La chica con los Ojos Caleidoscópicos

Basado en un historia de esas que a nadie le gusta recordar.

La Chica con los Ojos Caleidoscópicos

Esta historia fue escrita una tarde escuchando The Beatles, no hay nada más que decir .

Get Back

Otra reunión en la casa del Mono, ya eran las 12 de la noche y yo todavía seguía particularmente sobria. Mi novio Miguel, o cómo lo llamamos sus amigos El Chelas todavía no llegaba, ya me tenía un poco preocupada y nadie sabía por qué, Chelas no aparece pero lo realmente importante no es su ausencia, a mí me da realmente igual si está o no, lo que pasa es que él era el encargado de comprar…

-Mich hasta que hora esperamos a tu novio! – El Mono como siempre interrumpe mis pensamientos.

El Mono, el Mono, el Mono. Ese gringo que ya lleva más de 13 años viviendo acá, nunca cambia. Más rayado que muchos que conozco, puede andar varios días volado y ni se da cuenta, su frase favorita “A joint per day make the doctor go away” y vaya que la cumple. Es el típico vago con rastas y música reggae que ves en la playa con un porro en la mano. Tiene una novia hippie que le hace dura competencia al Mono en eso de andar volado aunque  nunca recuerdo el nombre de ella, será que yo también estoy tan rayada como él.

-Ya sé Mono y no eres el único pero yo tampoco sé porque todavía no llega, aunque claro que si no le hubieran mandado a darse tantas vueltas por la ciudad ya estaría aquí, no crees?

-Ya no te hagas la muy regañona que tú también estas esperando con ansias a que llegue el Chelas. Y los dos bien sabemos que no es porque quieras su compañía. - Esto último me lo dijo al oído.

-Ay me voy al balcón, cualquier cosa ya sabes donde estaré.

-Cualquier cosa quiere decir “Cuando llegue el tarado de mi novio avísale donde estoy”?

-Jaja, exacto.

Y así fue, me recosté en una hamaca que tenía el Mono en su balcón, me puse a esperar al Chelas que conociéndolo si todavía no llega es porque se ha de estar metiendo algo con ese tal Pelusa, el mejor amigo del Chelas. Mientras esperaba me puse a pensar un poco de cómo iban las cosas en mi vida. Mi situación actual y lo que me esperaba por vivir, quién soy, en las personas con las que me relaciono, lo que hago, lo que dejo de hacer, a lo que le hago, a lo que le dejo de hacer y eso. Pensar las cosas siempre ha sido algo que me gusta hacer.

Nombre: Michelle García, para mis amigos Mich y para mi novio soy Loretta, porque él dice que hay veces en que soy mucho más resistente que muchos de sus amigos, convirtiéndome en un hombre más.  (Tanto él como yo somos fans de The Beatles. Para entender, el apodo hace mención a Loretta en la canción Get Back)

Edad: De madurez o biológica? Tengo 21 años pero creo que he vivido lo suficiente como para tener 64.

Sexo: Depende de la situación, el lugar, el sexo y la persona, pero casi casi nunca sin haberme metido algo, nunca, nunca.

Fecha de Nacimiento: Cuando el Sol se apagó, en la oscuridad del momento tuvo sexo con la Luna y ese bebé ahí concebido fui yo.

Madre: Esa señora que nunca veo, pero me paga los “estudios” y me da dinero el cual nunca pregunta en que gasto, así que no me quejaré.

Padre: Qué pregunta tan difícil. No sé, supongo que el Sol es mi padre.

Estado Civil: Eso depende, la última vez que estuve con alguien más estando con Chelas y que él se haya enterado fue hace 7 meses y sin que él se enterara 2 semanas, entonces creo que estoy libre o en una relación abierta, aunque para él sea seria. No sé desde hace año y medio estoy con el Chelas, en un principio era porque me conseguía o regalaba drogas, pero ahora creo que ya le cogí un poco más de cariño. No sé si a él o a las drogas.

Bebe: Solo para olvidar que bebo.

Fuma: Necesito más especificación en esta pregunta.

Drogas: Me abstengo a responder.

Amigos: Muchos, tantos que ni recuerdo sus nombres, sobretodo esos mochileros con nombres raros. También tengo un amigo imaginario que siempre me acompaña en los trips, pero últimamente me tiene olvidada, así que nada. Aparte de él está el Mono que es mi mejor amigo desde que tengo memoria.

