada y me mostró su herramienta. Era un pedazo de carne masculina mediano, circunciso y peludito. De inmediato lo metí en mi boca, pero mi falta de experiencia lo lastimó. Me pidió que lo hiciera más despacio con solo mi lengua sin usar mis dientes.

Ya que lo empecé a hacer bien, comenzó a gemir de placer y me pidió de no me moviera. Hugo empezó a hacerme el amor en mi boca rápidamente hasta que de repente explotó dentro de mí sin avisarme. Me comí toda su leche. Terminando nos despedimos y quedamos de vernos el domingo.

Me fui a mi casa con algunas dudas por un lado, pero por otro, estaba feliz porque con el dinero que me había dado la señora ya completaba mi viaje a Canadá. De inmediato envíe un correo para confirmar mi asistencia y que me dieran datos para hacer el déposito en el banco y comenzar mi sueño de viajar a otro país.

MI PRIMERA ILUSIÓN.

El sábado me la pase todo el día en casa de una amiga, probandome vestidos y maquillaje. Quería verme perfecta para la cena del domingo. Me imaginaba ir muy elegante a la cena con la familia y comer caracoles o salmón o algo sofisticado. Ensayé como caminar en tacones y caminar con suma delicadeza. Me quedé a dormir en casa de mi amiga, sus papás ya me tenían confianza y conocían a mis papás también. A partir del mediodía del domingo comencé a cambiarme y arreglarme, quise hacer todo lo posible por resaltar mi belleza natural. Como era una cena de domingo y en casa no tenía que ir tan formal, mi amiga me presto un vestidito algo corto color carmesí que dejaba ver muy bien mi figura. Me ayudó a maquillarme con sombras y rubor muy lindos y con tonalidades rojas. Por último me prestó unos zapatos altos color carne y algunos accesorios cafés crema para combinar bien con mi vestido. Mi pelo suelto pero planchado.

Tomé un taxi para llegar a tiempo a la casa y no desarreglarme. Timbre la puerta para que me abrieran, no hubo respuesta. Volví a tocar y esperar un poco. Sin respuesta todavía. Después de unos 10 minutos finalmente una señora abrió, era la encargada de limpieza.

-"Buenas tardes señorita, ¿qué necesita?"- Me dijo.

-"¡Hola! Me invitaron a una cena hoy aquí en la casa. La señora de la casa me dijo que viniera a esta hora".- le expliqué algo extrañada por la señora.

-"Disculpa señorita pero los patrones no están, ellos se fueron desde el viernes a su casa de campo".- me comentó algo seria.

-"Pero, me dijo el mismo viernes que me invitarían a una cena hoy"- le insistí ya algo desesperada.

-"Permíteme un momento, deja pregunto"- me aclaro.

Pasaron unos 5 minutos más. Luego, abrió la puerta y me dio un poco de dinero. -"Aquí hay algo de dinero para que compres comida, la señora quiso decir que te darían algo de comer, pero no para invitarte a cenar a la casa, disculpa la confusión."- Sin dar más explicación cerró la puerta y me dejo "vestida y alborotada." Con mucho coraje tiré el dinero en el piso, llorando y enojada me fui caminando para tomar transporte público de regreso a cambiarme.

En las calles de camino a la avenida principal, ¡vi en un carro a la mamá y a Hugo! Por un momento pensé que todo había sido una equivocación, que la señora de limpieza me había mentido. Me quité los zapatos para llegar corriendo a donde estaban, pero fingieron no verme y siguieron de camino.

MI PRIMER CORAZÓN ROTO.

Me fui quitando mi maquillaje y accesorios en el camino. Me sentí destrozada por dentro y fuera. Mil pensamientos llegaron a mi mente. Me odié a mi misma. Me sentí usada y burlada. No solamente por quien llegué a pensar que tenía una conexión especial, sino también por su madre que me tuvo como una sirviente.

Dejando las cosas en casa de mi amiga luego llegué a mi casa para tirarme a llorar en la cama. No fui a la escuela el lunes, ni el martes, tampoco el miércoles. Fue hasta el jueves que volví a pisar el salón de clases.