Miedos: A morir? No sé, una vez alguien me dijo que si te quieres meter en las drogas debes olvidar el miedo a morir y vivir cada momento como el último, lo irónico es que él por un tiempo fue mi dealer. En todo caso mi único miedo por el momento es… mierda… no sé… vivir de la rutina?.

Talentos: Puedo aguantar 3 días sin comer y hasta 6 sin dormir.

Hobbies: Solo vivir, todo mi tiempo es libre.

Estudios: Me preguntabas hace 2 meses y te diría  botánica, pero lo abandoné, no era lo mío. Tomé un curso de fotografía hace un año, espero que eso sirva.

Estando en la hamaca me perdí por un momento del mundo, hasta que siento unos labios besando los míos, con los ojos aún cerrados distinguí el perfume que siempre usa el Chelas. Termino el beso y lo miro expectante y un poco curiosa por su demora.

-Qué pasa Loretta porque me miras así?

-Nos tenías preocupados a todos! Es la una y a ti recién te da por llegar.

-Lo siento amor es que de camino para acá me encontré con unos amigos que me invitaron a…

-(Lo interrumpí, no me interesaba tanto su vida) Bueno, bueno ya no importa. Qué me trajiste?

-Jaja, nunca cambias, no? Mira con lo que me dieron, nomás me alcanzo para comprar hierba, coca, el cartón que me pediste y keta que querían los amigos del Mono.

-Hmm eres  de lo mejor Chelas.

Nos besamos mientras yo armaba un porro para el rato. En momentos como este es que me confundo por mis sentimientos hacia Chelas. En lo que trata al sexo nunca me he quejado, vamos bien en esa área además el me gusta, es decir, a mí me parece guapo, es divertido y siempre anda limpio, también me divierto mucho cuando paso con él, creo que Chelas se muere si yo no estoy feliz. Pero de nuevo viene ese miedo mío por el compromiso, la estabilidad y el enamoramiento, como le tengo terror al enamoramiento. No me tengo que confundir, a Chelas lo he llegado a apreciar, hasta querer diría yo, pero me siento imposibilitada de darle más que eso, no puedo. En cambio, Chelas por más que no me gusta admitirlo sí está enamorado de mí y sufre cada que me pongo evasiva o distante. Hasta me he puesto a pensar que se mete tantas tonterías en parte por mi actitud hacia él.

Nos pusimos a fumar, conversar y estar juntos con los amigos ahí,  en el balcón y por un instante me olvidé de la realidad por el resto de esa noche acompañada de ese cuarteto magnífico que tocando al ritmo de All You Need is Love despejaron mi mente de lo que pasaba a mi alrededor.

Desperté al medio día y por lo que podía ver estaba en la cama del Mono, a lado mío estaba su novia que en este momento no recuerdo su nombre. Me levanté, todavía con sueño y avancé hasta la sala, en esta me encuentro al Mono durmiendo en el sofá, dos amigos de él en el piso (típico estuvieron borrachos) y en el otro cuarto al primo del Mono, que vive con él, y su novia. No encuentro al Chelas me parece raro aunque desperté vestida, y él siempre que tenemos sexo se queda conmigo toda la noche o hasta que yo lo bote, así que supongo que si no está es porque anoche se habrá ido temprano.

Pienso en hacerme algo para comer, pero los efectos todavía no me pasan completamente, por lo que no tengo tanta hambre, además la pereza me domina. Despierto al Mono para despedirme y que se pase a su cama.

-Mono, ya me voy, ve a tu cama nomás.

-Mich… qué hora es?

-Ehh la una de la tarde, por?

-OH MIERDA! Porfa despierta a Sandy (su novia) y tú vete a tu casa a hacer la maleta rápido.

-A ver, a ver, qué?

-Sí tonta hoy es la fiesta esa en la playa, no recuerdas? Mich despabílate!

-Sí, sí ya me acordé, pero no me grites. Ya voy a hacer maleta entonces. Oye por cierto no sabes dónde está Chelas?

-Mmm por lo visto no te avisaron.

-Qué no me avisaron?

-Chelas ayer inhaló mucho, estaba temblando más que de costumbre. Pelusa se lo llevó a la casa, pero no te lo dijeron para que no se te arruine el trip.

-Ya, ya veo. Entonces ya me voy  para la casa. Sabes si Chelas también viene?

-Mich es tu novio, tú deberías de saberlo! Pero conociendo lo despistada que eres hasta lo que sé sí, a lo mejor nos caerá a eso de las 6 de la tarde. – Regresé de despertar a Sandy -

-Ok, entonces ya me voy, me pasas viendo, no?

-Cuando no lo he hecho. Nos vemos. - Y salí de la casa del Mono.

En el camino me puse a pensar lo que me conto el Mono que le pasó al Chelas, ya no sé qué hacer. Últimamente él anda inhalando más que de costumbre, lo cual no me gusta. Desde que dejé la coca y ya no inhalo junto al Chelas ya no puedo controlarlo, pero sé que ahora se mete más que antes lo cual me hace pensar que yo puedo ser parte responsable de eso. Me tiene preocupada porque nunca me entero por él sino por otra persona más, el Mono dice que es porque Chelas no quiere que me entere, pero ni caso tiene, ya van como 2 meses desde que dejé la coca, porque estuve a punto de una sobredosis, pero el que Chelas no se ponga las pilas con eso me tiene molesta y a la vez cansada de la situación. De hoy no pasa que hablo con él al respecto.

Llegué a mi casa, como siempre mi mamá no estaba puse algo de música, me bañé, hice la maleta y en una hora ya estaba en el carro del Mono rumbo a la playa.

A las 7 de la noche más o menos llegó el Chelas a la playa, nunca lo había visto con la cara tan demacrada, creo que no durmió en toda la noche. Me saludó, quise hablar con él pero antes de algo saliera de mi boca me dio una píldora de esas que nos gustan tanto y me susurró al oido “Ya estoy aquí contigo Loretta, juntos por siempre. Es hora de que nos olvidemos de esta realidad tan absurda”.

Dicho y hecho me olvidé de todo a mi alrededor y dejé que todo fluyera.

Esta noche en particular mi amigo imaginario, Maxwell, vino a verme, me contó que me estará cuidando de ahora en adelante y que si el destino hace las cosas así es porque le pica el culo y lo quiere hacer así, no entendí por qué me lo dijo pero su presencia me alegró la noche.

Más tarde perdí de vista al Chelas y me fui con el Mono a una parte alejada de la playa.

-Qué piensas Mono?

-En la vida, la juventud, la fortaleza, las sorpresas, no sé, cosas.

-Andas filosófico hoy, no?

-Sí un poco desde la mañana que tengo un mal presentimiento, no sé porqué.

-Cómo la vez que te dio tu “mal presentimiento” solo porque te quedaste sin hierba por 2 días.

-Hey Mich, eso sí fue en serio un desastre y no, esta vez es algo distinto.

-Mmm que raro, pero será mejor no pensar en ello y pasarla bien.

-Bueno, si tú lo dices…

-Sabes mi amigo imaginario me visitó hace un rato.

-El que te tenía olvidada?

-Sí pues, cual otro. Su visita la verdad me alegró mucho, ya lo extrañaba.

-Pues qué bien Mich.

Y al ritmo del techno que salía de los parlantes de la fiesta me relajé y dejé llevar por el momento.

Desperté en la playa sola. No, no estaba sola escuché unos sollozos de mujer a unos metros de mí, veo a mi alrededor y era la novia del Mono ¿llorando? Sí, estaba llorando. Qué raro, no creo que el Mono sea tan estúpido de haber terminado con ella aquí. Todavía no se da cuenta que yo ya me desperté, pienso en acercarme a ella cuando escucho que de su boca sale “Miguel” y vuelve a llorar. Lo último que dijo me perturbó un poco. Ya que Sandy, amiga muy cercana del Chelas, era la única que lo llamaba por su verdadero nombre.

-Hola Sandy – Trato de ser lo más prudente posible ante la situación, no soy muy cercana a Sandy, pero tampoco iba a comportarme como una idiota.

-Michelle despertaste… -

Después de decir esto Sandy vuelve a llorar pero esta vez más fuerte. La abrazo y le pregunto qué pasó.

-Mich, no sabes cuánto lo siento, era mi amigo y tu novio, debí cuidarlo, controlarlo, pero me distraje y ya no supe nada hasta que se lo llevaron.

-Qué quieres decir? – Esto comenzaba a asustarme.

-Miguel, el Chelas como ustedes le dicen sufrió una sobredosis anoche, el Mono y unos amigos lo llevaron al hospital, pero cuando llegaron era muy tarde, ya había fallecido. El Mono está viniendo para acá, nos va a llevar de regreso a la ciudad.