Todos esos días no revisé mi celular. Tenía cien llamadas perdidas y mil mensajes sin leer. Al ver las llamadas eran de la oficina de viajes de intercambio, les llamé y me dijeron que había sido becada al 100% para el viaje, pero tenía que irme de inmediato para hacerla válida. Sin pensarlo dos veces, obtuve mi pasaporte el día siguiente y para el domingo volé a Toronto.

MI PRIMER VIAJE.

Me ayudó mucho el abandonar todo, dejar de pensar en Hugo y el ser una persona nueva en un país nuevo. Dado a que había juntado algo de dinero y no había tenido que desembolsar ni un cinco, solo me llevé una maleta chica con muy poca ropa, con el plan de comprar nueva ropa tan pronto y llegara. Al aterrizar en el aeropuerto y pasando a los oficiales de migración, me recogió un taxi que me llevó a un hotel donde varios estudiantes internacionales nos hospedaríamos por una semana para trabajo de inducción. Me toco compartir la habitación con otra niña, como mi nombre es Osiris asumieron que era mujer, si no me hubiera tocado con un hombre. Fue ahí cuando decidí seguir mi vida enteramente como mujer, ya que nadie me conocía. Fui a un supermercado cercano y compré ropa básica para la semana, botando a la basura todo lo que tenía de hombre.

¡Mi plan funcionó! Tanto mi compañera, que era de India, como todos los demás estudiantes, cuales eran 12 en total, de inmediato me identificaron como mujer. En la semana de inducción nos dieron clases express de inglés, nos enseñaron cultura canadiense y "modales". Hice nuevas amistades de gente de todos lados. Hubo inclusive un chico que me gustó desde el primer día. Él era de Egipto, y le llamó mucho la atención mi nombre y por eso empezamos a hablar. Él era sumamente alto, delgado, ojos color aceituna y piel dorada. No sé su nombre en egipcio, pero le decíamos Arthur.

El último día era una visita de todo el grupo a las cátaratas del Niagara, fuimos desde temprano en la mañana y nos dieron un tiempo libre para buscar que comer y caminar en el área, aunque en verdad no hay muchas cosas que hacer en el lado canadiense, todas las cosas divertidas parecían estar en el lado americano, que estaba cruzando las cátaratas. Todo el grupo, por lo tanto se pasó al lado americano, pero yo no podía ir porque en mi pasaporte estaba como hombre, así que dije que se me olvidó en el hotel.

Arthur dijo que se quedaría conmigo en la tarde y que podíamos regresar juntos al hotel después de comer. Se me hizo muy lindo de su parte. Y nuestros guías canadienses nos dejaron estar juntos pues "confiaban en nosotros". Pasamos un rato muy agradable, yo vestía como todas las chicas de mi edad, un minishort de mezclilla, tennis blancos, y una sudadera. Maquillaje muy simple y aretes. Eso sí, traía un montón de pulseras en mis brazos.

MI PRIMER NOVIO.

Nos tomamos muchas fotos, caminamos bastante por la pequeña área donde están las cátaratas y cuando nos aburrimos decidimos regresar al hotel. En el camino nos la pasamos ríendo y jugando, también empezamos a tomarnos de las manos. Después de unas horas llegamos al hotel y me preguntó si quería ir a su habitación para enseñarme una joyería que trajo de Egipto. Fui a su cuarto y sacó de sus cosas varias joyas doradas, collares, aretes y pulseras muy hermosas. Me dijo que las había traído para venderlas, pero que me regalaría una.

-"No son de oro, ¿verdad?" - le pregunté asustada con mi inglés mocho.

-"Son de una combinación de oro, plata y bronce"- me contestó haciendo esfuerzo por expresarse en el idioma.

-"Suena a que son algo caras, no puedo aceptar el regalo"- le comenté.

-"Está bien, usa lo que tú quieras, todas se te verán bien, escoge una".- siguió insistiendo con una sonrisa.

-"Debo de pagarte la joya, se ve que es muy costosa, además es muy bella"- le rogué mientras sostenía un collar grueso de muchas piedras preciosas. -"Mmm, ponme este a ver como se me ve"- le pedí traviesamente.

Me pusó el collar y luego fui a verme al espejo. Me gustó mucho porque con mi piel blanca y el color de mis ojos quedaba muy bien.

Él se paró y se puso detrás de mí para verme en el reflejo del espejo.

-"¡Ya vez! ¡Te ves muy bien!"- comentó con gran sonrisa.