—ya había fallecido, ya había fallecido, ya había fallecido, ya había fallecido, ya había fallecido—

No podía dejar de repetir esas palabras en mi cabeza. Y no sabía qué hacer; si llorar, gritar, quedarme callada o simplemente abrazarla. Me dijo que estaba esperando a que despertara para avisarme e ir a la ciudad para su entierro. Pero todo era muy fuerte para mí todavía, no quería creer que el Chelas había muerto. No, no el Chelas, mi novio, el primer “novio” que me duró más de 2 meses, el que me ayudó a dejar la coca, el que hacia cualquier cosa por hallarme feliz, mi compañero de aventuras  y alegrías, trips y agonías, Chelas. NO, no podía, pero así era. Así era como me tocó volver a esta realidad absurda.

Regresamos a la ciudad el Mono, Sandy y yo, nos arreglamos para el velorio y entierro. Cuando llegamos estaban sus familiares los cuales ni sabían ni les importaba que yo fui novia del Chelas. Salí de la sala de velación, me encontré con Pelusa, el mejor amigo del Chelas, nos pusimos a hablar de la vida y cómo se acaba en un instante. Iba a prender el último cigarrillo de la cajetilla a lo que sale el Mono a avisarme que en media hora ya lo llevarían a enterrar y ahí se me ocurrió la mejor despedida para el Chelas.

Con la ayuda del Mono cuando lo estaban sacando de la sala de velación para llevarlo al cementerio sacamos unos parlantes y pusimos “Strawberry Field Forever” para acompañar su ida al nuevo lugar de descanso. La familia del Chelas nos miró mal, pero nos importaba una mierda lo que ellos piensen o hagan. Cuando llegamos al “hueco” ese cura tan rayado que se consiguió la familia del Chelas comenzó a hablar sobre la vida de cualquier otra persona, porque del Chelas la vida que describía nunca pudo haber sido. El cura dejó de hablar y comenzaron a enterrar al Chelas, a mi Chelas. Puse en reproducción su canción favorita de su banda favorita, The Beatles…

Get back, get back

Get back to where you once belong.

Get back, get back.

Get back to where you once belong.

Get back Chelas, go home.

Y con “Get Back” le dimos el último adiós a nuestro gran amigo y en mi caso particular novio... el Chelas.

Across The Universe

Me encuentro en la casa del Mono apurándolo para que se termine de arreglar. Si hay algo que el Mono cuida en todo su cuerpo, perdón, en toda su vida son sus rastas, pero por suerte ya estoy acostumbrada a esperarlo mientras se echa sus quinientos mil tratamientos para el cabello. En la espera voy a mi parte favorita de todo el departamento del Mono, esa hamaca en el balcón, hamaca que por cierto es mía, yo la compré, pero eso no importa.

Acostada en la hamaca me puse a pensar en los sucesos del último año, porque sí, ya ha pasado un año y  un mes desde que el Chelas se nos fue, o mejor dicho adelantó su camino al más allá. Ese tonto se la ha de estar pasando de lo mejor ahora, nunca le gustó el frío así que si de verdad existe el cielo o el infierno Chelas ha de estar de lo más contento en el infierno, que es donde los religiosos juzgadores lo hubieran mandado, aunque me gusta pensar que él está en una estrella cuidándome y observándome mientras me baño. Y así me puse a recordar al Chelas y el último año de mi vida.

Justo después del entierro: El Mono prestó su casa, fuimos los más cercanos al Chelas compramos unas pinturas y ya en el departamento nos la comenzamos a echar sobre nuestra ropa negra de luto. Si hay algo que el Chelas adoraba eran los colores y no nos pareció justo andar de negro ese día.

Semana después del entierro: Ok, lo admito entré en depresión. Me la pasaba en mi cuarto escuchado The Beatles a todo volumen y con mi nueva mejor amiga a lado, mi amiga Ina la cocaína. El Mono me iba a visitar seguido, pero siempre lo terminaba echando.

Mes después del entierro: Ahora las visitas de Ina en mi cuarto las hago junto a Pelusa, el que era el mejor amigo del Chelas. Este tipo es heavy en serio, con razón que el Chelas no le pudo seguir el paso.

Seis meses después del entierro: Me he distanciado un poco del Mono y mis amigos de siempre, Pelusa y yo ahora somos casi inseparables, creo que el estar juntos y compartir nuestra pena nos hace de cierta manera olvidar que existe. En un concierto de metal de esos a los que gracias a Pelusa he comenzado a asistir, Pelusa me dice que me está saliendo sangre por la nariz, era la primera vez que me pasaba desde que volví a la coca, me preocupé un poco pero no le di la gran importancia.

Seis meses y un día después del entierro: Mi primera sobredosis por cocaína. Pasó a las 10 de la noche en el cuarto de Pelusa, recuerdo que me acababa de terminar una línea y todo a mí alrededor comenzó a verse borroso y con eso me desmayé y comencé a convulsionar. Imágenes y recuerdos del Chelas iban y venían en mi mente.

“Jai guru deva om. Nothing is gonna chance my world, nothing is gonna change my world.”

Seis meses y medio después del entierro: El Mono casi que me obligó a irme a vivir con él y así hice me quedé 3 meses viviendo con él hasta que ya me sentía segura de poder vivir sola de nuevo, o sea volver a mi casa y que mi madre haga como si no existo.

Nueve meses después del entierro: Vuelvo a mi casa, mi madre como siempre no estaba. Me hago un sándwich, armo un porro, me encierro en mi cuarto, pongo The Beatles a máximo volumen y con ellos me despido por fin del Chelas para guardarlo en otro lugar en mi memoria.

-Oh aquí estás, te andaba buscando, ya estoy listo, vamos?

-Hasta que terminas de arreglarte Mono, comencé a pensar que nunca saldrías de ahí. Sí vamos que ya me estaba comenzando a dormir. Sandy viene con nosotros?

-No, ella desde ayer está allá, prácticamente solo faltamos los dos.

-Bueno pues… Entonces vamos ya.

Salimos con destino a la playa, este sería mi primera fiesta después de la “rehabilitación” en la que el Mono me obligó a estar, en realidad desde que viví con él mi vida dio un gran cambio, ahora la llevo más tranquila y en este viaje con el permiso del Mono me podré meter un cartón de esos que no me meto hace más de un año, cuando Chelas todavía vivía.

Llegamos a las 4 de la tarde, Sandy y sus amigos hippies ya tenían unas carpas armadas y otras por armar, tal parecía esta sería una noche para recordar. Según tenía entendido habrá un festival de arte y música en la playa, el cuál comenzará mañana y estará por 2 días más. Fui por mi maleta en busca de mi billetera para comprar algo de comer pero por más que la busco no la encuentro y solo hay una persona que la puede tener.

-ROBERT! (ese es el verdadero nombre del Mono, el cual solo uso cuando estoy realmente enojada) Te voy a matar, donde está mi billetera!

-A ver Mich, tranquilízate yo tengo tu billetera.

-Yo sé y será que me la das!?

-NO, si te la quité es para asegurarme de que no compraras ninguna de tus tonterías.

-TE ODIO!

-Ya me lo has de agradecer.

Me fui de ahí lo más rápido que pude, quería estar lejos del Mono y los hippies de sus amigos. No puedo creer que después de todo el Mono siga pensando que soy capaz de volver a la coca y me tenga que controlar de esa manera. Aunque debo de admitir que estar enfadada solo me hace tener más ganas. Hice lo que me recomendaron, me fui a sentar sola en una roca mientras trataba de distraerme viendo el océano y pensando en nada. En mi concentración por no pensar en nada me quedé allí 4 horas. A las 8 comencé a recibir llamabas del Mono y otros amigos que ya estaban preocupados. Ellos ya me conocían y sabían que cuando me pongo así es mejor dejarme sola hasta que me tranquilice, que suele ser después de unas horas.

Le contesté una llamada a Sandy y le pregunté donde se encontraban, me dijo donde y fui a buscarlos. Cuando llegué el lugar apestaba a hierba, por lo visto ya habían terminado de armar las carpas y la noche ya comenzó. Pregunté por el Mono y me dijeron que está en la tienda comprando comida, fui a buscarlo para pedirle disculpas.

-Está bien, no pasa nada Mich, aunque no te perdono que me hayas llamado Robert frente a todos.

-Lo siento en serio, no sé que me pasó, pero sentí tanta desesperación, me sentí tan controlada y no pensé.

-No hay problema yo te entiendo, ahora ayúdame a llevar esto y después vamos por tu billetera.

Cuando llegamos habían más personas de las que estaban hace un rato, según me los presentaron algunos eran DJ’s que tocarían los días siguientes. Me quedé hablando un tiempo con ellos, pero al rato quise sentarme sola, tomé una cerveza, un porro y me aparté de todos. Me quedé un observando el océano y la maravilla de la naturaleza cuando siento que alguien se dirige a mí.

-Eh disculpa?