-"¡Está muy bonita! Pero debo pagartela" - le volví a insistir.

-"Me puedes pagar con un beso" - sugirió nerviosamente.

Me volteé, lo vi hacia arriba (ya que es muy alto) y le pregunté:

-"¡¿Con un beso solamente?!"-

-"Sí, ¿por qué no?" contestó.

Nos acercamos poco a poco, él agachándose y yo parándome de puntas y nos dimos un beso de piquito, así sin pensarlo más y naturalmente.

-"Ya tengo collar nuevo, ¿entonces?"- le repliqué tentadoramente.

A lo cuál el contestó con otro beso pero más largo y apasionado, lo cual yo correspondí sin problema.

Seguimos besándonos y acariciándonos por un largo y delicioso tiempo. Todo era muy lindo. Nada que ver con mi experiencia con Hugo. Arthur era un niño lindo que me trataba bien y con mucho cariño y amor. Bajé para acercarme a su miembro esperando a que él lo sacara, pero para mi sorpresa se detuvo, y dijo que quería algo serio conmigo y no "solo eso". ¡Simplemente me conquistó! Su trato, sus palabras, su cariño y su amor eran de un verdadero hombre. No como Hugo que de inmediato quisó satisfacción y placer. Arthur decidió esperar y me enamoré de él.

Platicamos por un rato más, luego llegaron los otros del grupo y nos asignaron a dónde iríamos a vivir por los siguientes meses. El día siguiente pasarían por nosotros las familias hospedadoras. Tenía mucho miedo de ver a Arthur más, puesto que a pesar del breve tiempo creo que había encontrando a alguien especial. Prometimos que pasará lo que pasará seguiríamos en contacto y que nos volveríamos a ver.

Sucedió lo inevitable. A mí me tocó quedarme con una familia cercana en un pueblo llamado London; mientras que a él lo mandaron al otro lado del país, a Columbia Británica. Él se iría en avión el sábado en la madrugada, mientras que por mí pasarían al mediodía. Mi compañera de cuarto de India le tocó ahí mismo en la ciudad de Toronto, así que se fue de inmediato. Me quedé sola en el cuarto y le pedí a Arthur que se quedara conmigo antes de irse.

MI PRIMERA CONFESIÓN.

Nos acostamos en la cama del hotel, los dos abrazados con ropa de dormir, solamente mirando hacia el techo. Estaba muy enamorada que quería entregarme a él en cuerpo y alma. Sin embargo, tenía que aclararle algo de mí antes de cualquier cosa. Mientras llorabamos los dos por no podernos ver más por un tiempo. Le dije que tenía que confesarle algo de mí y de mi pasado.

-"¿Qué es?" - me dice consternado Arthur.

-"Es algo que debes de saber antes de querer continuar conmigo" - le dije con lágrimas.

-"No me importa tu pasado, solo nuestro presente y futuro" - me calló tiernamente mientras me abrazaba más.

-"Creo que esto si debes de saberlo"- le insistí.

-"Sea lo que sea, estaremos bien, mi amor" - me volvió a decir, y yo con un mayor encendido amor por él y sus palabras. Pero no podía hacerme ilusiones, las cosas tienen que ser como tienen que.

-"Nací hombre"- sin pensarlo mucho escupí mi antigua realidad de mi boca.

-"No entiendo" - con mayor consternación indagó Arthur.

Estuve como 10 minutos explicando en mi pobre inglés las circunstancias y orígenes de mi vida y experiencia. Al momento de clarificarlo varias veces y él de hacer muchas preguntas, solamente dijo que era hora que tenía que irse y que después hablaríamos al respecto, y se fue del cuarto dejándome sola y con la duda de si me aceptaba o no.

Hubiera preferido me haya dicho que NO me aceptaba, haberse enojado e ido, o bien, el que SÍ me aceptaba y continuar lo nuestro. Pero me dejo con un gran signo de interrogación. Me arrepentí de haber confesado, puesto que podría haber dejado las cosas así y disfrutar el momento.

MI NUEVO SUEÑO.

Ya no me pudé despedir de él. Me dolió mucho. Pero ahora tenía una nueva determinación, un nuevo sueño. "En dos años más... seré mujer por completo" me dije a mi misma y volvería a ver a Arthur para quedarnos juntos por siempre.