-Sí, dime

-No es que verás… Sandy me envió a preguntarte si todo iba bien, que ya llevas bastante acá sola.

-Oh pues dímelo tu misma, te parece que estoy mal?

-Pues la verdad no, creo que solo quieres estar sola.

-Entonces diles que me sentí cansada, porque si les dices lo de estar sola no te van a creer.

-Tanto así?

-No, en realidad si les dices eso me van a obligar a ir con ellos a distraerme y no quiero.

-Entiendo, a mí me pasa lo mismo.

Me pregunto quién será ella, antes de irme no recuerdo haberla visto, o a lo mejor sí y no me di cuenta. Tendría alrededor de unos 20 años, no le calculo más, muy bonita, de hecho no sé qué hará aquí, tiene apariencia de que en su vida ha hecho alguna de las cosas que los que están por las carpas están haciendo ahora.

-Loretta, no?

-Perdón?

-Que si Loretta es tu nombre, digo el collar que llevas colgado dice Loretta y supuse que ese era tu nombre.

Me sentí tan rara, nadie desde el Chelas me había llamado así, de hecho nadie aparte del Chelas me ha llamado así. Y es que era cierto, desde hace una semana que estoy usando el collar que Chelas me dió cuando cumplimos un año. Lo curioso es que el collar solo dice Loretta y por ningún lado Chelas.

En un momento de distracción me fijo que ella traía un collar con un dije de diamantes, siento que ella se mueve para que le vuelva a tomar atención.

-Eh sí, ese es mi nombre.

-Qué bonito nombre, poco usual.

-Sí yo sé, supongo que eso me hace especial. Disculpa pero hasta ahora no sé tu nombre.

-Es porque no te lo he dicho, jaja. Me llamo Lucía.

-Pues un placer Lucía.

Nos quedamos conversando casi por el resto de la noche. Lucía me contó que estaba ahí porque su hermano, es uno de los DJ’s que iban a tocar, cuando le pregunté por su collar me contó que lo llevaba en honor a su abuela, Rita. A las 4 se despidió de mí pero antes prometiendo que nos veríamos más tarde. Conversar con Lucía me dejo una sensación de relajamiento que no tenía hace mucho.

“Lucy in the Sky with Diamonds” fue lo único que pude pensar cuando me fui a dormir en la que sería mi carpa.

With a Little Help From My Friends

La música está a todo volumen, el ambiente es idóneo, son las 10 de la noche y hace media hora me metí un cartón que todavía no me pagaba. Mientras iba prendiendo mi hitter busco al Mono o a Sandy que se me desaparecieron. Ni modo, no los encontré. A unos pasos de mí veo un grupo de personas de las que conozco un par, me acerco a conversar y a fumar con ellos. En medio de la conversación llega Sandy para saludarme, en ese momento mi cartón ya estaba comenzando a surgir efecto. Sandy me habla de no sé qué cosas pero me lleva de la mano a donde están el Mono y el resto de mis amigos.

En el camino de un lado para el otro en mis oídos retumba lo que ahorita suena por los parlantes, el mejor psytrance que he escuchado en la vida. Me detengo en seco, me suelto de Sandy y comienzo a bailar como loca, sacando toda la mala vibra que tengo en mí. Con la música me olvidé de mi exterior, de lo que pasa afuera, de los que están alrededor mío. Me escapé de la realidad absurda. A lo lejos juraría que vi a Pelusa con cara de perdido, pero era imposible el no viene a estas cosas, a lo mejor lo estoy alucinando.

En un salto que doy mi pie se tropieza y lo que pudo haber sido una caída es detenida por que alguien me sujeta.

Era Lucía, o Lucy como la llamaré desde ahora. Lucy me sujetó y me sonrió. Nos quedamos mirando hasta que me distraigo y tratando de mantener la compostura siento un dolor en mi tobillo, ella se dio cuenta y me señaló la arena para irnos a sentar.

-Loretta veo que te gustó mucho la música, no?

-Sí de verdad que sí. Creo que ese era el mejor Psytrance que he escuchado en mi vida.

-Wow! Me alegra, ya se lo diré a mi hermano.

-Tú hermano era el que estaba tocando?

-Sí. El toca hoy y mañana.

-Pues tienes un hermano con mucho talento.

-…Gracias Loretta. – Y guardó silencio tras una sonrisa.

Nos quedamos calladas disfrutando el ambiente un rato.

En mi mente no puedo dejar de pensar que me había llamado Loretta y que en lugar de entristecerme me alegraba. Además, Lucy se ve mucho, mucho más guapa de lo que se veía la noche anterior. No sé si será por el cartón o era solo ella pero su presencia me estaba incomodando un poco. ¿Incomodando? No puede ser si no puede haber momento en el que me pueda sentir más cómoda que en ese momento, su compañía me alegraba e intimidaba.

-Qué traes puesto? –Su pregunta me distrajo totalmente.

-Perdón?

-Que te metiste? Perdón por la pregunta tan ruda, pero tus ojos están diferentes a cómo estaban ayer y me surgió curiosidad.

-Oh, eh… me metí un cartón. Lo cual me recuerda… -De mi bolsillo saqué un porro y le pregunté a Lucy si quería. –Quieres compartirlo?

-Oh, no gracias, yo no fumo.

-En serio?

-Sí, ni bebo, ni me drogo. Aunque no tengo ningún problema si lo haces, ya estoy acostumbrada.

-Ah ya. No, no hay problema, total no tenía muchas ganas. –

¿No tenía muchas ganas? Pues claro que tenía ganas! Pero algo en ella simplemente me impedía hacerlo, hasta llegué a sentirme avergonzada por estar con LSD en mi sistema.

Miro la playa que nos rodea y a lo lejos veo a mi amigo imaginario, Maxwell, que me saluda y guiña el ojo. Con la mirada le preguntó por qué lo hizo y solo desaparece. Que bichito para más raro que es.

-En que piensas Loretta?

-En el destino y porque hace las cosas como las hace, sin pensar en nosotros.

-El destino te ha hecho algo malo últimamente?

-No tiene importancia ya. Solo queda seguir adelante.

-Tienes toda la razón.

Nos quedamos mirando por incontables segundos, sentía una atracción en sus ojos, sus ojos eran como un caleidoscopio y cada vez que los miraba su forma era más hermosa y magnífica, solo no podía dejar de verlos. No podía dejar de ver a la chica con los ojos caleidoscópicos.

No volví donde estaban mis amigos, nos quedamos ahí conversando de trivialidades toda la noche.

A las 6 de la mañana, justo después de ver el amanecer tan alucinante, Lucy me dice que es mejor que ya se vaya, que su hermano la puede estar buscando y que debe de estar preocupado.

-Ok, no hay problema, deseas que te acompañe?

-Oh no hay necesidad Loretta, gracias.

-Está bien entonces cuídate.

-Lo haré.

-Nos vemos más tarde?

-No hace falta preguntar.

Con eso me da un beso en la mejilla, suave y espontáneo, y se despide haciéndome prometer que nos veríamos más tarde ese mismo día.

Decido regresar a la fiesta para ver si me encontraba con el Mono y me acompañaba hasta la carpa. Lo busco con la mirada y rápidamente lo identifico, está en la orilla de la playa abrazando a Sandy mientras lo que parece ser que le susurra algo al oído.

Esa escena me hizo pensar por un segundo en el Chelas, pero deseché el pensamiento en cuanto se me vino.

-Hey que hay Mono.

-Mono: Oh pero si es la desaparecida, dónde te metiste toda la noche?

-Sandy: Sí, es cierto donde estuviste? Creo que te vi con Lucia, la hermana del DJ que te estaba contando Mono. –Comenta-

-Sí pasé con ella, estábamos conversando.

-Sandy: Mich si sabes que Lucia es una chica de casa, no?

-A qué te refieres?

-Sandy: A que ella no hace muchas de las cosas que tú haces desde que entraste en la pubertad.

-Ya, y?

-Sandy: Solo quiero que andes con cuidado, el hermano ayer estuvo preguntando con ella.

-Y qué le dijiste al hermano?

-Sandy: Que la había visto cansada y que a lo mejor se fue a dormir. Mira no te digo nada que te pueda hacer creer que no puedas andar con ella. Solo quiero que cuando estés con Lucía trates de no hacer nada y con eso me refiero a trata de no meterte nada.

-Ok, ok. Ya van para las carpas?

-Mono: No, yo creo que nos quedamos aquí un rato más.

-Ok, yo ya voy para allá, nos vemos luego.

-Ambos: Bye.

Caminando a las carpas no puedo dejar de pensar lo que me había dicho Sandy, en parte me hizo sentir mal. Yo sé que ella lo dijo con la mejor de las intenciones y por ningún momento quiso prohibirme estar con ella o decirme que soy una mala influencia, pero el hecho que me lo advirtiera me hizo sentir mal. Me sentí como avergonzada de mí, pero no era vergüenza. Nunca pudiera sentir vergüenza por mí, el Chelas me lo prohibió hacerlo… Mmm… El Chelas.

Dónde está Maxwell cuando más se lo necesita…

Me despierto por los ronquidos de lo que parece ser ¿Pelusa? Por lo visto lo de anoche no fue una alucinación. No lo había visto desde la vez que tuve la sobredosis y hasta lo que recuerdo el Mono no quiere que me acerque mucho a él. Salgo de la carpa y compruebo que a pesar de ser la 1 de la tarde soy la primera en despertar, con razón fui de las primeras en irme a dormir.

A lo lejos veo cómo la playa se va llenando de personas, entre grupos de amigos y gente que organiza el evento poco a poco el suave sonido del mar se ve callado por la bulla de la gente. Regreso a la carpa para despertar a Pelusa, necesitaba una explicación.

-Oye Pelusa despierta ya que quiero cambiarme.

-Ah, ah… Oh si, si ya voy déjame un ratito más.

-Rápido muévete.

-Ya va, ya va.

Mientras Pelusa se iba moviendo dentro de la carpa para coger sus cosas me lo quedo observando. Si no lo hubiera conocido tanto como lo hice nunca entendería cómo es que el Chelas y Pelusa pudieran haber sido mejores amigos.

Pelusa es el típico metalero que mide 1,80, con cabello largo, que solo tiene camisetas de sus bandas favoritas, viste de negro y muestra una actitud agresiva, todo lo contrario al Chelas. Por el exterior Pelusa no daba ganas ni de hablar, por eso es que a la mayoría de mis amigos no les simpatizaba mucho, creía que era un arrogante que la coca lo tenía loco.

Lo cual es verdad, pero no del todo. Cuando estábamos en el velorio del Chelas hubo un rato en que no aguantaba la tensión del ambiente y me salgo para fumarme unos tabacos. Ahí me lo encuentro a Pelusa y me pongo a hablar con él. En la conversación me di cuenta que si el Chelas y Pelusa son mejores amigos es porque los dos son iguales. Cultos, sensibles, divertidos, independientes, rebeldes de corazón…

-Oye Mich… es que hay algo que quería contarte. – Interrumpió mis pensamientos Pelusa

-Ah… perdón?

-Que quisiera hablarte de algo si es que es posible.

-Viniste hasta acá con riesgo de que te vea el Mono solo porque querías contarme algo?

-Sí, verás que eres la única a la que puedo hablar de esto tan abiertamente. – Suspiré-

-Pues si es así acompáñame a comer algo y de ahí hablamos.

-Ok.

Fuimos a comer algo ligero y a comprar tabacos para cada uno. Caminamos por la playa hasta encontrar el lugar perfecto para descansar, fumar y hablar. Saqué de mi bolso el porro que no fumé la noche anterior, lo prendo, le di la primera calada y mientras se lo pasaba a Pelusa le dije que ya podíamos hablar.

-Mich yo sé que al contarte esto nos hacemos daño a los dos lo cual me duele porque tu ya estás mejor, te veo mejor, pero yo creo que no avanzo me quedé estancado y…

-Es lo que creo que es?

-Sí… -Se le quebró la voz- Estas últimas noches he estado soñando con el Chelas, que nos ponemos a hablar, fumamos un poco y me dice que ya nos volveremos a ver en la mañana, pero eso nunca pasa porque despierto y regreso a la realidad.

-A la absurda realidad.

Me quedé en silencio por un momento. Y de mi interior solo pude decir:

-What would I do when my love is away.

-Ah?

  • What would I do when my love is away.

-Does it worry you to be alone?

-How do I feel by the end of the day.

-Are you sad because you are on your on?

Para este momento ya se nos había quebrado la voz a los dos y Pelusa estaba con los ojos acuosos y yo ya tenía esa sensación en la garganta que te da antes de llorar.

Oh, I get by with a Little help from my friends,

Mm, get high with a little help from my friends,

Mm, gonna try whit a little help from my friends.”

Y con una pequeña ayuda de mis amigos Pelusa, The Beatles e Ina, mi vieja amiga, el recuerdo del Chelas ese sábado en la tarde nos hizo llorarlo por una vez más, lo extrañábamos y nos dolía.

Pero más me dolía a mí ver como Pelusa se quebraba en pequeñas partes por la falta que le hacía su mejor amigo.